Harta de oir berrear a Iván, salí de la cocina con paso decidido. Abrí un armario y de allí saqué con un movimiento algo brusco mi babasling o como se llame. Me lo coloqué y metí al bebé dentro. Parecía estar cómodo. ¡Ala! A terminar de hacer la cena.
Con mucho cuidadito me puse a cortar el calabacín para la crema. Tenía los demás ingredientes preparados. Menos mal que la termomix es un invento y quita mucho trabajo.
Al final el peque se quedó dormido. ¡Bien! A la cunita con él. El muy bribón abrió los ojitos en cuanto su espaldita rozó el colchón. Otra vez llorando.
Intenté repetir el truco, pero no había manera de meter a Iván. Ya no le cogía yo el truco a esto. Desesperada intenté hacer la cena con Iván en un brazo, pero fue imposible. Al final, Raúl tomó el relevo en la cocina. Entre pitos y flautas se nos olvidó ponerle los quesitos a la crema, pero aún así estaba riquísima.
JEJEJE que plan!!! tu respira...y repite como mantra yo puedo esto no me va ha vencer...
ResponderEliminarjejejje yo al final opte por una pañuelo fuerte mio, me lo puse rollo bandolera y se qeudaba frito. Aunque tenia las dos manos libres con una siempre le sujetaba pero manca y todo me las apañaba.Que remedio !!! Yo a la crema de calabacín le pongo philadelphia y me encantaaaaa por diossssss que buena que está!!!
ResponderEliminarPues yo me imagino a mi misma asi: con un bebe amarrado al cuerpo y decorando pasteles.....
ResponderEliminarRachel, respiro y cuento hasta 10, hasta 20, hasta 100, pero el caos sigue ahiiiiiii.
ResponderEliminarAurelia,phildelphia. Ummmmmm. No lo había pensado. ¡Hay que probarlo.
Faith, yo también te imagino así. Y con Peluche agarrado al delantal.