lunes, 27 de julio de 2015

Un campamento en el salón

Un día de estos en el que los niños no son capaces de entretenerse solos y que tenía una interminable lista de tareas que cumplir casi llego al límite de la desesperación. "Mamaaaa, me aburrooooo", "Mamaaaaaa, juega conmigo", "Mamaaaa, ¿que hago?", "Mamaaaaa, mamaaaaaaa, mamaaaaa"...

"¡Aaaaaah! Y yo que sé, y yo que sé. Friega, lava, pon lavadoras, recoge, haz las camas.... ¡¡¡Yo que sé!!!" Y de repente se hizo la luz en mi cerebro. Me acordé de una propuesta de El Blog de Bombones muy chula. Cogí una colcha, la pasé por encima de la mesa del comedor y ¡tachan! una tienda de campamento perfecta. Le sumamos unos peluches, unos cacharritos, una mesita plegable, dos sillitas, una bolsa de basura a modo de lago con tortuga de plástico incluida, los juguetes de los gatos como cañas de pescar... y listo: hijos emocionados jugando a ser indios y a los que no volví a oír en todo el día de tan entretenidos como estaban con su juego.

Un rato después encontré papel charol naranja y el birrete de la graduación del mayor mientras recogía, así que sumé al conjunto una hoguera muy resultona que les encantó.

Al poco tenía a Daniel a mi lado pidiéndome pegatinas para hacer medallas a diferentes méritos. También quedaron muy graciosas.

A la hora de comer tuve que improvisar con mesitas auxiliares el comedor en el salón y cuando quise recoger el chiringuito para cenar se opusieron firmemente a mi decisión, así que otra vez a comer en las mesa auxiliares. Alrededor de la "hoguera" contamos el cuento de esa noche... "De miedo mami, queremos uno de miedo" me rogaron con ojitos brillantes. ¡Ni loca! Que luego tiene pesadillas. Les conté el de Juan sin miedo que me parece muy simpático. Me escucharon con los ojos como platos todo el rato que duró la historia del valiente niño que se enfrenta a murciélagos, brujas y fantasmas sin pestañear y muerto de la risa.

"Queremos asar malavaviscos", me soltaron de repente. Uuuuy, de donde han sacado esooooo. Cuanto daño está haciendo Peppa Pig a la cultura española. En fin, me maté buscando nubes, pero, como se nos habían acabado, se tuvieron que conformar con unas bolas de chocolate, parecidas a los Maltesser, pinchadas en palos de brochetas. Ellos encantados.

Tras degustar nuestras chocolateadas brochetas, Daniel repartió las medallas al mérito. A mí me tocó una por beber más de diez vasos de agua en un día, a Iván una de pescar, otra de puntería y otra de la naturaleza. El mayor se plantó una de cada clase que para eso era él que repartía.

Al final se empeñaron en dormir en la improvisada caseta. Como ahí no cabía un colchón ni con toda mi buena intención les tiré todos los edredones que encontré por la casa para hacerlo más confortable. Les di el besito de buenas noche y ya me iba a mi colchón de lujo cuando me llamaron los dos ansiosos. ¡Que pensaba que me iba a la cama! Que ilusa. El calor que hacía debajo de la mesa, con tres personas respirando a la vez, apelotonadas, revueltas y muertas de la risa era sofocante. Para sobrevivir invitamos a un pequeño ventilador a acompañarnos. La temperatura ambiente mejoró, pero el ruido que hacía el cacharro no invitaba a dormir. Tras muchos jijijis, jajajas, Venga, dormiros ya, que me voy  ¿eeeeh?... Al final el  mayor se quedó frito, pero el pequeño no dejaba de dar vueltas y más vueltas incomodísimo. Ya rozaba la madrugada cuando le convencí de que en su cama iba a estar mil veces mejor. Y no me equivoqué. Se tapó feliz con su sabanita y se quedó dormido al segundo. Yo aproveché para meterme en mi cama. Al poco oí llorar al mayor. Se había despertado y no sabía ni donde estaba. Lo cargué como pude y también terminó cómodamente despatarrado en su camita.

El campamento estuvo montado toda la semana y, aunque no volvimos pasar una noche allí por mucho que Daniel lo pidió, dio mucho juego.

Lo desmantelé en cuanto el pater volvió de su viaje de trabajo de una semana de duración por dos razones obvias: una de higiene y otra porque lo de comer en mesas auxiliares malamente no iba a hacerle mucha ilusión a mi media naranja, así que el comedor tenía que volver a cumplir su función original.

13 comentarios:

  1. me encanta la idea. Tal vez la ponga en práctica algún sábado de estos que digan que se aburren mientras toca hacer limpieza de casa, aunque yo puedo utilizar la litera de abajo, y así no me invaden el salón ;)

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    1. Que buena idea!!! Algún día compraremos literas para mis chicos y podré hacer lo mismo jjajaja

      Pasadlo bien!!

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  2. Qué bueno! Una semana!!!!
    Yo lo conté en el blog, pero mi versión es sólo nocturna... se monta para la cena sólo con un colchón, y después del desayuno del día siguiente, se desmantela todo. Eso sí... dormimos allí toda la familia.
    Me he quedado alucinada con lo de la semana! Habéis ganado el premio a la perseverancia pero con mucho. Me alegro de que lo pasasen así de bien.

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    1. Jajaja No iba a estar tanto tiempo, pero como Raúl estaba de viaje y a los niños les hacia ilusión...

      Es una variante de tu idea. Muchas gracias. Me serviste de inspiración y me dieron un respiro :D

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  3. La verdad es q te admiro y me agobias a partes iguales... te admiro porque eres capaz de hacer todas las cosas de la casa, seguir el ritmo a tus peques, hacer un curso...y encima buscarles entretenimiento para q no se aburran... y me agobias porque yo no llego a todo eso... vale q con mi trabajo a jornada completa llego muerta a casa y q yo cuento con la inestimable ayuda de mis padres....pero lo de buscarles entretenimientos y hacer manualidades me supera totalmente...yo siempre las he odiado, en el cole nunca era mi asignatura favorita, mucho mejor una clase de matemáticas... en plástica siempre acababa con las manos pringosas de pegamento :-( un horror! así q mis hijos son bastante autodidactas...se inventan ellos solos las historias para jugar, definitivamente soy un rollo de mamá.

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    1. Jajaja aquí cada uno aguanta su vela, no creas. A mí no me da tiempo de nada, me agobio, me estreso, me pongo de mal humor.... Lo que pasa es que aquí pongo la parte bonita y no las 300 mil veces que les chillé que me dejaran avanzar antes de que se entretuvieran con el campamento. Que impotencia!!! Y casi mejor que sean autodidactas que dependientes como los míos. Ya me aconsejan desde muchos sitios que tengo que dejar de hacer actividades y que me limite a jugar a sus juegos si lo que quiero es pasar tiempo con ellos. Te cuento un secreto: yo también acaba con las manos llenas de pegamento en plástico y con creaciones chuchurrías. Si te das cuenta mis manualidades nunca son para echar cohetes jajaja, pero da igual, si lo importante es pasárselo bien (y eso no ocurre siempre ¡te lo aseguro!). Como se suele decir a veces te los comerías y otras te arrepientes de no habértelos comido... Sight!! Que difícil es esto de tener hijos, criarlos y tener la sensación de que algo falla...

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    2. jajaja y yo que pensé que los míos eran los únicos que no sabían jugar solos! Pero llegar a tanto, no se si me animo jaja. Igual y les duraría poco el entretenimiento, el más grande tiene esa maravillosa capacidad de aburrirse de todo en un abrir y cerrar de ojos!

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    3. Aaay como te entiendo

      Estos igual. Están agobiándote emocionados mientras preparas la actividad, la hacen cinco minutos (o segundos) y te dicen con todo el morro "Ya!". Se levantan y se van. Y que cara se nos queda? Ainss
      Menos mal que el campamento éste les gustó tanto que les ha durado una semana casi jajaja

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  4. jejejje.....eres muy divertida,tus hijos tienen suerte con su mami,me apunto este juego ...

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    1. Uy, no creas que mi vena creativa es más pequeña que mi mal genio jajaja
      Cuando me enfado no tengo medida Sight! Es un problema de verdad.
      Lo preocupante de verdad es que mis chicos están tan acostumbrados que lo ven normal. A veces hasta me dicen "tranquila mamá, tranquila..." y me acarician la cara, una pierna o la cabeza. Alucino!!

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  5. Por aquí no falla tampoco. Mi Jirafa cada dos por tres me monta un campamento en el salón

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    1. Mi Jirafita quería decir...la Jirafa soy yo, jajaja
      Este calor está acabando conmigo snif snif

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    2. Jajaja Jirafita es la futura jirafa, pero tú siempre la verás como tu jirafita ;)

      La verdad es que mis hermanos y yo también montábamos campamentos cuando nos dejaban y nuestras camas se pasaban más tiempo siendo barcos que camas jajaja

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