Parece que la guardería ha estabilizado a nuestro pequeñín y ya no me da esas noches toledanas que parecía que iban a acabar conmigo. Gracias a Dios hemos vuelto a la normalidad. Lo que significa que sólo se despierta entre una y tres veces por la noche para pedir bibe, agua, chupete, que le tapes, etcétera, etcétera.
No sé qué les hacen en la guardería, pero funciona. Mi niño se abraza a mi derrenagdo de cansancio cuando voy a buscarle. Pregunté a las profes que tal seguía el horario de comidas y siestas después de tanta manga ancha veraniega y me contestaron que muy bien, que se portaba estupendamente, dormía la siesta sin problemas, comía a su hora... ¡Será sinverguenza! Me pregunto que estoy haciendo mal yo.
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