Ultimamente Daniel está muy cariñoso. Lanza besos a todo el mundo. A veces, incluso alza sus bracitos para darlos en la mejilla de su objetivo. A veces, se trata de personas desconocidas completamente. Menos mal que hasta ahora la gente se enternece ante esta muestra de afecto babosa. Por que, encima, mi chiquitín está sufriendo de nuevo con los dientes y segrega babas a mas no poder, así que suele tratarse de besos pringosos.
Para colmo de males, con este tiempo de calor horrible y corrientes de aires traicioneras la nariz del pequeñajo gotea como un grifo mal cerrado, así que a veces un beso suyo es un sacrificio por parte del que lo recibe. Pero como te pone esa carita tan bonita, con esa sonrisa suya que parece que le va a partir la cara en dos de un momento a otro, es difícil resistirse.
Normalmente te das cuenta de tu error cuando sientes viscosidades en tu mejilla. Pero Daniel se va tan feliz que a mí me merece la pena. No sé lo que pensarán los que se encuentran en la misma situación que he descrito sin comerlo ni beberlo y pensando: "¿y este bebé besucón de donde ha salido?".
Mi niño se suele ganar el corazón de la gente con esas muestras de afecto espontáneasa. Por eso la mayoría le suele perdonar que sea tan brutote. Como dice una amiga, es peligroso acercarse a él por los arañazos, mordiscos, golpes y patadas que suelta de vez en cuando cegado por la emoción, pero es tan cariñoso que al momento se te olvida que es muy capaz de darte un doloroso tirón de pelo y te dan ganas de darle un abrazo de oso.
La primera foto está hecha por Carlos Martínez (http://www.cmtz.es/).
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