Lo de razonar con él no es una opción porque el volumen de su berreo no le deja oir lo que estás tratando de explicarle. A veces no te queda otro remedio que inmovilizarle y llevarle o dirigir su atención a donde tu quieres a la fuerza. La mayor parte de las veces se calla y sigue como si no hubiera pasado nada, porque, cómo tú ya le habías repetido mil veces, eso nuevo que le ibas a enseñar le iba a gustar mucho.
Otras veces no hay nada que le vaya a gustar más y llora hasta que se cansa o le das lo que quiere. Es tremenda la capacidad que tiene para pasar del histerismo total a la tranquilidad absoluta y viceversa. En cambio mis nervios no vuelven a ser los mismos con tanta rapidez.
Cómo se nota que nos acercamos peligrosamente a los terribles dos años. Pero, cómo ya le he explicado mil veces, aquí quien lleva las de ganar todavía es mamá.
chica..animo guapisima!!! que luego llega la pre-adolescencia y te puedo asegurar que es peorrrr
ResponderEliminarno se acaba nunca!!!!
Pues sí que me das ánimos jaja. Yo que pensaba que luego se hacían obedientes y tranquilos ;)
ResponderEliminar