Fajitas Old el Paso ¡Ay que no pican!

Cuando me invitaron desde Youzz a participar en una campaña de Fajitas Old el Paso me dieron una gran alegría. Me parece una receta perfecta para cocinar con niños y educarles el gusto en sabores y culturas foráneas. Cuando, encima, me informaron de que era una nueva receta que no pica, ya fue el sumum. Así no nos la jugamos con los peques, porque como sea un sabor muy fuerte son capaces de rechazarlos sólo por el olor.

Estaba deseando que me llegara el kit gastronómico y cuando llegó... ¡Madre del amor hermoso! allí habían ingredientes para seis familias. Así que repartí entre los amigos para que disfrutaran de la experiencia igual que nosotros.

El día elegido fue el viernes, porque siempre hacemos cena cine y las fajitas cuadraban perfectamente con el plan familar. De hecho, los hacían aún más divertido. Llamé a los peques y les expliqué que hoy íbamos a cocinar comida mexicana. Los dos estaban impacientes por empezar. Todo eso que mamá había desplegado en la mesa tenía una pinta deliciosa.


Comenzamos por preparar el pollo tal y como recomiendan desde Old el paso desde un práctico vídeo. Les di sendas bolsas a los chiquillos que rellenamos del rebozado y en el que introducimos el pollo. Cerramos las bolsas con un buen nudo... ¡Y ahora a bailar! Sacudieron las bolsas, las tiraron al aire, saltaron como locos... Cuando les dije que ya era suficiente me miraron con  cara de pocos amigos. Que aguafiestas soy.

Ahora venía el siguiente paso, colocar el pollo, perfectamente rebozado con tanto meneo, en la bandeja de horno, sin aceite ni mantequilla. A palo seco. Estuvieron un buen rato colocando las tiras de pollo como si hicieran un puzzle y cuando se cansaron empezaron a colocarlas a puñados. Cuando me anunciaron que habían terminado, metí la bandeja en el horno y les avisé que podían irse a jugar los quince minutos que tardaba en hacerse el pollo. Estuvieron todo el tiempo persiguiéndome y preguntando: ¿Ya? ¿ya? ¿ya? Los quince minutos más largos de mi vida.

Por fin, pasó el tiempo de horneo y saqué unas tiras de pollo de lo más jugosas, Las puse en un bol para que se fueran enfriando y preparamos las tortitas como pone en las instrucciones. Se las puse en un plato, les acerqué el bol con el pollo, les dejé el bote de salsa a mano, una cuchara y ellos se hicieron las fajitas a su gusto. No me molesté en darles la lechuga y el tomate fresco cortado porque sé que no lo van a poner dentro de la fajita. Aunque en la mía y la de Raúl sí que añadí esos ingredientes.

¡Y listo! ¡A cenar! Nos sólo son fáciles y divertidas de cocinar, sino que nos encantó su sabor.

Estaban tan ricas que los niños nos han hecho prometer que les compraría más y se han empeñado en instaurar en casa la cocina internacional. El domingo desayunamos creps, anoche comimos fideos chinos y ya nos han preparado un menú italiano, otro japonés y otro francés para esta semana. y el viernes que viene... "fajitas, mami".