"¡A cenaaaar!" Daniel, como casi siempre, fue el primero en sentarse. Eso de comer es algo que siempre le ha gustado. "¿Qué hay de cenar? ¿Qué hay de cenar?" Pregunta relamiéndose por anticipado.
En cambio el pequeño se lo toma con calma. Algo en su expresión me dice que se avecina una de sus perretas frías, meditadas, maquiavélicas...
"Venga Iván. Que se te enfría la sopa" Le he dado en el clavo. Sé que es un plato que le encanta y veo como se acerca como quien no quiere la cosa y se desparrama sobre la silla.
"Siéntate bien que se te va a caer todo encima" Me mira con esos ojazos que tiene muy serio y me suelta la bomba: "Hoy voy a comer con los ojos cerrados" Sin perder un segundo los cierra, coge la cuchara, la llena y tira su contenido por donde le pilla con toda su mala idea.
"¿Qué haces?" le espeto sintiendo que mis niveles de paciencia se agotan rapidamente, "¿Lo vas a limpiar tú? ¿No? ¡Pues come con los ojos bien abiertos y con cuidado!". El peque no me hace ni caso y se prepara para repetir la jugada. Pero yo ya lo tenía previsto y con certero ademán le aparto el plato a la velocidad de la luz y sin derramar ni una gota. Iván vuelva a mirarme. Esta vez con el ceño fruncido y me quita el plato de malas maneras derramando un poco más de su contenido. "¿Vas a comer bien?" le pregunto con pocas esperanzas de que esto vaya a acabar bien. "¡No!" asegura cortante. "¡Pues no comes!" le amenazo yo volviendo a retirarle el plato. El chiquillo se lanza hacia su objetivo ciegamente, pero yo soy más grande, más fuerte y más rápida (por ahora). Me levanto y me dirijo a la cocina con paso decidido y el niño trotando detrás con ganas de dar guerra.
Levanto la tapa de la basura y le repito por última vez: "¿Vas a comer con los ojos abiertos y teniendo cuidado?", "¡Nooooo!" vuelve a contestar él cada vez más agitado. Si darle tiempo a reaccionar la sopa va directa al cubo.
"Nooooo" repite el chiquillo, pero esta vez llorando, "Nooooo" Y me mira con rencor. "Cuando te apetezca cenar con los ojos abiertos me avisas" le digo aparentando toda la tranquilidad del mundo mientras vuelvo a la mesa junto a Daniel, que no se ha atrevido a decir ni una palabra durante nuestra disputa.
El resto de la cena transcurre tranquilamente, conversando con el mayor mientras el pequeño juega con unos muñecos lejos de la mesa.
Cuando acabamos, nos lavamos los dientes y nos sentamos cómodamente para comenzar la hora del cuento. En esas estábamos los dos tan a gusto, cuando oigo trotar a Iván más que dispuesto a unirse. En cuanto asoma la nariz la advierto que el que no cena no tiene cuento. "Vaaaaale" me contesta, "Quiero cenar". ""¿Pero vas a cenar con los ojos abiertos y teniendo cuidado?" le pregunto desconfiada. "Vaaaaale" asegura él. Le sirvo el segundo plato y le dejo en el salón. "Avísame cuando acabes" le pido. "Vaaaaale".
Nos dio tiempo a leer tres cuentos hasta que el peque volvió a acercarse. "¿Ya has acabado?" "Síiiiiiii" "Pues a lavarte los dientes" Una vez aseados nos sentamos los tres para disfrutar del cuarto cuento, el primero para Iván. Alargué un poco la sesión para que el rebelde de la familia tuviera un rato relajado antes de irse a dormir. Algo que también alegró mucho al mayor. Pero llegó el momento de irse a dormir sin remedio y allá que me los llevé a los dos con sendas sonrisas en las caras.
¡Como si no hubiera pasado nada! En fin, Casi mejor.
Menuda sangre fria...yo no hubiera podido tirar la sopa...la hubiera metido en en la nevera, lo de tirar comida me puede, creo q las enseñanzas de mi abuela calaron mucho.
ResponderEliminar¡Buena semana!
Más que sangre fría fue pura rabia. A mí tampoco me gusta tirar la comida y menos si es algo que me encanta como la sopa. Encima la bolsa tenía un agujerillo y me tocó limpiar el cubo a conciencia. Se puede decir que me castigó el karma Sight!
Eliminar¡Pero que niño más guerrero te ha salido! Pero ole tú y tu paciencia, es increíble. Muy bien porque el que lo ha hecho bien ha tenido su premio e Iván se ha dado cuenta de que con sus modos no va a obtener nada.
ResponderEliminarEso sí, yo no hubiese tirado la comida, la hubiese vuelto a meter al puchero.
Besos
Sí que ha salido guerrero ¡y rebelde! Pero no creas que estoy muy orgullosa de mi comportamiento. Me dejé cegar por la rabia. Si me hubiera parado a pensar los hubiera echado en el puchero como otras veces. Lo que pasa es que si lo echo en el puchero luego pide cenar y se lo come. Esta vez como se quedó sin sopa por narices parece que algo de efecto ha surtido en el peque. Lo peor fue que se me manchó el cubo de basura porque la bolsa tenía un agujerito. Como le dije a Chitín, castigo del karma por tirar comida :_(
EliminarHola. menuda super paciencia tienes... pero al final conseguiste que cenara con los ojos abiertos. Una actuación que te aplaudo. Seguimos en contacto
ResponderEliminarMuchas gracias, aunque me temo que me dejé llevar por la rabia, contenida, eso si, pero rabia. Si me hubiera parado a pensar no hubiera tirado la sopa al cubo. Me das ánimos :D
EliminarHiciste muy bien ,aguantaste y respondiste contundente al reto. ¡Así se hace!. Al final el resultado es favorable ,claro que es un encordio todo el lío en sí , pero la lección merece la pena.
ResponderEliminarMuchas gracias por el apoyo :D
EliminarLa verdad es que lo hice un poco guiada por la rabia. Hay que pararse a pensar un poco jajaja
Pero sí que es verdad que ha funcionado
Madre mía, dame paciencia, dame paciencia, jajaja, es que cuando se ponen así no hay quien no pierda la paciencia, pero haces bien, yo también lo intento, y sobre todo le explico las consecuencias que tienen sus actos.
ResponderEliminarYo también intento explicarle la consecuencia de sus actos, pro ahí me pilló cansada y ni consecuencias ni nada, ¡ale, radical! Buuuf. Cuando te pillan con el día cambiado...
EliminarHola Dácil, aquí también te encuentro. Me alegro mucho, aunque yo no entro mucho en twitter.
ResponderEliminarA Jorge (el de los 13 recién cumplidos) le llamamos ayer un montón de veces para que viniera a poner la mesa. Estaba en la ducha... y ¡claro! no nos oía...
Se fue a la cama sin cenar y hoy por la mañana me dice que me ha perdonado lo de ayer... ¡Ahí queda eso!
Jajajaja eso también me lo hacen los míos. Me la lían y luego cuando hacemos las paces me tiran un "Te perdono", pero que morrooooo!!
EliminarYo también me alegro de verte también or aquí. Besazos!!
Seguro que el próximo día se acuerda antes de no negarse a la cena. Los niños son muy listos. Y la lección está aprendida.
ResponderEliminarBien hecho! Y ese cuarto cuento lo bien que ha sabido ...
Sí que parece que ya no la ha vuelto a líar con ese tema, aunque con otros sí jajajaja Que genio!!!
EliminarLO de los cuentos extras les encantó a los dos porque les gusta muchísimos que nos sentemos a contarlos :D
Muchas gracias!!
Estoy segura que no volverá a repetir la jugada porque surtió efecto
ResponderEliminarEsa no la ha repetido. Menos mal!!! jajaja
EliminarGracias!!