martes, 8 de septiembre de 2015

Dos piratillas en el Mercado medieval de Buitrago de Lozoya

El sábado decidimos darnos una salto al mercado medieval de Buitrago de Lozoya para que mis hijos disfrutaran a tope. Cuando les expusimos el plan les gustó tanto que se empeñaron en ir disfrazados al evento. Como nos pareció una petición razonable les busqué los disfraces para hacerles felices. En lo que no transigí fue en que se los querían poner inmediatamente ¡y no teníamos pensado ir hasta la tarde!

Una vez comidos, vestidos y con todo lo necesario para la excursión nos montamos en el coche con muchas ganas de disfrutar de todo lo que venía en el programa.

Con lo que no contaba es que los niños estaban más hiperactivos e hipersensibles que nunca. Iván no paraba de llorar: que si el quería ir por la otra calle, que si quería que le comprásemos todo, que si no quería parar, que no quería andar... Y yo ya con ganas de estrangularlo. ¡Acabábamos de llegar! Nos esperaba una tarde completita.

Daniel, por su parte corría de una lado a otro como si se hubiera tomado una coca cola, subiéndose a todos los muros que encontraba, tocándolo todo, preguntándolo todo... Se le veía emocionado y... ¡Feliz! Sobre todo cuando le dejaban blandir la espada, aguantar el escudo o le ponían cascos para que se hiciera la foto de turno. ¡Vaya sonrisas! Eso es bueno. Lo que no es bueno es que no había manera de seguirle el ritmo. Encima, parecía que lo hacían a posta. Si uno se iba corriendo para un lado, el otro lo hacía para el lado contrario.

En un minuto, habíamos perdido a Daniel. Lo encontramos enseguida porque, en realidad, no se había ido muy lejos, pero entonces habíamos perdido a Iván. Y ese sí que se había cruzado la plaza al galope. Menos mal que el padre lo localizó antes de que a mí me diera una ataque de histeria.

Menos mal que el mercado no estaba masificado y nos podíamos mover bien. Una de las primeras cosas que hicimo fue buscar el puesto de la Cruz Roja dónde sabía que encontraríamos a la amiga que nos avisó de que se celebraba el mercado ejerciendo de voluntaria.

Nos plantamos allí y mis peques se convirtieron en dos torbellinos incontrolables. Les regalaron chuches y globos. Compramos una bolsita  y una cantimplora en la tienda solidaria. Los peques se hicieron una foto con el uniforme romano que tenían al lado, metieron monedas en la hucha solidaria...

Aunque antes de encontrar a mi amiga hubo que hacer una parada obligatoria en el barco pirata, fuente diversión extrema para los peques. El encargado les dejó elegir espada y les colocó un gorro pirata. Huelga decir que los padres nos volvimos locos a fotografiar a nuestros pequeños.

Una vez en el barco, el chico los balanceaba con energía mientras los jaleaba para que subieran los brazos o gritaran como guerrero. De vez en cuando les tiraba agua con una dosificador. No les venía nada mal porque hacía bastante calor.

Cuando se bajaron les tiró unas monedas piratas que brillaban muchísimo y que guardan como un verdadero tesoro.

Nos dio tiempo a dar una vueltita por la plaza y el pueblo, pero enseguida nos sentamos en el suelo a ver el espectáculo de las luchas organizado por el Clan del Cuervo. Me parece tremendo el morro de los chiquillos que no se cortaban un pelo en sentarse delante de los niños ya sentados sin tener en cuenta si les tan la vista o no. A un par de ellos les dije amablemente que no sentaran delante de Iván porque el pobre no veía ni torta, pero mis hijos aprendieron rápido la treta y pronto se buscaron mejores sitios para ver lo que se cocía. Y si alguien se sentaba delante, se levantaban, lo adelantaban y se volvían a sentar. Así el escenario de las luchas era cada vez más pequeño, pero como nadie les decía nada los niños siguieron invadiendo terreno hasta que se acabó la función.

Todavía nos quedaba ver la exhibición de cetrería, pero lo perdonamos por varias razones: Nos nos apetecía escorzarnos entre tanta gente para ver algo y encima empezaba a chispear. Como los chiquillos seguían con ganas de liárnosla vimos en la lluvia una excusa buenísíma para dar por terminada la excursión. ¡Estaba agotada! Y luego me confesó Raúl que él también.

Camino al coche tuvimos la suerte de ver un arco iris. Otra gran descubrimiento para los peques, que remolonearon todo lo que pudieron porque no tenían ningunas ganas de irse. Menos mal que al final logramos sentarlos, mal que bien y volvimos a casa para cenar algo sencillo y meternos todos en la cama.

Como siempre, los papás se acordaban de las perretas, de las situaciones de tensión, de tener que levantar la voz demasiado a menudo para poner orden... Y los críos de las armas, el barco pirata, las murallas, los juegos, las risas... ¡Quien volviera a ser niño!

14 comentarios:

  1. Pues sí, estas cosas cuando más se disfrutan es cuando uno es niño, aunque es algo divertido para hacer a todas las edades. ¡Qué susto perderlos! Menos mal que aparecieron enseguida. Un besote!!!

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    1. Pues sí!! Es que se mueven tanto que esdifíil perderles la pista.

      Lo que más gracia me hace son las diferentes perspectivas de la cosa según edades jajaja

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  2. ¡Hala! Que plan muy chulo, me encantan los mercados medievales. Eso sí, tus chiquillos son únicos y super tranquilos jajaja
    Besitosss

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    1. Jajaja tranquilisisimos. Fíjate que me lo dice todo el mundo ;)

      Besos guapa!!

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  3. Que dievertido!!! Ya veo que a tus peques también les gustan los disfraces!! Día completo hasta con piratas!!Pues menos mal que no estaba masificado. Yo algún año he estado en uno de muy conocido y te aburre el no poder moverte.Pero en general también nos gustan mucho y los niños disfrutan. El último en el que hemos estado en el de mi pueblo pero desde dentro. Monitorizando un taller de escudos para niños!!!

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    1. Sí, a también estos les pirran los disfraces. Y no pierden la oportunidad de ponerse uno. Aunque luego vas a un pintacaras con ellos y no les gusta nada. Que curioso. Verdad?
      El año pasado fuimos al de Ávila, que es espectacular, pero un agobio total, así que te entiendo.
      Cómo mola ese taller de escudos para niños!! Cómo me gustaría ir, aunque me temo que me quedará lejillos...

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  4. Se ve muy chulo el Mercado Medieval, nosotros tenemos uno en Vic, cerca de BCN que se celebra para el Puente de Diciembre, pero aún no hemos ido con Rosquis, porque creo que no aguantaría quieto y desmontaría todas las tiendas y puestecillos, jejeje. Se ve que se lo pasaron muy bien tus dos piratillas torbellinos, disfrutastéis en familia, aunque hubo ratos de todo, x lo que leo... Muy chulas las fotos! ;-) besitos!

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    1. De todo hubo, sí. Hasta momentos de histeria! jajaja

      Rosquis les caería genial a mis fieras. Que se hagan un grupo vikingo arrasa mercados medievales jajaja Serían el terror

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  5. Qué bonita familia!! Tengo un montón de ganas de ir a Buitrago, para la próxima me apunto!
    Besos

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  6. ¡Cómo lo pasáis!
    El Barco pirata Ideal!!!
    Y las escapadas.... normales supongo, cosas de niños ;)

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    1. Pues en ellos sí que son normales. Hasta me estoy planteando comprarles una correa o algo para tenerlos atados y a mi vera jajaja
      Pero seguro que me acaban tirando XS

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  7. JO, qué chulada de planazo y de mercado. Tus hijos ideales. A ver si el año que viene os animáis y os vestís vosotros...;) Y suerte que no se te perdieron del todo, no quiero ni imaginarlo, me daría un parraque. Fantástico!!

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    1. Seguro que nos disfrazamos!! Eso sí que es vivir el ambiente a tope jajaja

      Como los kamikazes de mis peques Ainsss

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