El miércoles me encontré al mayor bajando del autobús frente al cole. Era el día de la excursión a La Granja de los cuentos y todos los peques venían eufóricos. Daniel me saludó encantado y vino corriendo hacia mí, pero le indiqué que no abandonara la fila porque si no me iba a caer una bronca bien gorda. Muy formalito entró con su profesora al centro.
A los cinco minutos lo estaba recogiendo en la puerta de su clase. A él le parecería una inmensa tontería ir a clase sólo para que le recogiera su mama que había visto hacía nada, pero para los padres y los profesores el orden y el control es imprescindible.
El peque salió con una cosa en la mano que parecía un panal y me metió prisa para que se lo abriera y comérselo. Ingenua de mí seguí sus instrucciones y cuando lo estaba chupando, una madre se acercó a mí para comentarle lo bonita que le parecía la vela que habían hecho los niños. Atacada se la arranqué de las manos. "¡Que no se comeeeeee!" Casi le grité. Daniel se rió con ganas y aseguró que sólo quería probarlo. ¡Ay madre! Que chico. También traía un CD de un cuento y canciones. Diferente al del año pasado. No tardaría mucho en reunirse con el resto de Cds infantiles en el coche para amenizar viajes.
No tenía muchas esperanzas de que me contara nada, a pesar de que no calla ni debajo del agua se empeña en decir que no se acuerda de nada de lo que hace en el cole, pero, para mi sorpresa empezó a largar espontáneamente. Yo no me atrevía a interrumpirle por si acaso. De vez en cuando soltaba alguna exclamación para que viera que le estaba escuchando muy interesada y prosiguiera su relato.
"Hemos visto muuuuchos animales, mami. Le hemos dado de comer a los cerdos y a las ovejas, pero a los cerdos más. Venían corriendo y se nos subían. Yo agarré el mío y lo puse en el agua para que bebiera y se quedó muy quieto. La oveja no me la he traído, pero al cerdo sí. Lo he puesto al lado del dragón, pero no te preocupes, que no se lo va a comer porque se lo he dicho yo. Para no comérsela se ha quedado dormido. El caracol y la babosa gigantes son amigos porque están juntos.... blablablá...." No, si ya me extrañaba a mí....
viernes, 31 de enero de 2014
jueves, 30 de enero de 2014
El día de la paz y nuestro mural casero
Este año me apetecía hacer algo dirigido a la celebración del día de la paz. Había visto muchas ideas chulas en Internet, pero me parecía demasiado complicadas para mis niños o para hacer entre muchos. Me dejé de historias y decidí usar el revés de un poster para hacer un mural en el que no podía faltar la paloma con la rama de olivo.
Quería que fuese una actividad divertida que no les sonara mucho a rollo cole. Lo único que se me ocurrió es que dieran rienda suelta a su imaginación con témpera azul (estoy segura de que ambos hubieran elegido el rojo si les hubiera dado la opción, pero a mí este color sobre la paloma me daba muy mal rollo). Entusiasmados empezaron pintando a groso modo con los dedos. Con toallitas en las manos y la atención en sus manitas al cien por cien me puse por reto evitar que me redecoraran el salón de tan pitufo color. Afortunadamente, se centraron en el papel que tenían delante.
Cuando se cansaron de pringosearse, se pasaron al pincel. Daniel se dedicó a pintar el interior de la paloma bastante bien y saliéndose muy poco e Iván a pintarse la mano. Cuando se cansó de su mano le pilló el gusto a inundar de pintura el mural y ahí tuve que ponerle freno para su disgusto.
Enfurruñado, se levantó de un salto de la silla dispuesto a posar sus manitas distraídamente en cualquier lugar, pero yo fui más rápida. Confiando en el sentido común del mayor, guié al pequeño hasta el baño y le froté vigorosamente las dos armas de destrucción masiva en la que acababan sus bracitos. Más tranquila, volví al lado de Daniel y empecé a quitar pintura de la zona de su hermano con una toallita. Al menos para que ese trozo de paloma volviera a ser visible. A mi primogénito le encantó como quedaba la pintura tras mis labores de limpieza y comenzó a imitarme y a pintar "cielo" a base de retirar la pintura sobrante con toallitas.
Dejamos secar un rato el cartel y le propuse a los niños pegar encima una serie de hombrecitos que yo había recortado una par de días antes y mi niño mayor me había ayudado a decorar. Iván no se animó a pintar los hombrecitos en su momento y tampoco a pegarlos en el mural.
Daniel estaba tan encantado con su pegamento de barra, que me pidió que no le ayudara a pegar. Entonces comenzó a preguntare por qué no hacíamos monstruos u hombrecitos sin brazos o piernas y los pegábamos también. Yo me negué en redondo. Y entonces caí en la cuenta que... ¡era discriminación pura y dura! Yo sólo quería pegar hombrecitos perfectos para que el mural quedara bonito. ¡Qué demonios le estaba enseñando al niño! Avergonzada hasta el tuétano, regresé a su lado para reconocer mi error. "Ya lo he pegado todos mami, peeeeero... este de aquí es cuatro brazos (un alienígena monstruoso de una famosa serie de dibujos animados) ¡Podemos ponerle dos brazos más! ¿A que si mami?" ¿Y que hice yo? Pues recortar dos brazos más, pintarlos de rojo y pegarlos en el muñeco en cuestión ¡que estaba justo en el centro!
Quería que fuese una actividad divertida que no les sonara mucho a rollo cole. Lo único que se me ocurrió es que dieran rienda suelta a su imaginación con témpera azul (estoy segura de que ambos hubieran elegido el rojo si les hubiera dado la opción, pero a mí este color sobre la paloma me daba muy mal rollo). Entusiasmados empezaron pintando a groso modo con los dedos. Con toallitas en las manos y la atención en sus manitas al cien por cien me puse por reto evitar que me redecoraran el salón de tan pitufo color. Afortunadamente, se centraron en el papel que tenían delante.
Cuando se cansaron de pringosearse, se pasaron al pincel. Daniel se dedicó a pintar el interior de la paloma bastante bien y saliéndose muy poco e Iván a pintarse la mano. Cuando se cansó de su mano le pilló el gusto a inundar de pintura el mural y ahí tuve que ponerle freno para su disgusto.
Enfurruñado, se levantó de un salto de la silla dispuesto a posar sus manitas distraídamente en cualquier lugar, pero yo fui más rápida. Confiando en el sentido común del mayor, guié al pequeño hasta el baño y le froté vigorosamente las dos armas de destrucción masiva en la que acababan sus bracitos. Más tranquila, volví al lado de Daniel y empecé a quitar pintura de la zona de su hermano con una toallita. Al menos para que ese trozo de paloma volviera a ser visible. A mi primogénito le encantó como quedaba la pintura tras mis labores de limpieza y comenzó a imitarme y a pintar "cielo" a base de retirar la pintura sobrante con toallitas.
Dejamos secar un rato el cartel y le propuse a los niños pegar encima una serie de hombrecitos que yo había recortado una par de días antes y mi niño mayor me había ayudado a decorar. Iván no se animó a pintar los hombrecitos en su momento y tampoco a pegarlos en el mural.
Daniel estaba tan encantado con su pegamento de barra, que me pidió que no le ayudara a pegar. Entonces comenzó a preguntare por qué no hacíamos monstruos u hombrecitos sin brazos o piernas y los pegábamos también. Yo me negué en redondo. Y entonces caí en la cuenta que... ¡era discriminación pura y dura! Yo sólo quería pegar hombrecitos perfectos para que el mural quedara bonito. ¡Qué demonios le estaba enseñando al niño! Avergonzada hasta el tuétano, regresé a su lado para reconocer mi error. "Ya lo he pegado todos mami, peeeeero... este de aquí es cuatro brazos (un alienígena monstruoso de una famosa serie de dibujos animados) ¡Podemos ponerle dos brazos más! ¿A que si mami?" ¿Y que hice yo? Pues recortar dos brazos más, pintarlos de rojo y pegarlos en el muñeco en cuestión ¡que estaba justo en el centro!
miércoles, 29 de enero de 2014
Cuando llegue al cielo...
"Mami, cuando llegue al cielo, dentro de mucho, mucho tiempo, le voy pedir a Dios que me convierta en un esqueleto y que me deje volver a Madrid para asustar a la gente ¿Crees que lo va hacer?" Me pregunto mi primogénito pillándome desprevenida.
"Eeeeh" piensa, piensa, piensa, "Pues... No veo por qué no te va a dejar. A lo mejor sí. Si no se lo preguntas no lo sabes". Fue mi "genial" respuesta.
"Pero entonces se lo podemos pedir todos ¿Verdad mami? Así vamos todos juntos a asustar a la gente" me dijo con los ojos brillantes de la emoción. Seguro que ya nos imaginaba como familia de esqueletos surgiendo de cualquier rincón oscuro para pillar a una pobre víctima desprevenida y darle el susto de su vida.
"Bueno, yo si quieres sí, pero al resto se lo tienes que preguntar. A lo mejor no les gusta mucho eso de convertirse en esqueletos" Objeté yo a su plan.
"Bueno mami, pero también podemos pedir que nos convierta en monstruos..." Uy uy uy, eso sí que no.
"Lo siento Daniel, pero no creo que Dios acceda a convertirte en un monstruo para que regreses a la tierra a asustar a la pobre gente" aseguré echando un jarro de agua fría a su excesiva imaginación.
"Oh, bueno, entonces esqueletos ¿Vale mami?" Se quedo un rato mirándome sin decir nada. Miedo daba verle pensar tan concentrado.
"¿Y si vamos ahora?" propuso con la mejor de sus sonrisas.
"No, Daniel" casi grité, "Vas a tener que esperar a que pasen muchos, muchos, muchísimos años"
"Eeeeh" piensa, piensa, piensa, "Pues... No veo por qué no te va a dejar. A lo mejor sí. Si no se lo preguntas no lo sabes". Fue mi "genial" respuesta.
"Pero entonces se lo podemos pedir todos ¿Verdad mami? Así vamos todos juntos a asustar a la gente" me dijo con los ojos brillantes de la emoción. Seguro que ya nos imaginaba como familia de esqueletos surgiendo de cualquier rincón oscuro para pillar a una pobre víctima desprevenida y darle el susto de su vida.
"Bueno, yo si quieres sí, pero al resto se lo tienes que preguntar. A lo mejor no les gusta mucho eso de convertirse en esqueletos" Objeté yo a su plan.
"Bueno mami, pero también podemos pedir que nos convierta en monstruos..." Uy uy uy, eso sí que no.
"Lo siento Daniel, pero no creo que Dios acceda a convertirte en un monstruo para que regreses a la tierra a asustar a la pobre gente" aseguré echando un jarro de agua fría a su excesiva imaginación.
"Oh, bueno, entonces esqueletos ¿Vale mami?" Se quedo un rato mirándome sin decir nada. Miedo daba verle pensar tan concentrado.
"¿Y si vamos ahora?" propuso con la mejor de sus sonrisas.
"No, Daniel" casi grité, "Vas a tener que esperar a que pasen muchos, muchos, muchísimos años"
martes, 28 de enero de 2014
Premio Conóceme
Mamá al habla me ha concedido un premio con mucho corazón. Me encanta el blog de esta mamá porque nos cuenta un montón de cosas muy interesantes de su día a día. Experiencias, consejos, trucos... A mí me ha dado muchísimas ideas para aplicar con mis peques. Tiene un blog lleno de amor por su dragoncito y su duende.
Muchas gracias por concederme este premio tan bonito. Me ha encantado conocerte un poco más a través de tus respuestas. Aquí escribo las mías.
1- ¿Qué pretendes con tu blog? Guardar un buen recuerdo y compartir con mi familia canaria el día a día con mis hijos.
4- Tipo de música: Me gustan casi todos los estilos, pero el flamenco no lo puedo soportar
2- ¿Qué cualidades buscas en otros blogs? Supongo que me gustan los que cuentan cosas normales y cotidianas sobre la maternidad, aunque sigo de todo tipo, cada uno por cosas diferentes
3- ¿Película favorita? El violinista sobre el tejado.
5-¿Casa o piso? Ático enorme con terraza increíble. Por soñar...
6-¿Dónde y con quién pasarías el puente próximo? Con mi familia, el lugar no importa.
7-¿Usas tacones? Casi nunca. Y cuando los uso son un sufrimiento :S
8-¿Pelele o vaqueros para tu bebé?para las que no tenéis bebés ¿vaqueros o falda? Vaqueros para que puedan enguarrarse bien en el parque sin que dé tanta pena.
9-¿Turismo cultural o de descanso? ¿Con niños se puede descansar o disfrutar de una visita cultural? ¿En serio? Eso me da esperanza
10- Tu mejor viaje... Qué difícil elegir. Me decanto por Roma porque para mí fue una sorpresa la de rincones maravillosos que encontré allí con Raúl
11-Viaje pendiente...China. Trabajé en una sección sobre turismo en China que me puso los dientes largos y ¡nunca he tenido la oportunidad de ir a ver todos esos lugares maravillosos con mis propios ojos!
Y ahora me gustaría dar este premio tan chulo a:
- Attempra
lunes, 27 de enero de 2014
La casita de muñecas
Con cajas de regalo, zapatos y un tetrabrick de leche, construí una casita de muñecas llena de personajes de Lego para mis niños. ¡Les encantó! Estuvieron jugando muchísimo tiempo. Lo mejor es que se pelearon poco porque se iban intercambiando las habitaciones y su contenido tan a gusto. La idea era ir haciendo cada vez más y más habitaciones con cajas e ir completándola, pero en manos de mis pequeños nada dura demasiado y pronto empezaron a desprenderse detalles.
Hay que confesar que a Iván se le da mejor eso de destruir que a su hermano mayor, por eso de la edad supongo, pero cuando se ponen los dos el apocalipsis es una tontería a su lado. No en vano les llamo Atila y Godzilla.
Mi niño mayor me pidió que reconstruyera las habitaciones, pero lo que hice fue hacerles edificaciones sencillas con las pizas de Lego. El proyecto casita de muñecas se ha quedado aparcado hasta que sean menos destructivos, aunque me temo que en unos años no les va a llamar nada la atención.
Hay que confesar que a Iván se le da mejor eso de destruir que a su hermano mayor, por eso de la edad supongo, pero cuando se ponen los dos el apocalipsis es una tontería a su lado. No en vano les llamo Atila y Godzilla.
Mi niño mayor me pidió que reconstruyera las habitaciones, pero lo que hice fue hacerles edificaciones sencillas con las pizas de Lego. El proyecto casita de muñecas se ha quedado aparcado hasta que sean menos destructivos, aunque me temo que en unos años no les va a llamar nada la atención.
domingo, 26 de enero de 2014
Premio precioso
No tengo perdón. Recibí este premio en septiembre del años pasado de la mano de Gisela, La casita de los búhos, y mirad cuando lo agradezco.
La única excusa que tengo es que los post de agradecimiento por recibir un premio me gusta currármelos un poco. ¡Y tiempo es ahora mismo lo que me falta! Os suena ¿verdad? Todos estamos igual. Qué estrés de vida.
El caso es que esta mamá de dos estupendos retoños, como ella misma los llama, hace verdaderas maravillas con el fieltro. Si queréis ver sus creaciones sólo tenéis que ir a visitarla. Lo último que he visto con unas coronas de cumpleaños increíbles.
Y he descubierto este tesoro de blog gracias a este premio que me concedió su autora hace meses (vergüenza debería darme). Me ha hecho muchísima ilusión que pensaras en mi. Muchísimas gracias.
Paso a contestar las preguntas de Gisela:
Soñando ser mamá
De lluvias y paraguas
Diario de una madre en prácticas
Dressing Ivana
Namasté bebés
Amagic mother
Mi querido TDAH
Desde mi planeta
Mis trucos (y tus trucos) para educar
Duerme feliz, sin llorar
Los nominados deben responder las once preguntas y pasarle el premio a otros once blogs.
Que te regalen flores siempre alegra el día :D
La única excusa que tengo es que los post de agradecimiento por recibir un premio me gusta currármelos un poco. ¡Y tiempo es ahora mismo lo que me falta! Os suena ¿verdad? Todos estamos igual. Qué estrés de vida.
El caso es que esta mamá de dos estupendos retoños, como ella misma los llama, hace verdaderas maravillas con el fieltro. Si queréis ver sus creaciones sólo tenéis que ir a visitarla. Lo último que he visto con unas coronas de cumpleaños increíbles.
Y he descubierto este tesoro de blog gracias a este premio que me concedió su autora hace meses (vergüenza debería darme). Me ha hecho muchísima ilusión que pensaras en mi. Muchísimas gracias.
Paso a contestar las preguntas de Gisela:
- ¿Cómo se te ocurrió crear un blog? Fue una idea que surgió de repente cuando mi madre me confesó que le daba mucha tristeza no poder seguir las andanzas de su reciente nieto por vivir tan lejos de nosotros. No es lo mismo que verlo en directo, pero, puedo asegurar que muy pocas cosas se pierde mi madre desde que tengo el blog :D
- ¿Qué clase de blogs sueles visitar? De madres sobre todo, pero en mi blogroll encuentras de todo.
- ¿Qué temas sueles tocar en tu blog? Mis hijos, mis hijos y... a ver, a ver... ¡Mis hijos!
- ¿Cúal ha sido el momento más bonito vivido con tu blog? Cuando escribí sobre mis partos.
- ¿Colores fuertes o tonos suaves? Me gustan todos.
- ¿Cada cuanto actualizas tu blog? Lo máximo que puedo. Estoy realmente enganchada...
- ¿Mañanas o noches? Cuando tengo un ratito libre, que suele ser por la noche cuando los peques duermen. Normalmente, dejo programada las entradas para que se publiquen por las mañanas.
- El blog que sigues a diario es... Normalmente, los que aparecen en mi blogroll en ese momento
- Explícanos un poco más de ti Soy madre y estoy desesperada jajaja
- ¿Te apoyan en casa cuando dedicas tiempo a tu blog? Al 100% Mi madre no podría vivir sin mi blog. Si no publico ya me está llamando a ver que pasa jajaja
- ¿A quién le dedicas el premio? Enumero mi lista, aunque, como siempre, son muchos más.
Soñando ser mamá
De lluvias y paraguas
Diario de una madre en prácticas
Dressing Ivana
Namasté bebés
Amagic mother
Mi querido TDAH
Desde mi planeta
Mis trucos (y tus trucos) para educar
Duerme feliz, sin llorar
Los nominados deben responder las once preguntas y pasarle el premio a otros once blogs.
Que te regalen flores siempre alegra el día :D
sábado, 25 de enero de 2014
¡Mamá ha dicho una palabrota!
Cuando mi hijo me soltó "Mamá, ¡has dicho una palabrota!" con una sonrisa de oreja a oreja me eché a temblar, porque, la verdad es que, aunque intento controlarme, digo muchas, ¡sobre todo cuando pierdo los nervios!.
"¿Cual?" le pregunté arrepintiéndome en el acto por hacerle tal pregunta. "¡¡¡culooooo!!!" exclamó encantado. Por un momento me regodeé en mi sensación de alivio, pero al instante algo se rebeló en mi mente.
"Cariño, eso no es una palabrota. ¡Es una parte del cuerpo!" Le expliqué muy sorprendida.
"Nooooo, mamá. Es una palabrota porque a la gente no le gusta que les llame así" me replicó el pacientemente.
"Estoy segura de que también les molestaría que les llamara nariz, mano o pié ¡y tampoco son palabrotas! Mira. El culo es esto, esto es la barriguita, esto los brazos jajaja" le indicaba mientras le hacía cosquillas.
Él se desternillaba, pero seguía erre que erre con que culo es una palabrota. Y a día de hoy no he logrado convencerle de lo contrario.
"¿Cual?" le pregunté arrepintiéndome en el acto por hacerle tal pregunta. "¡¡¡culooooo!!!" exclamó encantado. Por un momento me regodeé en mi sensación de alivio, pero al instante algo se rebeló en mi mente.
"Cariño, eso no es una palabrota. ¡Es una parte del cuerpo!" Le expliqué muy sorprendida.
"Nooooo, mamá. Es una palabrota porque a la gente no le gusta que les llame así" me replicó el pacientemente.
"Estoy segura de que también les molestaría que les llamara nariz, mano o pié ¡y tampoco son palabrotas! Mira. El culo es esto, esto es la barriguita, esto los brazos jajaja" le indicaba mientras le hacía cosquillas.
Él se desternillaba, pero seguía erre que erre con que culo es una palabrota. Y a día de hoy no he logrado convencerle de lo contrario.
jueves, 23 de enero de 2014
Arañitas para pintar
Cuando estuvimos en Las Palmas de Gran Canaria mi madre me sorprendió con unas arañas de madera que venían con un pincel y botecitos de tempera para que los niños las personalizaran a gusto. Una monada que encontró en Tiger por un precio risible. La idea era poner a los tres primos a pintar tan a gusto en la terraza aprovechando el tiempo tan bueno que nos pilló, pero entre unas cosas y otras no dio tiempo.
Así que nos dio la de los niños para que lo hicieran en Madrid. Una tarde que los tenía aburridos se me ocurrió sacarlas. Preparamos todo para que el daño por tempera en el hogar fuera mínimos y los dejé que desarrollaran sus dotes artísticas.
Les encantó el juguete. Daniel se empeñó en usar todos los colores, mezclarlos y pringar la araña al máximo. En cambio, Iván se decantó por el rojo y no abandonó ese color durante toda la actividad. No quiso ni oír hablar del resto de las témperas. El único cambo de tonalidad en su araña se la dio su hermano en un despiste del pequeñín.
Cuando se cansaron de pintar, las pusimos a secar. Les costó muchísimo entender que no podían jugar con ellas porque me pringarían toda la casa.
Al día siguiente estuvieron secas por fin y ya se las pude dar para que jugaran con ellas. ¡Les encanta!
Así que nos dio la de los niños para que lo hicieran en Madrid. Una tarde que los tenía aburridos se me ocurrió sacarlas. Preparamos todo para que el daño por tempera en el hogar fuera mínimos y los dejé que desarrollaran sus dotes artísticas.
Les encantó el juguete. Daniel se empeñó en usar todos los colores, mezclarlos y pringar la araña al máximo. En cambio, Iván se decantó por el rojo y no abandonó ese color durante toda la actividad. No quiso ni oír hablar del resto de las témperas. El único cambo de tonalidad en su araña se la dio su hermano en un despiste del pequeñín.
Cuando se cansaron de pintar, las pusimos a secar. Les costó muchísimo entender que no podían jugar con ellas porque me pringarían toda la casa.
Al día siguiente estuvieron secas por fin y ya se las pude dar para que jugaran con ellas. ¡Les encanta!
martes, 21 de enero de 2014
Iván está hecho un toro
Siempre que se va acercando la fecha de la revisión de Iván me pongo de los nervios. Y eso que el chiquillo se muestra lleno de energía y pletórico en su estado natural... casi casi asalvajado e incontrolable. Aunque parezca extraño, su actitud rebelde, traviesa y demoledora, a partes iguales, me llena de tranquilidad con respecto a su corazón. Eso sí, a veces lo estampaba, como comúnmente se dice.
El caso es que estaba segura de que nos iban a decir que todo iba a bien y aun así iba temblando de ansiedad. El peque enseguida mostró su disconformidad con la idea de ir al hospital, pero se dejó llevar. Una vez allí celebró que hubieran puesto juguetes y libros en la sala de espera. Una idea excelente, teniendo en cuenta las horas que te pegas allí.
A la hora nos llamaron por megafonía para hacerle el cardiograma al chiquitín. Huelga decir que se puso histérico. Había que sujetarle muy fuerte para que no se arrancara los cables. Nada más acabar la prueba se volvió hacia a mí y me ordenó que le llevara a casa, pero no podía ser, así que le volví a enseñar el rincón de los juguetes. Encontramos un caballo de peluche que le fascinó hasta que nos llamaron de nuevo. Esta vez tocaba la ecocardio. Nos recibió una cardióloga que no conocíamos y que era muy simpática, aunque se le notaba bastante verde. Se desesperó un poco con la actitud de Iván y nos advirtió que en la próxima visita a lo mejor veía necesario dormirlo. Pronto descubrirá que el comportamiento de mi niño es el normal en los peques de su edad. No creo que hayan muchos bebés que se queden tan tranquilos mientras les pringan con un gel congelado.
Entre cuentos de piratas, marcianos, de lunas y personajes de la tele, canciones y más milongas logramos una exploración bastante decente. Resultado: está casi igual que en la anterior consulta y no requiere de ningún tratamiento. Pidan cita para dentro de seis o nueve meses.
Antes de irnos se pasó a verle su cardiólogo. Fue todo un detalle que nosotros, como padres, agradecimos profundamente.
De allí fuimos directamente a pedir la cita, aunque yo ya sabía lo que me iban a decir: listas cerradas, intente llamarnos por teléfono en abril. Esperanza Aguirre hizo mucho daño con su invento de cerrar las listas de espera para que las cifras no llegaran a cotas escandalosas. Luego tocará llamar día sí y día también hasta que abran las listas, pero eso es lo de menos. ¡Lo importante es que Iván está como un toro!
El caso es que estaba segura de que nos iban a decir que todo iba a bien y aun así iba temblando de ansiedad. El peque enseguida mostró su disconformidad con la idea de ir al hospital, pero se dejó llevar. Una vez allí celebró que hubieran puesto juguetes y libros en la sala de espera. Una idea excelente, teniendo en cuenta las horas que te pegas allí.
A la hora nos llamaron por megafonía para hacerle el cardiograma al chiquitín. Huelga decir que se puso histérico. Había que sujetarle muy fuerte para que no se arrancara los cables. Nada más acabar la prueba se volvió hacia a mí y me ordenó que le llevara a casa, pero no podía ser, así que le volví a enseñar el rincón de los juguetes. Encontramos un caballo de peluche que le fascinó hasta que nos llamaron de nuevo. Esta vez tocaba la ecocardio. Nos recibió una cardióloga que no conocíamos y que era muy simpática, aunque se le notaba bastante verde. Se desesperó un poco con la actitud de Iván y nos advirtió que en la próxima visita a lo mejor veía necesario dormirlo. Pronto descubrirá que el comportamiento de mi niño es el normal en los peques de su edad. No creo que hayan muchos bebés que se queden tan tranquilos mientras les pringan con un gel congelado.
Entre cuentos de piratas, marcianos, de lunas y personajes de la tele, canciones y más milongas logramos una exploración bastante decente. Resultado: está casi igual que en la anterior consulta y no requiere de ningún tratamiento. Pidan cita para dentro de seis o nueve meses.
Antes de irnos se pasó a verle su cardiólogo. Fue todo un detalle que nosotros, como padres, agradecimos profundamente.
De allí fuimos directamente a pedir la cita, aunque yo ya sabía lo que me iban a decir: listas cerradas, intente llamarnos por teléfono en abril. Esperanza Aguirre hizo mucho daño con su invento de cerrar las listas de espera para que las cifras no llegaran a cotas escandalosas. Luego tocará llamar día sí y día también hasta que abran las listas, pero eso es lo de menos. ¡Lo importante es que Iván está como un toro!
lunes, 20 de enero de 2014
Los dibujos de los niños de segundo de infantil
Esa tarde todos los niños de la clase de Daniel nos traían el cuento de la unidad embellecido con un dibujo estilo libre. Uno de los amiguitos de mi hijo le contaba a su madre que había pintado a la profesora, otro, que a su mamá y Daniel..., bueno, Daniel me explicó emocionado cuantos cuernos, garras, ojos, colmillos afilados y narices tenían su monstruo sediento de sangre (por cierto, que la sangre también la pintó). ¿Debería empezar a preocuparme?
sábado, 18 de enero de 2014
Influencias de la tele: Camole ahora es Ben 10 e Iván el mono botas
¿Os acordais del malvado Camole? Era el niño imaginario autor de todas las trastadas infantiles que ocurrían en mi humilde hogar según el mayor de mis hijos. Pues ahora se llama Ben 10 y puede adoptar míultiples formas alienígenas, aunque sólo puede verle Daniel y, resulta, que es su primo.
Os sonará el nombre, porque se trata del protagonista de una serie de dibujos abnimados de bastante éxito y que ahora triunfa en mi hogar. Cada vez que pasa algo malo, mi niño jura y perjura que ha sido Ben 10 y no él. He amenzado con echar a tan singular personaje de casa, pero siendo invisible no veo la manera.
Mi niño pequeño tampoco se libra de las influencias televisivas y se pasa el día imitando a los monos. No caí en el personaje que emulaba hasta que un día me soltó "Yo Botas. Uh. Ah. Uh". Ahora lo tengo saltando, trepando y haciendo el mono de una manera de lo más temeraria.
Con lo que les gustan los libros, no entiendo por qué no imitan algún personaje de las páginas en vez de uno de las pantallas. Supongo que habrá que esperar a que aprendan a leer para que se enganchen así a las letras.
Os sonará el nombre, porque se trata del protagonista de una serie de dibujos abnimados de bastante éxito y que ahora triunfa en mi hogar. Cada vez que pasa algo malo, mi niño jura y perjura que ha sido Ben 10 y no él. He amenzado con echar a tan singular personaje de casa, pero siendo invisible no veo la manera.
Mi niño pequeño tampoco se libra de las influencias televisivas y se pasa el día imitando a los monos. No caí en el personaje que emulaba hasta que un día me soltó "Yo Botas. Uh. Ah. Uh". Ahora lo tengo saltando, trepando y haciendo el mono de una manera de lo más temeraria.
Con lo que les gustan los libros, no entiendo por qué no imitan algún personaje de las páginas en vez de uno de las pantallas. Supongo que habrá que esperar a que aprendan a leer para que se enganchen así a las letras.
viernes, 17 de enero de 2014
Y más reyes, ahora en casa de las abuelas de Madrid
El aluvión de regalos no acabó ese ocho de enero al regresar de Las Palmas de Gran Canaria, sino que se prolongó hasta el domingo siguiente, cuando quedamos a comer con las abuelas de Madrid para que entregaran sus regalos a los nietos.
Confieso que mis peques se portaron francamente mal. Y eso que los regalos les gustaron, pero creo que ya están más que saturados.
No se mostraron agradecidos con los reyes Magos e, incluso, Iván se enfadó al ver el juego de Dora la exploradora que escondía su paquete. Tuve que calmarlo, darle muchos mimitos y jugar con él al juego para que descubriera lo mucho que le gustaba. A Daniel sí que le gustó su camión de la serie de Ben 10, pero lo trató a patadas y eso hizo que me enfureciera.
Lo que sí tuvo un éxito arrasador fueron las máscaras de Ironman con luz en los ojos. Incluso el tío Luis se convirtió en Tony Stark unos minutos para echarnos unas risas.
También cayó ropa, lo que me viene muy bien a mí, pero que desató malas caras y comentarios despreciativos de mis chiquitines. No querían ni ver la ropa, hasta que proclamé que entonces me la quedaba yo. Empecé a hacer el amago de que me iba a poner un jersey de uno y una camiseta del otro y los dos se abalanzaron para arrancarme SU ropa de las manos.
Esto me demostró que estos chiquillos han llegado a la conclusión de que se lo merecen todo.
Al final de la jornada estaba tan enojada que les amenacé con regalar todos sus juguetes nuevos al primer niño que pasara por delante de nuestra puerta.
Lo que tenemos claro es que las próximas Navidades vamos a replantearnos el tema regalos y reducirlos mucho para que no acaben tan malacostumbrado.
Por ahora, Raúl me ha hecho prometer que no va a entrar ni un sólo juguete en casa hasta los cumpleaños de los niños. ¡Y para eso quedan nueve meses!
Confieso que mis peques se portaron francamente mal. Y eso que los regalos les gustaron, pero creo que ya están más que saturados.
No se mostraron agradecidos con los reyes Magos e, incluso, Iván se enfadó al ver el juego de Dora la exploradora que escondía su paquete. Tuve que calmarlo, darle muchos mimitos y jugar con él al juego para que descubriera lo mucho que le gustaba. A Daniel sí que le gustó su camión de la serie de Ben 10, pero lo trató a patadas y eso hizo que me enfureciera.
Lo que sí tuvo un éxito arrasador fueron las máscaras de Ironman con luz en los ojos. Incluso el tío Luis se convirtió en Tony Stark unos minutos para echarnos unas risas.
También cayó ropa, lo que me viene muy bien a mí, pero que desató malas caras y comentarios despreciativos de mis chiquitines. No querían ni ver la ropa, hasta que proclamé que entonces me la quedaba yo. Empecé a hacer el amago de que me iba a poner un jersey de uno y una camiseta del otro y los dos se abalanzaron para arrancarme SU ropa de las manos.
Esto me demostró que estos chiquillos han llegado a la conclusión de que se lo merecen todo.
Al final de la jornada estaba tan enojada que les amenacé con regalar todos sus juguetes nuevos al primer niño que pasara por delante de nuestra puerta.
Lo que tenemos claro es que las próximas Navidades vamos a replantearnos el tema regalos y reducirlos mucho para que no acaben tan malacostumbrado.
Por ahora, Raúl me ha hecho prometer que no va a entrar ni un sólo juguete en casa hasta los cumpleaños de los niños. ¡Y para eso quedan nueve meses!
miércoles, 15 de enero de 2014
La escalera encantada: emocionante hasta el final
Hace poco llegó a casa un paquete que esperaba con ansia. Dentro de la caja estaba el juego de La Escalera Encantada de Devir. Lo había ganado en un sorteo organizado por Mimitos de Mims, una página en la que están constantemente sorteando regalos increíbles. El caso es que, para mi sorpresa, el programa que elige al ganador aleatoriamente mostró mi numerito y casi me caigo de la silla de la emoción cuando me enteré.
Con manos temblorosas abrí el paquete ante la expectante mirada de mi primogénito. Cuando vió que la cosa iba de fantasmas se sintió de lo más interesado. Enseguida montamos una partidita improvisada.
Las reglas del juego son muy originales. Para ganar hay que esforzarse mucho y prestar la máxima atención porque después de hacerte el lío mil veces, ya no sabes donde está tu ficha y dónde la del resto de jugadores. Muchas veces, llegas el primero... ¡con la ficha de otro! Así que gana el otro gracias a ti. Una forma maravillosa de ayudar a los peques a gestionar la frustración al perder la partida.
El caso es que Daniel, sufrió todo el rato porque mil veces se puso el primero y mil veces se fue a a cola. él o la ficha que estuviera bajo el fantasma. Mi marido y yo perdimos de vista nuestras fichas porque los shows que nos montaba el peque cada vez que se quedaba al último no nos dejaba concentrarnos, pero Daniel controló su fantasma en todo momento y así se demostró al final, cuando legó a la meta y al destapar su fantasma... ¡Allí estaba su ficha! Vaya poder de concentración. En cambio, Raúl y yo habíamos intercambiado personajes jajaja
Con manos temblorosas abrí el paquete ante la expectante mirada de mi primogénito. Cuando vió que la cosa iba de fantasmas se sintió de lo más interesado. Enseguida montamos una partidita improvisada.
Las reglas del juego son muy originales. Para ganar hay que esforzarse mucho y prestar la máxima atención porque después de hacerte el lío mil veces, ya no sabes donde está tu ficha y dónde la del resto de jugadores. Muchas veces, llegas el primero... ¡con la ficha de otro! Así que gana el otro gracias a ti. Una forma maravillosa de ayudar a los peques a gestionar la frustración al perder la partida.
El caso es que Daniel, sufrió todo el rato porque mil veces se puso el primero y mil veces se fue a a cola. él o la ficha que estuviera bajo el fantasma. Mi marido y yo perdimos de vista nuestras fichas porque los shows que nos montaba el peque cada vez que se quedaba al último no nos dejaba concentrarnos, pero Daniel controló su fantasma en todo momento y así se demostró al final, cuando legó a la meta y al destapar su fantasma... ¡Allí estaba su ficha! Vaya poder de concentración. En cambio, Raúl y yo habíamos intercambiado personajes jajaja
La maquina de hacer pasta
¡Ya hemos estrenado uno de los regalos que me trajeron los reyes! Una auténtica máquina de hacer pasta.
Lo mejor de todo es que no fui yo la que se puso manos a la masa. Fue mi maridín el que se puso a ello, con la inestimable ayuda de su primogénito. Lo que sí hice fue degustar el riquísimo plato que me pusieron delante. Es increíble lo buenísima que está la pasta casera.
Así da gusto. De esos regalos quiero todos. !Pero que me vengan con los cocineros incorporados! Jajaja
Lo mejor de todo es que no fui yo la que se puso manos a la masa. Fue mi maridín el que se puso a ello, con la inestimable ayuda de su primogénito. Lo que sí hice fue degustar el riquísimo plato que me pusieron delante. Es increíble lo buenísima que está la pasta casera.
Así da gusto. De esos regalos quiero todos. !Pero que me vengan con los cocineros incorporados! Jajaja
domingo, 12 de enero de 2014
Y más reyes y lo que nos queda...
Otro viaje de avión horroroso manteniendo a raya al más pequeño de la familia como podía y de nuevo en los madriles. Tuvimos mucha suerte porque al dejar Gran Canaria les llegó una tormenta tremenda y al llegar a la capital nos recibió un invierno muy amable. ¡Esta visto que llevamos el sol con nosotros! Jajaja
Los peques estaban inaguantables tras el palizón del viaje. Después de dar una guerra tremenda, a Iván se le cerraban los ojitos justo después de que anunciaran el aterrizaje en Barajas por megafonía.
Cuando Raúl aparcó el coche en el garaje los dos estaban en los brazos de Morfeo, pero bastó sugerirles que a lo mejor los Reyes se habían acordado de dejar algún regalo en nuestra casa para que saltaran como su tuvieran un resorte en el trasero y corrieran hasta el hogar.
El bebé lo primero que hizo nada más llegar, fue ir directo a la tele y gritar "¡¡¡Dora!!! Supongo que tanto salir y no parar la pata durante las Navidades ha hecho que echara de menos horriblemente. No nos habíamos dado cuenta.
No fue difícil convencerle de que siguiera a su hermano hasta la habitación de los juguetes. Allí encontramos muchísimos paquetes y un plato lleno de migas de galleta. ¡Los Reyes se lo habían comido todo! Que ilusión.
Cada niño abrió un paquete que resultó que albergaba libros fascinantes. Iván estuvo un buen rato jugando con el suyo de piratas que traía escenarios troquelados y recortes de piratas, tesoros, animales... Una preciosidad. Y Daniel no apartaba los ojos del libro maqueta de esqueleto (lo que le puede gustar el cuerpo humano). También le gustaron muchísimo los de superhéroes.
Al principio nos deteníamos en cada nueva sorpresa, pero habíamos llegado muy tarde del viaje y al día siguiente había cole, así que tuvimos que aligerar. Al final todo era un caos de papeles de regalo volando por los aires y luchas por uno u otro juguete. Tuvimos que poner un poco de orden y mandarlos a la cama con la promesa de que al día siguiente, al volver del cole, podrían jugar todo lo que quisieran.
Los Reyes se han portado muy bien con nosotros. Y, lo que es mejor, han acertado con los regalos, porque los niños se han pasado estos días jugando con todo muy a gusto. ¡Gracias Reyes!
Los peques estaban inaguantables tras el palizón del viaje. Después de dar una guerra tremenda, a Iván se le cerraban los ojitos justo después de que anunciaran el aterrizaje en Barajas por megafonía.
Cuando Raúl aparcó el coche en el garaje los dos estaban en los brazos de Morfeo, pero bastó sugerirles que a lo mejor los Reyes se habían acordado de dejar algún regalo en nuestra casa para que saltaran como su tuvieran un resorte en el trasero y corrieran hasta el hogar.
El bebé lo primero que hizo nada más llegar, fue ir directo a la tele y gritar "¡¡¡Dora!!! Supongo que tanto salir y no parar la pata durante las Navidades ha hecho que echara de menos horriblemente. No nos habíamos dado cuenta.
No fue difícil convencerle de que siguiera a su hermano hasta la habitación de los juguetes. Allí encontramos muchísimos paquetes y un plato lleno de migas de galleta. ¡Los Reyes se lo habían comido todo! Que ilusión.
Cada niño abrió un paquete que resultó que albergaba libros fascinantes. Iván estuvo un buen rato jugando con el suyo de piratas que traía escenarios troquelados y recortes de piratas, tesoros, animales... Una preciosidad. Y Daniel no apartaba los ojos del libro maqueta de esqueleto (lo que le puede gustar el cuerpo humano). También le gustaron muchísimo los de superhéroes.
Al principio nos deteníamos en cada nueva sorpresa, pero habíamos llegado muy tarde del viaje y al día siguiente había cole, así que tuvimos que aligerar. Al final todo era un caos de papeles de regalo volando por los aires y luchas por uno u otro juguete. Tuvimos que poner un poco de orden y mandarlos a la cama con la promesa de que al día siguiente, al volver del cole, podrían jugar todo lo que quisieran.
Los Reyes se han portado muy bien con nosotros. Y, lo que es mejor, han acertado con los regalos, porque los niños se han pasado estos días jugando con todo muy a gusto. ¡Gracias Reyes!
martes, 7 de enero de 2014
Los Reyes canarios llegaron cargados de regalos
Los niños de esta casa han debido ser muy buenos porque los Reyes canarios han llegado con las alforjas bien llenas. Eso, o que les gustó mucho lo que les pusimos para cenar esa noche mágica.
Lo cierto, es que un poco de carbón de azúcar también dejaron para recordar lo que pasa si el comportamiento no es el más adecuado durante todo el año.
Daniel se levantó loco por abrir sus regalos. A duras penas conseguimos que esperar a que se levantara su hermano, al que tuvimos que despertar para evitar que al mayor le diera un ataque de nervios.
Mi madre les alcanzó un gran paquete que venía lleno de muñecos de Ben 10, el actual ídolo de nuestro primogénito. A Iván también le encantaron los ejércitos de alienígenas horribles que escondía el papel de regalo. Se pasaron un buen rato jugando, guerreando con los muñecos y peleándose por los más feos y grotescos. Así hicimos tiempo para que llegara el resto de la familia.
A nosotros nos gusta abrir los regalos con tranquilidad, pero mi madre es una atrotinada y en cuestión de segundos ya había repartido todos los paquetes y yo ya no sabía que le había regalado a quien. Después de la sesión exprés de entrega de regalos nos preguntamos con tranquilidad delante del desayuno. El café lo hizo mi hermana con la cafetera que le habían traído a mi madre y estaba delicioso.
La mayor sorpresa me la llevé yo cuando desenvuelvo un paquete y me encuentro con una barbie. Pensé que me había equivocado y había abierto un regalo de Natalia, pero en realidad era una vieja deuda que tenían los Reyes Magos conmigo desde hacía muchos años.
Todas las navidades pedía una para Reyes, y todos los años me traían Nancys, barriguitas, Chabeel... De todo, menos la Barbie (mi madre las odiaba). A mí me hacía mucha ilusión lo que me traían, pero siempre me quedaba un poco desconsolada porque todas mis amigas tenían Barbies, menos yo. Pues bien, señores, ¡ya tengo mi Barbie! Y una princesa nada menos. La pienso poner en un lugar de honor en mi casa bien lejos de la zarpas de mi príncipes, por si acaso. ¡Más vale tarde que nunca! como me dijo mi madre.
Daniel recibió unas pistolas Nerf que le encantaron, Iván un tambor que se ha convertido en el amor de su vida. Y los dos, unos relojes preciosos que se apropió Daniel en menos de un minuto y unas espadas, hachas y escudos de Gomaeva que ya figuran entre sus juguetes favoritos y con los que jugaron muy a gusto con su padre, aunque sería más acertado decir que jugaron contra su padre que recibió los golpes de sus entusiasmados retoños estoicamente.
Lo cierto, es que un poco de carbón de azúcar también dejaron para recordar lo que pasa si el comportamiento no es el más adecuado durante todo el año.
Daniel se levantó loco por abrir sus regalos. A duras penas conseguimos que esperar a que se levantara su hermano, al que tuvimos que despertar para evitar que al mayor le diera un ataque de nervios.
Mi madre les alcanzó un gran paquete que venía lleno de muñecos de Ben 10, el actual ídolo de nuestro primogénito. A Iván también le encantaron los ejércitos de alienígenas horribles que escondía el papel de regalo. Se pasaron un buen rato jugando, guerreando con los muñecos y peleándose por los más feos y grotescos. Así hicimos tiempo para que llegara el resto de la familia.
La mayor sorpresa me la llevé yo cuando desenvuelvo un paquete y me encuentro con una barbie. Pensé que me había equivocado y había abierto un regalo de Natalia, pero en realidad era una vieja deuda que tenían los Reyes Magos conmigo desde hacía muchos años.
Todas las navidades pedía una para Reyes, y todos los años me traían Nancys, barriguitas, Chabeel... De todo, menos la Barbie (mi madre las odiaba). A mí me hacía mucha ilusión lo que me traían, pero siempre me quedaba un poco desconsolada porque todas mis amigas tenían Barbies, menos yo. Pues bien, señores, ¡ya tengo mi Barbie! Y una princesa nada menos. La pienso poner en un lugar de honor en mi casa bien lejos de la zarpas de mi príncipes, por si acaso. ¡Más vale tarde que nunca! como me dijo mi madre.
Daniel recibió unas pistolas Nerf que le encantaron, Iván un tambor que se ha convertido en el amor de su vida. Y los dos, unos relojes preciosos que se apropió Daniel en menos de un minuto y unas espadas, hachas y escudos de Gomaeva que ya figuran entre sus juguetes favoritos y con los que jugaron muy a gusto con su padre, aunque sería más acertado decir que jugaron contra su padre que recibió los golpes de sus entusiasmados retoños estoicamente.
domingo, 5 de enero de 2014
Tiempo bien aprovechado
No nos podemos quejar, hemos aprovechado muy bien el tiempo en la isla canaria. Además de la playa, llevamos a los niños al parque Doramas, que es una preciosidad y siempre se o pasan bien admirando los enormes peces del estanque y jugando en los columpios. Hemos salido con las bicis que han heredado de su prima por una plaza enorme porque si no a Iván le daba algo. "Bichi, bichi, bichiiiiii" chillaba cada vez que pasábamos por el garage y las veía aparcadas.
Hemos visitado la exposición de belenes del ejército en el que se presentaba también el de la unidad de mi hermano. El año pasado lo hicieron con figuras de papiroflexia y éste de clics, ¡una chulada!
Disfrutamos de la piscina de la casa de mi hermana, en la que nos sumergimos a pesar de que el agua estaba congelada para agradar a los pequeños, que no parecían notar el frío y a los que tuvimos que sacar a rastras para que no cogieran una pulmonía. El contraste entre fuera y dentro era increíble.
Nos dimos un salto al jardín botánico, que es alucinante. Allí aprovechó Raúl para sacar fotos que luego subiría a su red social sobre la naturaleza. Desayunamos en un rincón encantador y luego nos dedicamos a explorarlo para alegría de los niños. ¡Hasta una tumba encontramos! La de su fundador, que estaba escondida en la maleza. Suerte que mi hermano se conoce muy bien el jardín y les guió hasta ella. Para los adultos puede resultar un poco macabro, pero los niños alucinaban con el hallazgo de su tío.
Desayunamos chocolate con churros en casa de mi hermana. Nos tomamos un helado en Triana mientras paseábamos por su ancha calle. Era un antojo que tuvieron los chiquillos nada más pisar la tierra grancanaria y no se lo negamos. En realidad, no nos hemos privado de nada. Las vacaciones hay que disfrutarlas a tope.
Mi madre no me ha permitido hacer nada de la casa para que descansara y nos ha tenido a cuerpo de rey. Supongo que va a necesitar toda una semana para recuperarse de nuestra visita.
Incluso, hemos tenido un poco de tiempo en pareja Raúl y yo. Una noche le dejamos los niños a la abuela Matilde y nos fuimos a cenar a un restaurante encantador con muchas sorpresas culinarias. Fue un soplo de aire fresco para nuestra relación y siempre viene bien recordar que dentro de la familia seguimos siendo una pareja.
Y esta tarde, se fueron Raúl y Daniel a ver pasar la cabalgata de Reyes. Yo me quedé en casa con el más pequeño porque se nos había quedado torrado en el coche tras la sesión de piscina en casa de mi hermana. Preferimos dejarle descansar que meterlo de lleno en la multitud. Su hermano se lo pasó en grande viendo a sus majestades y gritándoles que estamos en Las Palmas y no en Madrid para que no se olvidaran de traerle los regalos aquí. Llegó a casa tardísimo, agotado y contando que había visto muchos romanos.
Hemos visitado la exposición de belenes del ejército en el que se presentaba también el de la unidad de mi hermano. El año pasado lo hicieron con figuras de papiroflexia y éste de clics, ¡una chulada!
Disfrutamos de la piscina de la casa de mi hermana, en la que nos sumergimos a pesar de que el agua estaba congelada para agradar a los pequeños, que no parecían notar el frío y a los que tuvimos que sacar a rastras para que no cogieran una pulmonía. El contraste entre fuera y dentro era increíble.
Nos dimos un salto al jardín botánico, que es alucinante. Allí aprovechó Raúl para sacar fotos que luego subiría a su red social sobre la naturaleza. Desayunamos en un rincón encantador y luego nos dedicamos a explorarlo para alegría de los niños. ¡Hasta una tumba encontramos! La de su fundador, que estaba escondida en la maleza. Suerte que mi hermano se conoce muy bien el jardín y les guió hasta ella. Para los adultos puede resultar un poco macabro, pero los niños alucinaban con el hallazgo de su tío.
Desayunamos chocolate con churros en casa de mi hermana. Nos tomamos un helado en Triana mientras paseábamos por su ancha calle. Era un antojo que tuvieron los chiquillos nada más pisar la tierra grancanaria y no se lo negamos. En realidad, no nos hemos privado de nada. Las vacaciones hay que disfrutarlas a tope.
Mi madre no me ha permitido hacer nada de la casa para que descansara y nos ha tenido a cuerpo de rey. Supongo que va a necesitar toda una semana para recuperarse de nuestra visita.
Incluso, hemos tenido un poco de tiempo en pareja Raúl y yo. Una noche le dejamos los niños a la abuela Matilde y nos fuimos a cenar a un restaurante encantador con muchas sorpresas culinarias. Fue un soplo de aire fresco para nuestra relación y siempre viene bien recordar que dentro de la familia seguimos siendo una pareja.
Y esta tarde, se fueron Raúl y Daniel a ver pasar la cabalgata de Reyes. Yo me quedé en casa con el más pequeño porque se nos había quedado torrado en el coche tras la sesión de piscina en casa de mi hermana. Preferimos dejarle descansar que meterlo de lleno en la multitud. Su hermano se lo pasó en grande viendo a sus majestades y gritándoles que estamos en Las Palmas y no en Madrid para que no se olvidaran de traerle los regalos aquí. Llegó a casa tardísimo, agotado y contando que había visto muchos romanos.
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