Volvía yo cargada de juguetes, toallas y churumbeles de la plaza de los chorros, donde mis hijos habían pasado un rato muy divertido, cuando me abordó una chica muy pizpireta disfrazada de payaso: "¿Quiere donar sangre? Necesitamos toda la colaboración posible", le aseguré que por mí encantada, de hecho mi hermano inauguró la tradición familiar de hacernos donantes de órganos en nuestro 18 cumpleaños e ir a donar sangre por primera vez en tan insigne día, pero tenía dos alborotadores problemillas rondándo mis faldas. "¿Y para que estoy yo?" me soltó con una gran sonrisa. Pues dicho y hecho, dejé a las fierecillas con la animadora y me subía al autobús de la Cruz Roja. Pero no iba a ser tan fácil. Me había olvidado el carnet en casa, así que: muchas gracias, es usted un ángel, pero no puede donar nada de nada. Me bajé un poco decepcionada porque hacía muchísimo que no colaboraba con tan noble causa y para una vez que me lo servían en bandeja...
Ante mis ojos surgió otro problema, la chica payaso era muy buena en su trabajo y los niños no tenían la más mínima intención de irse de su lado. "Bueno", pensé, "Sólo tengo que ir unos 800 metros hasta casa por mi carnet y volver. No es tanto". Se lo propuse a los críos, pero la animadora se ofreció a cuidarlos hasta que volviera. "Mujer, así irás más rápido" me aseguró con una gran sonrisa. Bastante insegura accedí y le apunté mi móvil al más pequeño en el brazo con una de las pinturas de cara de la chica por si surgía algún problema. No había avanzado mucho cuando me entraron los agobios: "¿Y si se le escapa algún chiquillo? ¿Y si Iván se coge una de sus perretas antológicas? ¿Y si la monitora, el camión de donación, las enfermeras, y todos los donantes que vi eran actores malvados que sólo buscaban raptar a mis hijos?... Corrí como si no hubiera un mañana bajo un sol abrasador y volví en tiempo récord al autobús. Ahí seguían los tres más entretenidos y felices que cuando me fui.
Subí de nuevo al autobús disimulando mi intranquilidad ante la monitora. "Noooooo. Si yo confío totalmente en usted. Mire que niños más felices con sus espadas globo y sus tatutajes de tiburones y pulpos asesinos..." Nada más verme la médico me felicitó por haber vuelto y me obligó a beber una botella de agua casi sin respirar para que no me diera un golpe de calor allí mismo. Me hizo las pruebas y preguntas de rigor y me tumbó en una camilla para que la enfermera me pinchara. Mi mano se abría y cerraba la velocidad del rayo y así de rápido se llenó la bolsa. "Quédese tumbada" me recomendó la enfermera. Y me trajo la bebida que había elegido: un zumo de melocotón. Aspiré su contenido y di un salto de la camilla dispuesta a salvar a la chica payaso de Atila y Godzilla. "No, noooo", me riñó la enfermera, "Vuélvase a tumbar y tómese otro zumo. No se preocupe que sus niños aún no se han comido a nuestra animadora". Pues sí que me dejaba tranquila. por lo visto, ahora les habían dado zumitos y patatas fritas para que engulleran tan a gusto. Se lo estaban pasando bomba, pero a mí se me hacía tarde, porque por esas fechas aún tenía que ir al curso por las tardes, eran casi las dos y todavía ni había hecho la comida. Muy estresada, di las gracias por todo y salí zumbando. Casi en la puerta me entregaron una bolsa que pensé que contendría un sandwich o algo por el estilo, pero al llegar a casa vi que estaba llena de regalos chulos: Crema de protección solar factor 30, una bolsita de plástico para llevar el móvil en piscinas y playas y poder usarlo a través del plástico, muchos caramelos y una libretita muy mona. Aluciné.
Los niños iban encantados con sus globos y todo lo que habían jugado. "Mami, ¿No podrías donar otra vez? Porfiiiiiii" me pidió el mayor con ojitos de bambi. "Pues no cariño, hasta dentro de tres meses va a ser imposible. Y sólo si el autobús viene con animadora incorporada"
¡Menuda aventura! Pobrecita Dácil, toda preocupada por sus terremotos y ellos solo se acordaron de ti cuando preguntaron si podías donar otra vez jajaja...
ResponderEliminar¿No le han rogado a papá para ir a donar sangre? Jajaja...
¡Un muackiles!
Nooo, estas cosas parecen ser cosa de mami. El pater ve una aguja y ya se pone blanco. En mi primer embarazo casi le da un desmayo de verme con las contracciones. Curiosamente luego asistió al parto desde primera fila jajaja
EliminarSe ve que estaba motivado ;)
Pero cómo me gustaaaaa!! Me gusta la animadora, tus hijos, tu espíritu! Qué gran enseñanza sin proponértelo Dácil.
ResponderEliminarUN beso enorme
Yo que pensaba que me ibas a tachar de loca por abandonar a mis hijos con alguien que no conocía de nada jajaja
EliminarEs que hasta que no estuve de camino a casa... ¡no lo pensé! Qué desastre de madreeeeeee...
Muchas gracias!! Besazos :D
¡Muchas Felicidades! Por ser solidaria y caritativa,además de resolutiva porque buscaste solución inmediata y reaccionaste bien ante una disyuntiva, pero ,¿Cómo se te ocurre que los van a raptar?. Si es como le digo yo a los míos :Si alguien os rapta, os devuelven al otro día ¡Tendría que pagar para que se los lleven!,jaja.
ResponderEliminarEl papá es donante asiduo de sangre ,cada cierto tiempo viene por aquí el camión de extracción y se enchufa .Sin embargo ,no puede entrar a un médico que esté operando,ni acompañar a alguien en un hospital, ni ver reportajes en la tele con operaciones médicas reales,algo que a mí sí me gusta. Cuando operaron a mi suegra salió el médico a dar noticias y tenía sangre en la bata médica y se mareó que se caía.
Es que en ese momento, entre el calor y las prisas no pensaba con claridad jajaja
EliminarVaya mérito tiene el papá. Raúl ve una aguja y ya se está mareando. Pobre...
GRACIAS!!! Mi hija y yo hemos recibido varias transfusiones que nos han salvado la vida. Mi agradecimiento infinito a las personas que hacen tan importante acto.
ResponderEliminarMuchas gracias por ti comentario. Espero que estéis las dos ya perfectamente bien de salud. Y pensar la de tiempo que he estado sin donar porqué me parecía imposible con los niños a cuestas... prometo ponerme las pilas y volver a donar cada tres meses como antes
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