No hay manera de que tome fruta. Y eso que hay muchísima variedad: melocotón, sandía, melón, naranja, pera, manzana... ¡Nada! Pone cara de asco y grita "¡Futaaaaaaaaaaa!" cómo si estuviera diciendo "basura". Lo único que, por fin, vuelve a admitir es el plátano. Durante las vacaciones no quería ni probarlo, a pesar de que antes se lo comía muy a gusto, pero un día en el apartamento consintió y se comió uno a medias con su padre muy a gusto. Algo es algo.
Raúl decidió probar una treta nueva. Compramos zumos y se abrió uno a ver si podía engatusar al chiquitín. "Daniel ¿Quieres zumo?" el susodicho lo miró con suspicacia el tetrabrick y tras unos segundos de meditación emitió su sentencia: "¡futa!", "Que no, que no es fruta, es zumo" insistió su padre. "¡futa!", volvió a gritar. Y Raúl erre que erre "Fruta no, zumo". "¡Futaaaaaaaa!", "¡Zumooooo!". Finalmente el niño avanzó decidido hacia su progenitor, le arrancó el zumo de las manos y señalando la foto del melocotón y las uvas exclamó contundente "¡futa!". Luego le devolvió el zumo a su padre y se marchó tan campante a jugar con sus juguetes. Ni que decir que después de la sorpresa nos entró la risa a los dos. Qué difícil de engañar es Daniel.
jajajjajajaja pero como se os ocurre enganñar al chiquillo !!! está claro que necesitareis sacar la artilleria pesada con esto de la fruta !!!
ResponderEliminarEl caso es que ahora en la guardería se la come el muy bribón. Pero en casa nada de nada. ¡Nos toma el pelo como quiere!
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