El día que fuimos a por el libro de texto le expliqué a Daniel por el camino que ya era un niño mayor por lo que ya tenía que ir con su libro al cole. Estaba exultante. Daba saltos en su silla gritando ¡cole! ¡libo!. Casi no podía esperar en la cola. Se removía nervioso exigiendo tener su libro ya. Yo no me atrevía a soltarle por la que me pudiera armar, pero estaba contentísima. Parecía que se iba haciendo a la idea de que pronto se acabarían las vacaciones. No dudaba de que iba a llorar el primer día, pero ante sus grititos de júbilo cada vez que le nombraba la guardería y a sus profes, que iban a ser las mismas que el curso pasado, me daba la impresióin de que guaradaba buenos recuerdos del año anterior.
Por fin la dependienta me alargó la carpeta donde iban las láminas y materiales que iba a usar el niño en clase. "¡Mío, mío!" gritaba Daniel. Alargaba sus bracitos como si le fuera la vida en ello. Le alcancé las láminas y las apretón contra su pecho con gran fuerza. "Libooooooooo" canturreaba. "mio" sentenció. Bueno, una cosa menos, pensé yo. "Son 40,50" me soltó con voz átona la chica de la caja. Mi tarjeta tembló de ira en el bolsillo. ¿De verdad es necesario un libro para niños de dos años? Encogiéndome de hombros firmé el recibo. ¡Qué remedio queda! El colegio lo pide y los padres obedecen. ¡Qué pastón! No quiero ni pensar la que me espera el próximo año.
Después en la reunión precomienzo de curso nos explicaron que hasta por lo menos diciembre no iban ni a tocar el carísimo libro. Primero había que hacer el largo periodo de adaptación. "Y no esperéis que este curso hagamos todas las unidades didácticas ni acabemos el libro. Son muy pequeños todavía". Y allí estábamos todos los padres con cara de idiotas y 40, 50 euros menos en el bolsillo. Pero nos vengamos a base de bien comentando a las profes los asalvajados que venían nuestros retoños tras las vacaciones estivales.
Las profes se echaron a temblar pensando en lo que se les venía encima. "Ya vereis a mi chico, ya.. ni horarios, ni nada", "Pues la mía, por lo menos hasta las doce no pisa la cama y la siesta ni nombrarla", "El mío, con lo bien que comía él solito... Pues la abuela le ha malacostumbrado y ahora sólo quiere que le metan otros la comida en la boca", "¡Ah! Por cierto, el mío ya no lleva pañal, claro que sólo me pide "caca" a mí. ¡Buena suerte!".
Las chicas se estaban poniendo un poco azules, pero, acostumbradas a todo eso y mucho más, pusieron orden en el gallinero parental y se dispusieron a explicarnos lo que iban y no iban a hacer en el comienzo del curso. Los horarios: los mismos; excepto la merienda: suprimida, que los padres se encarguen de alimentarlos a la salida. Hay que llevarles sandwiches, zumos, batidos, galletas... lo que sea porque van a salir a comerse a su madre si hace falta. Juguetes a tutti plen para que se lo pasen genial. El patio ya es más grande, con más columpios... La gran novedad: ¡baños pequeñitos! Que monos, aunque a los inmaduros (como el mío) no les empezarán a quitar el pañal hasta dentro de unos meses.. Recomendaciones a mogollón para los padres... Última oportunidad de meterl alos pequeñines en vereda antes de que empiecen las clases. Y última esperanza de las profes para que venga con mejor predisposición.
Finaliza la reunión con padres y profes sorientes contándose las aventurillas de veraniegas de turno y corriendo a casa a salvar a mi madre de las garras del peque. Llego y me los encuentro en el portal tan felices. "¿Ya vienes tan pronto?" Parece que abuela y nieto no me necesitan para nada.
hace dos días que empezamos la carpeta del proyecto y ciertamente, algunas cosas nos parecen muy complicadas para lo pequeños que son. nosotros tenemos la reunion con los padres la semana que viene, a ver que tal va... jejeje
ResponderEliminarSuerte con la reunión... ¡y con los padres! Yo estoy encantada con las profes de Daniel. Son extremadamente cariñosas y, desde luego, no tienen la culpa de que la consejería o el Ministerio de Educación hayan impuesto el libro. Me pregunto si se molestan en hacer encuestas entre los profesores para saber realmente las necesidades de los niños o la cosa se decide a dedo. En realidad Daniel empezó la guardería el 5, lo que pasa es que voy muy retrasada con el blog. Tanto que contar y tan poco tiempo...
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