miércoles, 5 de enero de 2011

El primer día de playa














A mi niño la encantó la playa, como no podía ser menos después de haber visto cómo se divertía en el arenero y lo bien que se lo pasaba chapoteando en las piscinas.

Raúl estaba empeñado en llevarle a ver el mar desde que planeamos ir a Las Palmas en la semana de Reyes.

Nada más pisar la arena con sus piececitos desnudos, Daniel metió el turbo directito hacia el mar con sus padres pisándole los talones. Se metió vestido en la orilla. Cuando las olas chocaban contra sus piernas se reía emocionado y nos miraba. cada vez se atrevía a meterse más y más así que teníamos que vigilarlo estrechamente. Al final se mojó el pantalón y los pañales. menosmal que se me ocurrió llevar otra muda.

Nos costó un mundo alejarlo del agua helada y entretenerlo con la arena y los juguetes de cubito, pala, regadera, moldes y rastrillo. pero finalmente logramos llamar su atención hacia el maravilloso mundo de los castillos de arena, sobre todo gracias a su padre que se afanó contruyendo acantilados y murallas pra dar más realismo a la cosa. El enano ya estaba temblando de frío metido en el mar de atlántico y yo quería se calentara un poco al sol.

Por supuesto, le embadurné de crema hasta las orejas, a pesar de que ya venía bien restregadito de casa. me daba terror que se le quemara la piel, con lo delicada que parece. El niño se lo pasó bomba jugando con su padre mientras la mamá se dedicaba a hacer el reportaje fotohráfico de rigor.

Cuando se cansó de las palas se empeñó en volver al mar, así que o desnudamos y Raúl le metió de cabeza en el agua. En una de esas vino una ola y le dió un revolcón, pero Daniel ni lloró y siguió empeñado en bañarse a pesar de su tiritona. Yo no pensaba igual así que lo volvimos a llevar a la arena. al poco yto ya estaba en unos niveles de preocupación alramantes por su piel. me parecía mucho sol para un bebé que había estado apenas hacía dos días imerso en el crudo invierno madrileño. Así que le quitamos la arena como pudimos y al carrito.

Nos fuimos a ver el belén de figuras de arena, aprovechando que lo teníamos cerca. En mi opinión, este año había perdido calidad en detalles, aunque seguía siendo impresionante. Daniel lo vio todo desde la sillita y parecía que le gustaba.








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