Mal empezamos

Jo, con la vuelta al cole. La esperaba mala, pero taaaanto...
Y eso que no empezó mal. Teniendo en cuenta que al más peque tuve que levantarlo de la cama con grúa porque no había manera.

Daniel iba hasta ilusionadillo con la idea de volver a ver a los amigos, conocer a la profe nueva... Pero Iván no se hacía a la idea. Estuve repitiendo como un mantra: "¡Que bien! ¡mañana empieza el cole!" todo el día anterior. Y les desperté al grito "Hoy es el día. ¡Al coleeeeee!". Aún así el peque lo primero que me preguntó cuando salimos por la puerta es "¿Dónde vamos?". "¡Al coleeeeeee!" Exclamé yo algo mosca. "Ah" contestó escuetamente.

Hasta la puerta de las clases de primaria llegamos estupendamente. El mayor estaba entusiasmado abrazando a sus compañeros y contándose su vida. Pero entonces Iván estalló. Fue en ese momento en el que se dio realmente cuenta de que ÍBAMOS AL COLE y que no era ninguna broma mía.

Berreo, pataleó, se desgañitó. Por mi parte, le mecí, le abracé, le di besos, le prometía el oro y el moro, que se lo pasaría genial en clase, que le recogería muy pronto, que le compraría algo si se calmaba en ese momento... Pero él seguía a lo suyo. Tuve que entrarlo en volandas. Se agarró a la puerta como un energúmeno. No atendía a razones. Descargó toda su furia en mí y luego en su pobre profesora, que me invitó amablemente a que me fuera por la puerta de atrás. Ni que decir tiene que me fui acongojada y con la escena bien fresca en la retina.

No pensé en otra cosa que no fuera ir a recogerle para ver como estaba. Y... ¿cómo estaba? Fresco como una rosa. Nada más salir me dijo "¿Y lo que ibas a comprarme?" Para lo que quiere sí tiene memoria. Daniel también salió feliz y sonriente. Pero me temo que era porque salía por fin del cole porque tuvimos una charla de lo más desalentadora.

"Mami, Primaria es muy difícil. Nos han hecho escribir mucho. ¿Qué te parece si me cambias de cole a otro que sea más fácil?" me propuso.
"Lo siento cariño, pero todos tienen el mismo programa educativo" le repliqué
"Pues entonces me vuelvo a Infantil con mi antigüa profe" me aseguró tan tranquilo.
"Eeeh. Imposible cielo. Esto no tiene vuelta atrás" le eché un jarro de agua fría a sus vagas intenciones.
"¡Pues yo no quiero estar en Primaria!" chilló perdiendo los papeles. Y ahí me puse sería.
"Cariño, te voy a contar una gran verdad: ¡Tu cerebro todavía es vago! Estás acostumbrado a cosas fáciles que haces sin esfuerzo y ahora ¡te toca activarlo! Es un reto difícil. Lo sé. Pero si quieres ser cazador de zombis vas a tener que espabilar..."
"Matador de zombis", me interrumpió, "Es matador de zombis, no cazador"
"Estoooo. Sí, claro, claro. Pues eso. Que es una carrera superdifícil. Hay que estudiar mucho y..., ¡esforzarse!"
"¿Pero que pasa si lo hago todo mal? ¿Me van a castigar? ¿Me van a reñir? ¿Y si nunca logro hacerlo bien?" ¡Que le habrán dicho en clase! O lo que es peor, ¡que habrá entendido!
"Primero, nadie te va a reñir por hacerlo mal si lo estás intentando de verdad. Y si te riñen, me lo dices a mí (no conozco a su nueva profesora, pero dudo muchísimo que riña por eso). Y si hay algo que no te sale nunca significa que no es lo tuyo. No se puede ser bueno en todo. Por ejemplo, a ti leer te cuesta, pero eres muy bueno sumando y restando. A mí leer se me daba estupendamente, pero la gimnasia la odiaba..."
"¡¡¡¿¿¿Cómo???!!! ¡¡¡¿¿Que no te gusta la gimnasiaaaaaa??!!! ¿Y cómo te entrenas para luchar contra los zombis?"
En fin, mañana será otro día. Espero...