¿Preparado para un trepidante Elige tu propia aventura lleno de mordiscos, acción y sorpresas? Pues cuidado que aquí vienen los zombis ¡Ready!
"1 libro, 57 posibilidades.
Viernes por la noche. Oscurece en Villamuerte. Estás saliendo del cine: El despertar de los Zombis no es la película del siglo, pero resulta entretenida. El camino de regreso a casa, sin embargo, se convierte en una pesadilla...", así empieza la reseña de la contraportada de Elijah. Ready. No me digas que no te dan ganas de comenzar la aventura.
Pues a mí sí y no perdí el tiempo. Ya me he paseado por casi todas las páginas de este libro saltando de adelante hacia atrás y de atrás hacia delante. Así que aquí traigo mi opinión sobre esta terrorífica historia en la que hay que pensar bien antes de elegir el camino a seguir.
Pero tranquilo, si te equivocas debajo del final trágico te indican en qué página está el punto anterior a tu mala decisión, por si quieres dar marcha atrás en vez de empezar de nuevo. En serio, que esto es muy útil. No es nada fácil salvar al pueblo del mal que les acecha y permanecer vivo a la vez.
Lo primero que hay que decir es que este libro mantiene la tensión de principio a fin, pero la premisa se presta porque, de repente las cosas comienzan a ponerse raras y hay que moverse rápido.
El protagonista conoce a diferentes personas y descubre distintos retazos de la historia según lo nosotros queramos que haga. Esto está muy bien porque parece que haya varios libros en uno sólo y te obliga a comenzar de nuevo aunque hayas llegado a un buen final para descubrir el resto de los misterios.
La forma de narrar de las escritoras engancha y es apta para todos públicos, el contenido puede que no tanto... El libro está recomendado para niños a partir de doce años, pero los avezados lectores que no se asustan ante el tamaño de la letras y la falta de ilustraciones pueden empezar bastante antes. El lenguaje que se usa y la forma de contar las cosas es muy sencilla y dinámica.
Puede que algunas situaciones sean un pelín, bastante, tenebrosas, pero a mis chicos, de 8 y 10 años y con una imaginación bastante tétrica, no les impactó lo más mínimo. Sólo les mantuvo en suspenso todo el rato y hay que ver cómo les fastidia acabar tan mal en ciertas ocasiones. Que un zombi te muerda la cara o que te persigan muertos vivientes carbonizados puede que no sean contenidos que pueda resistir la imaginación de todo tipo de público.
Aún así, mis niños lo están disfrutando en la hora del cuento y están dispuestos a indagar todas las posibilidades. Supongo que no les da tanto miedo porque soy yo la que se los está contando. Si lo leyeran solos seguro que sólo lo harían a la luz del día.
En fin, a lo que iba, que éste es el primero de una colección que tiene pinta de ser muy adictiva. Cada tomo se puede leer de forma individual, aunque desde ya os digo que hay crossovers, al menos de la protagonista del segundo libro en este primero. Sólo hay que leer la sinopsis de Casandra. Ready, para darse cuenta.
Y hay otros dos que aún no se han publicado en España, pero tiene pinta de que no van a tardar mucho en llegar...
jueves, 28 de noviembre de 2019
miércoles, 27 de noviembre de 2019
Cine Club para niños
El padre de uno de los amigos de Daniel ha tenido una idea buenísima. Como le gusta tanto el cine ha decidido reunir, de vez en cuando a los amigos de su hijo para disfrutar de un peliculón reproducido en el proyector que tienen en el salón.
La primera sesión versó alrededor de La ventana indiscreta y parece que a mi hijo mayor le gustó. Luego estuvo toda la semana comentándome lo que pasaba, de quienes sospechaba, el sorprendente final, etc, etc.
La verdad es que yo ya no me acuerdo de casi nada, porque la vi hace muchísimo tiempo.
El viernes el padre organizó otra y a ésta sí que me apunté. Le pregunté si había sitio para mí e Iván y me dijo que sin problemas. ¡Es que se trataba de Nausicaa! Me encanta esa película.
Así que a esa sesión me apunté yo. Estuvo muy bien aunque el ambiente era muy ruidoso. Si ya ver una película sólo con mis churumbeles es casi misión imposible porque no paran de hablar, comentar y, encima, luego me pregunta qué ha dicho o qué ha pasado. ¡Si hubieras estado atento! En fin, que ya o podéis imaginar con nueve niños como se liaba la cosa en ciertas escenas.
Que si unos que sacaban chascarrillo de todo, que otros que se ponían a bailar con la música, otros que se ponían negros mandando callar porque no se enteraban de nada...
Pero en general fue una sesión muy divertida, llena de palomitas y pizza por todos lados. ¡Hasta en el pelo de algunas fieras!
Desde luego, este padre es muy valiente y se merece un pedestal por organizar algo así, incluso por segunda vez.
Pero bueno, que vale la pena por ver las caritas de los peques comentando la peli entre ellos. Como dijo uno: Dónde esté Nausicaa que se quiten todas las princesas Disney. Y luego hizo un gesto un poco feo que no vamos a comentar aquí ejem ejem. Lo importante es que les gustó, aunque no se enteraron de la mitad.
Luego, los más inquietos me asetearon a preguntas de por qué unos hacían esto u lo otro, o por qué se deshace el Dios de la guerra, si este personaje era de este bando o de otro, si los bichos eran buenos o malos... Demasiado para ellos, me temo. Pero la disfrutaron y se van acostumbrando a formatos cinematográficos diferentes.
Me pasó lo mismo cuando vimos que estaba Inuyasha en Netflix y vimos el primer capítulo: "¿Cómo? ¿Qué se muere ésta? Pero si parecía la protagonista. ¿Y el protagonista se quiere cargar a la chica? ¿Coooomooo? ¿Qué está pasando? ¿Y ese por qué se porta raro?". Lo dicho. Que empiecen a ver diferentes formatos un poco alejados de lo que están acostumbrados. Seguro que esto les abre la mente.
La primera sesión versó alrededor de La ventana indiscreta y parece que a mi hijo mayor le gustó. Luego estuvo toda la semana comentándome lo que pasaba, de quienes sospechaba, el sorprendente final, etc, etc.
La verdad es que yo ya no me acuerdo de casi nada, porque la vi hace muchísimo tiempo.
El viernes el padre organizó otra y a ésta sí que me apunté. Le pregunté si había sitio para mí e Iván y me dijo que sin problemas. ¡Es que se trataba de Nausicaa! Me encanta esa película.
Así que a esa sesión me apunté yo. Estuvo muy bien aunque el ambiente era muy ruidoso. Si ya ver una película sólo con mis churumbeles es casi misión imposible porque no paran de hablar, comentar y, encima, luego me pregunta qué ha dicho o qué ha pasado. ¡Si hubieras estado atento! En fin, que ya o podéis imaginar con nueve niños como se liaba la cosa en ciertas escenas.
Que si unos que sacaban chascarrillo de todo, que otros que se ponían a bailar con la música, otros que se ponían negros mandando callar porque no se enteraban de nada...
Pero en general fue una sesión muy divertida, llena de palomitas y pizza por todos lados. ¡Hasta en el pelo de algunas fieras!
Desde luego, este padre es muy valiente y se merece un pedestal por organizar algo así, incluso por segunda vez.
Pero bueno, que vale la pena por ver las caritas de los peques comentando la peli entre ellos. Como dijo uno: Dónde esté Nausicaa que se quiten todas las princesas Disney. Y luego hizo un gesto un poco feo que no vamos a comentar aquí ejem ejem. Lo importante es que les gustó, aunque no se enteraron de la mitad.
Luego, los más inquietos me asetearon a preguntas de por qué unos hacían esto u lo otro, o por qué se deshace el Dios de la guerra, si este personaje era de este bando o de otro, si los bichos eran buenos o malos... Demasiado para ellos, me temo. Pero la disfrutaron y se van acostumbrando a formatos cinematográficos diferentes.
Me pasó lo mismo cuando vimos que estaba Inuyasha en Netflix y vimos el primer capítulo: "¿Cómo? ¿Qué se muere ésta? Pero si parecía la protagonista. ¿Y el protagonista se quiere cargar a la chica? ¿Coooomooo? ¿Qué está pasando? ¿Y ese por qué se porta raro?". Lo dicho. Que empiecen a ver diferentes formatos un poco alejados de lo que están acostumbrados. Seguro que esto les abre la mente.
lunes, 25 de noviembre de 2019
Taller de Circo con De Kolores
El viernes fuimos a un taller flipante, ¡uno de circo! Sonaba genial. En cuanto me enteré de que el AMPA lo tenía previsto apunté a los peques sin perder tiempo y luego les pregunté si querían ir, no vaya a ser que se quedaran sin plaza. La cosa era demasiado golosa.
No hubo problema porque enseguida se interesaron por el tema. ¡Vaya si querían ir! Estaban deseándolo. Cuando llegó el día, casi corrían hacia el colegio, un hecho histórico, porque normalmente van arrastrando los pies.
Encima, allí se encontraron con amigos, lo que hizo la experiencia aún más gratificante.
Los chicos de De Kolores habían montado un circuito la mar de chulo, con tres atracciones principales y tres montañitas de pelotas malabares, aros y pañuelos ultraligeros para que eligieran libremente como jugar. Las montañitas servían para aligerar las esperas en las otras atracciones, sobre todo la que más llamaba la atención con diferencia, una especie de columpio, pero que en vez de sillitas colgaban unas vistosas telas en las que se podían hacer acrobacias chulísimas.
Antes de comenzar, los monitores sentaron a todos los peques para exponerles lo que iban a hacer, darles indicaciones y recordarles algunas normas de comportamiento sencillas y lógicas que, por supuesto, luego hubo quien no siguió y así pasó, que colgaron elementos de malabares en lugares inaccesibles.
Cuando mostraron con ejemplos de que iban las actividades los peques flipaban y aplaudían emocionados deseando que les tocara el turno. Las dos atracciones principales eran una pelota gigante sobre la que andar y la cuerda floja.
En cuanto les dieron la señal los chiquillos corrieron hacia sus objetos de deseo, que principalmente era el columpio de telas. Se los veía jugar muy alegremente y hacer sus pinitos con las acrobacias con la asistencia de los monitores, que eran muy majos.
La verdad es que tuvieron un detallazo al alargar el taller para que todos pudieran subirse a las telas. Fue una hora y media muy intensa de mucho deporte físico para los peques que lo disfrutaron a lo grande. A pesar de ser tantos, no hubo ningún conflicto importante.
Aunque hubo que lamentar la pérdida de material por uso indebido como ya comenté antes. Los monitores les echaron una pequeña y muy merecida charlita sobre la conveniencia de seguir las sencillas instrucciones para que todo salga bien porque a nadie le gusta que les pierdan o rompan sus juguetes. ¿A que no?
Estos chicos organizan extraescolares de circo en colegios e institutos y también se encargan de amenizar fiestas de cumpleaños, comuniones. bodas... Ojalá salga un extraescolar así en nuestro cole, me parece ideal para que los peques quemen energías y desarrollen mejor control motor, porque van por la vida como elefantes en una cacharrería.
No hubo problema porque enseguida se interesaron por el tema. ¡Vaya si querían ir! Estaban deseándolo. Cuando llegó el día, casi corrían hacia el colegio, un hecho histórico, porque normalmente van arrastrando los pies.
Encima, allí se encontraron con amigos, lo que hizo la experiencia aún más gratificante.
Los chicos de De Kolores habían montado un circuito la mar de chulo, con tres atracciones principales y tres montañitas de pelotas malabares, aros y pañuelos ultraligeros para que eligieran libremente como jugar. Las montañitas servían para aligerar las esperas en las otras atracciones, sobre todo la que más llamaba la atención con diferencia, una especie de columpio, pero que en vez de sillitas colgaban unas vistosas telas en las que se podían hacer acrobacias chulísimas.
Antes de comenzar, los monitores sentaron a todos los peques para exponerles lo que iban a hacer, darles indicaciones y recordarles algunas normas de comportamiento sencillas y lógicas que, por supuesto, luego hubo quien no siguió y así pasó, que colgaron elementos de malabares en lugares inaccesibles.
Cuando mostraron con ejemplos de que iban las actividades los peques flipaban y aplaudían emocionados deseando que les tocara el turno. Las dos atracciones principales eran una pelota gigante sobre la que andar y la cuerda floja.
En cuanto les dieron la señal los chiquillos corrieron hacia sus objetos de deseo, que principalmente era el columpio de telas. Se los veía jugar muy alegremente y hacer sus pinitos con las acrobacias con la asistencia de los monitores, que eran muy majos.
La verdad es que tuvieron un detallazo al alargar el taller para que todos pudieran subirse a las telas. Fue una hora y media muy intensa de mucho deporte físico para los peques que lo disfrutaron a lo grande. A pesar de ser tantos, no hubo ningún conflicto importante.
Aunque hubo que lamentar la pérdida de material por uso indebido como ya comenté antes. Los monitores les echaron una pequeña y muy merecida charlita sobre la conveniencia de seguir las sencillas instrucciones para que todo salga bien porque a nadie le gusta que les pierdan o rompan sus juguetes. ¿A que no?
Estos chicos organizan extraescolares de circo en colegios e institutos y también se encargan de amenizar fiestas de cumpleaños, comuniones. bodas... Ojalá salga un extraescolar así en nuestro cole, me parece ideal para que los peques quemen energías y desarrollen mejor control motor, porque van por la vida como elefantes en una cacharrería.
sábado, 23 de noviembre de 2019
Ludiversia
En teoría íbamos por un taller de Mini másters, pero en cuando los niños vieron el tobogán gigante que va del primer piso al bajo se olvidaron de todo. Además tenían motitos, colchonetas y muchos elementos que hacían que organizar una clase fuera casi una misión imposible.
Fuente: Ludiversia |
Más concretamente Twisty. Es entretenido y tienes que pensar mucho la estrategia a seguir para que no te roben tu color, robar el de los demás y ganar, todo en uno. Por supuesto... perdí jajaja. Que vamos a hacer. Pero me lo pasé muy bien. También me tomé un café entre amigos y tuve una charla muy agradable.
Mientras, los peques ya se habían cansado del tobogán y se habían sentado en una mesa a jugar al rol con la espontánea dirección de Daniel. Como les había dicho que íbamos a un taller de rol, mis niños se habían llevado sus estuches con los dados y el material que suelen usar cuando inventan sus aventuras.
Mi niño mayor les llevó por montañas y valles hasta llegar a un misterioso templo lleno de elementales de fuego a los que tuvieron que enfrentarse para descubrir el misterio que encierran y vencer a la bestia final, un terrible dragón. O algo así nos contó luego por encima cuando una madre le preguntó por la partida.
Lo cierto es que les debió gustar, porque hubo segunda parte allí mismo. Mis churumbeles les enseñaron muy emocionados sus kits de rol a Paloma y a José (Rolero de Hamelín). Se hincharon como pavos cuando les dijeron que les gustaba mucho.
Se lo pasaron como trolls desatados con los Tapones y otros niños investigando el lugar y compartiendo aficiones. Sobre todo con el tapón mayor que se declaró máster de emergencia de Ludiversia. Si es que son la caña.
A lo tonto, a lo tonto, estuvimos más de tres horas allí y cuando nos marchábamos mis hijos me soltaron: "Oye, mami. ¿Y el taller?" ¡¿Y ahora se acordaban?! Pues eso ya será para la próxima vez porque ahora tocaba volver al hogar para comer. Si es que lo quieren todo jajajaja
viernes, 22 de noviembre de 2019
¿Jugamos a una aventura? En busca del Gólem
Acaba de salir el quinto tomo de ¿Jugamos una aventura? Y viene con novedades. Se llama En busca del Gólem y decir que les ha flipado a mis churumbeles es decir poco. Ahí les tengo desde ayer dándole al coco para ver cómo narices llegar al final más épico.
Anoche lo comenzamos y menos mal que les di de cenar pronto porque no se rendían. Cada vez que llegábamos a un final tocaba dar la vuelta para explorar otro camino. Pero vamos a explicar primero porque éste es diferente a los cuatro anteriores, porque esta vez estamos ante un elige tu propia aventura bañado en el rol más auténtico.
En esta ocasión contamos con una ficha de personaje en la que vamos a ir apuntando los objetos que vamos encontrando o nos van dando con un máximo de tres. Si encuentras el cuarto toca decidir con cuidado cual dejamos atrás. Además te pueden herir y a las dos heridas es el final para ti amigo. Y, lo mejor de todo y tiene a mis churumbeles subiéndose por las paredes, hay una casilla misteriosa lista para marcar que pone "Elixir". Ellos QUIEREN ese elixir. Lo NECESITAN. Pero no es tan fácil encontrarlo. Vamos a tener que ser más listos si queremos dar con él.
En esta aventura, tú, el protagonista, vas a viajar de forma misteriosa a otra época, en realidad, más bien, a otro mundo, en el que la magia y las criaturas fantásticas existen. Vas a tener que investigar y tomar las decisiones correctas para poder llegar al mejor final de todos. Si no lo consigues acabarás mal, regular, e incluso medio bien, pero no será el final ÉPICO, ese que están persiguiendo mis niños como locos.
Aún esta mañana, al ir al cole, estaban cavilando qué les queda por hacer para encontrar el dichoso elixir. Yo creo que tengo una idea de cómo conseguirlo, pero ellos aún tienen miedo de arriesgarse en esa elección y no seré yo la que les dé pistas.
Iván por su parte ya me ha pedido que le haga muchas fotocopias de la ficha de personaje que incluye el autor. Le parece ideal para las partidas de rol que se inventa a su libre albedrío.
El libro está recomendado para niños mayores de diez años, pero nosotros lo estamos leyendo en familia e Iván, con sus ocho, sigue perfectamente la historia con la misma emoción y entusiasmo que su hermano de diez. Ahora, que si lo van a leer solo sí que creo que es mejor que tengan ciertas habilidades adquiridas para seguir el juego sin perderse. Que conste que es muy fácil. En todo momento, el autor te va indicando que puedes apuntar el objeto en tu inventario, o que te tienes que anotar una herida, o curártela o que puedes ir a tal página si tienes tal cosa o a otra si no la tienes.
Y no vale hacer trampas, que nos conocemos. Si te cuesta un poco el reto es más divertido. Mis hijos se ponen negros cada vez que les hieren dos veces. "Mamiiii, vamos a hacer como si no nos hubieran herido, porfiiiii". ¡Nada! Sin piedad. Nos volvemos para atrás y a empezar de nuevo, que hay que aprender de la experiencia.
En definitiva, que es un libro muy original y divertido que da mucho juego. A ver si logramos encontrar al Gólem en la siguiente ocasión. Estamos muy cerca. Casi puedo olerlo...
Por cierto, si te gustan este tipo de lecturas puedes apuntarte a la lista de correo que el autor ha creado y recibirás cuentos muy chulos de Elige tu propia aventura en el email.
SORTEO
¡Sorpresa, sorpresa! El autor que es un sol regala un ejemplar de En busca del Golem a todos los que sigan su lista de correo y que dejen un comentario en este post. También puedes participar por Twitter, Instagram o Facebook. Si ya estás inscrito en la lista, simplemente deja una comentario.
Tenéis hasta el 8 de diciembre para participar. En cuanto se compruebe que se cumplen los requisitos anunciaré al ganador. Sólo se pueden hacer envíos a la península Ibérica.
¡¡Mucha suerte!!
Ya Tenemos ganadora:
¡¡Felicidades!!
Anoche lo comenzamos y menos mal que les di de cenar pronto porque no se rendían. Cada vez que llegábamos a un final tocaba dar la vuelta para explorar otro camino. Pero vamos a explicar primero porque éste es diferente a los cuatro anteriores, porque esta vez estamos ante un elige tu propia aventura bañado en el rol más auténtico.
En esta ocasión contamos con una ficha de personaje en la que vamos a ir apuntando los objetos que vamos encontrando o nos van dando con un máximo de tres. Si encuentras el cuarto toca decidir con cuidado cual dejamos atrás. Además te pueden herir y a las dos heridas es el final para ti amigo. Y, lo mejor de todo y tiene a mis churumbeles subiéndose por las paredes, hay una casilla misteriosa lista para marcar que pone "Elixir". Ellos QUIEREN ese elixir. Lo NECESITAN. Pero no es tan fácil encontrarlo. Vamos a tener que ser más listos si queremos dar con él.
En esta aventura, tú, el protagonista, vas a viajar de forma misteriosa a otra época, en realidad, más bien, a otro mundo, en el que la magia y las criaturas fantásticas existen. Vas a tener que investigar y tomar las decisiones correctas para poder llegar al mejor final de todos. Si no lo consigues acabarás mal, regular, e incluso medio bien, pero no será el final ÉPICO, ese que están persiguiendo mis niños como locos.
Aún esta mañana, al ir al cole, estaban cavilando qué les queda por hacer para encontrar el dichoso elixir. Yo creo que tengo una idea de cómo conseguirlo, pero ellos aún tienen miedo de arriesgarse en esa elección y no seré yo la que les dé pistas.
Iván por su parte ya me ha pedido que le haga muchas fotocopias de la ficha de personaje que incluye el autor. Le parece ideal para las partidas de rol que se inventa a su libre albedrío.
El libro está recomendado para niños mayores de diez años, pero nosotros lo estamos leyendo en familia e Iván, con sus ocho, sigue perfectamente la historia con la misma emoción y entusiasmo que su hermano de diez. Ahora, que si lo van a leer solo sí que creo que es mejor que tengan ciertas habilidades adquiridas para seguir el juego sin perderse. Que conste que es muy fácil. En todo momento, el autor te va indicando que puedes apuntar el objeto en tu inventario, o que te tienes que anotar una herida, o curártela o que puedes ir a tal página si tienes tal cosa o a otra si no la tienes.
Y no vale hacer trampas, que nos conocemos. Si te cuesta un poco el reto es más divertido. Mis hijos se ponen negros cada vez que les hieren dos veces. "Mamiiii, vamos a hacer como si no nos hubieran herido, porfiiiii". ¡Nada! Sin piedad. Nos volvemos para atrás y a empezar de nuevo, que hay que aprender de la experiencia.
En definitiva, que es un libro muy original y divertido que da mucho juego. A ver si logramos encontrar al Gólem en la siguiente ocasión. Estamos muy cerca. Casi puedo olerlo...
Por cierto, si te gustan este tipo de lecturas puedes apuntarte a la lista de correo que el autor ha creado y recibirás cuentos muy chulos de Elige tu propia aventura en el email.
SORTEO
¡Sorpresa, sorpresa! El autor que es un sol regala un ejemplar de En busca del Golem a todos los que sigan su lista de correo y que dejen un comentario en este post. También puedes participar por Twitter, Instagram o Facebook. Si ya estás inscrito en la lista, simplemente deja una comentario.
Tenéis hasta el 8 de diciembre para participar. En cuanto se compruebe que se cumplen los requisitos anunciaré al ganador. Sólo se pueden hacer envíos a la península Ibérica.
¡¡Mucha suerte!!
Ya Tenemos ganadora:
- Chitín
¡¡Felicidades!!
jueves, 21 de noviembre de 2019
La Torre del Tambor y la Torre de la Campana en Pekín
En los tiempos antiguos, los habitantes de Pekín sólo tenían una manera de medir el tiempo y era con las torres del tambor y de la campana. Las dos se alzan una enfrente de la otra separadas de una plaza empedrada.
La primera destaca por su vistoso color rojo. Se accede a ella por unas escaleras muy empinadas que nos llevan al segundo piso para disfrutar de las vistas, en las que contrastan las casas de los hutongs que rodean a las torres con los altísimos rascacielos que se ven a los lejos, y ver la exposición sobre antiguos objetos que se usaron durante siglos cuando estaba operativa.
Los tambores que se usan para la representación y que están en el centro de la sala no son los originales, pero vaya si se oyen alto y fuerte.
En la sala hay uno original de exposición.
Tras los tamborazos, nos bajamos de esa torre para subir a la de la campana, unos cien metros más allá. Allí nos esperaban otras escaleras gemelas a las de su torre vecina.
Vale la pena subirlas para ver la campana más grande de China, con el impresionante pez aldaba que sirve para tocarla, aunque ya no se use. Se dice que en la antigüedad se podía oír su tañido a 20 kilómetros a la redonda.
Alrededor de la campana podemos ver unos paneles en relieve que cuentan la leyenda que gira alrededor de ella. Resulta que la campana la mandó construir el emperador con bastante urgencia, asegurando que si no estaba lista para una fecha concreta, le cortaría la cabeza a todos los implicados. Como la cosa no avanzaba como debiera, la hija del jefe de construcción le pidió a los dioses que les ayudaran. Justo cuando terminaba el plazo, una nube bajó del cielo para llevarse a la chica y dejar la enorme campana en la torre.
Está visto que las mujeres siempre tenemos que sacrificarnos y arreglar el embrollo, aquí y en Pekín. Menos Pandora, que esa sí que la lió pero bien. En fin, que me disperso. El caso es que la campana es una preciosidad, pero ahora sólo está de adorno, así que no corremos el riesgo de quedarnos sordos paseando admirando su tamaño.
El precio de la entrada a ambos lugares es muy barato 15 ó 20 yuanes si vas sólo a una de las dos y 30 si compras el ticket combinado para ambas. En la puerta de la del Tambor te ponen las horas del espectáculo de los tambores. Tienen bastantes pases.
Además, si llegas y ves que acaban de hacer uno que te queda una hora para el siguiente siempre puedes pasear por el barrio de hutongs en el que están ubicadas. El horario que tienen es de 9 a 17.
La primera destaca por su vistoso color rojo. Se accede a ella por unas escaleras muy empinadas que nos llevan al segundo piso para disfrutar de las vistas, en las que contrastan las casas de los hutongs que rodean a las torres con los altísimos rascacielos que se ven a los lejos, y ver la exposición sobre antiguos objetos que se usaron durante siglos cuando estaba operativa.
Los tambores que se usan para la representación y que están en el centro de la sala no son los originales, pero vaya si se oyen alto y fuerte.
En la sala hay uno original de exposición.
Tras los tamborazos, nos bajamos de esa torre para subir a la de la campana, unos cien metros más allá. Allí nos esperaban otras escaleras gemelas a las de su torre vecina.
Vale la pena subirlas para ver la campana más grande de China, con el impresionante pez aldaba que sirve para tocarla, aunque ya no se use. Se dice que en la antigüedad se podía oír su tañido a 20 kilómetros a la redonda.
Alrededor de la campana podemos ver unos paneles en relieve que cuentan la leyenda que gira alrededor de ella. Resulta que la campana la mandó construir el emperador con bastante urgencia, asegurando que si no estaba lista para una fecha concreta, le cortaría la cabeza a todos los implicados. Como la cosa no avanzaba como debiera, la hija del jefe de construcción le pidió a los dioses que les ayudaran. Justo cuando terminaba el plazo, una nube bajó del cielo para llevarse a la chica y dejar la enorme campana en la torre.
Está visto que las mujeres siempre tenemos que sacrificarnos y arreglar el embrollo, aquí y en Pekín. Menos Pandora, que esa sí que la lió pero bien. En fin, que me disperso. El caso es que la campana es una preciosidad, pero ahora sólo está de adorno, así que no corremos el riesgo de quedarnos sordos paseando admirando su tamaño.
El precio de la entrada a ambos lugares es muy barato 15 ó 20 yuanes si vas sólo a una de las dos y 30 si compras el ticket combinado para ambas. En la puerta de la del Tambor te ponen las horas del espectáculo de los tambores. Tienen bastantes pases.
Además, si llegas y ves que acaban de hacer uno que te queda una hora para el siguiente siempre puedes pasear por el barrio de hutongs en el que están ubicadas. El horario que tienen es de 9 a 17.
martes, 19 de noviembre de 2019
Game on Madrid 2019, maratón de juegos de mesa
Este fin de semana se han celebrado las Game on en Madrid y han sido impresionantes, como siempre. Sobre todo por la amabilidad, simpatía y paciencia de los voluntarios que crean buen ambiente incluso en los momentos más complicados. Porque las horas punta fueron realmente agobiantes y allí estaban siempre con una sonrisa para atenderte y con una mirada de "Lo siento, ojalá pudiera hacer más" cuando preguntabas si iba a haber plaza en los juegos en las siguientes cinco horas.
Me parece una pasada que te sientes, te expliquen el juego y empieces a jugar sin tener que pasarte un buen rato leyendo reglas. Y encima que te estén ayudando y asesorando siempre que lo necesites. Un lujazo. Aunque a algunos juegos sólo se pudieran jugar algunos turnos por ser demasiado largos. Al final te haces la idea de si te flipa o no igualmente.
En esta edición, los niños y yo sólo pudimos ir el sábado, pero lo aprovechamos al máximo. Raúl como siempre fue cada segundo que duró el evento. El viernes se presentó allí dispuesto a darlo todo contra Ultrón en el juego organizado de Marvel Champions. Por cierto, perdieron, pero se lo pasaron bomba. Mola mucho jugar con gente que no conoces.
En las Game on no jugamos a Marvel Champions, pero en casa sí que jugamos una partida, los niños y yo, porque Raúl se debió jugar 20 por lo menos para llegar preparado al juego organizado. Yo jugué con Spiderman contra Rhino y nos pegó una paliza de órdago. Cuando tenía cartas buenas no tenía con qué pagarlas, o eran de superhéroe y yo estaba en alter ego. Si era Spiderman, me curtía el malo y tenía que convertirme en Peter Parker para curarme, pero entonces avanzaba el plan malvado más deprisa, a la par que salían planes malvados alternativos que nos hundían más en la miseria. La primera en morir fue la capitana Marvel por arriesgar demasiado, pero yo no tardé mucho en seguirla a la tumba. Fijo que la próxima vez consigo mi venganza. Todavía tengo que probar a Hulka, Ironman y Pantera Negra. Y de los malos a Klaw y Ultrón, pero primero hay que vencer a Rhino. Raúl, con todo lo que ha jugado ya se los ha vencido a todos en modo fácil. La verdad es que tiene mucha miga porque los mazos te los puedes hacer combinando al héroes que te guste con una característica como puede ser liderazgo, agresividad, justicia... entre otras. En la caja pone que está dirigido a un público de más de 14 años, pero con un poco de guía, mis hijos de 8 y 10 años jugaron sin problemas y les encantó. De 1 a 4 jugadores.
No sé si el viernes le dio tiempo a probar algún juego más. Nosotros el sábado, casi nada más llegar, vimos a Migue Maló, el cocreador del genial Ocachess, un divertidísimo juegos con retos de cáculo y estrategia basado en los dos juegos que le dan nombre. De ajedrez sabe muchísimo este hombre, que dirige la Escuela de Ajedrez Francesch Vicent en Segorbe, y además es psicólogo.
Este juego ya cuenta con su aplicación para jugar en el móvil, un puntazo para hacerlo aún más atractivo a los ojos de ciertos niños, más tecnológicos. Por cierto, que lo último que ha creado es un tablero de ajedrez pintable para explicar jugadas y estrategias. Anda que no hubiera sido feliz mi padre con una tablero así. La de papel y boli que se hubiera ahorrado cuando se empeñaba en explicarnos sus jugadas maestras.
De repente Daniel se sentó en una mesa con los ojillos muy brillantes. Ante él se desplegaba un juego de zombies. Nosotros le seguimos sin pensarlo, pero cuando el voluntario nos empezó a explicar de qué iba nos dimos cuenta de que nos sonaba muchísimo... ¡Pero si es Zombie kids! Un juego que tenemos en casa con otro diseño totalmente diferente. Vemos que éste se llama Zombie Kidz Evolution, pero empezamos a jugar y vemos que es exactamente igual. Los niños encantados porque les gusta mucho. Terminamos la partida con una victoria absoluta y Raúl y yo nos levantamos de la mesa convencidos de que estábamos jugando mal. Luego, investigando un poquito, descubrimos que es la versión Legacy del que tenemos nosotros. Es decir que va evolucionando según se desarrollen las partidas. Teniendo en cuenta las experiencias de juego los personajes y los enemigos van subiendo de nivel en cada partida y pasan unas cosa su otras. La verdad es que esto hace que el juego gane mucho interés por nuestra parte. Se recomienda para mayores de 7 años y es de dos a cuatro jugadores.
De ahí pasamos a jugar a Twins porque el voluntario que nos estaba atendiendo nos los recomendó. Está genial. Lo hemos flipado. Cada jugador tienes tarjetas con números del 1 al 11. En el tablero se ponen tarjetas al azar colocándolas en las posiciones numeradas. Los jugadores emparejan las imágenes usando las cartas numeradas que tienen en las manos según les parezca que pueden estar relacionadas. Si coinciden dos o más jugadores con la pareja que van anunciando los jugadores se van apuntando los puntos según cuantas personas hayan coincidido en su elección. Por ejemplo, si dos personas han coincidido con que la bruja va relacionada con la foto de la choza se llevan dos puntos, el que la haya relacionado con las cerillas y el fuego cero puntos, ejem. Si coinciden tres jugadores tres puntos, y si son los cuatro , cuatro puntos. Si se coincide en la tarjeta que se deja sin pareja se puntúa doble. Es alucinante cómo se leen la mente los peques. Coincidían en casi todas. Aluciné cuando emparejaron la impresora con la taza, "Mami, ¿no ves que las tazas se imprimen en las impresoras 3D?", desde luego esta generación me da cien mil vueltas en tecnología. Se puede jugar entre 3 y 8 jugadores y se recomienda para mayores de 12 años, pero claramente pueden jugar niños más pequeños. No sólo los míos. Vi a bastantes chiquillos más pequeños sentados a esta mesa y pasándoselo pipa.
También jugamos a Crazy Mistigri, que a mí me suena muchísimo. Éste lo habíamos visto en otras jornadas seguro. Es un juego de cartas ultramono de esos en los que tienes que ir descartándote de tus cartas haciendo combos que te permiten hacer acciones especiales. El que se quede sin cartas antes gana. Lo mejor que tiene son sus ilustraciones super graciosas de gatitos. éste también es de 3 a 8 jugadores y la edad recomendada es a partir de 7 años.
En Dolores, somos unos contrabandistas qye tenemos que luchar a una especie de piedra, papel y tijera para hacernos con los tesoros que están llegando a la costa del naufragado barco Dolores. Paz, Guerra o Yo Primero son los signos que tenemos que hacer con las manos y dependiendo de los que se saque nos llevaremos todo, algo o nada de las cuatro cartas que ponemos en cada ronda frente a los jugadores. Lucharemos por unas u otras según nos interese para tratar de puntuar más y ganar. Muy entretenido. Es de 2 a 4 jugadores y la recomendación por edad dice que para niños de más de diez años, pero Iván, de ocho , jugó perfectamente y se lo pasó bomba desafiando a su padre.
Por aquí más o menos es cuando los peques se dieron cuenta de que regalaban chuches más o menos hacia la mitad del pasillo y no pararon de pasarse de vez en cuando para deleitarse con los caramelos zombies (extremadamente ácidos y que te dejaban la lengua y parte de la boca verde pútrido) y los huevos de toro y unicornio (Éstos ya no me atrevía probarlos).
Con la barriguita llena de chuches, nos sentamos a investigar Combo color, que me llamó mucho la atención. Cada jugador tiene un rotulador de un color y va a ir coloreando casillas para conquistarlas para sí. En el primer escenario, sólo se pueden colorear las casillas que estén al lado de otra ya coloreada o de una flecha. En las casillas encontramos o calcetines azules o rosas o granos de café. El número de calcetines rosas se multiplican por el número de calcetines azules y los granos de cafés se suman al resultado. El que obtenga el mayor resultado gana. Presupongo que la cosa se va complicando con el resto de los escenarios. Es un juego que atrae porque es muy visual y mola mucho para repasar el cálculo. De 2 a 4 jugadores y para mayores de 8 años.
Por supuesto, este año también repetimos con la partida de Los Hombres Lobo de Castronegro. Mola un montón porque reúnen a muchas personas y nos echamos unas risas.
Tuvimos que apuntarnos a dos partidas porque en la primera eliminaron a Daniel el primerito y me puso ojitos para probar otra vez. No nos lo pensamos dos veces porque jugar así es muy divertido.
Aquí hicimos un descanso para comer en uno de los miradores que daban a la cancha de fútbol, porque no lo había dicho aún, pero este año las Game on se celebraban en el Wanda, el Estadio del Atlético de Madrid, y eso fue un puntazo para mis niños que miraban el campo alucinados. Y eso que no son muy futboleros. Habían otros peques que se les veía mucho más emocionados.
Nosotros paramos a comer temprano porque ya se hizo la hora punta y casi no se podía ni andar por el pasillo de entre las mesas. Decidimos hacer un alto a ver si se vaciaba un poco la cosa cuando se hiciera la hora de comer de verdad.
Para hacer tiempo salimos a la caseta de Totto, patrocinadores del evento, para recoger los regalos que les hacían por meter tres bolas en una mochila a cambio de un euro.
Molaba porque era una iniciativa para luchar contra el bullying y las chapas que te daban por cada euro tenían mensajes como "Me rio CONTIGO no de TI" y "Yo no INSULTO te RESPETO como eres". El caso es que Raúl metió seis y le dieron a los peques sendos estuches bicremalleras chulísimos a elegir entre un montón de motivos y colores. Ya los tienen llenos de lápices, bolis, gomas... y listos para usarlos. Les hizo muchísima ilusión.
Cuando volvimos había menos gente ocupando las mesas y encontramos hueco en Yum Yum Island. Somos pelícanos que vivimos en una isla en la que un gigante se está comiendo toda la comida de los animales.
Tenemos que agarrar comida a ciegas y dársela de comer a los animales en su boca con ayuda de las instrucciones de nuestros compañeros. Todo lo que caiga fuera de las bocas o no sea del color que se pide (verde o rosa) se lo come el gigante. Si se le llena el estómago hemos perdido. las gafas para que no veas nada molan un montón. De 2 a 5 jugadores y para mayores de 6 años.
De repente perdimos al padre entre las mesas de Key Forge, ya no recuerdo como pasó, y nosotros pasamos un buen rato con Picture show, anda que no disfrutaban los chiquillos montando películas enteras para que los otros adivináramos la frase de la tarjeta. Porque en eso consiste. Tenemos una pantalla blanca, muchas figuras negras inmantadas, dos palitos con imanes al final y un foco para proyectar las sombras. Uno de los jugadores coge una tarjeta, elige una de las tres frases que aparece y ¡comienza el show! Con estos piezas era casi imposible adivinarlas. De 2 a 8 jugadores y para mayores de 7 años.
En esas estábamos, cuando el padre me mandó un mensaje al móvil porque había conseguido plaza en la Hora Final, uno nuevo de Arkham Horror al que le teníamos muchas ganas. Así que dejamos las sombras para ir a esta mesa. Los niños dijeron que no tenían interés en jugar con nosotros y que se iban a ver si ya habían puesto las tablets, porque en esta edición brillaban por su ausencia. No sé con quien había hablado el mayor que le había informado que se estaban cargando y que antes o después las pondrían. Así que, de vez en cuando, se pasaban por dónde se suponían que iban a estar para ver con desilusión que ahí seguía sin haber nada. Cosa que volvió a ocurrir.
Volvieron a nuestro lado muy tristes porque aún no podían engancharse a los juegos online de Asmodee. Al rato de ver como nos palizeaban los monstruos más terroríficos se cansaron y se fueron por ahí a su bola.
El juego consiste en robar cartas de acción en las que te aparecen dos opciones, una mejor en la parte de arriba y otra peor en la parte inferior. Con las cartas numeradas que tienes en la mano (siempre cuatro) tienes que colocar dos cartas de acción por jugador. De la carta con el número más bajo al más alto que hayamos puesto sobre las cartas se harán las acciones superiores de las dos primeras cartas y las inferiores de las dos últimas. Así iremos investigando para saber cómo evitar que se haga la invocación, lucharemos contra los monstruos antes de que se hagan con toda la ciudad, sellaremos caminos, etc, etc, pero cuando toque la fase de mitos cuantos más ojitos usemos en nuestras cartas para numerar las cartas de acciones peores serán las consecuencias. En nuestros primer intento morimos en el primer o segundo turno (puede que en el primero, pero vergüenza me da admitirlo jajaja) Y en el segundo intento casi, ganamos, casi... La voluntaria nos dijo que si nos servía de consuelo nadie había ganado aún. Espero que alguien lo consiguiera. ¡Menuda hazaña!
Fuimos a buscar a los niños y nos los encontramos probando los mazos de Desafío Naturaleza que, si no recuerdo mal consiste en coger tres cartas y uno de lo jugadores apuesta por una característica y si va al alza o la baja. Todos echan la carta de la mano que les parezca la que tiene más posibilidades de ganar y el que tenga el valor ganador se las lleva todas en su pila de descartes. Luego todos roban una y vuelta a empezar. Gana el que más cartas tenga en su mazo de descartes cuando se acaben todas las cartas. Tienen barajas temáticas para aburrir: Animales marinos, Espacio, Carnívoros, Frío Extremo, África, Perros, Animales Extraordinarios, Volcanes, Reptiles, Insectos, Animales prehistóricos, Criaturas legendarias... Para todos los gustos. Y a Daniel le gustan TODAS las opciones. Pretendía que nos quedáramos hasta jugar todos los tipos de mazos, pero le quitamos esa idea de la cabeza y nos fuimos en busca de nuestra siguiente partida...
Pero volvía a ser hora punta y no veíamos huecos libres en ninguna mesa, así que nos pusimos en la cola de las palomitas de maíz gratis para merendar y hacer otro descanso en el mirador. Los niños estaban más que dispuestos a volver a salir al exterior, pero me negué en redondo. ¡Jolín! Que frío. Así que me comí mis palomitas cómodamente sentada tras la cristalera.
Cuando volvimos al pasillo de los juegos los niños se percataron de que ya habían puesto las tablets. En esta edición pusieron sólo cuatro o cinco y ya estaban ocupadas, pero con las ganas que les tenían estos dos no dudaron en ponerse a la cola y esperar lo que hiciera falta para agarrar una.
Mientras, los paters nos fuimos a ver si había suerte con Obscurio. ¡Y hubo suerte! Tenían dos sitios libres. ¡Yujuuu! Le tenía muchas ganas a este juego. Éramos seis brujos encerrados en una biblioteca y nuestro objetivo es buscar las puertas correctas para lograr salir, antes de que se acaben los puntos de error. Un mago nos va a ayudar a encontrarlas poniendo pistas en el grimorio, pero ¡cuidado! que entre nosotros hay un traidor que hará todo lo que pueda para confundirnos.
Uno de los jugadores hace de gran mago, mira la imagen de la puerta correcta, pone otras dos imágenes al azar en el grimorio, señala lo que cree que nos puede dar pistas para adivinar la puerta correcta y nos manda cerrar los ojos a todos. Entonces llama al traidor y le pide que elija dos, una o ninguna imagen para mezclar con la verdadera. Luego el mismo elige las que quedan hasta llegar a seis y abrimos todos los ojos. El más rápido las coloca en las cavidades de la biblioteca mientras el gran mago da la vuelta a un reloj de arena que nos cuenta el tiempo para que hagamos rápidamente nuestra elección si no queremos que nos lluevan las maldiciones. A mitad del juego, podemos intentar descubrir al traidor, que si es descubierto sigue haciendo de las suyas, pero ya no vota, lo cual está bien porque cada voto equivocado te suma un punto de error y se van acabando. Perdimos pero descubrimos al traidor. Me encantó. Es de 2 a 8 jugadores, aunque a mí me parece que cuanto más mejor y para 2 no lo veo. Y para jugadores de más de 10 años, pero yo creo que mis hijos no hubieran tenido problemas. De hecho, se mosquearon un poco cuando se enteraron que habíamos jugado sin ellos.
Después de tan magnífica aventura intentamos sentarnos a jugar a Comanautas, pero sólo había hueco para uno y como vimos que era muy parecido a Fábulas de Peluche (básicamente casi igual), así que decidimos no esperar a la siguiente ronda e ir a ver si despegábamos a los peques de las tablets. De 2 a 4 y para jugadores mayores de 14 años.
Con Daniel no hubo problema. Enseguida se animó a jugar a Mafia de Cuba con nosotros y otra familia de cuatro miembros que era majísima. Es juego es muy divertido. Uno de los personajes es el Don que `puede coger hasta 5 diamantes de los 15 que tiene en un cofre y luego se lo da al que tiene a la derecha. Éste lo abre y puede coger los diamantes que quiera o una ficha de personaje que le dará un rol y un objetivo en la partida (cada tipo tiene uno diferente). Cuando todos han abierto el cofre, éste vuelve al Don, que lo coge y comprueba que ¡han desaparecido parte de sus diamantes o todos! Ahora tiene que recuperarlos. Debe preguntar a los allí reunidos cuantos diamantes o fichas de personajes había cuando abrió el cofre, averiguar si mienten o dicen la verdad y acusar a los ladrones para que los devuelvan. Si se equivoca pierde. Si el cofre llega a algún jugador vació, éste debe fingir que coge algo y permanecer con la mano cerrada. Se convierte en un pillo y gana si ganan los ladrones. Si se da este caso, ganaría el que más diamantes ha robado, así que si vas a mangar que sea a los grande y sin que te pillen. de 6 a 12 jugadores y para jugadores de más de 10 años.
Cuando acabamos la partida me fui a la zona de las tablets muy dispuesta a arrancar a Iván del mundo online, pero acabé echando una partida con él a un juego de carreras. Por cierto, creo que me hizo trampas. El caso es que logré convencerle para que dejara las pantallas y se fuera conmigo.
De camino a buscar al resto de la familia me señaló Men at Work, "mira mamá, ese juego lo tiene papi en el club. Jugamos el otro día y mola mucho". Que morro, ya me va a tener que llevar a mí también al club un día para probarlo porque tiene pintaza. Consiste en sacar cartas que te dicen lo que tienes que ir construyendo y poner las piezas sin que se te derrumbe. O eso me contó el peque. De 2 a 5 jugadores y para mayores de 8 años.
Encontramos a Daniel y a Raúl terminando una partida a Doctor Panic en la que se les acabó muriendo el paciente. Por lo visto, les mandaban hacer pruebitas a los niños desde una app y la tenían que resolver rápido. A Daniel le hizo mucha gracia. De 2 a 9 y para mayores de 7 años.
Tras juntarnos los cuatro de nuevo tuvimos mucha suerte porque nos sentamos a jugar a Ramen y vino a explicarnos las reglas uno de sus creadores. ¡De lujo! Se notaba el cariño que le tenía al juego y eso hace que los jugadores lo veamos con otros ojos. La temática es una de las que más atraen a mi hijo mayor: comida japonesa.
Más concretamente tenemos que hacer Ramen siguiendo una pauta. Tenemos unas cartas que nos dicen quién empieza primero dependiendo de las cartas que le toquen y vaya dejando en la mesa. Cuando se haga este primer paso se van escogiendo las cartas para hacer nuestro ramen de la mesa y se aplican los poderes especiales en caso de los tuviéramos, por ejemplo para cambiar el orden de los que eligen primero. Cuanto más fresco es nuestro ingrediente mejor, pero si está muy pasado podremos conseguir soja para que no se note el mal sabor, con lo que obtendremos un comodín. Los ramen no pueden tener ingredientes repetidos, hay que tener mucho cuidado porque al final multiplicaremos lo que suman las cartas que componen nuestro ramen con más componentes por el número de ramens completados, menos lo que sumen las cartas de los inconclusos. Con tres cartas diferentes ya tendríamos cerrado un ramen normalito. Hay que tener muy clara la estrategia que vamos a seguir para poder ganar en este juego. Yo perdí miserablemente. Como se nota que no soy muy buena cocinera. Aquí los niños nos palizearon. Muy chulo el juego. De 2 a 5 jugadores y para mayores de 8 años.
Yo ya estaba pensando en irnos porque veía a los peques demasiado exaltados ya, probablemente debido al agotamiento y el exceso de emociones fuertes cuando se nos cruzó la zona de Keyforge y se empeñaron en sentarse y echar una última partidita. No hizo falta mucho para convencerme. Y nos sentamos a probar los nuevos mazos, porque han sacado unas cuantas nuevas familias. Este juego me encanta. Sobre todos porque los mazos son cerrados y la forma de juego mola un montón.
Tienes que conseguir seis gemas por cada una de las tres llaves que tienes que forjar antes que tu contrincante para ellos tienes que jugar bien tus cartas y elegir cada turno cual de las tres casas que hay en tu mazo vas a usar en esa ocasión para luchar, cosechar, sacar a la mesa, usar artefactos... Mola mucho. Sólo por jugar tenías la oportunidad de intentar sacar un mazo de la edición antigua de una máquina de brazo mecánico de esos que vas dirigiendo.
Los peques consiguieron sus mazos animados por la chica que estaba controlando que ningún listo se colara. Nosotros no tuvimos tanta suerte, pero da igual. Eso de que ambos consiguieran cada uno el suyo y ninguno cayera en la fría garra de los celos, que, normalmente, da paso a la abrasadora apisonadora de la ira, no tiene precio.
Encima nos dieron unos vales regalo para cada churumbel que se intercambiaban por una bolsa con una preciosa mochila Totto (para meter los estuches que habían ganado esa mañana) y el juego Hystericoach, al que aún no nos ha dado tiempo a jugar, pero que no tiene mala pinta. Lo malo es que es para muchos jugadores. En la caja dice que de 4 a 15 jugadores, pero por las reglas parece que cuanto más mejor. Está recomendado para mayores de 8 años.
Y ahí sí que nos íbamos a ir ya, pero se le cruzó a Raúl una mesa vacío por medio y nos convenció para sentarnos a jugar a Unearth, the lost tribe, en el que somos una raza extraterrestre y nuestras maravillas han sido destruidas. Tenemos que recuperarlas tirando diferentes dados y consiguiendo materiales o cartas de maravillas. Si sacas de 1 a 3 en las tiradas te llevas un material de los que haya encima de la carta que querías, en caso de que hubiera. Si, llegas al número de la carta, se la lleva el que tenga el dado con puntuación más alta. Si hubiera empate el de la siguiente puntuación más alta. Los materiales hay que colocarlos de manera hexagonal y cuando consigas la combinación exacta para comprar un poder lo compras y puedes usar parte del hexágono ya construido para intentar conseguir el resto de fichas de poder. Puedes ayudarte con cartas que te permiten hacer acciones adicionales como volver a tirar un dado o tirar el dado antes de elegir la carta. Cuando se acaba el juego hay que contar las fichas que tengamos iguales para sumar todos los puntos. Una no puntúa nada, las parejas puntúan algo, los tríos mucho más y así. También nos gustó mucho. De 1 a 5 jugadores y para mayores de 8 años.
Al principio decidimos jugar una partida corta, pero se nos hizo demasiado corta y la alargamos un poquito. Cuando nos quisimos dar cuenta ya eran las nueve e iban a cerrar el recinto. No hay manera de irse temprano. Demasiadas tentaciones por el camino.
Me parece una pasada que te sientes, te expliquen el juego y empieces a jugar sin tener que pasarte un buen rato leyendo reglas. Y encima que te estén ayudando y asesorando siempre que lo necesites. Un lujazo. Aunque a algunos juegos sólo se pudieran jugar algunos turnos por ser demasiado largos. Al final te haces la idea de si te flipa o no igualmente.
En esta edición, los niños y yo sólo pudimos ir el sábado, pero lo aprovechamos al máximo. Raúl como siempre fue cada segundo que duró el evento. El viernes se presentó allí dispuesto a darlo todo contra Ultrón en el juego organizado de Marvel Champions. Por cierto, perdieron, pero se lo pasaron bomba. Mola mucho jugar con gente que no conoces.
En las Game on no jugamos a Marvel Champions, pero en casa sí que jugamos una partida, los niños y yo, porque Raúl se debió jugar 20 por lo menos para llegar preparado al juego organizado. Yo jugué con Spiderman contra Rhino y nos pegó una paliza de órdago. Cuando tenía cartas buenas no tenía con qué pagarlas, o eran de superhéroe y yo estaba en alter ego. Si era Spiderman, me curtía el malo y tenía que convertirme en Peter Parker para curarme, pero entonces avanzaba el plan malvado más deprisa, a la par que salían planes malvados alternativos que nos hundían más en la miseria. La primera en morir fue la capitana Marvel por arriesgar demasiado, pero yo no tardé mucho en seguirla a la tumba. Fijo que la próxima vez consigo mi venganza. Todavía tengo que probar a Hulka, Ironman y Pantera Negra. Y de los malos a Klaw y Ultrón, pero primero hay que vencer a Rhino. Raúl, con todo lo que ha jugado ya se los ha vencido a todos en modo fácil. La verdad es que tiene mucha miga porque los mazos te los puedes hacer combinando al héroes que te guste con una característica como puede ser liderazgo, agresividad, justicia... entre otras. En la caja pone que está dirigido a un público de más de 14 años, pero con un poco de guía, mis hijos de 8 y 10 años jugaron sin problemas y les encantó. De 1 a 4 jugadores.
No sé si el viernes le dio tiempo a probar algún juego más. Nosotros el sábado, casi nada más llegar, vimos a Migue Maló, el cocreador del genial Ocachess, un divertidísimo juegos con retos de cáculo y estrategia basado en los dos juegos que le dan nombre. De ajedrez sabe muchísimo este hombre, que dirige la Escuela de Ajedrez Francesch Vicent en Segorbe, y además es psicólogo.
Este juego ya cuenta con su aplicación para jugar en el móvil, un puntazo para hacerlo aún más atractivo a los ojos de ciertos niños, más tecnológicos. Por cierto, que lo último que ha creado es un tablero de ajedrez pintable para explicar jugadas y estrategias. Anda que no hubiera sido feliz mi padre con una tablero así. La de papel y boli que se hubiera ahorrado cuando se empeñaba en explicarnos sus jugadas maestras.
De repente Daniel se sentó en una mesa con los ojillos muy brillantes. Ante él se desplegaba un juego de zombies. Nosotros le seguimos sin pensarlo, pero cuando el voluntario nos empezó a explicar de qué iba nos dimos cuenta de que nos sonaba muchísimo... ¡Pero si es Zombie kids! Un juego que tenemos en casa con otro diseño totalmente diferente. Vemos que éste se llama Zombie Kidz Evolution, pero empezamos a jugar y vemos que es exactamente igual. Los niños encantados porque les gusta mucho. Terminamos la partida con una victoria absoluta y Raúl y yo nos levantamos de la mesa convencidos de que estábamos jugando mal. Luego, investigando un poquito, descubrimos que es la versión Legacy del que tenemos nosotros. Es decir que va evolucionando según se desarrollen las partidas. Teniendo en cuenta las experiencias de juego los personajes y los enemigos van subiendo de nivel en cada partida y pasan unas cosa su otras. La verdad es que esto hace que el juego gane mucho interés por nuestra parte. Se recomienda para mayores de 7 años y es de dos a cuatro jugadores.
De ahí pasamos a jugar a Twins porque el voluntario que nos estaba atendiendo nos los recomendó. Está genial. Lo hemos flipado. Cada jugador tienes tarjetas con números del 1 al 11. En el tablero se ponen tarjetas al azar colocándolas en las posiciones numeradas. Los jugadores emparejan las imágenes usando las cartas numeradas que tienen en las manos según les parezca que pueden estar relacionadas. Si coinciden dos o más jugadores con la pareja que van anunciando los jugadores se van apuntando los puntos según cuantas personas hayan coincidido en su elección. Por ejemplo, si dos personas han coincidido con que la bruja va relacionada con la foto de la choza se llevan dos puntos, el que la haya relacionado con las cerillas y el fuego cero puntos, ejem. Si coinciden tres jugadores tres puntos, y si son los cuatro , cuatro puntos. Si se coincide en la tarjeta que se deja sin pareja se puntúa doble. Es alucinante cómo se leen la mente los peques. Coincidían en casi todas. Aluciné cuando emparejaron la impresora con la taza, "Mami, ¿no ves que las tazas se imprimen en las impresoras 3D?", desde luego esta generación me da cien mil vueltas en tecnología. Se puede jugar entre 3 y 8 jugadores y se recomienda para mayores de 12 años, pero claramente pueden jugar niños más pequeños. No sólo los míos. Vi a bastantes chiquillos más pequeños sentados a esta mesa y pasándoselo pipa.
También jugamos a Crazy Mistigri, que a mí me suena muchísimo. Éste lo habíamos visto en otras jornadas seguro. Es un juego de cartas ultramono de esos en los que tienes que ir descartándote de tus cartas haciendo combos que te permiten hacer acciones especiales. El que se quede sin cartas antes gana. Lo mejor que tiene son sus ilustraciones super graciosas de gatitos. éste también es de 3 a 8 jugadores y la edad recomendada es a partir de 7 años.
En Dolores, somos unos contrabandistas qye tenemos que luchar a una especie de piedra, papel y tijera para hacernos con los tesoros que están llegando a la costa del naufragado barco Dolores. Paz, Guerra o Yo Primero son los signos que tenemos que hacer con las manos y dependiendo de los que se saque nos llevaremos todo, algo o nada de las cuatro cartas que ponemos en cada ronda frente a los jugadores. Lucharemos por unas u otras según nos interese para tratar de puntuar más y ganar. Muy entretenido. Es de 2 a 4 jugadores y la recomendación por edad dice que para niños de más de diez años, pero Iván, de ocho , jugó perfectamente y se lo pasó bomba desafiando a su padre.
Por aquí más o menos es cuando los peques se dieron cuenta de que regalaban chuches más o menos hacia la mitad del pasillo y no pararon de pasarse de vez en cuando para deleitarse con los caramelos zombies (extremadamente ácidos y que te dejaban la lengua y parte de la boca verde pútrido) y los huevos de toro y unicornio (Éstos ya no me atrevía probarlos).
Con la barriguita llena de chuches, nos sentamos a investigar Combo color, que me llamó mucho la atención. Cada jugador tiene un rotulador de un color y va a ir coloreando casillas para conquistarlas para sí. En el primer escenario, sólo se pueden colorear las casillas que estén al lado de otra ya coloreada o de una flecha. En las casillas encontramos o calcetines azules o rosas o granos de café. El número de calcetines rosas se multiplican por el número de calcetines azules y los granos de cafés se suman al resultado. El que obtenga el mayor resultado gana. Presupongo que la cosa se va complicando con el resto de los escenarios. Es un juego que atrae porque es muy visual y mola mucho para repasar el cálculo. De 2 a 4 jugadores y para mayores de 8 años.
Por supuesto, este año también repetimos con la partida de Los Hombres Lobo de Castronegro. Mola un montón porque reúnen a muchas personas y nos echamos unas risas.
Tuvimos que apuntarnos a dos partidas porque en la primera eliminaron a Daniel el primerito y me puso ojitos para probar otra vez. No nos lo pensamos dos veces porque jugar así es muy divertido.
Aquí hicimos un descanso para comer en uno de los miradores que daban a la cancha de fútbol, porque no lo había dicho aún, pero este año las Game on se celebraban en el Wanda, el Estadio del Atlético de Madrid, y eso fue un puntazo para mis niños que miraban el campo alucinados. Y eso que no son muy futboleros. Habían otros peques que se les veía mucho más emocionados.
Nosotros paramos a comer temprano porque ya se hizo la hora punta y casi no se podía ni andar por el pasillo de entre las mesas. Decidimos hacer un alto a ver si se vaciaba un poco la cosa cuando se hiciera la hora de comer de verdad.
Para hacer tiempo salimos a la caseta de Totto, patrocinadores del evento, para recoger los regalos que les hacían por meter tres bolas en una mochila a cambio de un euro.
Molaba porque era una iniciativa para luchar contra el bullying y las chapas que te daban por cada euro tenían mensajes como "Me rio CONTIGO no de TI" y "Yo no INSULTO te RESPETO como eres". El caso es que Raúl metió seis y le dieron a los peques sendos estuches bicremalleras chulísimos a elegir entre un montón de motivos y colores. Ya los tienen llenos de lápices, bolis, gomas... y listos para usarlos. Les hizo muchísima ilusión.
Cuando volvimos había menos gente ocupando las mesas y encontramos hueco en Yum Yum Island. Somos pelícanos que vivimos en una isla en la que un gigante se está comiendo toda la comida de los animales.
Tenemos que agarrar comida a ciegas y dársela de comer a los animales en su boca con ayuda de las instrucciones de nuestros compañeros. Todo lo que caiga fuera de las bocas o no sea del color que se pide (verde o rosa) se lo come el gigante. Si se le llena el estómago hemos perdido. las gafas para que no veas nada molan un montón. De 2 a 5 jugadores y para mayores de 6 años.
De repente perdimos al padre entre las mesas de Key Forge, ya no recuerdo como pasó, y nosotros pasamos un buen rato con Picture show, anda que no disfrutaban los chiquillos montando películas enteras para que los otros adivináramos la frase de la tarjeta. Porque en eso consiste. Tenemos una pantalla blanca, muchas figuras negras inmantadas, dos palitos con imanes al final y un foco para proyectar las sombras. Uno de los jugadores coge una tarjeta, elige una de las tres frases que aparece y ¡comienza el show! Con estos piezas era casi imposible adivinarlas. De 2 a 8 jugadores y para mayores de 7 años.
En esas estábamos, cuando el padre me mandó un mensaje al móvil porque había conseguido plaza en la Hora Final, uno nuevo de Arkham Horror al que le teníamos muchas ganas. Así que dejamos las sombras para ir a esta mesa. Los niños dijeron que no tenían interés en jugar con nosotros y que se iban a ver si ya habían puesto las tablets, porque en esta edición brillaban por su ausencia. No sé con quien había hablado el mayor que le había informado que se estaban cargando y que antes o después las pondrían. Así que, de vez en cuando, se pasaban por dónde se suponían que iban a estar para ver con desilusión que ahí seguía sin haber nada. Cosa que volvió a ocurrir.
Volvieron a nuestro lado muy tristes porque aún no podían engancharse a los juegos online de Asmodee. Al rato de ver como nos palizeaban los monstruos más terroríficos se cansaron y se fueron por ahí a su bola.
El juego consiste en robar cartas de acción en las que te aparecen dos opciones, una mejor en la parte de arriba y otra peor en la parte inferior. Con las cartas numeradas que tienes en la mano (siempre cuatro) tienes que colocar dos cartas de acción por jugador. De la carta con el número más bajo al más alto que hayamos puesto sobre las cartas se harán las acciones superiores de las dos primeras cartas y las inferiores de las dos últimas. Así iremos investigando para saber cómo evitar que se haga la invocación, lucharemos contra los monstruos antes de que se hagan con toda la ciudad, sellaremos caminos, etc, etc, pero cuando toque la fase de mitos cuantos más ojitos usemos en nuestras cartas para numerar las cartas de acciones peores serán las consecuencias. En nuestros primer intento morimos en el primer o segundo turno (puede que en el primero, pero vergüenza me da admitirlo jajaja) Y en el segundo intento casi, ganamos, casi... La voluntaria nos dijo que si nos servía de consuelo nadie había ganado aún. Espero que alguien lo consiguiera. ¡Menuda hazaña!
Fuimos a buscar a los niños y nos los encontramos probando los mazos de Desafío Naturaleza que, si no recuerdo mal consiste en coger tres cartas y uno de lo jugadores apuesta por una característica y si va al alza o la baja. Todos echan la carta de la mano que les parezca la que tiene más posibilidades de ganar y el que tenga el valor ganador se las lleva todas en su pila de descartes. Luego todos roban una y vuelta a empezar. Gana el que más cartas tenga en su mazo de descartes cuando se acaben todas las cartas. Tienen barajas temáticas para aburrir: Animales marinos, Espacio, Carnívoros, Frío Extremo, África, Perros, Animales Extraordinarios, Volcanes, Reptiles, Insectos, Animales prehistóricos, Criaturas legendarias... Para todos los gustos. Y a Daniel le gustan TODAS las opciones. Pretendía que nos quedáramos hasta jugar todos los tipos de mazos, pero le quitamos esa idea de la cabeza y nos fuimos en busca de nuestra siguiente partida...
Pero volvía a ser hora punta y no veíamos huecos libres en ninguna mesa, así que nos pusimos en la cola de las palomitas de maíz gratis para merendar y hacer otro descanso en el mirador. Los niños estaban más que dispuestos a volver a salir al exterior, pero me negué en redondo. ¡Jolín! Que frío. Así que me comí mis palomitas cómodamente sentada tras la cristalera.
Cuando volvimos al pasillo de los juegos los niños se percataron de que ya habían puesto las tablets. En esta edición pusieron sólo cuatro o cinco y ya estaban ocupadas, pero con las ganas que les tenían estos dos no dudaron en ponerse a la cola y esperar lo que hiciera falta para agarrar una.
Mientras, los paters nos fuimos a ver si había suerte con Obscurio. ¡Y hubo suerte! Tenían dos sitios libres. ¡Yujuuu! Le tenía muchas ganas a este juego. Éramos seis brujos encerrados en una biblioteca y nuestro objetivo es buscar las puertas correctas para lograr salir, antes de que se acaben los puntos de error. Un mago nos va a ayudar a encontrarlas poniendo pistas en el grimorio, pero ¡cuidado! que entre nosotros hay un traidor que hará todo lo que pueda para confundirnos.
Uno de los jugadores hace de gran mago, mira la imagen de la puerta correcta, pone otras dos imágenes al azar en el grimorio, señala lo que cree que nos puede dar pistas para adivinar la puerta correcta y nos manda cerrar los ojos a todos. Entonces llama al traidor y le pide que elija dos, una o ninguna imagen para mezclar con la verdadera. Luego el mismo elige las que quedan hasta llegar a seis y abrimos todos los ojos. El más rápido las coloca en las cavidades de la biblioteca mientras el gran mago da la vuelta a un reloj de arena que nos cuenta el tiempo para que hagamos rápidamente nuestra elección si no queremos que nos lluevan las maldiciones. A mitad del juego, podemos intentar descubrir al traidor, que si es descubierto sigue haciendo de las suyas, pero ya no vota, lo cual está bien porque cada voto equivocado te suma un punto de error y se van acabando. Perdimos pero descubrimos al traidor. Me encantó. Es de 2 a 8 jugadores, aunque a mí me parece que cuanto más mejor y para 2 no lo veo. Y para jugadores de más de 10 años, pero yo creo que mis hijos no hubieran tenido problemas. De hecho, se mosquearon un poco cuando se enteraron que habíamos jugado sin ellos.
Con Daniel no hubo problema. Enseguida se animó a jugar a Mafia de Cuba con nosotros y otra familia de cuatro miembros que era majísima. Es juego es muy divertido. Uno de los personajes es el Don que `puede coger hasta 5 diamantes de los 15 que tiene en un cofre y luego se lo da al que tiene a la derecha. Éste lo abre y puede coger los diamantes que quiera o una ficha de personaje que le dará un rol y un objetivo en la partida (cada tipo tiene uno diferente). Cuando todos han abierto el cofre, éste vuelve al Don, que lo coge y comprueba que ¡han desaparecido parte de sus diamantes o todos! Ahora tiene que recuperarlos. Debe preguntar a los allí reunidos cuantos diamantes o fichas de personajes había cuando abrió el cofre, averiguar si mienten o dicen la verdad y acusar a los ladrones para que los devuelvan. Si se equivoca pierde. Si el cofre llega a algún jugador vació, éste debe fingir que coge algo y permanecer con la mano cerrada. Se convierte en un pillo y gana si ganan los ladrones. Si se da este caso, ganaría el que más diamantes ha robado, así que si vas a mangar que sea a los grande y sin que te pillen. de 6 a 12 jugadores y para jugadores de más de 10 años.
Cuando acabamos la partida me fui a la zona de las tablets muy dispuesta a arrancar a Iván del mundo online, pero acabé echando una partida con él a un juego de carreras. Por cierto, creo que me hizo trampas. El caso es que logré convencerle para que dejara las pantallas y se fuera conmigo.
De camino a buscar al resto de la familia me señaló Men at Work, "mira mamá, ese juego lo tiene papi en el club. Jugamos el otro día y mola mucho". Que morro, ya me va a tener que llevar a mí también al club un día para probarlo porque tiene pintaza. Consiste en sacar cartas que te dicen lo que tienes que ir construyendo y poner las piezas sin que se te derrumbe. O eso me contó el peque. De 2 a 5 jugadores y para mayores de 8 años.
Encontramos a Daniel y a Raúl terminando una partida a Doctor Panic en la que se les acabó muriendo el paciente. Por lo visto, les mandaban hacer pruebitas a los niños desde una app y la tenían que resolver rápido. A Daniel le hizo mucha gracia. De 2 a 9 y para mayores de 7 años.
Tras juntarnos los cuatro de nuevo tuvimos mucha suerte porque nos sentamos a jugar a Ramen y vino a explicarnos las reglas uno de sus creadores. ¡De lujo! Se notaba el cariño que le tenía al juego y eso hace que los jugadores lo veamos con otros ojos. La temática es una de las que más atraen a mi hijo mayor: comida japonesa.
Más concretamente tenemos que hacer Ramen siguiendo una pauta. Tenemos unas cartas que nos dicen quién empieza primero dependiendo de las cartas que le toquen y vaya dejando en la mesa. Cuando se haga este primer paso se van escogiendo las cartas para hacer nuestro ramen de la mesa y se aplican los poderes especiales en caso de los tuviéramos, por ejemplo para cambiar el orden de los que eligen primero. Cuanto más fresco es nuestro ingrediente mejor, pero si está muy pasado podremos conseguir soja para que no se note el mal sabor, con lo que obtendremos un comodín. Los ramen no pueden tener ingredientes repetidos, hay que tener mucho cuidado porque al final multiplicaremos lo que suman las cartas que componen nuestro ramen con más componentes por el número de ramens completados, menos lo que sumen las cartas de los inconclusos. Con tres cartas diferentes ya tendríamos cerrado un ramen normalito. Hay que tener muy clara la estrategia que vamos a seguir para poder ganar en este juego. Yo perdí miserablemente. Como se nota que no soy muy buena cocinera. Aquí los niños nos palizearon. Muy chulo el juego. De 2 a 5 jugadores y para mayores de 8 años.
Yo ya estaba pensando en irnos porque veía a los peques demasiado exaltados ya, probablemente debido al agotamiento y el exceso de emociones fuertes cuando se nos cruzó la zona de Keyforge y se empeñaron en sentarse y echar una última partidita. No hizo falta mucho para convencerme. Y nos sentamos a probar los nuevos mazos, porque han sacado unas cuantas nuevas familias. Este juego me encanta. Sobre todos porque los mazos son cerrados y la forma de juego mola un montón.
Tienes que conseguir seis gemas por cada una de las tres llaves que tienes que forjar antes que tu contrincante para ellos tienes que jugar bien tus cartas y elegir cada turno cual de las tres casas que hay en tu mazo vas a usar en esa ocasión para luchar, cosechar, sacar a la mesa, usar artefactos... Mola mucho. Sólo por jugar tenías la oportunidad de intentar sacar un mazo de la edición antigua de una máquina de brazo mecánico de esos que vas dirigiendo.
Los peques consiguieron sus mazos animados por la chica que estaba controlando que ningún listo se colara. Nosotros no tuvimos tanta suerte, pero da igual. Eso de que ambos consiguieran cada uno el suyo y ninguno cayera en la fría garra de los celos, que, normalmente, da paso a la abrasadora apisonadora de la ira, no tiene precio.
Encima nos dieron unos vales regalo para cada churumbel que se intercambiaban por una bolsa con una preciosa mochila Totto (para meter los estuches que habían ganado esa mañana) y el juego Hystericoach, al que aún no nos ha dado tiempo a jugar, pero que no tiene mala pinta. Lo malo es que es para muchos jugadores. En la caja dice que de 4 a 15 jugadores, pero por las reglas parece que cuanto más mejor. Está recomendado para mayores de 8 años.
Y ahí sí que nos íbamos a ir ya, pero se le cruzó a Raúl una mesa vacío por medio y nos convenció para sentarnos a jugar a Unearth, the lost tribe, en el que somos una raza extraterrestre y nuestras maravillas han sido destruidas. Tenemos que recuperarlas tirando diferentes dados y consiguiendo materiales o cartas de maravillas. Si sacas de 1 a 3 en las tiradas te llevas un material de los que haya encima de la carta que querías, en caso de que hubiera. Si, llegas al número de la carta, se la lleva el que tenga el dado con puntuación más alta. Si hubiera empate el de la siguiente puntuación más alta. Los materiales hay que colocarlos de manera hexagonal y cuando consigas la combinación exacta para comprar un poder lo compras y puedes usar parte del hexágono ya construido para intentar conseguir el resto de fichas de poder. Puedes ayudarte con cartas que te permiten hacer acciones adicionales como volver a tirar un dado o tirar el dado antes de elegir la carta. Cuando se acaba el juego hay que contar las fichas que tengamos iguales para sumar todos los puntos. Una no puntúa nada, las parejas puntúan algo, los tríos mucho más y así. También nos gustó mucho. De 1 a 5 jugadores y para mayores de 8 años.
Al principio decidimos jugar una partida corta, pero se nos hizo demasiado corta y la alargamos un poquito. Cuando nos quisimos dar cuenta ya eran las nueve e iban a cerrar el recinto. No hay manera de irse temprano. Demasiadas tentaciones por el camino.
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