Es realmente complicado sacar una foto buena de mi peque. Si se da cuenta de que se la estoy sacando corre hacia mí para arrebatarme la cámara. Así es imposible. Si no se la doy se pone tontito hasta que llora.
De repente le veo en una situación cómica, conmovedora... que vale la pena retratar y en el poco tiempo que tardo en ir a buscar la cámara ya se ha estropeado la escena. Tendría que implantarme una cámara en el ojo para conseguir una instantánea buena.
Ni qué decir tengo que es imposible retratar al niño con complementos graciosos. Se quita los guantes, los gorros, las orejitas con diadema, la nariz de payaso, la corona de su cumple... y lo que le quieras poner para inmortalizar un momento único.
Nada. Que tendremos que seguir haciéndole fotos al natural. Así como es él. Menos mal que a mí me parece que sale siempre guapo.
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