lunes, 14 de mayo de 2012

Relajados en el parque

Tras un duro día de vuelta, Raúl decidió llevarse a los peques al parque mientras yo dormía un rato, pero, como siempre cuando hablamos de niños, se hizo bastante tarde entre que merendara uno, merendara otro, los vistiéramos, preparáramos todo... Y cuando por fin iban a salir por la puerta ya eran casi las seis. Como les bañamos a las siete para que el bebé coma a las ocho me quedaba una hora escasa, así que decidí sumarme a la excursión.

Nos fuimos al Juan Carlos I. Nos sentamos en el cesped, en la sombrita y los pasamos genial. Daniel estaba entretenido con los coches y nosotros nos relajamos disfrutrando de la brisa fresquita.

A nuestro lado había una familia semejante a la nuestra. El padre iba y volvía con una de las bicis con asiento de bebé que alquilan gratis en este parque. Primero montó a su hijo mayor y después a su bebé. Cuando decidió que ya era el momento de sentarse él también a relajarse nos ofreció la bici.

Raúl se fue con él al recinto donde las alquilan y volvió al poco rato. Daniel se puso muy contento cuando vio lo que llevaba su padre entre las manos. 

En cuanto dejé a Iván en el carrito se quedó frito. Yo iba paseando tranquilamente mientras mi marido y mi hijo iban y venían con la bicicleta.

Al final tuve que llamarles al orden porque ya eran las siete y media y se nos echaba encima la hora del biberón del más pequeño. Ambos devolvieron la bici con pena mientras se aseguraban mutuamente que había que volver a por ella.

"Otro día volvemos a por la bici" le decía el padre.
"Si, otro día. Bici. Tambien" le contestaba serio el hijo.
"Eso, volvemos y la cogemos"
"Vale, papá. Y la bici también ¿Ahora?"
"No, otro día"
"¿Otro día ahora?"
"No, ahora tenemos que ir a casa a bañarnos y cenar"
"Cena vale. Aum, aum"

Parece que Raúl le convenció porque no montón ninguno de sus espectáculos perretiles.

Ya en casa nos sumergimos en la rutina diaria.

1 comentario:

  1. otro dia ahora???jajaj me meo!! Que encanto de niño tienes!!Desde luego me alegro que no se enfadara, que entiendiera muy bien lo que tocaba ahora y que distrurais del parque tanto. El peque precioso.

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