Ese lunes llevé a la clase una bolsa enorme llena de ropa de repuesto. Por si acaso. Las profesoras sonrieron ampliamente cuando me vieron entrar. Durante el camino de ida le había preguntado a Daniel si quería hacer pis tres veces, las tres me dijo que sí con lo que le bajé los pantalones y le arrimé a un arbol muy decidida. El niño se lo estaba pasando bomba, pero de pis nada de nada. Estoy segura de que me estaba tomando el pelo el muy sinverguenza.
Me fui a casa muy intranquila, pensando en mi pequeñín. No podía esperar para ir a recogerle y que me contaran la experiencia. Por fin abrieron las puertas de la guadería y me precipité dentro empujando el carrito de Iván.
"¿Qué tal? ¿qué tal?" Inquirí ansiosa. "Fenomenal" me contestaron "Mírale, va con la misma ropa que trajo. Pide ir al baño, se sienta el el orinal sin problemas..." Yo las escuchaba alucinada. ¿Es el mismo niño? ¿Están hablando de mi hijo? ¿El que ni pidió ir hacer ni una sola vez y lloraba a voz en grito si le sugería una visita al baño? Pues sí hablaban del mismo que se hizo pis durante el camino a casa, y luego también en casa, que no pidió el pis en ningún momento y que lloraba cuando se lo nombrabas. No logro entender por qué en la guardería sí y en casa no.
ESTUPENDO!!!!
ResponderEliminarEstupendo para las profes . A mi me trae loca ja ja
ResponderEliminarjajajaja yo creo que en clase le dan caramelos para que haga sus cosas en el orinal jajjaja
ResponderEliminar