Un día cualquiera tocaron al timbre y al abrir me hicieron entrega de un paquete muy curiosón. En papel transparente habían envuelto cuatro paquetes de diseños monísimos de tiritas de Salvelox y un molde de arena para construir perfectas pirámides aztecas. Confieso que esto último me llamó mucho la atención y me dieron unas ganas de locas de irme a la playa a estrenarlo. Pero volviendo a la realidad, me fijé con detalle en los paquetes de tiritas y me fascinaron. ¡Qué bonitas! Sobre todo la de los gatitos y perritos, son tan enamorables...
Aunque las otras tres no se quedan atrás: las de Hello Kitty me recuerdan a mi infancia, porque sí señores, yo también caí bajo los encantos de la dulce gatita. Y la de los Minions y Bob Esponja tenían en éxito asegurado con mis churumbeles porque son muy fans de estas marcas. Casi no podía esperar a que volvieran del cole para enseñarles la sorpresa.
¡Y vaya si se sorprendieron! Les encantaron los diseños de la tiritas, pero no tenían ninguna heridita para ponérsela. Al más pequeño le vi demasiado decidido a conseguir una excusa para ponerse la tirita, así le aseguré que podía ponerle una sin magulladura, sólo por esta vez. pero el mayor puso el grito en el cielo. ¿¿¿Quéee??? ¿¿¿Cómo??? ¿Malgastar esas preciosidades? ¿Estamos locos? ¡De eso nada! "Y lo mejor será que las guarde yo en mi habitación", terminó diciendo mientras recogía las cajas.
Pero no se lo íbamos a poner fácil. De eso nada. Enseguida le dejé claro que las tiritas se iban al botiquín. Al poco, Iván apareció con una gran sonrisa y una mini heridita en la mano. Daniel la examinó con lupa y dictaminó que no era suficiente para usarlas, pero yo intervení antes de que se enzarzaran en una cruenta pelea y necesitáramos además el antichichones.
Por supuesto que Iván podía usar su tirita. ¡Si habían muchas! Después de una tremendo debate, llegamos a un acuerdo justo para todas las partes. Iván se pondría su ansiada tirita de los Minions y Daniel podían guardar en su habitación una tirita de cada modelo. ¡Todos contentos!
Por fin le puse la tirita al pequeño en su heridita. "¿Que tal Iván?", le pregunté, "¿Mejor?". "Síiiiiii", exclamó el pequeño con la mejor de sus sonrisas. "¿Esto tiene medicina?", quiso saber, "Es que ya no me duele". Le aseguré que me alegraba mucho, pero que la tirita no tenía medicina, que servía como protección para que no se le colaran bichos malos por el agujero en la piel que se hacía con las heridas. "¿Algo así como la costra?" inquirió. "Sí, cariño. Parecido" zanjé el tema con un besito, que los besitos de mamá también tienen propiedades curativas de valor incalculable.
Le duró bastante, un día entero. Y por la noche ya se la había quitado porque siempre le digo que por las noches no se pueden llevar tiritas para que las heridas respiren.
Según la descripción de sus características el material con el que las han fabricado es flexible y duradero, así que si se la hubiera dejado a lo mejor le hubiera durado algún día más. Encima es hipoalergénica y transpirable, ¡vamos! que no hubiera hecho falta que se la quitara por la noche. Y además protegen del agua y la suciedad, así que mi explicación sobre su utilidad fue de lo más acertada.
Cuando se nos acaben las buscaremos en nuestra farmacia. Cuestan 2,15 euros las 20 unidades, menos las de Hello Kitty que traen 14.
lunes, 30 de abril de 2018
viernes, 27 de abril de 2018
Parque temático de Alcobendas de el océano
De todos los parques temáticos para uso público que hay en Alcobendas sólo nos faltaba por visitar uno, que yo conozca. Siempre acabábamos en el del hormiguero no sé por qué. Al de los astronautas fuimos hace muchísimo y no hemos vuelto y con el del oeste lo mismo. Pero al menos los habíamos pisado, pero este, no sé por qué, nunca estaba en nuestra ruta. Bueno, sí sé por qué. Por lo visto sólo yo sabía de su existencia de toda la familia y nunca se me había ocurrido compartir tamaña sabiduría.
Hasta el día que solté que no comprendía por qué nunca querían ir al del oceano. "¿Cual es ese?" preguntó el mayor, "Pues el que parece que uno está en el fondo del mar" le contesté, "Yo quierooooo", chilló el pequeño. "¿Y por qué no has dicho nunca que existía algo como eso?", me reprochó el marido. "¿Pero si yo creía que ya lo sabíais?". Y todos: "Claro, claro... Pues si no lo dices... Ni que fuéramos adivinos..."
Pues hala, ¡todos al parque a la siguiente oportunidad! Y allí que nos plantamos muy ilusionados. Lo cierto es que es muy impresionante y original. Mis chicos no perdieron ni un segundo en ponerse a brincar entre medusas, mantas y una enorme ballena. ¡Hasta tenía un submarino muy molón! Anda que no se lo pasó bien el mayor retándonos al hundir la flota que había en su interior.
Los peques saltaron como monos locos, aunque este animal no sea muy acuático, se tiraron por el tobogán gigante, se colgaron de las cuerdas, treparon por las estructuras... Se lo estaban pasando tan bien que nos quedamos bastante tiempo más del que teníamos pensado.
A la vuelta, estaban todos de acuerdo en que teníamos que volver y en que había que revisitar los otros dos que hacía tanto que no veíamos. Es que son demasiado chulos. No me extraña que tengan premio.
Hasta el día que solté que no comprendía por qué nunca querían ir al del oceano. "¿Cual es ese?" preguntó el mayor, "Pues el que parece que uno está en el fondo del mar" le contesté, "Yo quierooooo", chilló el pequeño. "¿Y por qué no has dicho nunca que existía algo como eso?", me reprochó el marido. "¿Pero si yo creía que ya lo sabíais?". Y todos: "Claro, claro... Pues si no lo dices... Ni que fuéramos adivinos..."
Pues hala, ¡todos al parque a la siguiente oportunidad! Y allí que nos plantamos muy ilusionados. Lo cierto es que es muy impresionante y original. Mis chicos no perdieron ni un segundo en ponerse a brincar entre medusas, mantas y una enorme ballena. ¡Hasta tenía un submarino muy molón! Anda que no se lo pasó bien el mayor retándonos al hundir la flota que había en su interior.
Los peques saltaron como monos locos, aunque este animal no sea muy acuático, se tiraron por el tobogán gigante, se colgaron de las cuerdas, treparon por las estructuras... Se lo estaban pasando tan bien que nos quedamos bastante tiempo más del que teníamos pensado.
A la vuelta, estaban todos de acuerdo en que teníamos que volver y en que había que revisitar los otros dos que hacía tanto que no veíamos. Es que son demasiado chulos. No me extraña que tengan premio.
jueves, 26 de abril de 2018
Gran aventura en la cueva del dragón
Como este lunes era el día del libro, la profesora de la clase de Iván invitó al padre que quisiera a venir al colegio a leer un cuento. Pregunté al peque si quería que yo fuera y me contestó que sí entusiasmado. Pero cuando le pedí que eligiera el cuento que le apeteciera que fuera a contar me dijo muy serio que lo que él quería es que me lo inventara y contara uno como el de El niño que quería ser pirata, que ya les relaté hace dos años. ¡Ostras! Pues eso ya no era tan fácil. En cuanto volví de dejarle en el cole me senté al ordenador y me enfrenté a una hoja de word en blanco. Pero mira por donde que andaba inspirada y me salió el cuento casi del tirón.
Resulta que hacía poco que me habían hecho tragar, digoooo.... disfrutar por millonésima vez de esa trilogía tan resumidita que es la del Hobbit y me andaba rondando por la mente un dragón y un tesoro. Eso y la pandilla de peluches que habita esta casa acabó por inspirarme y con un poco de imaginación y manualidades para hacer un mapita aparente de una caverna mazmorra lo dejé todo listo para el día siguiente.
El problema es que el del pirata lo había contado miles de veces antes de ir a la clase de Iván, pero el de la cueva del dragón ni una vez y me sentía terriblemente insegura. Esa misma noche cogí de conejito de indias a mi marido y me pareció que iba a saltos y me quedaba en blanco demasiadas veces. ¡Y eso que me hice chuletitas! Así que fue peor para mis nervios. Lo ensayé un par de veces más y lo dejé por puro cansancio.
Al día siguiente, me presenté a la hora convenida con mi carrito de la compra llena de bichos de peluches, el mapa y el tesoro. Justo antes de entrar me di cuenta de que no le había puesto título al cuento, así que directamente le puse el más obvio. ¡No había tiempo para ser originales!
Me encontré con unos niños más que dispuestos a escucharme y pasárselo genial. Participaron en todos los juegos con una gran sonrisa, escucharon con mucha atención y al terminar me expresaron su agradecimiento de una forma muy amorosa. Se me fue la cosa de las manos un par de veces, pero la profe estuvo muy atenta y les llevó al orden de nuevo con mucha rapidez. La verdad es que es una experiencia fantástica.
Tras el cole me tocó repetir la historia con Daniel porque el pobre se había quedado con muchas ganas de escucharlo. Iván fue mi ayudante porque ya se lo sabía y a su hermano también le encantó nuestra sesión aventura de la cueva.
Aquí os pongo el cuento por si alguien tiene curiosidad:
"En un pueblo escondido entre montañas se guardaba un gran tesoro, pero un día un dragón muy malvado lo roba y se lo lleva a su cueva llena de monstruos y peligros. Sin el tesoro estamos perdidos, así que tenemos que recuperarlo.
Todos los niños del pueblo se reúnen en secreto mientras los mayores piensan como solucionar el problema.
El más decidido de todos les grita a los otros niños: ¡Quien se viene a rescatar el tesoro!
(¡¡¡¡Yooooooo!!!)
Pues vamos en silencio para que no nos pillen los mayores
Sssssssh sssssssssh
En silencio…
Los niños se escaparon del pueblo y pronto llegaron a la cueva. La puerta la guardaba un perro gigante con dientes afilados y unos ojos que daban miedo.
- Guau gua Quien va por ahí, ¿Por qué habéis venido a un lugar tan peligroso? Voy a comeros si no me lo decís.
(El perro da lametones a algunos niños)
(Los niños se lo explican masss o menosss)
.- Si quieres entrar tendrás que sufrir mi terrible ataque de lametones babosos y responder a una pregunta:
En la ciudad y en el campo soy amigo del hombre
Adivina quien soy sin que te diga mi nombre
A ver un volunt...
(¡¡¡El perrooooo, el perroooooo!!!)
- Está bien, podéis pasar sin que os coma. Mucho cuidado porque dentro hay muchos peligros
Los niños atravesaron el umbral de la cueva con mucho miedo, pero también decididos a recuperar el tesoro.
De repente escucharon unos ruidos terribles y empezaron a sentir picores por el cuerpo y el pelo. (A ver cómo os rascáis) Pica, pica.
¿Qué está pasando? Se preguntan
De repente dos bichillos repugnantes se plantan en frente del grupo.
- ¿Cómo os atrevéis a entrar en esta cueva llena de monstruos? - Os pregunta uno de ellos.
- Yo soy piojo y ella es pulga. Vosotros sucumbiréis ante nuestro ejército de pulgas y piojos jajajaja
Los niños se ponen a llorar muy asustados (Venga, poneros a llorar)
- ¡Parad de llorar!- exclama pulga. - No puedo veros llorar. Me da mucha pena.
- A mí también- Coincide piojo
- Está bien. Os vamos a dar una oportunidad para vencernos.
- Tenéis que hacer todo lo que nosotros digamos y si lo hacéis bien os dejaremos ir. A ver, a ver…
- ¡Tocaros una oreja con la mano derecha! ¿Esa es la derecha? ¿Seguro? ¿Tu que opinas piojo? Es que yo siempre las confundo
- Ahora agitad la mano izquierda como si estuvierais saludando!!
- Jajaja que divertido, espera, espera que me toca. ¡Todos a la pata coja!
- Sí, sí y a saltar a saltar!
- Y ahora caeros todos al suelo jajajajaja Que malos somos
- Que opinas pulga. ¿Cómo lo han hecho?
- No está mal, no está mal. Vamos a dejarles ir y encima le daremos una pista sobre el siguiente peligro:
¿Quién se chifla por la miel es peligroso y goloso?
(¡¡¡El osoooo!!!)
Los niños se marcharon corriendo rascándose todavía un poco más por el camino. Entonces un enorme gruñido se oye en la cueva.
¡Madre mía! Ha aparecido de repente un enooooorme oso con garras como cuchillos. ¡Éste sí que da miedo.
- ¡Gruaaaaaar! Parece que acaba de llegar mi cena jajajaja
Los niños tiemblan de miedo (A ver cómo tembláis)
- Que se acerque mi primer plato. A ver, a ver, pequeño aventurero. ¿Oso va con h o sin h?
("Eeeeeh ¿qué?" "Que si se escribe con h o sin h" "Mmmm ¿con h?" Todo el público: "Noooo, nooooo". El niño les mira, mira al oso y exclama "¡Sin h!")
- Muy bien, muy bien. Que se acerque mi segundo plato. ¿Y hola?
("¡Con h!")
- Jajaja te he pillado, hola de saludo va con h y ola de mar sin h. Ahora vais a tener que darme un abrazo de oso sí queréis salir de aquí. Madre mía. Sois un montón. Será mejor que os acompañe al siguiente peligro mientras me vais abrazando jajaja
Uy que ruido más raro Sssssssh Ssssssssh ¿Cuál será el próximo horror que nos espera? ¿Algún niño puede adivinarlo ya? Sssh silencio para poder oir bien el sonido. Nuestra enemiga es muy sibilina
¡¡¡Ay ay ay es una serpiente!!! ¡¡¡Y es muy grande!!!
- Jajajaja Soy una serpiente hipnotizadora y voy a hipnotizaros. Sois monos jajajaja Haced el mono. Ahora. Sois perros. ¡¡¡Ladrad!! jajaja que divertido es esto. Y ahora ¡dormid!, voy a deshipnotizar a uno de vosotros para que me cuente por qué estáis aquí. ¿Algún voluntario? Por ejemplo tú. A ver, a ver. Para deshipnotizaros tenéis que tirar este dado y sumar lo que salga.
(el niño tira el dado y resuelve la suma, así que me cuenta lo que han venido a hacer).
- Así que queréis robarle un tesoro al gran dragón. ¡Que valientes! Está bien. Os deshipnotizaré a todos porque a mí me encantan los niños buenos y valientes.
A ver:
6+3, 2+5, 6+3, 2+4…
(Evidentemente, no todos pudieron tirar los dados porque eran muchos, pero les dejé tirarlos cuando acabó el cuento).
- Muy bien. Como me habéis caído bien os voy a dar una pista importante. El dragón es muy malo y odia la alegría, la música, las canciones, los poemas, las risas, las fiestas…
Seguís vuestro camino y de repente oís:
- IIIIIIIIIIIIIIIIIH IIIIIIIIIIIIIIIIIH me habéis pisado. ¡Brutos! ¡Que sois unos brutos!
Miráis al suelo y… Ooooh una ratita negra y despelusada os mira con ojos brillantes.
Pobrecita, pedidle perdón que le habéis hecho daño.
(¡¡¡Perdooooon!!! ¡¡Lo sientooooo!!)
- Ooooh ya veo que sois muy educados ¿Qué hacéis aquí? ¿Habéis venido a ver a alguien? ¡¡¡Cómo!!! ¿Al Dragón? Qué locura. ¿Y sabéis dónde encontrarlo? ¿Noooo? Pero si queréis ir yo os puedo decir dónde está. Esperad que tengo un mapa de la cueva por aquí…
Sacamos el mapa, hacemos un repaso de por dónde hemos ido y los aventureros indican el camino a seguir hasta el tesoro.
A ver niños, a ver si llegamos al dragón. Tenéis que decir arriba, abajo, derecha, izquierda… ¡Venga vamos a por el tesoro! (Y la ratita se va moviendo por el mapa)
Uy, no, por ahí no os habéis llenado de babas que había en el suelo y en las paredes. Ay no por ahí tampoco os caen mocos en la cabeza puaaaaaj. Uy uy uy por aquí tampoco, que serán esos ojillos que brillan en la oscuridad? Mejor nos vamos.
Por fin, por fin hemos llegado donde está el dragón. Yujuuuuuu.
- ¡Qué habéis venido a hacer aquíiiiiii niños locos! Os comeré con patatas fritas. Yo soy malo de verdad. Ni os voy a hacer pruebas ni a decir acertijos. Os comeré directamente.
¡Ay madre que nos va a comer! ¿A alguien se le ocurre algo para derrotarlo? ¿Alguien se acuerda de alguna pista importante que nos dio la serpiente?
Oye, que os parece si no ponemos cantar como locos cada uno la canción que le apetezca y montamos un buen follón alegre para que no nos coma. (La verdad es que no hizo falta recordarles la pista ni decir nada expresamente porque en cuanto vieron aparecer al dragón se pusieron a cantar como locos "Lalalalalaaaaaaaa".
- ¿Qué hacéis niños? ¡¡Callaros!! Aaaarg no lo soporto. Esta bien, está bien. Os devolveré el tesoro, pero callaros por favor!!!.
Y el dragón salió volando de la cueva para no volver más.
¡¡Mirad chicos hemos recuperado el tesoro!!
(Repartimos unos detallitos y fin. Yo les llevé unos cuentitos sin letras, una chuche de chocolate y un anillo laberinto).
Y Fin :D
Resulta que hacía poco que me habían hecho tragar, digoooo.... disfrutar por millonésima vez de esa trilogía tan resumidita que es la del Hobbit y me andaba rondando por la mente un dragón y un tesoro. Eso y la pandilla de peluches que habita esta casa acabó por inspirarme y con un poco de imaginación y manualidades para hacer un mapita aparente de una caverna mazmorra lo dejé todo listo para el día siguiente.
El problema es que el del pirata lo había contado miles de veces antes de ir a la clase de Iván, pero el de la cueva del dragón ni una vez y me sentía terriblemente insegura. Esa misma noche cogí de conejito de indias a mi marido y me pareció que iba a saltos y me quedaba en blanco demasiadas veces. ¡Y eso que me hice chuletitas! Así que fue peor para mis nervios. Lo ensayé un par de veces más y lo dejé por puro cansancio.
Al día siguiente, me presenté a la hora convenida con mi carrito de la compra llena de bichos de peluches, el mapa y el tesoro. Justo antes de entrar me di cuenta de que no le había puesto título al cuento, así que directamente le puse el más obvio. ¡No había tiempo para ser originales!
Me encontré con unos niños más que dispuestos a escucharme y pasárselo genial. Participaron en todos los juegos con una gran sonrisa, escucharon con mucha atención y al terminar me expresaron su agradecimiento de una forma muy amorosa. Se me fue la cosa de las manos un par de veces, pero la profe estuvo muy atenta y les llevó al orden de nuevo con mucha rapidez. La verdad es que es una experiencia fantástica.
Tras el cole me tocó repetir la historia con Daniel porque el pobre se había quedado con muchas ganas de escucharlo. Iván fue mi ayudante porque ya se lo sabía y a su hermano también le encantó nuestra sesión aventura de la cueva.
Aquí os pongo el cuento por si alguien tiene curiosidad:
"En un pueblo escondido entre montañas se guardaba un gran tesoro, pero un día un dragón muy malvado lo roba y se lo lleva a su cueva llena de monstruos y peligros. Sin el tesoro estamos perdidos, así que tenemos que recuperarlo.
Todos los niños del pueblo se reúnen en secreto mientras los mayores piensan como solucionar el problema.
El más decidido de todos les grita a los otros niños: ¡Quien se viene a rescatar el tesoro!
(¡¡¡¡Yooooooo!!!)
Pues vamos en silencio para que no nos pillen los mayores
Sssssssh sssssssssh
En silencio…
Los niños se escaparon del pueblo y pronto llegaron a la cueva. La puerta la guardaba un perro gigante con dientes afilados y unos ojos que daban miedo.
- Guau gua Quien va por ahí, ¿Por qué habéis venido a un lugar tan peligroso? Voy a comeros si no me lo decís.
(El perro da lametones a algunos niños)
(Los niños se lo explican masss o menosss)
.- Si quieres entrar tendrás que sufrir mi terrible ataque de lametones babosos y responder a una pregunta:
En la ciudad y en el campo soy amigo del hombre
Adivina quien soy sin que te diga mi nombre
A ver un volunt...
(¡¡¡El perrooooo, el perroooooo!!!)
- Está bien, podéis pasar sin que os coma. Mucho cuidado porque dentro hay muchos peligros
Los niños atravesaron el umbral de la cueva con mucho miedo, pero también decididos a recuperar el tesoro.
De repente escucharon unos ruidos terribles y empezaron a sentir picores por el cuerpo y el pelo. (A ver cómo os rascáis) Pica, pica.
¿Qué está pasando? Se preguntan
De repente dos bichillos repugnantes se plantan en frente del grupo.
- ¿Cómo os atrevéis a entrar en esta cueva llena de monstruos? - Os pregunta uno de ellos.
- Yo soy piojo y ella es pulga. Vosotros sucumbiréis ante nuestro ejército de pulgas y piojos jajajaja
Los niños se ponen a llorar muy asustados (Venga, poneros a llorar)
- ¡Parad de llorar!- exclama pulga. - No puedo veros llorar. Me da mucha pena.
- A mí también- Coincide piojo
- Está bien. Os vamos a dar una oportunidad para vencernos.
- Tenéis que hacer todo lo que nosotros digamos y si lo hacéis bien os dejaremos ir. A ver, a ver…
- ¡Tocaros una oreja con la mano derecha! ¿Esa es la derecha? ¿Seguro? ¿Tu que opinas piojo? Es que yo siempre las confundo
- Ahora agitad la mano izquierda como si estuvierais saludando!!
- Jajaja que divertido, espera, espera que me toca. ¡Todos a la pata coja!
- Sí, sí y a saltar a saltar!
- Y ahora caeros todos al suelo jajajajaja Que malos somos
- Que opinas pulga. ¿Cómo lo han hecho?
- No está mal, no está mal. Vamos a dejarles ir y encima le daremos una pista sobre el siguiente peligro:
¿Quién se chifla por la miel es peligroso y goloso?
(¡¡¡El osoooo!!!)
Los niños se marcharon corriendo rascándose todavía un poco más por el camino. Entonces un enorme gruñido se oye en la cueva.
¡Madre mía! Ha aparecido de repente un enooooorme oso con garras como cuchillos. ¡Éste sí que da miedo.
- ¡Gruaaaaaar! Parece que acaba de llegar mi cena jajajaja
Los niños tiemblan de miedo (A ver cómo tembláis)
- Que se acerque mi primer plato. A ver, a ver, pequeño aventurero. ¿Oso va con h o sin h?
("Eeeeeh ¿qué?" "Que si se escribe con h o sin h" "Mmmm ¿con h?" Todo el público: "Noooo, nooooo". El niño les mira, mira al oso y exclama "¡Sin h!")
- Muy bien, muy bien. Que se acerque mi segundo plato. ¿Y hola?
("¡Con h!")
- Jajaja te he pillado, hola de saludo va con h y ola de mar sin h. Ahora vais a tener que darme un abrazo de oso sí queréis salir de aquí. Madre mía. Sois un montón. Será mejor que os acompañe al siguiente peligro mientras me vais abrazando jajaja
Uy que ruido más raro Sssssssh Ssssssssh ¿Cuál será el próximo horror que nos espera? ¿Algún niño puede adivinarlo ya? Sssh silencio para poder oir bien el sonido. Nuestra enemiga es muy sibilina
¡¡¡Ay ay ay es una serpiente!!! ¡¡¡Y es muy grande!!!
- Jajajaja Soy una serpiente hipnotizadora y voy a hipnotizaros. Sois monos jajajaja Haced el mono. Ahora. Sois perros. ¡¡¡Ladrad!! jajaja que divertido es esto. Y ahora ¡dormid!, voy a deshipnotizar a uno de vosotros para que me cuente por qué estáis aquí. ¿Algún voluntario? Por ejemplo tú. A ver, a ver. Para deshipnotizaros tenéis que tirar este dado y sumar lo que salga.
(el niño tira el dado y resuelve la suma, así que me cuenta lo que han venido a hacer).
- Así que queréis robarle un tesoro al gran dragón. ¡Que valientes! Está bien. Os deshipnotizaré a todos porque a mí me encantan los niños buenos y valientes.
A ver:
6+3, 2+5, 6+3, 2+4…
(Evidentemente, no todos pudieron tirar los dados porque eran muchos, pero les dejé tirarlos cuando acabó el cuento).
- Muy bien. Como me habéis caído bien os voy a dar una pista importante. El dragón es muy malo y odia la alegría, la música, las canciones, los poemas, las risas, las fiestas…
Seguís vuestro camino y de repente oís:
- IIIIIIIIIIIIIIIIIH IIIIIIIIIIIIIIIIIH me habéis pisado. ¡Brutos! ¡Que sois unos brutos!
Miráis al suelo y… Ooooh una ratita negra y despelusada os mira con ojos brillantes.
Pobrecita, pedidle perdón que le habéis hecho daño.
(¡¡¡Perdooooon!!! ¡¡Lo sientooooo!!)
- Ooooh ya veo que sois muy educados ¿Qué hacéis aquí? ¿Habéis venido a ver a alguien? ¡¡¡Cómo!!! ¿Al Dragón? Qué locura. ¿Y sabéis dónde encontrarlo? ¿Noooo? Pero si queréis ir yo os puedo decir dónde está. Esperad que tengo un mapa de la cueva por aquí…
Sacamos el mapa, hacemos un repaso de por dónde hemos ido y los aventureros indican el camino a seguir hasta el tesoro.
A ver niños, a ver si llegamos al dragón. Tenéis que decir arriba, abajo, derecha, izquierda… ¡Venga vamos a por el tesoro! (Y la ratita se va moviendo por el mapa)
Uy, no, por ahí no os habéis llenado de babas que había en el suelo y en las paredes. Ay no por ahí tampoco os caen mocos en la cabeza puaaaaaj. Uy uy uy por aquí tampoco, que serán esos ojillos que brillan en la oscuridad? Mejor nos vamos.
Por fin, por fin hemos llegado donde está el dragón. Yujuuuuuu.
- ¡Qué habéis venido a hacer aquíiiiiii niños locos! Os comeré con patatas fritas. Yo soy malo de verdad. Ni os voy a hacer pruebas ni a decir acertijos. Os comeré directamente.
¡Ay madre que nos va a comer! ¿A alguien se le ocurre algo para derrotarlo? ¿Alguien se acuerda de alguna pista importante que nos dio la serpiente?
Oye, que os parece si no ponemos cantar como locos cada uno la canción que le apetezca y montamos un buen follón alegre para que no nos coma. (La verdad es que no hizo falta recordarles la pista ni decir nada expresamente porque en cuanto vieron aparecer al dragón se pusieron a cantar como locos "Lalalalalaaaaaaaa".
- ¿Qué hacéis niños? ¡¡Callaros!! Aaaarg no lo soporto. Esta bien, está bien. Os devolveré el tesoro, pero callaros por favor!!!.
Y el dragón salió volando de la cueva para no volver más.
¡¡Mirad chicos hemos recuperado el tesoro!!
(Repartimos unos detallitos y fin. Yo les llevé unos cuentitos sin letras, una chuche de chocolate y un anillo laberinto).
Y Fin :D
miércoles, 25 de abril de 2018
Aventuras en la zona del Palacio Real
El domingo teníamos una planazo teatral, pero por causas ajenas a la organización se canceló el espectáculo y nos dieron entradas para otro día. Cómo hacía un día espectacular decidimos aprovechar para dar una vueltecita.
En nuestro camino se cruzó una tienda de segunda mano de libros y antes de que nos pudiéramos dar cuenta nuestro primogénito ya se había colado dentro. Les dejamos curiosear entre las publicaciones infantiles a placer y elegir un libro cada uno, que al día siguiente se celebraba, nada más y nada menos, que el día del libro, una fecha que, personalmente, me encanta. Ambos salieron de la tiendecita con dos flamantes tomos de actividades. El de Iván de Invizimals y el de Daniel de Skylanders. Anda que no estaban emocionados con sus adquisiciones.
Paseando paseando... Llegamos al palacio Real y allí los peques se lo pasaron genial brincando en una fuente con leones. También nos encontramos con una Menina muy solicitada y conseguimos que nos dedicara un segundo para sacarnos una foto con ella. Se ve que es muy top porque todos los que pasaban por allí se ponían a la fila para inmortalizar el momento.
Pero los peques se aburrieron poco de la colorida señorita y corrieron a los Jardines de Sabatini como si no hubiera mañana. Lo que les puede gustar a estos un parque. Y si es con estatuas impresionantes y "laberintos" de setos ya es el summum. Lo de trepar a los árboles ya ni te cuento, aunque enseguida les cortamos ese juego porque iban a lo loco y ya les veía saltando en una debil ramita y tronchándola bestiajamente. Les fastidió mucho, pero acabaron por obedecernos... masss o menosss. Lo importante era no perderles de vista, porque en cuanto nos dábamos la vuelta... ¡hala! a hacer el mono.
Iván encontró el palo perfecto. Servía para arco, para dibujar, para blandir... Tuvimos problemas para que convencerlo de que lo dejara en el parque y no se le llevara a casa a adoptado. Ya lo veía yo causando estragos en el metro, pero al final conseguí que lo dejara apoyado en una de las puertas de salida. ¡Menos mal!
También nos costó convencerles de que iniciáramos la vuelta a casa. Les encantó el paso así que vamos a tener que repetirlo pronto.
En nuestro camino se cruzó una tienda de segunda mano de libros y antes de que nos pudiéramos dar cuenta nuestro primogénito ya se había colado dentro. Les dejamos curiosear entre las publicaciones infantiles a placer y elegir un libro cada uno, que al día siguiente se celebraba, nada más y nada menos, que el día del libro, una fecha que, personalmente, me encanta. Ambos salieron de la tiendecita con dos flamantes tomos de actividades. El de Iván de Invizimals y el de Daniel de Skylanders. Anda que no estaban emocionados con sus adquisiciones.
Paseando paseando... Llegamos al palacio Real y allí los peques se lo pasaron genial brincando en una fuente con leones. También nos encontramos con una Menina muy solicitada y conseguimos que nos dedicara un segundo para sacarnos una foto con ella. Se ve que es muy top porque todos los que pasaban por allí se ponían a la fila para inmortalizar el momento.
Pero los peques se aburrieron poco de la colorida señorita y corrieron a los Jardines de Sabatini como si no hubiera mañana. Lo que les puede gustar a estos un parque. Y si es con estatuas impresionantes y "laberintos" de setos ya es el summum. Lo de trepar a los árboles ya ni te cuento, aunque enseguida les cortamos ese juego porque iban a lo loco y ya les veía saltando en una debil ramita y tronchándola bestiajamente. Les fastidió mucho, pero acabaron por obedecernos... masss o menosss. Lo importante era no perderles de vista, porque en cuanto nos dábamos la vuelta... ¡hala! a hacer el mono.
Iván encontró el palo perfecto. Servía para arco, para dibujar, para blandir... Tuvimos problemas para que convencerlo de que lo dejara en el parque y no se le llevara a casa a adoptado. Ya lo veía yo causando estragos en el metro, pero al final conseguí que lo dejara apoyado en una de las puertas de salida. ¡Menos mal!
También nos costó convencerles de que iniciáramos la vuelta a casa. Les encantó el paso así que vamos a tener que repetirlo pronto.
martes, 24 de abril de 2018
Penúltimo cuentacuentos de Harry Potter en Akira Cómics
La temporada de cuenta cuentos sobre el mundo Harry Potter de Akira Cómics está llegando a su fin. Que penita. El sábado fuimos a la penúltima sesión para empezar intentar acabar con el malísimo Voldemort. Tuvimos que dar caza a los Horróculus que encierran pequeñas partes de su alma pero no acabaremos con él hasta la última aventura, que será en junio.
¿Qué ha pasado con el cuenta cuentos de mayo? Pues que van a estar inmersos en las obras de ampliación de la tienda, así que el último evento va a ser todavía más especial. Estamos deseando ver los resultados de las reformas. Pero tranquilos, que el día del cómic gratis van a estar abiertos dándolo todo como cada año (Por cierto, que es el doce de mayo, anota anota...).
Pero volvamos a lo que estamos. Tras perseguir a Voldemort, la jefa de la casa Tortuzorro nos enseñó un truco de magia muy divertido y fácil para hacer en casa. Con una cartulina blanca recortamos una carta al tamaño que queramos y ponemos cinco puntos en un lado imitando la carta de seis puntos y dos puntos en el otro lado imitando la de tres puntos. Como me explico fatal mejor veis la foto y sacáis conclusiones. El caso, es que con un fácil (aunque hay que practicar, que lo hicimos en casa y no tuvimos tanta maña) juego de manos vamos girando la carta y enseñando por arte de magia un uno, un cuatro, un tres y un seis. ¡¡Ualaaaa!! Nuestra maga ha hecho que aparezcan de verdad el tres, el seis ¡e incluso un ocho! Esto sí que es magia, me ha asegurado el más pequeño de mis churumbeles con ojos brillantes.
También conocimos la desesperante historia de La Bruja Brunilda. Pobrecita. Le gustaba tanto el negro que todo en su casa era negro. ¡Hasta el gato! Que si cerraba sus ojos verdes se mimetizaba con el entorno y no hacía más que causar accidentes. ¡Se acabó! Lo volvió tan verde como sus ojos y así podría verlo siempre siempre siempre... Bueno, menos si salía al jardín, lleno de hierba verde, arbustos verdes... ¡Todo verde! Aquí no se le veía ni con los ojos verdes abiertos. No os preocupéis que hay final feliz.
Tras la bruja vino el cuento de un chicle muy inquieto que se convierte en muchas cosas y luego vuelve de nuevo a ser un chicle pasando las páginas en el otro sentido. A Iván le hizo muchísima gracia.
Y de nuevo la magia. Con un billete y un móvil se puede hacer un truco muy divertido. Sólo hay que hacer una foto al billete con un fondo blanco y luego una foto sólo al fondo. Se coloca estratégicamente el billete tras el móvil a la vez que se enseña la foto del mismo. Y aquí hay que tener habilidad ¡eeeeh! Seguro que yo la pifio jajaja El caso es que hay que sacar el billete a la vez que pasamos a la siguiente foto disimuladamente y da la impresión de que el billete sale de la pantalla. ¡Mola un montón!
El tercer truco también es muy fácil de reproducir en casa. ¡La de cosas que estamos aprendiendo en esta escuela de magos! Sólo necesitamos recortar un cuadradito en el que nos quepa un dedo en un tubo de servilletas de cocina. Cogemos una cuerda y hacemos un nudo flojito, metemos la cuerda en el tubo, enganchamos secretamente el dedo en la cuerda y ¡tachán! desaparece el nudo.
Con el siguiente cuento nos reímos mucho porque en el Castillo de Parlotabras todas las cosas se llaman de una forma extrañísima: el fuego, todoloabrasa; el agua todolomoja; el gato, todolomanga; el sombrero, tapacocos... Así que es un poco difícil comunicarse, pero hay situaciones en las que es muy muy muy importante hacerse entender. Ahora estamos en casa todo el día cambiando los nombres a las cosas y partiéndonos de risa. Por ejemplo, nuestro todolomanga se cargado una todololleva y una protegepies en un sólo día ainsss.
El último cuento fue "El país de los cuentos perdidos", una preciosa historia sobre el valor, la amistad y la imaginación. Y encima era en verso, que mola mucho más.
Y para acabar la sesión: ¡el truco científico! Los magos de la escuela transformaron un simple globo en una pelota que bota genial sólo con envolverlo de cierta forma con cinta de embalar. Otro que hemos hecho en casa en casa también. Ualaaaaaa.
¡Ah bueno! Que eso no fue de verdad lo último. Como broche final, todos los alumnos se fueron de allí con una deliciosa chuche. ¡Lo mejor del mundo para terminar!
Que pena que sólo quede una sesión más esta temporada. Si no quieres perdértela apúntate a los cuentacuentos de Akira Cómics.
¿Qué ha pasado con el cuenta cuentos de mayo? Pues que van a estar inmersos en las obras de ampliación de la tienda, así que el último evento va a ser todavía más especial. Estamos deseando ver los resultados de las reformas. Pero tranquilos, que el día del cómic gratis van a estar abiertos dándolo todo como cada año (Por cierto, que es el doce de mayo, anota anota...).
Pero volvamos a lo que estamos. Tras perseguir a Voldemort, la jefa de la casa Tortuzorro nos enseñó un truco de magia muy divertido y fácil para hacer en casa. Con una cartulina blanca recortamos una carta al tamaño que queramos y ponemos cinco puntos en un lado imitando la carta de seis puntos y dos puntos en el otro lado imitando la de tres puntos. Como me explico fatal mejor veis la foto y sacáis conclusiones. El caso, es que con un fácil (aunque hay que practicar, que lo hicimos en casa y no tuvimos tanta maña) juego de manos vamos girando la carta y enseñando por arte de magia un uno, un cuatro, un tres y un seis. ¡¡Ualaaaa!! Nuestra maga ha hecho que aparezcan de verdad el tres, el seis ¡e incluso un ocho! Esto sí que es magia, me ha asegurado el más pequeño de mis churumbeles con ojos brillantes.
También conocimos la desesperante historia de La Bruja Brunilda. Pobrecita. Le gustaba tanto el negro que todo en su casa era negro. ¡Hasta el gato! Que si cerraba sus ojos verdes se mimetizaba con el entorno y no hacía más que causar accidentes. ¡Se acabó! Lo volvió tan verde como sus ojos y así podría verlo siempre siempre siempre... Bueno, menos si salía al jardín, lleno de hierba verde, arbustos verdes... ¡Todo verde! Aquí no se le veía ni con los ojos verdes abiertos. No os preocupéis que hay final feliz.
Tras la bruja vino el cuento de un chicle muy inquieto que se convierte en muchas cosas y luego vuelve de nuevo a ser un chicle pasando las páginas en el otro sentido. A Iván le hizo muchísima gracia.
Y de nuevo la magia. Con un billete y un móvil se puede hacer un truco muy divertido. Sólo hay que hacer una foto al billete con un fondo blanco y luego una foto sólo al fondo. Se coloca estratégicamente el billete tras el móvil a la vez que se enseña la foto del mismo. Y aquí hay que tener habilidad ¡eeeeh! Seguro que yo la pifio jajaja El caso es que hay que sacar el billete a la vez que pasamos a la siguiente foto disimuladamente y da la impresión de que el billete sale de la pantalla. ¡Mola un montón!
El tercer truco también es muy fácil de reproducir en casa. ¡La de cosas que estamos aprendiendo en esta escuela de magos! Sólo necesitamos recortar un cuadradito en el que nos quepa un dedo en un tubo de servilletas de cocina. Cogemos una cuerda y hacemos un nudo flojito, metemos la cuerda en el tubo, enganchamos secretamente el dedo en la cuerda y ¡tachán! desaparece el nudo.
Con el siguiente cuento nos reímos mucho porque en el Castillo de Parlotabras todas las cosas se llaman de una forma extrañísima: el fuego, todoloabrasa; el agua todolomoja; el gato, todolomanga; el sombrero, tapacocos... Así que es un poco difícil comunicarse, pero hay situaciones en las que es muy muy muy importante hacerse entender. Ahora estamos en casa todo el día cambiando los nombres a las cosas y partiéndonos de risa. Por ejemplo, nuestro todolomanga se cargado una todololleva y una protegepies en un sólo día ainsss.
El último cuento fue "El país de los cuentos perdidos", una preciosa historia sobre el valor, la amistad y la imaginación. Y encima era en verso, que mola mucho más.
Y para acabar la sesión: ¡el truco científico! Los magos de la escuela transformaron un simple globo en una pelota que bota genial sólo con envolverlo de cierta forma con cinta de embalar. Otro que hemos hecho en casa en casa también. Ualaaaaaa.
¡Ah bueno! Que eso no fue de verdad lo último. Como broche final, todos los alumnos se fueron de allí con una deliciosa chuche. ¡Lo mejor del mundo para terminar!
Que pena que sólo quede una sesión más esta temporada. Si no quieres perdértela apúntate a los cuentacuentos de Akira Cómics.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)