De nuevo, el guión se ha hecho a la medida del protagonista principal, Javier, encarnado por Santiago Segura, un padre de familia más que numerosa que, desde la anterior peli, ha cogido el toro por los cuernos para tener más presencia en la vida de su familia. Un papel que le queda como un guante gracias a su humor cafre, eso no se lo podemos negar. El resto del reparto tiene un papel más coral con sus momentos de gloria.
Sobre todo, Loles León, que logra robar presencia a la estrella del filme en algunos momentos en su papel de arpía con buen corazón. Cuando la suegra llega todo se vuelve aún más frágil, inestable y explosivo. Sí, aunque parezca increíble, las cosas pueden volverse aún más surrealistas.
Los cameos de famosos han sido un acierto. Lo que me he podido reír con algunos. Sobre todo con uno. Seguro que descubrís enseguida con cual si veis la película.
La recomendación de edad es a partir de 8 años, en contraste con la primera, que era para todos los públicos. No vi ninguna escena subida de tono, pero es cierto que hay muchos momentos que un niño pequeño no va a entender. Desde luego, mis hijos la tienen escrita en su lista de los deseos. Sobre todo, desde que vieron que uno de los personajes nuevos es José Luis, un perrito al que no le hace falta tener mucha personalidad porque su monería ya le hace destacar. Ya será raro que haya algún niño que no se derrita cada vez que asome su hociquito por la pantalla.
A las fieras les encantó la primera y saben que la segunda va a ser éxito asegurado porque ellos no piden obras maestras del séptimo arte, sino un humor comprensible, divertido y con el que, incluso puedan llegar sentirse identificados. Porque, tanto si eres padre o hijo en las edades que se representan, seguro que hay al menos una situación que te recuerde vivencias propias y hagan que te partas recordándolas.
Además, a mis peques les encantan los niños de la familia, aunque sus actuaciones no sean perfectas. A ellos les llenan más las expresiones y gestos de cada uno, tirando a lo gamberro o marisabidillos, que las interpretaciones de Oscar. En esta ocasión, surgen nuevos problemas con cada uno de ellos y continúan los que se quedaron en el aire. El padre de familia se las veía muy felices con el desenlace anterior, pero no hace falta mucho para que todo se le vuelva a ir de las manos. Como la vida misma. Un giro inesperado hará que su vida vuelva al caos del que salió gracias a su aplicación Conchy. Y es que hay cosas que ni una app móvil puede solucionarte. A veces no queda otra que guiarse por el corazón. Y ya se sabe que éste no es nada infalible y sí extremadamente emocional.