Despues de la terrible faena que me hizo mi marido, había cierta tensión en el ambiente. Sobre todo por mi parte, que soy incapaz de comprender su "despiste". Al día siguiente, Raúl llegó a casa con bolsas de librerías y una gran sonrisa. Se había ido de compras para congraciarse conmigo. No se da cuenta que a mi me fastidia más que le reste importancia al incidente, que el propio incidente.
El caso es que sacó un paquetito y se lo tendió a nuestro hijo, que era el principal agraviado, aunque, por supuesto, no le guardaba ningún rencor a su padre porque ya no se acordaba de nada. Daniel estaba entretenido con otro juguete y no hizo ni caso del regalo. Así que se lo tuvo que abrir su padre. Una vez desenvuelto la cosa cambió y mi hijo corrió a ver de qué se trataba.
Era un libro que está causando furoro en las guarderías. El Pollo Pepe, que crece y crece sin parar Es muy gracioso. Se lo leímos un motón de veces y parecía que nunca se cansaba. Lo malo es que estiraba sus manitas para coger las figuras de papel hechas en relieve con muy poco cuidado y a mi me daba miedo que lo rompiera.
A mi me regalo un libro de Goya y un comic de 'Black sad', pero que conste que le perdoné porque quise, no por el soborno.
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