Mi niño mayor va para escritor o guionista. O no. Pero el caso es que la imaginación le sale por las orejas. Una pena que le dé pereza escribir. Si fuera por él tiraba de vídeo y grabadora toda la vida para sus mejores creaciones.
Su última genialidad es Gato Man. Un superhéroe monísimo, peludo y con garras aterradoras que salva el mundo una y otra vez enfrentándose a situaciones de lo más peliagudas. hay que ver con qué realismo describe el peque las peleas, acompañando sus palabras con gestos y simulaciones de los golpes y batacazos. Todo un Showman. Comenzamos con vulgares dragones y ahora hasta casi la espicha luchando contra demonios de otras dimensiones y cerrando las puertas interdimensionales. ¡Que capítulo más emocionante! Hasta mal cuerpo me dejó de lo mal que lo pasa el personaje medio hombre, medio gato.
Mi capítulo favorito hasta ahora es en el que aparecían unos peligrosos robots que se lo ponían muy difícil al héroe mientras repetían "Exterminate, exterminate". ¿Os suena de algo?
Algún día le pediré que me cuente el origen de Gato Man. Seguro que no tiene desperdicio.
jueves, 28 de septiembre de 2017
miércoles, 27 de septiembre de 2017
El día del niño en Covarrubias
Durante las fiestas de San Cosme y San Damian hacen actividades chulísimas en Covarrubias. Sobre todo en el día del Niño, en el que montan todo un despliegue de ocio infantil en una de las plazas: castillos hinchables, juegos de madera, videojuegos, circuito de "coches... Este año no les ha faltado detalle. Incluso montaron un hinchable que recordaba bastante a uno de los programas preferidos de mis hijos, Wipeout (uno lleno de circuitos con agua y batacazos tipo Humor Amarillo). Éste tuvo un gran éxito.
Mis chicos rotaban de un sitio a otro muy emocionados. Menos a lo de los "coches" que, aunque tenía una pinta estupenda, no llamó nada la atención. Parecían no cansarse de pegar brincos y jugar.
Tras dos horas de diversión sin freno, desinflaron los hinchables para dar paso al encierro infantil. Tres carretillas toros empujadas por otros tantos simpáticos monitores bufaban por recorrer libremente las calles de Covarrubias. Tras solucionar un problemita de coche mal aparcado, salieron que se las pelaban tras un montón de niños y padres emocionados y muertos de la risa.
Los traviesos cornudos tiraban chorros de agua, sobre todo si se te ocurría pararte. Ni que decir tiene que yo me llevé algunas duchas por hacer fotos, pero como hacía calor hasta se agradecía. Daniel lo vivió intensamente. Lo que pudo correr este chiquillo. Pero Iván prefirió quedarse en los videojuegos.
Tras el encierro tuve que casi arrastrarles hasta la plaza para coger nuestra sardina. Los peques casi se cogen el vaso de vino pensando que era mosto, pero las señoras de la peña lo impidieron. Menos mal, porque yo con tres vasos de ese vino llego a casa a cuatro patas. No sé que tienen esas sardinas que me saben buenísimas. Me comí la mí con deleite y luego la de mis retoños que no saben apurar y se dejaban mucho en la espina.
Con el estómago saciado nos volvimos a la plaza de los juegos, dónde ya habían vuelto a hinchar los castillos. Mientras los chicos volvían a la carga, mamá, papá y unos amigos nos tomábamos una cervecita muy relajados antes de ir a comer. Así da gusto.
Mis chicos rotaban de un sitio a otro muy emocionados. Menos a lo de los "coches" que, aunque tenía una pinta estupenda, no llamó nada la atención. Parecían no cansarse de pegar brincos y jugar.
Tras dos horas de diversión sin freno, desinflaron los hinchables para dar paso al encierro infantil. Tres carretillas toros empujadas por otros tantos simpáticos monitores bufaban por recorrer libremente las calles de Covarrubias. Tras solucionar un problemita de coche mal aparcado, salieron que se las pelaban tras un montón de niños y padres emocionados y muertos de la risa.
Los traviesos cornudos tiraban chorros de agua, sobre todo si se te ocurría pararte. Ni que decir tiene que yo me llevé algunas duchas por hacer fotos, pero como hacía calor hasta se agradecía. Daniel lo vivió intensamente. Lo que pudo correr este chiquillo. Pero Iván prefirió quedarse en los videojuegos.
Tras el encierro tuve que casi arrastrarles hasta la plaza para coger nuestra sardina. Los peques casi se cogen el vaso de vino pensando que era mosto, pero las señoras de la peña lo impidieron. Menos mal, porque yo con tres vasos de ese vino llego a casa a cuatro patas. No sé que tienen esas sardinas que me saben buenísimas. Me comí la mí con deleite y luego la de mis retoños que no saben apurar y se dejaban mucho en la espina.
Con el estómago saciado nos volvimos a la plaza de los juegos, dónde ya habían vuelto a hinchar los castillos. Mientras los chicos volvían a la carga, mamá, papá y unos amigos nos tomábamos una cervecita muy relajados antes de ir a comer. Así da gusto.
martes, 26 de septiembre de 2017
Cumpleaños en fiestas de Covarrubias
Empieza el cumple gitano de Daniel. Y digo lo de gitano porque es interminable. Que si con la familia un día porque les viene bien a todos, que si el día de su nacimiento porque ¡es el día en que nació! Evidentemente, que si el día que nos venga bien con sus amiguitos... Aunque ese lo comparte con su hermano porque no doy a más. Y es que tras el de Daniel viene el de Iván ¡con sólo quince días de diferencia! Ese empezará con el de los amigos, seguirá con el día en que nació y las fiestas del barrio y culminará con el de la familia. En resumen ¡un agotamiento! Pero ellos felices y pidiendo más máaaaas máaaaaas.
El caso es que el sábado pusimos rumbo a Covarrubias para hacer la comida de cumpleaños familiar. Nuestro primogénito se pidió el tronco de chocolate más grande de toda la pastelería para celebrar tan insigne acontecimientos... para que luego asegurara muy serio que no le había gustado (Ainsss). Menos mal que la abuela le había preparado su comida preferida ¡macarrones con tomate! Eso le quita las penas a cualquiera (que sea niño).
Luego llegó el momento de recibir regalos (lo que más les gusta a estos míseros materialistas. No acabamos de educarles). Y después no sé más porque una menda se fue a echar una siestita reparadora, que le vino de lujo.
Me levanté para ver pasar a las carrozas de la fiesta de San Cosme y San Damián. Los peques la viven entusiasmado. Y no es para menos porque los que desfilan se lo curran con escenificaciones, chistes, bailes, charangas... Todo un fiestón que acaba en la plaza del pueblo, dónde se anuncia a la peña ganadora.
No nos quedamos a escuchar a quien les daban el premio porque los peques tenían otros intereses... Más concretamente un castillo hinchable y una atracción de ferias llenas de toboganes, pelotas, zonas acolchadas... ¡Ah! y los petardos que unos chicos estaban tirando para horror mío (me dan miedito).
Se lo estaban pasando tan bien que nos tocó comernos una perreta cuando quisimos llevarles a casa a cenar con las abuelas, porque nosotros nos fuimos con unos amigos a relajarnos un poco. Mira que lo hacemos muy poco, pero nos los recriminaron hasta hacernos enfadar DE VERDAD. Y eso que les dejamos más que mimados en las manos de las abuelas y con cena cine en marcha. Son unos déspotas y no se cortan un pelo.
La verdad sea dicha, no duré mucho porque estaba que me caía, pero me lo pasé muy bien. Fue un respiro después de pegarme toda la tarde vigilando niños.
Al día siguiente, se celebraba el día del niño y los peques se lo pasaron mejor todavía. La que se montó en una de las plazas del pueblo, pero si eso, mejor lo cuento en otro post, que sino este me va a quedar extralargo.
El caso es que el sábado pusimos rumbo a Covarrubias para hacer la comida de cumpleaños familiar. Nuestro primogénito se pidió el tronco de chocolate más grande de toda la pastelería para celebrar tan insigne acontecimientos... para que luego asegurara muy serio que no le había gustado (Ainsss). Menos mal que la abuela le había preparado su comida preferida ¡macarrones con tomate! Eso le quita las penas a cualquiera (que sea niño).
Luego llegó el momento de recibir regalos (lo que más les gusta a estos míseros materialistas. No acabamos de educarles). Y después no sé más porque una menda se fue a echar una siestita reparadora, que le vino de lujo.
Me levanté para ver pasar a las carrozas de la fiesta de San Cosme y San Damián. Los peques la viven entusiasmado. Y no es para menos porque los que desfilan se lo curran con escenificaciones, chistes, bailes, charangas... Todo un fiestón que acaba en la plaza del pueblo, dónde se anuncia a la peña ganadora.
No nos quedamos a escuchar a quien les daban el premio porque los peques tenían otros intereses... Más concretamente un castillo hinchable y una atracción de ferias llenas de toboganes, pelotas, zonas acolchadas... ¡Ah! y los petardos que unos chicos estaban tirando para horror mío (me dan miedito).
Se lo estaban pasando tan bien que nos tocó comernos una perreta cuando quisimos llevarles a casa a cenar con las abuelas, porque nosotros nos fuimos con unos amigos a relajarnos un poco. Mira que lo hacemos muy poco, pero nos los recriminaron hasta hacernos enfadar DE VERDAD. Y eso que les dejamos más que mimados en las manos de las abuelas y con cena cine en marcha. Son unos déspotas y no se cortan un pelo.
La verdad sea dicha, no duré mucho porque estaba que me caía, pero me lo pasé muy bien. Fue un respiro después de pegarme toda la tarde vigilando niños.
Al día siguiente, se celebraba el día del niño y los peques se lo pasaron mejor todavía. La que se montó en una de las plazas del pueblo, pero si eso, mejor lo cuento en otro post, que sino este me va a quedar extralargo.
lunes, 25 de septiembre de 2017
Nos convertimos en pequeños científico con Science4you
Conocía la marca Science4you, pero nunca me había parado a investigar su extensísimo catálogo, ni todas las acciones que llevan a cabo, ¡que son muchísimas! El viernes asistimos a un taller de ciencia organizado por esta marca y nos quedamos muy impresionados.
Nada más entrar mis chicos corrieron a la mesa en la que se exhibían un montón de juguetes de su catálogo. Se notaba a la lengua que ambos estaban haciendo una lista mental de su carta de Reyes con todo lo que veían ante sus ojos. "Mami, quiero esto" "Y esto" "Y esto". Era lo único que salí por sus boquitas mientras admiraban los kits de Química, el impresionante juego de El Hormiguero, el de cocina divertida, el de magia con ciencia, los de jardinería, los de robótica... ¡Incluso drones!
No les falta de nada que tenga relación con el aprendizaje. ¡También juegos de mesa! Bueno, bueno, bueno.. que descubrimiento. Vaaale, a mí también se me abrieron un poquito los ojos al ver tanta caja chula ante mí.
Hasta me dio tiempo para curiosear un folleto sobre las animaciones científicas temáticas que hacen en los cumpleaños (beauty science, cocina divertida, junior, cosmética, viscoso y explosivo) y los campamentos de Carnaval, Pascua, Verano y Navidad. Suenan muy bien para pequeñas mentes inquietas.
De repente, tres científicos llamaron la atención de los más pequeños para comenzar el taller con... el juego de las estatuas, una variación muy divertida del pilla pilla. Estos monitores son muy listos y saben que para tener atención plena de los niños, primero hay que eliminar el exceso de energía. Entre risas, los chiquillos corrieron y jugaron unos minutos antes de ponerse las batas y comenzar con los experimentos.
Mis chicos estaban expectantes y más que preparados para participar todo lo que pudieran. Todos participaron en las divertidas actividades pasándoselo bomba. Desde el volcán en erupción, pasando por el globo que se infla por medio de una reacción química, hasta el moco que maravilló a todos y del que nos llevamos cuarto y mitad a casa en una bolsita. Incluso hubo otro de propina. Los peques aplastaron con mucho ímpetu una botella de plástico que luego los científicos lograron volver a su ser con otra reacción química.
A la par que el taller, pudimos disfrutar de un catering delicioso. Era una risa ver correr a los niños a por un trozo de tortilla y volver a la mesa de los experimentos para no perderse nada.
Y para finalizar, ¡chuches y un juego para cada uno! En cuanto llegamos a casa se empeñaron en usarlos, pero logramos convencerles de que lo mejor a esas horas era cenar, ver una peli con tranquilidad y ¡a la cama! Mañana sería otro día.
Nada más entrar mis chicos corrieron a la mesa en la que se exhibían un montón de juguetes de su catálogo. Se notaba a la lengua que ambos estaban haciendo una lista mental de su carta de Reyes con todo lo que veían ante sus ojos. "Mami, quiero esto" "Y esto" "Y esto". Era lo único que salí por sus boquitas mientras admiraban los kits de Química, el impresionante juego de El Hormiguero, el de cocina divertida, el de magia con ciencia, los de jardinería, los de robótica... ¡Incluso drones!
No les falta de nada que tenga relación con el aprendizaje. ¡También juegos de mesa! Bueno, bueno, bueno.. que descubrimiento. Vaaale, a mí también se me abrieron un poquito los ojos al ver tanta caja chula ante mí.
Hasta me dio tiempo para curiosear un folleto sobre las animaciones científicas temáticas que hacen en los cumpleaños (beauty science, cocina divertida, junior, cosmética, viscoso y explosivo) y los campamentos de Carnaval, Pascua, Verano y Navidad. Suenan muy bien para pequeñas mentes inquietas.
De repente, tres científicos llamaron la atención de los más pequeños para comenzar el taller con... el juego de las estatuas, una variación muy divertida del pilla pilla. Estos monitores son muy listos y saben que para tener atención plena de los niños, primero hay que eliminar el exceso de energía. Entre risas, los chiquillos corrieron y jugaron unos minutos antes de ponerse las batas y comenzar con los experimentos.
Mis chicos estaban expectantes y más que preparados para participar todo lo que pudieran. Todos participaron en las divertidas actividades pasándoselo bomba. Desde el volcán en erupción, pasando por el globo que se infla por medio de una reacción química, hasta el moco que maravilló a todos y del que nos llevamos cuarto y mitad a casa en una bolsita. Incluso hubo otro de propina. Los peques aplastaron con mucho ímpetu una botella de plástico que luego los científicos lograron volver a su ser con otra reacción química.
A la par que el taller, pudimos disfrutar de un catering delicioso. Era una risa ver correr a los niños a por un trozo de tortilla y volver a la mesa de los experimentos para no perderse nada.
Y para finalizar, ¡chuches y un juego para cada uno! En cuanto llegamos a casa se empeñaron en usarlos, pero logramos convencerles de que lo mejor a esas horas era cenar, ver una peli con tranquilidad y ¡a la cama! Mañana sería otro día.
viernes, 22 de septiembre de 2017
Juegos de mesa. Aprendizaje en familia y en docencia
Fuente: Aprender paso a paso |
El domingo 10 tuve la gran oportunidad de participar en una mesa redonda con Julia, de Bebé a Mordor, Ruth, de Aprender paso a paso, y Dani, de Alquimia juegos, tres profesionales increíbles y altamente jugones, en las jornadas Ludo Ergo Sum.
Intimida bastante, lo sé. Pero ahí que me presenté yo llenita de ilusión por el acontecimiento. Enseguida me di cuenta de que teníamos ante nosotros un público muy amable, interesado en el tema y extremadamente participativo. ¡Lo que se agradece! Muchas gracias Miren por tu gran aportación como madre jugona, Carmen, de Las cosillas de Carmen, por tranquilizar mis nervios antes de la charla, y Melissa, de Madre reciente, por tus fantásticas aportaciones.
También me calmó ver entre el público caras tan conocidas como la de Fernando Vázquez, de El pequeño rincón de los juegos de mesa, Manu Palau, Brain Picnic, y Roberto Alhambra, de la Alianza de los tres soles, entre otros muchos. Todos los presentes, profesores, padres, creadores de juegos... tuvieron mucho que aportar a la charla y se habló de temas muy interesantes. Un pena que la hora y media que nos dieron se nos hiciera tan corta.
La charla comenzó con los beneficios de los juegos para los niños y cómo les ayuda, a través del ocio y la diversión, a desarrollar capacidades, conocimientos, habilidades e, incluso actitudes. Un peque que juegue habitualmente adquieren e interiorizan herramientas que le ayudan a resolver conflictos y tomar decisiones de forma rápida, ya que en el juego esa es la dinámica: decisiones rápidas con consecuencias inmediatas, comparación con las decisiones del resto de los jugadores y mejora de la propia técnica. Además, son un apoyo excelente para desarrollar las famosas Inteligencias múltiples (Hay un post de Manuel Sánchez Montero muy interesante respecto a este tema).
Por todas estas razones están surgiendo cada vez más movimientos cuyo objetivo es introducir el juego de mesa y rol en las aulas como herramienta didáctica (un ejemplo de ello es Goteo.org y todas las campañas que están desarrollando las editoriales de juegos de Mesa como Haba o Devir para dar una mayor accesibilidad de esta práctica a las aulas). En este punto se discutió las facilidades y dificultades que existen a la hora de hacer realidad que los docentes hagan uso de este material con sus alumnos: desde las imposiciones de un programa educativo por parte del Ministerio y Consejerías de educación, al gasto que supone, las altas ratios, al poco apoyo de padres y ampas, e incluso que habían colectivos docentes que desconfiaban de este sistema basado en el ocio. Por otro lado, tenemos a los padres implicadísimos en gamificar los estudios para mejorar el rendimiento y desarrollo de aptitudes de los alumnos, a los profesores que creen en el adelanto que suponen las actividades basadas en los juegos de mesa y el rol en el desarrollo y motivación de sus alumnos, las editoriales que apuestan por la entrada de sus productos en las aulas como herramienta didáctica... Es obvio que si los chicos se lo pasan bien permanecerán atentos más tiempo y si se aburren desconectarán el cerebro del presente para no sufrir, así los expuso Dani, neuropsicólogo, Diversión igual a atención.
Dani, apuntó que la mejor forma de introducir el juego de mesa en las aulas es nombrar a cuatro o cinco jefes de grupo a los que les explicaremos cómo se juega y luego que ellos se lo expliquen a sus compañeros, dotando así de autonomía a cada grupo. Él cree que hacer grupos grandes para jugar fomenta que hayan alumnos que no participen por tener un carácter poco proactivo. Otro recurso es explicar a toda la clase las reglas desde una pizarra y luego atender sólo dudas.
Julia, psicóloga, apuntó también que hay infinidad de juegos que permiten satisfacer gustos y necesidades. Ella nos habló de la base de confianza y seguridad en si mismos que adquieren los niños cuando los padres les regalamos lo más preciado que tenemos: nuestro tiempo. Y encima para algo divertido y que hace feliz a toda la familia.
Ruth lleva un gabinete psicólogico orientado a niños con dificultades y nos contó cómo los peques llegaban a sus manos con mucha desconfianza porque no querían estar allí y cómo lograba que se sintieran cómodos y seguros por medio de los juegos de mesa. Además de ver grandes adelantos en cada uno con respecto a lo que les había llevado hasta allí.
Por mi parte, sugerí que no estaría mal que los profes mandaran a casa, además de la típica lista de libros recomendados, otra de juegos de mesa recomendados que refuercen los contenidos que se están dando en cada unidad temática y, luego que sean los padres los que decidan si utilizan alguno para reforzar las materias que más se le atraganten a sus hijos.
El tema de la implicación de las familias en en el tema educativo dio para mucho. La antigua creencia de que es en el colegio donde se educan a los hijo está cambiando. El niño se educa en
varios entornos: la casa, el cole, los amigos… En ese sentido surgieron las Escuelas de padres en el entorno de los AMPA, muy importante en muchos aspectos concernientes a los colegios. Muchas veces los profesores no participan en la gamificación de las aulas por desconocimiento, pero cuando descubren las posibilidades y descubren todo el potencial de los juegos de mesa alucinan. Eso lo sabe bien Dani, que se ha dedicado a formar a profesores en este sentido. Su consejo es jugar, jugar y jugar hasta convertirte en un jugón empedernido y luego contagiar de tu entusiasmo a tus alumnos.
Con respecto a este tema yo pienso que cada padre y cada profesor piensa de una forma diferente con respecto a la educación de los niños. La idea de que jugar es perder el tiempo está en la mente de muchos padres. Frecuentemente los prejuicios ponen freno a iniciativas tan interesantes como esta y es difícil avanzar. A todo esto le sumamos que hay que el sistema educativo actual antepone las inteligencias lingüistico-verbal y lógico-matemática al resto y hay que llegar a esos objetivos que se marcan desde el Ministerio de Educación.
Los blogs y las campañas de comunicación están intentando sembrar la semilla de que introducir los juegos de mesa en las aulas significa que el niño aprende los mismos conocimientos que con el sistema antiguo, pero motivado, divirtiéndose, experimentando y participando activamente en su educación.
Me gustaría hacer una mención especial a José, alias Papá Uruk-Hai, que contó su experiencia de Papá que ha encontrado su pasión por el rol recientemente y que ha logrado transmitirla, no sólo a sus hijos, sino a todos los niños, y no niños, de su pueblo como un Hamelin Rolero.
Los niños ven todo desde la ilusión y son un público maravilloso para las partidas de rol. Están esperando con emoción la siguiente aventura y, no importa si el máster se equivoca o se nota que se está inventando algo sobre la marcha, porque para ellos es diversión en estado puro y sólo están pensando en acabar con éxito la misión. ¡Es que jugar al rol es muy divertido tengas la edad que tengas!
Si no os queréis perder detalle de la charla, la podéis encontrar en El Pequeño Rincón de Juegos de Mesa Gracias a Fernándo Vázquez :D
Si no os queréis perder detalle de la charla, la podéis encontrar en El Pequeño Rincón de Juegos de Mesa Gracias a Fernándo Vázquez :D
martes, 19 de septiembre de 2017
Palos afilados, última moda en el parque
Como siempre, mis hijos y sus amigos no pueden limitarse a jugar en los columpios o a la pelota. Ellos siempre tienen que ser originales y creativos... y peligrosos. Nunca puedes bajar la guardia. Si están en silencio la están liando parda seguro. Si el asunto va de arquitectos recicladores de cartón, bueno; si están haciendo cascadas de arena en los columpios ya no mola tanto, si se están poniendo hasta las orejas de barro para crear sus propios paisajes rezas para que no se pongan malo y si, esto ya es lo último, te viene con unos palos que más bien parecen lanzas y cuchillos ya se te ponen los pelos de punta.
"¿¿¿Pero de dónde habéis sacado esoooo???" te sale del alma. "Lo hemos hecho nosotros", contesta uno orgulloso con un corro de peques asintiendo muy felices a su alrededor y deseando enseñarte que el suyo es el más afilado. Te lías a requisar armas mortales y destrozas sus sueños y esperanzas de aprendices de cavernícola. Por supuesto, eres la mala, pero es que... Mira que yo para esto de jugar con palos y piedras soy muy permisiva, pero es que...
Al poco te los encuentra la mar de entretenidos restregando palos contra el bordillo con toda la paciencia del mundo. Si es que cuando quieren ponen atención del mundo y se están quietitos. Que pena que su dedicación se oriente a la construcción de armas signas de la edad de piedra y no a las matemáticas y la lengua. En fin. No se puede negar que mis hijos y sus amigos se lo curran cuando quieren divertirse.
"¿¿¿Pero de dónde habéis sacado esoooo???" te sale del alma. "Lo hemos hecho nosotros", contesta uno orgulloso con un corro de peques asintiendo muy felices a su alrededor y deseando enseñarte que el suyo es el más afilado. Te lías a requisar armas mortales y destrozas sus sueños y esperanzas de aprendices de cavernícola. Por supuesto, eres la mala, pero es que... Mira que yo para esto de jugar con palos y piedras soy muy permisiva, pero es que...
Al poco te los encuentra la mar de entretenidos restregando palos contra el bordillo con toda la paciencia del mundo. Si es que cuando quieren ponen atención del mundo y se están quietitos. Que pena que su dedicación se oriente a la construcción de armas signas de la edad de piedra y no a las matemáticas y la lengua. En fin. No se puede negar que mis hijos y sus amigos se lo curran cuando quieren divertirse.
lunes, 18 de septiembre de 2017
Los Futbolísimos. El misterio del obelisco mágico
A puertas del estreno de la película de Los Futbolísimos, ha salido el número doce de la colección: El misterio del obelisco, en el que todo el equipo viaja, nada más y nada menos que al país que vio nacer a Maradona: Argentina. Más concretamente, los ocho se van a Buenos Aires a jugar un importantísimo Torneo. ¿Que son nueve? ¿Me falta uno? Eso lo decís porque no os leísteis el tomo anterior. Pues no os cuento nada, que si no la emoción se escapa en un soplido y no es plan. Aunque te lo chiven en la contraportada del libro...
En la historia que nos ocupa la unidad de los Futbolísimos está a punto de quebrarse por la falta de confianza y la sombra de la sospecha. ¿Se romperá el pacto o el amor por el fútbol podrá con todo? ¿En qué lío se van a meter esta vez estos chicos? ¿Existe de verdad la magia? Muy atentos, porque nada es lo que parece y los giros argumentales tienen miga.
Al pasar las páginas te das cuenta que hay personajes que han crecido y en los que se profundiza más, pero otros a los que el autor parece relegar a segundo plano y su papel se limita a reforzar la personalidad de los protagonistas. También contamos con muchísimos personajes comparsa de esos de los que no te esperas nada nuevo y un par personajes nuevos que dan mucho de sí. Mención especial a uno que parece un homenaje a Yoda. Muy acertadas todas y cada una de sus apariciones. Crea mucha tensión en ciertos momentos.
El humor sigue siendo el hilo conductor de estos libros que hacen que te rías a carcajadas con algunos de sus puntos. Las ilustraciones que acompañan al texto y los cómics que narran los momentos de mayor emoción son un puntazo. Las imágenes son muy dinámicas y expresivas.
En casa somos muy fan de esta serie, a pesar de que el mayor de mis niños todavía se lee los libros con dificultad y acabo por leérselos yo a los peques. También por deferencia a Iván, que aún no ha cumplido los seis. Ambos siguen las evoluciones de los protagonistas con gran interés y se recrean en los dibujos de estas historias que combinan fútbol, humor y misterio con gran maestría.
En la historia que nos ocupa la unidad de los Futbolísimos está a punto de quebrarse por la falta de confianza y la sombra de la sospecha. ¿Se romperá el pacto o el amor por el fútbol podrá con todo? ¿En qué lío se van a meter esta vez estos chicos? ¿Existe de verdad la magia? Muy atentos, porque nada es lo que parece y los giros argumentales tienen miga.
Al pasar las páginas te das cuenta que hay personajes que han crecido y en los que se profundiza más, pero otros a los que el autor parece relegar a segundo plano y su papel se limita a reforzar la personalidad de los protagonistas. También contamos con muchísimos personajes comparsa de esos de los que no te esperas nada nuevo y un par personajes nuevos que dan mucho de sí. Mención especial a uno que parece un homenaje a Yoda. Muy acertadas todas y cada una de sus apariciones. Crea mucha tensión en ciertos momentos.
El humor sigue siendo el hilo conductor de estos libros que hacen que te rías a carcajadas con algunos de sus puntos. Las ilustraciones que acompañan al texto y los cómics que narran los momentos de mayor emoción son un puntazo. Las imágenes son muy dinámicas y expresivas.
En casa somos muy fan de esta serie, a pesar de que el mayor de mis niños todavía se lee los libros con dificultad y acabo por leérselos yo a los peques. También por deferencia a Iván, que aún no ha cumplido los seis. Ambos siguen las evoluciones de los protagonistas con gran interés y se recrean en los dibujos de estas historias que combinan fútbol, humor y misterio con gran maestría.
viernes, 15 de septiembre de 2017
Mascarilla superconcentrada Elvive ¡Ole mi pelo!
A mediados de verano me llegó por medio de Youzz un bote de mascarilla superconcentrada Elvive Total Repair. ¡Estaba deseando probarla! Mi pelo podría lucir muy bien si no fuera porque está apagado, quemado y con un aspecto muy parecido a la paja. Un horror. Lo cierto es que la culpa es mía, que lo tenía muy descuidado al pobre. Así que me apunté a la campaña para comprobar si con este producto volvía a cobrar vida, porque hasta que cumplí los 30 tenía una melena bien hermosa.
Y vaya si revivió. Desde el primer lavado. Con una única aplicación el color recobró brillo e intensidad. Además ganó en suavidad y volumen. Por fin se convertía en algo con forma y no una locura sin orden ni concierto. Entre eso y que el sol, que me lo aclaró bastante, estaba muy orgullosa de él. Ganas muchos puntos de confianza en ti misma cuando te gusta más tu imagen.
Mucha gente me dijo que me veía mejor o más guapa, pero pocos podían identificar que el secreto del cambio estaba en el pelo. Me pareció muy curioso. En realidad, tener un pelo bien cuidado afecta hasta a la percepción que tienen los demás de nuestro rostro.
Como una es curiosa, miré el bote para ver a qué tenía que agradecer el milagro y por lo visto es a la pro-queratina. Según leí no sólo las puntas. De lo que puedo dar fé es que efecto de volumen y brillo dura mucho, no sólo el primer día.
Estoy encantada con la mascarilla y es uno de esos productos que he probado e incluido en la cesta de la compra sin dudarlo. Ya conocía la marca de antes y nunca me ha defraudado.
Y vaya si revivió. Desde el primer lavado. Con una única aplicación el color recobró brillo e intensidad. Además ganó en suavidad y volumen. Por fin se convertía en algo con forma y no una locura sin orden ni concierto. Entre eso y que el sol, que me lo aclaró bastante, estaba muy orgullosa de él. Ganas muchos puntos de confianza en ti misma cuando te gusta más tu imagen.
Mucha gente me dijo que me veía mejor o más guapa, pero pocos podían identificar que el secreto del cambio estaba en el pelo. Me pareció muy curioso. En realidad, tener un pelo bien cuidado afecta hasta a la percepción que tienen los demás de nuestro rostro.
Como una es curiosa, miré el bote para ver a qué tenía que agradecer el milagro y por lo visto es a la pro-queratina. Según leí no sólo las puntas. De lo que puedo dar fé es que efecto de volumen y brillo dura mucho, no sólo el primer día.
Estoy encantada con la mascarilla y es uno de esos productos que he probado e incluido en la cesta de la compra sin dudarlo. Ya conocía la marca de antes y nunca me ha defraudado.
jueves, 14 de septiembre de 2017
La mamá troll
Agosto ha hecho estragos en mis hijos. Acabaron el curso con grandes avances en su gestión de las emociones, su comportamiento y su espíritu movido e inquieto. No hablo de milagros ni cambios de personalidad. Me gusta cómo son mis hijos: intensos, inquietos, curiosos, inoportunos, de carácter fuerte, cabezotas, con su mala idea, sus momentos de empatía... Me gusta lo bueno y lo malo, pero no entiendo las transformaciones en vástagos del demonio que han tenido durante este verano: malencarados, mal hablados, irascibles, perretosos, caprichosos al extremo... Incluso, han alcanzados cotas insospechadas en el baremo de la maldad pura (creeis que exagero pero es porque no habéis sido testigos de la mala uva que pueden llegar a tener).
A todo esto, yo no es que sea una persona con poca paciencia, pero con este panorama, mis reservas se fueron agotando, agotando... y llega un momento en que ya estallo a la mínima. Es imposible hacerles entender que esto es consecuencia de no habernos dado ni una respiro a sus progenitores estas vacaciones. Peleas, discusiones, gritos, insultos, amenazas... Por ambas partes, of course, porque esta es una situación que se retroalimenta. Está claro que la debe cortar el adulto, que es más racional y cabal y blablablabla... ¡Pero también es humano! Y cuando sale el troll que tenemos dentro... ¡Sale desatado! Y pocas barreras pueden mantenerlo a raya.
La única suerte es que nos queremos y eso se nota muuucho. Normalmente, tras la tormenta vienen los abrazos, las disculpas por los excesos, los besos, los "No volveré a hacerlo" (por ambas partes evidentemente. Los adultos también erramos)... Pero está claro que ellos vuelven a hacerlo y yo vuelvo a estallar.
No es sólo que siempre anden a la gresca entre ellos por temas demasiado recurrentes como "Quiero el juguete que tiene el otro aunque hayan mil a mi alrededor", es que son demasiado proclives a regalarme reproches y críticas injustas con demasiada facilidad. En plan, "¿No me vas a comprar nada? Malaaaaaa", ¿Que no hay postre? Brujaaaa", "Que no puedes jugar conmigo más que diez minutos cada una de las setecientas veces que te he llamado porque tienes que poner dos lavadoras, recoger la cocina, hacer la cena, marcar mis libros... Eres la peor madre del mundooooo". Y no es que me duela ni que me crea sus palabras. Nooooo. Han usado demasiadas veces ese truco como para tocar mi corazoncito. El problema es la falta de respeto constante. Los "Callate", "Cierra la bocaza", "Estás tonta"... Es oír algo así de boca de mis churumbeles, se dirijan a quien se dirijan, y salida inmediata del troll.
Y mi troll da miedo, verdadero miedo. Sólo me creen los que me han visto en faena (¿Verdad mamá? ¿A que no miento hermanita ¿Usted que opina señora desconocida que se alejó disimuladamente de nosotros el otro día en Kiabi y no me extraña). Si fuera por Raúl encerraba al troll en un cofre de siete llaves y lo tiraba a las profundidades abismales hasta el fin de los tiempos, pero no es tan fácil.
Primero hago un intento de dialogar, de razonar, de llevarles a la zona de tranquilidad para que puedan pensar. Evidentemente, fracaso estrepitosamente. Entonces empiezo a ponerme nerviosa, a comerme palabras, a tartamudear... Y por fin a bramar de una forma espeluznante. Me cambia la voz, la cara y yo diría que se me ponen los ojos rojos, mi pelo se vuelve fuego y escupo lava, pero eso no lo aseguro con mucha firmeza. Cuando llego al nivel 10 troll es que me la han liado parda pardísima pardísima.
Entonces, mi hijo mayor comienza con su discurso de "Tranquila mamá. Es normal que nos portemos mal. ¡Somos niños! Espera que te voy a hacer un masaje y ya verás que nos quitas esos siete castigos en un plis plas. Además, nos quieres. Eso es lo importante, Eeeeeeso". Y el pequeño por su parte empieza a soltar su versión del discurso que les he soltado yo en la primera etapa pretroll (por lo menos sé que me escucha, aunque no entienda lo que digo): "Es que desde que empezaron las vacaciones nos portamos mal y no sabemos por quéeeee. Ese es el problemaaaaaa. Pero esto se soluciona hablaaaaando. Porque nosotros cuando nos portamos bien somos bueníiiiisimos. Lo que pasa es que ahora no nos portamos bien porque estamos asalvajados. Y ese ¡ese! es el problema mamiiiii. No es nada justo que nos castigues. ¡La culpa es del verano! Castígale a él. ¿No? Yo te prometo, te promeeeeeto, que voy a intentar muchísimo, muchísimo portarme bien, pero si no lo consigo no es culpa mía. Eeeeeeh".
¿Seguro que la adolescencia es peor que esto?¡¡¡¿¿Segurooo???!
A todo esto, yo no es que sea una persona con poca paciencia, pero con este panorama, mis reservas se fueron agotando, agotando... y llega un momento en que ya estallo a la mínima. Es imposible hacerles entender que esto es consecuencia de no habernos dado ni una respiro a sus progenitores estas vacaciones. Peleas, discusiones, gritos, insultos, amenazas... Por ambas partes, of course, porque esta es una situación que se retroalimenta. Está claro que la debe cortar el adulto, que es más racional y cabal y blablablabla... ¡Pero también es humano! Y cuando sale el troll que tenemos dentro... ¡Sale desatado! Y pocas barreras pueden mantenerlo a raya.
La única suerte es que nos queremos y eso se nota muuucho. Normalmente, tras la tormenta vienen los abrazos, las disculpas por los excesos, los besos, los "No volveré a hacerlo" (por ambas partes evidentemente. Los adultos también erramos)... Pero está claro que ellos vuelven a hacerlo y yo vuelvo a estallar.
No es sólo que siempre anden a la gresca entre ellos por temas demasiado recurrentes como "Quiero el juguete que tiene el otro aunque hayan mil a mi alrededor", es que son demasiado proclives a regalarme reproches y críticas injustas con demasiada facilidad. En plan, "¿No me vas a comprar nada? Malaaaaaa", ¿Que no hay postre? Brujaaaa", "Que no puedes jugar conmigo más que diez minutos cada una de las setecientas veces que te he llamado porque tienes que poner dos lavadoras, recoger la cocina, hacer la cena, marcar mis libros... Eres la peor madre del mundooooo". Y no es que me duela ni que me crea sus palabras. Nooooo. Han usado demasiadas veces ese truco como para tocar mi corazoncito. El problema es la falta de respeto constante. Los "Callate", "Cierra la bocaza", "Estás tonta"... Es oír algo así de boca de mis churumbeles, se dirijan a quien se dirijan, y salida inmediata del troll.
Y mi troll da miedo, verdadero miedo. Sólo me creen los que me han visto en faena (¿Verdad mamá? ¿A que no miento hermanita ¿Usted que opina señora desconocida que se alejó disimuladamente de nosotros el otro día en Kiabi y no me extraña). Si fuera por Raúl encerraba al troll en un cofre de siete llaves y lo tiraba a las profundidades abismales hasta el fin de los tiempos, pero no es tan fácil.
Primero hago un intento de dialogar, de razonar, de llevarles a la zona de tranquilidad para que puedan pensar. Evidentemente, fracaso estrepitosamente. Entonces empiezo a ponerme nerviosa, a comerme palabras, a tartamudear... Y por fin a bramar de una forma espeluznante. Me cambia la voz, la cara y yo diría que se me ponen los ojos rojos, mi pelo se vuelve fuego y escupo lava, pero eso no lo aseguro con mucha firmeza. Cuando llego al nivel 10 troll es que me la han liado parda pardísima pardísima.
Entonces, mi hijo mayor comienza con su discurso de "Tranquila mamá. Es normal que nos portemos mal. ¡Somos niños! Espera que te voy a hacer un masaje y ya verás que nos quitas esos siete castigos en un plis plas. Además, nos quieres. Eso es lo importante, Eeeeeeso". Y el pequeño por su parte empieza a soltar su versión del discurso que les he soltado yo en la primera etapa pretroll (por lo menos sé que me escucha, aunque no entienda lo que digo): "Es que desde que empezaron las vacaciones nos portamos mal y no sabemos por quéeeee. Ese es el problemaaaaaa. Pero esto se soluciona hablaaaaando. Porque nosotros cuando nos portamos bien somos bueníiiiisimos. Lo que pasa es que ahora no nos portamos bien porque estamos asalvajados. Y ese ¡ese! es el problema mamiiiii. No es nada justo que nos castigues. ¡La culpa es del verano! Castígale a él. ¿No? Yo te prometo, te promeeeeeto, que voy a intentar muchísimo, muchísimo portarme bien, pero si no lo consigo no es culpa mía. Eeeeeeh".
¿Seguro que la adolescencia es peor que esto?¡¡¡¿¿Segurooo???!
miércoles, 13 de septiembre de 2017
Teatro de Sombras
Hay una comunidad de facebook muy inspiradora para hacer manualidades con los niños. Se trata de Manualidades para realizar con niños, se sacan muchas buenas ideas navegando por los post que cuelgha sus miembros. Una de ellas fue el Teatro de sombras que compartió el blog de Un ratito pa mí. En cuanto vi la foto supe que lo haría para mis niños. Fácil y divertido. ¡Quien se resiste! Y al leer el post, constatar que tenía los materiales y ver lo sencillo que era hacer un juguete tan fascinante la decisión de construirlo se me fijó como un clavo ardiendo en la mente.
Todavía tardé bastantes días en hacerlo. Cada vez es más difícil encontrar huecos libres y tranquilos, pero cuando me puse a ello, lo hice en muchísimo menos tiempo del que esperaba. Esa mismo tarde pudieron disfrutar mis churumbeles de su propio teatro de sombras.
Al principio usamos una linterna para crear el efecto. Un peque apuntaba la luz y el otro inventaba las historias, pero, poco después caí en que sería mucho más sencillo usar un flexo. Así lo hicimos y percibimos enseguida que la calidad de las obras del teatrillo mejoraba muchísimo. Además, mientras uno maniobraba con las marionetas de palo, el hermano se sentaba a mi lado para ver el teatro porque ya no se necesitaba ayudante.
Estuvieron un buen rato jugando con las figuras que les había hecho, pero pronto me pidieron material para hacer las suyas propias. Y es que este juguete casero tiene ilimitadas posibilidades. Puedes crear los personajes, edificios, animales, monstruos... que te dicte tu imaginación. Una maravilla.
Hacerlo no puede ser más fácil. Recortas una caja de manera que te quede una base en la que apoyar el teatro y dos paredes, pero nada por la parte superior, que es donde van a maniobrar con las marionetas. Abres una ventanita con un cutter, pegas papel cebolla y haces las marionetas que te apetezcan con ese mismo cartón o cartulina recortando figuras y pegando un palo en la parte superior. ¡Ya está! ¡Comienza el espectáculo de sombras!
Todavía tardé bastantes días en hacerlo. Cada vez es más difícil encontrar huecos libres y tranquilos, pero cuando me puse a ello, lo hice en muchísimo menos tiempo del que esperaba. Esa mismo tarde pudieron disfrutar mis churumbeles de su propio teatro de sombras.
Al principio usamos una linterna para crear el efecto. Un peque apuntaba la luz y el otro inventaba las historias, pero, poco después caí en que sería mucho más sencillo usar un flexo. Así lo hicimos y percibimos enseguida que la calidad de las obras del teatrillo mejoraba muchísimo. Además, mientras uno maniobraba con las marionetas de palo, el hermano se sentaba a mi lado para ver el teatro porque ya no se necesitaba ayudante.
Estuvieron un buen rato jugando con las figuras que les había hecho, pero pronto me pidieron material para hacer las suyas propias. Y es que este juguete casero tiene ilimitadas posibilidades. Puedes crear los personajes, edificios, animales, monstruos... que te dicte tu imaginación. Una maravilla.
Hacerlo no puede ser más fácil. Recortas una caja de manera que te quede una base en la que apoyar el teatro y dos paredes, pero nada por la parte superior, que es donde van a maniobrar con las marionetas. Abres una ventanita con un cutter, pegas papel cebolla y haces las marionetas que te apetezcan con ese mismo cartón o cartulina recortando figuras y pegando un palo en la parte superior. ¡Ya está! ¡Comienza el espectáculo de sombras!
martes, 12 de septiembre de 2017
Juegos que probamos en el pabellón de las LES
Microrobots: Éste fue el primer juego al que nos picamos. Bueno, me piqué yo, porque los niños pusieron mucho empeño al principio, pero perdieron el interés en cuanto no fueron de sacar uno de los retos que propone. Consiste en intentar llevar al robot del color correspondiente a la ficha que se saca al azar y que puede estar colocada en lugares más o menos accesibles. Los robots tendrán que moverse en línea recta hasta chocar con otro obstáculo que puede ser un robot de otro color que hayas movido. Gana el que logre exponer cómo hacer llegar al robot correcto a la ficha en menos movimientos antes. Tiene su gracia. Ideal para piques.
Viajeros al tren. Primer viaje: Comencé la partida con muchos prejuicios porque pensaba que el original puede adaptarse perfectamente a los peques, pero salí encantada con él. Realmente es muy dinámico y las partidas son más cortas. Ideal para los más peques. Igual que en el primero, el juego consiste en completar recorridos entre ciudades europeas con vías de tren lo más rápido posible. Gana el que conecte seis rutas. La mecánica se basa en cartas de vías de colores y cartas de trayectos que vas robando o colocando según decidas en tu turno. A los chiquillos les gustó bastante. El que logre conectar antes alguna ciudad situada en el extremo oeste del mapa con alguna situada en el extremo del este gana puntos, pero eso no pudimos puntuarlo porque Daniel, el que ganó al hacer las seis rutas, recogió el tablero a los bestia antes de tiempo.
Titus Tentacle: El tablero de este juego llama mucho la atención. "¡Un kraken!" exclamé al verlo, pero mis hijos me miraron de soslayo y el pequeño me corrigió con expresión crítica: "Es un pulpo". Y sí, es un pulpo gigante... también llamados krakens, ejem. Pero parece que justo ese día, que ya mencioné que estaban algo tocanarices (salvajes hasta el extremo y se portaron fatalllll), preferían los pulpos a los kraken, qué vamos a hacer. Centrándonos en lo que nos ocupa, el tablero es 3D y conta de un recorrido alrededor de un mecanismo por el que el pulpo (kraken) acciona sus tentáculos y echa fuera de un pedazo de empujón a los monos piratas que están tratando de llegar al tesoro. Los peques no dejaban de dar porrazos al gran botón rojo con gran ímpetu y tirando monos, monedas y la paciencia de sus padres por la borda del tablero. Por fin, conseguimos convencerles (bajo la muy seria amenaza de quedarse sin tele) para que dejaran en paz el dichoso botoncito y pudimos colocar a los barcos de los monos piratas en la línea de salida y empezar a jugar. Cada jugador tira un dado que muestra un color diferente en cada cara y avanza hasta la mancha de ese color más cercana del tablero que esté desocupada (a veces avanzas dos y otras medio tablero o tablero entero) rumbo al tesoro. Pero cada vez que te salga el color rojo tienes la opción de colocar las patas del pulpo (o kraken) en el lugar más conveniente para tí y echar a patadas a uno o dos de tus contrincantes para que no consigan la moneda del tesoro. Los barcos expulsados vuelven a empezar y gana el que se haga antes con tres monedas. Muy sencillo y con un altamente atractivo botón rojo que lleva a la expulsión violenta de contrincantes. ¡Cómo no les iba a gustar a las fieras! Lo único malo que le vi es que con los tortazos que le arreaban mis hijos se acababan saliendo todos los barcos y monedas del tablero.
Flick'em up. Tierra de forajidos: Éste fue el momento en el que los churumbeles lograron desatar nuestras iras a fuerza de tirar setenta veces las piezas del escenario. Este juego es para mesas firmes y resistentes que no se muevan ni un milímetro ante los embates de niños inquietos. Tardamos más de media hora en mantener a los peques a raya y conseguir empezar a jugar. Entre que tiraban las piezas cada dos por tres y que luego los dos querían el equipo azul, pero luego los dos el rojo, luego los dos en el equipo de mamá porque papá estaba a punto de comérselo y no a besos precisamente. Cuando por fin comenzamos el juego (papá contra mamá, Iván y Daniel), quedó muy patente que los peques y yo carecíamos de la habilidad y puntería necesaria para tener alguna posibilidad de ganar. Así que se frustraron en su primer turno y se fueron a investigar los tesoros de las tiendas circundantes mientras nosotros seguíamos la guerra entre el sheriff y sus ayudantes y los forajidos. La primera fase del juego consiste en mover o disparar en tu turno usando unas fichas redondeadas. la de mover es más grande, se coloca sustituyendo a la figura y se lanza con cuidadito porque si da a algo no te mueves. La de disparar es bastante más pequeña y se coloca al lado de la figura. La empujas con el dedo y tiene que tirar a la figura contraria sin darte antes contra nada. El caso es que Raúl me daba a la primera y me los tiraba a todos y yo daba a todo, menos a los malvados cuatreros. No le fue nada difícil ir quitándome vidas hasta acabar con mi equipo de buenos y conquistar la ciudad del salvaje oeste. Cuando acabamos ojeamos otros escenarios, cada vez más complicados, y la verdad es que para el que tenga más habilidad y puntería que yo mola un montón.
X-Men: Cogí éste porque sabía que la estética les iban a gustar a los churumbeles, y no me equivoqué. Les gustó tanto que usaron el tablero para desarrollar mil batallas en su imaginación con los pivotes, fichas y figuras, pero el juego en sí era demasiado soso y simple. Consistía en hacer un recorrido en tres fases con poquísimas trampas en las que si caías perdías uno o dos turnos, pero luego te daban comodines para librarte de las trampas finales que era perder más turnos o volver a la casilla de salida. Un rollete.
Kodama: es un juego monísimo que me gustó mucho. A este jugamos sólo los mayores porque los peques habían hecho de las suyas y se les castigó con un turno de juegos sólo para mayores (juas juas juas), pero no sufráis, que se entretuvieron la mar de bien con las muestras de los juegos que nos habían dado. Al final Kodama despertó su interés y observaron cómo nuestros árboles crecían llenos de nubes, serpientes, luciérnagas, estrellas... y se maravillaron con los preciosos kodamas de nuestras manos. El juego consiste en construir árboles teniendo en cuenta una norma diferente por cada estación (por ejemplo, que las ramas que tengan estrellas puntúan un punto extra), el número de motivos que se repiten seguidos desde la última carta que colocas hasta el tronco y el poder del kodama que elige el jugador de los cuatro que tiene en su mano al final de cada estación. Gana el que más puntos consiga a base de combinaciones ganadoras.
Ciudad Machi Koro: El gran descubrimiento. nos gustó a todos mucho y es muy difícil coincidir, somos una familia con gustos muy diferentes. Delante de cada jugador se colocan dos cartas de edificios con puntuaciones muy bajas y cuatro de edificios claves. Éstas últimas se ponen por la cara en gris. El jugador tira un dado y sale la puntuación que indica la parte superior de la carta de recurso que tengamos delante esa carta se activa. Puede ser que te dé dinero sólo a ti, que dé dinero a todos, o que te permita robar las arcas de tus competidores, e incluso sus edificios. Cuando consigues dinero para dar la vuelta a una de las cuatro cartas claves se desbloquea un poder especial, por ejemplo poder tirar dos dados, ya que se puede adquirir cartas que van del 1 al 12, cada una con sus acciones. El que consiga desbloquear antes las cuatro cartas principales gana.
Que yo sepa también jugaron a Virus y a Dino Race, dos juegazos muy recomendables para peques a los que hemos jugado en otras ocasiones y que nos gustan mucho.
Otro juego que cogieron fue Leo va a la peluquería, pero a ese no han jugado conmigo aún y no puedo dar mi opinión.
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