Por supuesto, el pequeñín ni siquiera se había acordado de nosotros desde que se levantó. Cuando llegamos se acababa de terminar su biberón mañanero y estaba jugando tan tranquilo. Tanto mi madre como mis abuelos hablaban maravillas de él. Se había portado muy bien, no había llorado nada, era muy cariñoso, un encanto de niño, tan obediente y bueno... ¿Seguro que era mi Daniel? ¿¿Seguro??
Mi madre me contó que estuvo casi todo el rato viendo dibujos animados de la mano de mi abuelo y que durmió estupendamente. Se derpertó por la noche llamándome, pero ella acudió de inmediato: "No te preocupes Daniel, aquí está la abuela". A lo que el niño respondió abriendo mucho los ojos y preguntando "¡¿Quién?! Supongo que la palabra abuela le cuadra más con mi suegra, que vive cerca de nosotros. Pero se conformó con la nueva abuela que le había salido y, por lo visto, se durmió enseguida de nuevo.
Nos fuimos un ratito a la piscina con el pequeñajo, porque el calor era terrible, y luego volvimos a casa de mis abuelos. Después de comer y dormir su siesta, con algo de esfuerzo por parte de sus progenitores, se acomodó en una silla y exigió más que pidió la mano de su bisabuelo para ver los dibujos animados. La verdad es que mi abuelo no se hizo de rogar y obedeció de inmediato. Nos tiene dominados.
Ayyyyy que tendrán estos pequeñajos que hacen de nosotro lo que quieren jejejejejj...besos!!!!
ResponderEliminarSon muy listos y saben que son adorables jaja
ResponderEliminarchica!!!! tu barriguita esta gigante!!! de las fotos de antes de vacaciones a esta....que cambio... animo preciosa
ResponderEliminar¡¡¡Soy una bolita!!! Gracias por tu comentario de aliento. La verdad es que ya se nota en volumen, peso y ¡movimiento! este niño no para. Me temo que está deseando salir jaja
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