miércoles, 5 de octubre de 2011

Daniel empieza a hacer fichas

¡Qué mayor! Qué ilusión más grande me hizo llegar a su clase y ver colgados en línea los trabajos de los peques de ese día. Habían coloreado un pollito. Estilo libre claro. Los había de todos los colores. El de Daniel llamaba la atención porque había elegido una cera gris oscura y había rayado encima del dibujo hasta casi borrarlo. ¡Qué ansia!

Mi chico salió corriendo del aula y me señaló orgulloso su trabajo. "¡Qué bonito, cariño! Te ha quedado un pollito espectacular". Le conté a mi marido lo de la primera ficha del chiquitín como si fuera lo más emocionante del mundo, pero el tipo duro no cambió su cara de indiferencia en ningún momento. "¿Quieres que le haga una foto al pollito para que lo veas?", "Ehhh, bueno, si quieres..." Pero ¿qué tiene este hombre en las venas? ¡¿Horchata?!

Aunque no se lo merecía me disponía a fotografiar al pollo ese mismo día cuando me di cuenta de que las habían cambiado. ¡¡Su segunda ficha!! Habían coloreado el baby de la mascota de la clase, Max. ¡Y Daniel no se había salido ni un poco! Bueno, a lo mejor un poquito, pero casi nada. La verdad es que esta vez le había puesto muy poca energía, pero yo creo que quedaba muy bien, estilo minimalista. Le hice la foto al nuevo trabajo y se la enseñé a Raúl en cuanto llegó del trabajo. Éste miró la foto con indiferencia y me soltó "De todas formas, esto te lo darán al final del curso ¿no?" Desde luego, que poco orgullo paterno. En fin, Danielín, que te vas a tener que conformar con el excesivo entusiasmo de tu madre por ahora.

2 comentarios:

  1. jejeje Hombre...son todos iguales!!!!

    tu tranquila que el mio es casi igual, pero yo se que el orgullo lo lleva dentro...solo que le cuesta demostrarlo..

    un beso

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  2. Jaja tienes razón. Hay que sacárselo con pinzas, machete y martillo. Y luego se queja de que le acoso. Si es que hay que ahondar mucho para que diga lo que quiero oir ¡Sight!

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