Ultimamente le ha dado a Daniel por encharcarme el baño. Cómo le gusta chapotear al condenado. Y no se contenta con eso. Muchas veces tira la esponja cuajadita de agua fuera de la bañera. Normalmente le hago un tapón digno de la NBA, pero a veces logra esquivarme. Una vez me dió en toda la cara con la esponja. Fue un shock.
También le gusta que le dé el teléfono de la ducha mientras sale agua. Lo agita alegremente y en cuanto me despisto lo saca de la bañera para regarme las baldosas.
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