Volvemos a las andadas. Iván salió de clase con sendas Es dibujadas en cada moflete y clamando con alguna manualidad referente a tan respetada vocal. "Quiero un elefanteeeee" bramaba como si él mismo fuera uno. "Quiero un elefante para que me den el premio de la E" aseguraba con ojos de bambi. Y mamá le dibujó y recortó un elefantito con una E mayúscula y una e minúscula pintadas e el cuerpo. Me inspiré en el libro de "El elefante rosa" que les regaló Arahí,de Pensamiento Divergente (Vale, lo copié impunemente jajaja).
Iván lo miró y lo remiró embelesado. De repente frunció el ceño y me dijo: "No tenía que tener ninguna E, mamá. Sólo el elefante". Arreglamos el asunto con unos gomets redondos, plateados y brillantes que colocó entusiasmado donde mejor le parecio. "Ahora brilla mami. ¡Me van a dar un premio de la E!" Como les gusta a estos peques las coronas.
Porque en eso consistía el premio de E, igual que el que ya le dieron de la A, pero con una E mayúscula y otra minúscula como las que había puesto yo en el elefantito antes de que Iván las tapara a base de gomets plateados.
El niño estaba inmensamente feliz con su corona y eligió un lugar destacado del salón para que adornara y todo el mundo pudiera verla.
¡Ah, Pues te quedó muy bonito el elefante!!.
ResponderEliminarMira para qué sirvió el libro además de para leer. Un premio es un premio y gusta a todos,aunque sea un E del abecedario y él quería "luchar"por su premio a grito pelao.
Primero pensé en buscar una ilustración en internet, pero enseguida se me encendió la bombilla. Si tengo un elefantito monísimo aquí mismo jajaja Uy! Sí que luchó por su premio. Aquí tenemos el de la A y el de la E jajaja Ya no da tiempo a conseguir el de la I, ¡que pena! Ya me estaba imaginando mi isla jajaja
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