lunes, 16 de enero de 2012

El ecocardiograma

Vinieron pronto para hacerle la prueba definitiva que nos diría si ya se había acabado nuestra odisea hospitalaria. Es raro porque me tienen acostumbrada a retrasos y más retrasos. El peque se portó muy bien durante la espera, pero, a la hora de la verdad, se puso a berrear como un loco.

Era imposible examinarle. La cardióloga sentenció que lo que necesitaba este pequeñín era un jugosos biberón, aunque yo sabía que no. Últimamente no come muy bien y hacía menos de dos horas que se había malcomido el último. Pidieron un bibe de urgencia a las enfermeras mientras yo mecía al energúmeno. Cuando quisieron llegar ya roncaba plácidamente.

La ecógrafa me pidió que lo sujetara mientras ella procedía a hacerle la prueba. Le midió las constantes del corazón dormidito entre mis brazos.

El cirujano que le operó vino a interesarse por su el resultado. la verdad es que no nos podemos quejar de este hombre. Nos ha tratado de maravilla. Me dijo que los resultados eran buenos y que ya nos podíamos ir en cuanto nos dieran los papeles del alta.

Cloqué con cuidadito a mi bebé en la cuna con ruedas. Estaba exultante de alegría. La celadora le llevó con todo su mimo, para que no se despertara, de nuevo a su habitación.

Ahora sólo quedaba esperar el papelito de marras y... ¡a casa!

2 comentarios:

  1. Me alegro de que el ecocardiograma saliera bien!! que gran noticia!! Un besito

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  2. Gracias. Es genial. Mi niño tiene un coranzoncito peleón. Besos

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