La higiene en los niños es muy importante. Lo que se haga con ellos de bebés va a influir mucho en sus costumbres cuando sean adultos. O eso me dijo una pediatra. Así que yo baño a mi niño todos los días religiosamente. Alguna vez se escapa de la bañera por razones extraordinarias, pero no es lo normal. Además, a él le gusta la hora del baño y encima le indica que después va la cena y finalmente la cunita. Los días que se queda sin baño cuesta más acostarle.
El caso es que en la última revisión pediátrica nos han dicho que ya podemos lavarle los dientes sólo con un cepillo humedecido. Aún es demasiado pequeño para la pasta de dientes, pero tiene que ir acostumbrándose al cepillado. La verdad es que no hemos tenido ningún problema en que se meta vigorosamente el cepillo en la bocas todas las noches antes de acostarse. El problema es que no entiende cuando se termina el juego. "Ya está" le decimos "Ya te los has cepillado", pero Daniel no suelta el cepillo ni a la de trés. A veces lo llevamos dormir con el cepillo bien agarrado en su manita.
Otro problemilla es que lo tenemos acostumbrado a que le damos el biberón justo antes de meterlo en la cuna, así que, en realidad, se lava los dientes después de cenar y antes de tomarse el biberón, con lo que no hacemos nada. Pero si se los lava despues del biberón se anima y sólo quiere juerga. ¡Qué difícil solución! Nuestra esperanza es que se haga más formalito en unos meses, cuando empiece a lavarse los dientes de verdad, con pasta y todo.
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