Una noche, pasé a mirar si todo iba bien en la habitación de los peques antes de irme a la cama y me encontré a Daniel sentado en la postura del loto.
"¿Que haces" le pregunté un poco mosca. "Yoga", me contestó muy tranquilo. Le dije que me parecía genial, pero que ya era hora de dormir y que si quería lo hacíamos mañana cuando se levantara. "Pero mamá, yo quiero hacerlo antes de dormir" protestó con el ceño fruncido. "Perfecto" le contesté yo rápida, "mañana antes de irnos a dormir, todos a hacer Yoga" prometí con una sonrisa. Mi niño mayor se tuvo que conformar y accedió a tumbarse cómodamente en su camita.
Al día siguiente, busqué la infografía de un cuento con animales y postura de yoga para hacer en familia que había diseñado hace ya mucho tiempo y que me viene al dedillo para lo que quería Daniel.
Después de la cena, anuncié a los peques que esa noche el cuento iba de yoga. Los dos se pusieron la mar de contentos. Estaban deseando empezar. Extendí una manta gorda y peluda en el suelo del salón y empezó la diversión. Los chiquillos se escondían debajo, se enrrollaban, patinaban sobre ella... hasta que puse orden. La sesión de yoga iba a empezar.
Con ayuda de papá, que nos leía el cuento, fuimos poniendo las postura del delfín, el gato, el perro, el camello, la cobra... Bueno, más o menos... Porque yo no estoy lo que se dice muy ágil y mis churumbeles intentaban imitar los dibujos y dar saltitos de emoción a la vez.
Pero lo importante es que se lo pasaron muy bien, que les encantó y que se les hizo muy corto. Voy a tener que inventarme otro.
Jajajaja lo raro es que luego se quisieran acostar con tanto ambiente divertido!
ResponderEliminarLa idea era relajarlos jajaja
EliminarQue ilusa soy ;)
Jajajaja. Ya me imagino que eso habrá sido un cachondeo en vez de un momento de relajación... Besotes!!!
ResponderEliminarCómo les conoces ya jajaja
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