martes, 31 de agosto de 2010

Últimos días con Daniel

Las vacaciones han volado y mañana ya es el primer día de mi pequeñín. Le observo jugar ajeno a lo que le espera mañana y él me devuelve la mirada sonriente. Venticuatro horas con mami. ¡Que felicidad para él. Pero pronto se le va a acabar el chollo.

Me siento un poco culpable porque, por un lado, estoy deseando que llegue el momento para poder descansar un poco del "terremoto", pero por otro lado le echaré de menos cada minuto que estemos separados. Yo también me he acostumbrado a su constante compañía. Seguro que estaré tecleando en la oficina preocupada por mi pobre niño. ¿Estará llorando en este momento? ¿Se sentirá traicionado? ¿Se llevará bien con el resto de los bebés? Espero que le toque una profesora cariñosa, porque es muy mimoso.

Habrá que esforzarse por las tardes para brindarle tiempo de calidad al chiquitín. El parque de juegos va a ser devastado por mi pequeño "Atila", siempre que el tiempo lo permita.

Le cojo y le doy un abrazo muy fuerte. Se debate un poco, pero se deja querer. ¡Madre mía! Lo que voy a echar de menos a la "bestia parda".

Un bebé en el parque infantil





Cómo estaba el día nublado, decidí dejar la piscina para otro día y me llevé a Danielito de vuelta al parque infantil, en el que ya había estado esa mañana.


Esta vez el escenario era muy diferente ya que suelo ir tan temprano para aprovechar que la temperatura es más amable que no hay ni un solo niño en los columpios. En cambio a esas horas de la tarde estaba lleno.


En cuanto avistaron a Daniel gritaron: "¡Un bebéeee!, ¡Un bebé en el parque infantil!". La verdad es que fuera del recinto vallado hay un cartel que pone que es para niños de entre tres y seis años, pero sirven perfectamente para mi niño, que se lo pasa pipa.


Entre los niños, todos mayores, hubo un pequeño revuelo y no se hicieron esperar las reacciones. Uno de ellos opinaba que Daniel era demasiado pequeño para estar allí, tres los seguían a todas partes para jugar con él y el resto, simplemente lo ignoraron la mayor parte del tiempo. El enano se lo pasó genial. Cómo siempre que va al parque de juegos.

domingo, 29 de agosto de 2010

Abrir, cerrar...

Daniel tiene una monomanía aguda con las puertas y los cajones. En cuanto avista un picaporte o un tirador sale disparado a por él. Y si se trata de una puerta, no se cansa de empujarla hacia un lado y hacia el otro.

Un día le pedí a mi hermano que me cuidara un momento al niño mientras le calentaba la comida y charlaba un rato con mi madre. Al rato fui a por mi chico y me lo encontré concentradísimo abriendo y cerrando la puerta de un armario mientras exclamaba pausados "¡Pa!.... ¡Pa!" en voz baja. " Así ha estado todo el tiempo. No ha dado nada de guerra" aseguró mi hermano.

El tema me preocupa sobre todo por dos razones fundamentales. Para empezar, me da miedo que se quede encerrado en una habitación sin querer. El otro día, sin ir más lejos, me cerró la puerta de la cocina en las narices haciendo caer con el golpe el cepillo de barrer, que había dejado yo en el dintel porque acaba de pasarlo. Con este movimiento el cepillo me impedía abrir la puerta desde fuera. Menos mal que Raúl estaba dentro, pero ¿y si no hubiera estado? Otras veces cierra la puerta y se queda de pié pegado a ella, así que es imposible abrirla sin hacerle daño. Un lío.

El otro asunto lo conforman los deditos de mi chiquitín. Es tan bruto que muchas veces cierra con los dígitos por delante. A veces, ya se los ha pillado y sigue empujando mientras grita de dolor hasta que llega su mami, le coge y le mete los deditos debajo de un chorro de agua fresquita. supongo que cuando nota que se los ha pillado empujara menos. Por ahora no ha pasado nada grave que no se pueda solucionar con el agua fresquita, pero no quiero ni pensar en la posibilidad de que se pueda romper algún hueso.

sábado, 28 de agosto de 2010

Necesito que abran la guardería, pero le echaré tanto de menos...

A estas alturas de las vacaciones Daniel me tiene baldada. Encima con la mamitis es muy difícil desprenderse de su compañía cuando está despioerto. Y está despierto la mayor parte del día y de la noche. La verdad es que estoy agotada y creo que necesito volver a la rutina (nunca pensé que diría esto).



Guardería de mi vida, abre tus puertas ya y acoge a este niño tan guapo y tan revoltoso. Luego lo echaré muchísimo de menos, porque el pequeñajo agota, pero también crea dependencia. Es algo así como el tabaco para los que fuman: pernicioso para tu salud, pero no te puedes pasar sin él. Sobre todo para la salud de la espalda. A la falta de sueño creo que ya me he acostumbrado.

viernes, 27 de agosto de 2010

Paliza en el coche

Este verano el niño ha tenido que pasar mucho tiempo en el coche y eso es algo que no me ha gustado mucho. Ni a él tampoco. Pero no ha quedado más remedio. Para empezar, el chiquillo se ha tenido que tragar mucho kilómetros para llegar a los pueblos. Además, en Elda como estábamos en el campo de mis abuelo y teníamos que ir al pueblo, entre otros lugares, la mayoría de los trayectos los hacíamos motorizados. Sin contar con las excursiones.



Al final Daniel se ponía nervioso en cuanto veía que teníamos la intención de sentarlo en la maxi-cosi. El pobre casi no cabía ya. Y eso que la compramnos de hasta 13 kilos de niño. No quedó más remedio que comprarle una silla más adecuada a sus centímetros y masa corporal. ¡Que cambio! Ya se podía estirar a sus anchas. Aunque aún lloriqueaba si veía que no llegábamos aún a nuestro destino. Me temo que en esto a salido a mi que no me gusta nada viajar en coche.

Este niño es un matapersonas

En Elda todos los que veían a Daniel estaban deacuerdo en el mismo punto y se expresaban de idéntica forma: "¡Este niño es un matapersonas!".

Se quedaban impresionados cuando comprobaban la cantidad de cosas que le daba tiempo ha hacer al chiquillo en unos pocos minutos. Recorrer el pasillo, sacar la tierra de las macetas, morder a su mami, babear a la tía, pegar al bisabuelo... Y mil maldades mas. Todo con una sonrisa en la boca. Excepto si tenías la osadía de querer pararlo. Entonces sobrevenía la perreta. Verlo en estado de rabia también impresiona bastante.

"¡¿Pero este niño no se cansa nunca?!" era el segundo comentario. Y luego se dedicaban a opinar que era mejor un niño "movido" que uno tranquilo, que parece que no se nota su presencia, etcétera, etcétera. ¡Patrañas! ¡Que me lo digan a mi! Estoy encantada con mi chiquitín, pero me gustaría que tuviera ratitos de calma. Si me hubiera salido pacífico se me caería la baba igual, pero sin estos agobios. Seguro que estaría mucho menos cansada. Cuando vuelva de las vacaciones va a parecer que he estado trabajando en una mina en vez de estar relajada. me va a parecer que las vacaciones van a empezar en cuanto pise de nuevo la oficina.

Por otro lado ahora estoy con mi chiquitín venticuatro horas al día y eso es algo que no tiene precio.

jueves, 26 de agosto de 2010

Tetris con motor


Nunca imaginé que un niño necesitara taaantas cosas. Con lo pequeñitos que son. Y no son últiles pequeños. ¡Que va! Raúl y yo amontonamos todas las cosas que pensamos que le podrían hacer falta Daniel durante las vacacionesy acumulamos una buena montaña. Entonces miramos nuestro coche con detenimiento y decidimos ir quitando todo lo que no nos pareciera imprescindible. La bañerita fuera porque se le puede bañar en la de adultos en un momento de urgencia, pero lo más seguro es que esté todo el verano a remojo entre piscinitas y piscinotas. Hay que dejar sólo los juguetes que mas le gusten. El peluche para dormir es imprescindible. No nos pasemos con la ropa. Se va lavando cada poco y solucionado.

A ver que nos queda: el carrito (hay que llevar al niño de alguna manera cuando lo sacas a pasear y me niego a cargarlo en mis brazos con lo que pesa ya), la cuna de viaje (con lo que se remueve no puedo dejarlo ni en un colchón en el suelo. Seguro que se sale y lo encontramos atascado con algún mueble), la trona (imprescindible para poder comer los adultos. Se le arrima a la mesa y se le entretiene con trocitos muy pequeñitos de comida. Es un tragón. El carrito no sirve porque no tiene la altura necesaria), los juguetes (ya solo la mantita de actividades ocupa un montón), la ropita (lo mínimo, lo mínimo), los pañales, cremas,toallitas, la comida del bebé (al menos para el camino y lo que necesitemos hasta que compremos más en nuestro destino), los biberones... Buf... ¡Ah! Que no se nos olvide la pequeña maletita con las escasas cositas que necesitan los papis. Estoy por no llevar nada para nosotros y comprar lo nuestro enel mercadillo más barato. Pero no, no estamos para tirar el dinero.

La montaña ha disminuido un poco tras la limpia, pero aun así es impresionante. Raúl no se amilana y se pone manos a la obra. En su cabeza ya tiene un esquema aproximado de la posición que debe tener cada bulto. Lo veo trajinar y me viene a la mente el famoso juego de ordenador,el Tetris. Quien no se ha echado unas partiditas. Hay que ver como engancha.

Ahora una maleta cuadrada, que vamos a encajar entre el palito que forma la cuna de viaje y la "ele" de asiento de la trona. Encima una bolsa, en este hueco cabe el colchón... Confieso que estaba impresionada. Raúl debe haberse pasado las horas muertas jugando al tetris en su adolescencia.

Al final, mal que bien, las piezas fueron encajando. Incluso yo misma, que iba metida entre dos bolsas, la mochila de nuestra ropa y la maletita con las cosas imprescindibles para que Daniel viaje cómodo. Sin olvidar unos pocos juguetes para entretenerlo por el camino.

Ya estábamos listos para emprender el viaje. No contábamos con que en nuestro destino le íbamos a comprar algunas "cositas" al pequeño, además de los regalos que le hicieron algunos familiares. Raúl se tuvo que emplear a fondo a la vuelta para que todo volviera a encajar. Pero, como ya he dicho, mi marido es una as en el manejo del Tetris.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Qué poco falta para el año...






¡Madre mía! Cómo crece mi pequeñín. Hace nada era un pizquito que podía coger con una mano y ahora necesito los dos brazos y, a veces, hasta le tengo que hacer nudos de judo con las piernas para que no se me escape. Por ejemplo cuando llega el momento de usar el soplamocos (algo trágico para ambos). O cuando le cojo para cambiarlo de lugar y deje de jugarse la vida con unos cables, enchufes u objetos punzantes.

¡Vaya fuerza tiene! Dentro de nada podrá conmigo. Espero que cuando llegue ese momento se haya vuelto un niño más razonable. En realidad queda mucho tiempo para eso. A pesar de ser pequeñita yo también tengo mis músculos. Sobre todo ahora, después de lidiar durante casi un año con un bebé con mucha energía.

¡Uf! A este paso no quedará mucho para que sea más alto que yo, aunque para eso no hace falta mucho. Ya tiene recorrido medio camino. Esta hecho un sol.

martes, 24 de agosto de 2010

Ola de calor

Mientras estábamos en Elda se metió una horripilante ola de calor que nos tenía a todos con la tensión bajo mínimos y a Daniel especialmente "tontito". Era comprensible. Al pobre lo llevaba todo el día sólo con los pañales y en cuanto veía la oportunidad lo ponía en remojo.


Muchas veces sólo tenía a mano la ducha de la casa de mis abuelos, pero ahí se lo pasaba estupendamente. Lo sentaba con una palangana, envases y juguetitos. Así se mantenía fresquito un rato.


Menos mal que también teníamos a mano un piscina maravillosa en el campo de mi prima y una piscinita hinchable en el campo de mi abuelo. Cuando teníamos que ir de un sitio a otro le daba de bebés cada cinco minutos y le mojaba la cabeza y la nuca cada uno. Llebava una botella de litro llena de agua para poder refrescar al bebé por el camino. No me fiaba un pelo del ambiente angustiante que teníamos. Creo que mi familia pensó en algún momento que exageraba.


Las noches eran muy malas. El pequeñajo se despertaba cada poco a pedir agua porque se asaba de calor. Así que yo no pegaba ojo. La verda es que esta ola de calor ha sido horrible. Supongo que los que viven aquí están más acostumbrados, pero Daniel y yo estamos deseando que vuelvan los días fresquitos.

lunes, 23 de agosto de 2010

Los tíos y la prima

Daniel había creado mucha espectación entre mi familia porque no le veían desde que tenía cuatro meses y había cambiado muchísimo. Cómo dijo mi madre cuando lo vio: "Parece otro niño". Ahora era más apretable, más gracioso, más interactivo... ¡Vamos! Que todos querían volver a verlo en persona.

La verdad es que mis hermanos, cuñadita y sobrina también estaban encantados de volver a ver al pequeñajo. Para Natalia, mi sobrinita de casi seis años, es su primo de verdad y le trata con mucho mimo. ¡Hay que ver como le da el biberón! Y cómo le coge de la manita para pasearlo de un sitio a otro. Lo trata como a un muñeco y disfruta mucho cuidando de él. Aunque Daniel de vez en cuando le haga malas pasadas como tirarle del pelo o meterle un dedito en el ojo. Ella enseguida comprende que lo ha hecho sin querer porque es muy pequeño y le perdona.

Daniel también está encantado con su primita. En realidad, con todos sus primos. Le encanta jugar con otros niños y los persigue para que le hagan caso.

De cabeza al agua




El pececito sigue haciendo de las suyas. En cuanto llegamos a una piscina se acerca corriendo el borde para tirarse de forma inconsciente. menos mal que ún me necesita para poder caminar. Aunque gateando tiene más autonomía.

En el caso de la piscina de mi prima, como tiene un murito que la bordea se limita a levantar una pierna y mantenerla suspendida en el aire para indicarme que quiere subir.

Cómo le tengo que poner el pañal- bañador se coge la perreta del siglo. Por él se metía hasta vestido. Cuando por fin ve que lo vamos a sumergir grita de alegría y una vez dentro mueve freneticamente las piernas y los brazos. Parece que quiera nadar. es todo un espectáculo. Le encanta que le tiremos juguetes y luego le ayudemos a llegar hasta ellos para agarrarlos con sus manitas. O que juguemos al pilla -pilla con otros bañistas al grito de "¡A por él!". Se ríe a carcajadas.

Nunca está deacuerdo cuando decidimos que ya es hora de sacar a nuestro arrugado hijo del agua. Ni siquiera cuando le castañetean los dientes. Aún así, se pone a llorar como un loco. Si seguimos en las inmediaciones de la piscina más tiempo intentará volver a meterse tarde o temprano. Es muy cabezota.

domingo, 22 de agosto de 2010

Daniel cae bien a pesar de la mamitis


A pesar de lo pesado que se pone el chiquitín con su problema de mamitis suele caer bien a la gente que le conoce. Debe ser por la amplia sonrisa con la recibe a todo el mundo.


Eso sí si moverse de mi entorno. Si ve que tenemos intención de pasarle a otras manos o que me alejo demasiado se le borra la sonrisa ipso facto y empiezan los pucheritos.


Como insista en alejarme se pone a berrear. Los más valientes no se desaniman y se lo llevan lejos de mí para que se le pase la perreta y poder empezar a disfrutar de sus monerías. Por lo visto al poco de irme deja de echarme de menos y se concentra en sacarle el mayor partido a su nueva situación para pasárselo bien. Eso es estupendo, porque así yo no sufro pensando en mi pequeñín cuando no me queda más remedio que dejarlo en otras manos.



sábado, 21 de agosto de 2010

Mamitis aguda, agudísima


Cómo se nota que este niño no esta yendo a la guardería. Está desarrollando una mamtitis aguda un poco insoportable. Me encanta estar con mi bebé, pero necesito que canse a otras personas de vez en cuando.


El niño es muy simpático cuando yo desaparezco. Se va con todo el mundo, juega, se ríe muchísimo... pero en cuanto aparezco la fastidiamos. Sólo quiere irse conmigo y llora en cuanto ve que me alejo un poco. Si alguien le tiende los brazos se aferra a mi como si le fuera la vida en ello. Tenemos que forcejear un poquito con él para que cambie de brazos. Entonces me voy. El chiquitín berrea un poquito y al rato ya está tan feliz con la persona que está jugando con él.


El problema es que si me reúno con la gente el pequeñajo me una paliza tremenda y no me deja atender a la conversación. Y si me voy para que puedan cuidar de él otras personas me pierdo todo. A veces me quedaba sentada sola en una habitación oyendo las carcajadas de los demás y me daba un poco de rabia. Pero en cuanto aparecía por la puerta el enano dejaba todo lo que estuviera haciendo y enfilaba hacia a mí. Entonces me exigía toda mi atención. Es un pequeño tirano.








viernes, 20 de agosto de 2010

Las perretas llegan a su punto álgido

Ya se nota que Daniel se está haciendo un bebé mayor. Sobre todo porque sus perretas se han vuelto más estudiadas. El enano te va tomando el pulso a ver donde está el límite y cuando lo encuientra se sienta con la cara muy pegada al suelo y los bracitos disparados hacia los lados berreando como un loco. Todo un espectáculo. Y no es fácil levantarlo porque se retuerce como un anguila.

Primero intenta hacer una maldad y cuando me doy cuenta lñe suelto un enérgico "no". Entonces me sonríe y vuelve a intentarlo. Mi "no" sube el tono. Daniel sonría de nuevo y vuelve a intentarlo. Vuelt al "no". El pequeño deja de sonreir,pero no ceja en su empeño. Ya empiezo a acercarme a él con malas intenciones. Comienzan los pucheritos. Seguidos de los "bueeee, bueeeee" ocasionales. Finalmente acaba en el suelo llorando como un loco y yo intentando cogerle para calmarle.

A veces me desespero con su actitud, pero otras, en realidad, tengo que resitir con todas mis fuerzas las ganas de reirme para no herir sus sentimientos ni restar fuerza a mi autoridad. pero es que está tán mono. Cómo sabes que es sólo una perreta y que no le pasa nada al niño puedes dedicarte a pensar lo gracioso que está tu hijo cuando se pone rabioso.

Capitán Daniel de la nave interestelar Enterprise



La verdad es que las aficiones de los padres caen sobre los hijos como pesadas losas. Es algo que es imposible de evitar. las cosas que te parecen a ti extremadamente interesantes las quieres compartir con tu hijo. Es algo normal. Aunque a veces los hijos se resistan.



El padre de Daniel es un seguidor de la serie Star trek, así que cuando me enteré de que en Valencia había una exposición basada en la mítica serie no dudé en comunicárselo y el tampoco dudó en decidir que había llegado el momento de introducir al pequeño Daniel en su mundo "trekkie".


El enano se lo pasó genial. Iba dando torpes pasitos de un lado a otro abriendo mucho sus ojitos y golpeando ruidosamente lo paneles para verguenza de su madre. Elpadre estaba abducido por la exposición y parecía no enterarse de las maldades que hacía su retoño.


La muestra estaba bastante bien. Lo mejor sin lugar a dudas era la reproducción del puente de mando,donde aprovechamos la ocasión de ocupar los lugares del capitán Picard, la Consejera Troy, el oficial segundo Riker, el teniente Worf, etcétera. Al niño lo encaramábamos en todos los asientos que encontrábamos y lo apoyábamos en los rincones más interesantes para inmortalizar el momento. Estaba emocionado con tanta lucecita. para él debió ser como una gran juguete de bebés a lo bestia. Estuvimos por lo menos una hora en el puente de mando iendo de un lado a otro y no se quejó en ningún momento. Puede que tengamos otro "trekkie" en la familia.


jueves, 19 de agosto de 2010

Make mine Marvel





El chiquitín ha tenido un encuentro muy emocionante con lo más granado de los superhéroes Marvel: Iron man, el capitán América, Hulk y Tormenta, entre otros. Por supuesto, no perdió la oportunidad de fotografiarse en su compañía. La reunión de personajes de comic tuvo lugar en el Museo de la Ciencoa de Valencia. Un lugar estupendo para ir con niños. Incluso con bebés. Daniel se lo pasó genial.



En un principio pensé que las estatuas de cartón piedra le iban a asustar, pero todo lo contrario. Tiraba de mi mano para acercarse a ellas y una vez al lado alucinaba tocándoles y golpeándolas. Creo que la que más le llamó la atención fue la de Iron Man. Vaya caras ponía el pequeñajo. Pero hubo algo que ganó al carisma de estos míticos personajes de nuestra infancia, juventud...ejem, madurez y... Probablemente senectud. Hay comics que te siguen gustando toda la vida. Algunos son verdaderas obras de arte.



Lo que más llamóa la atención de nuestro retoño fueron los paneles de metal con agujeritos donde colgaban magníficas ilustraciónes. Se agarraba a ellos y los golpeaba con mucha alegría. Afortunadamente eran fuertes y estaban bien sujetos al suelo y no tuvimos que lamentar accidentes. A mi me venía muy bien, porque así descansaba mi espalda. En cuanto veía un panel se lo señalaba a Daniel que no perdía ni un segundo en corretear hasta él con una sonrisa de oreja a oreja. Mientras, su padre intentaba inculcarle un poco de cultura comiquera en su cabezota de bebé.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Quiere cogerlo todo

Daniel está en una edad muy bonita y muy peligrosa. Se mueve demasiado y quiere empezar a andar solito. La parte buena es que los riñones lo agradecen, la mala es que los chichones proliferan.



Cómo los muebles le proporcionan más autonomía que la mano de su mami. Se agarra a ellos con despreocupación y temeridad. Y aprovechando que ya está allí busca armarios y cajones para liarla parda siempre que puede.



Es curioso. Tiene un sexto sentido para identificar los objetos más peligrosos e ir a por ellos. En mi cocina tenía útiles cortantes en el cajón de abajo. Cuando vi que lo abría y sacaba todo el contenido desparramándolo por el suelo cambié las cosas del segundo cajón por las del tercero. Al día siguiente mi hijo abrió el último cajón se quedó mirando un ratito los paños, servilletas, bolsas de basura, etc... y acto seguido se levantó con un poco de esfuerzo, abrió el segundo cajón y procedió a sacar todas las cosas peligrosas que pudo encontrar.



Hacerle fotos a veces se convierte en una misión imposible. Te vé y corre hacia a ti con el objetivo de arrebatarte la cámara para rechupetearla a gusto. Lo que más le llama lña atención son los móviles, mandos, cables, consolas, videos, televisiones... ¡Vamos! Todo lo que te gustaría preservar de sus manazas. Mi pequeño Conan "El destructor" siempre está atento a ver lo que puede pescar. Ya ha encontrado más de una vez un móvil olvidado en alguna mesilla que hay que proceder a arrancarle de las manos para que no lo escarranche contra el suelo repetidas veces. Por supuesto, llora, patalea y se pone como un loco hasta que encuentras otra cosa que pueda ser de su interés.



Lo más curioso de todo es que a sus juguetes les dedica muy poca atención, prefiere cruzar la línea una y otra vez. Le enseñas una pelota y ni la mira, en cambio unas llaves....

Horarios de bebés

Los bebés necesitan orden y aprender un esquema de hábitos que les haga sentirse seguros. Cada pauta les indica lo que toca en cada momento y así sienten que dominan la situación. Al menos, todo lo que está al alcance de su mano, ya que el adulto es el que manda (en la mayoría de las ocasiones o al menos eso se supone). Así tenemos un pequeñín que sabe exactamentelo que hay que hacer, ya sea comer, dormir, jugar... En definitiva, un bebé relativamente tranquilo.

Estas vacaciones el pequeño mundo de Daniel se ha tambaleado. Sus horarios se han hecho añicos y ya nada estaba en su lugar. Lo que ha traído en consecuencia una desorientación del chiquillo que ha desembocado en situaciones de "tontitis aguda" en las que Daniel ya no sabía ni lo que quería en ese momento. menos mal que las crisis se suelen solucionar bastante bien a base de mimoes, caricias y besitos (además de un biberón bien llenito, de vez en cuando y el consabido chupete).

En primer lugar, los fines de semana han desaparecido. La guardería cerró el 1 de agosto, así que todos los días se han convertido en sábados y domingos para gran alegría suya. Todos los días los pasa, desde primera hora a última con papá y mamá, salvo algunas escasas excepciones. Esta situación está causando una alarmante mamitis, seguida de una un poco más atenuada papitis, que me preocupa.

Por otro lado la hora de dormir se ha diluido entre las ocho y casi las once de la noche. No es fácil ponerse firmes con tanta abuela, tío, primos, el que pasaba por ahí... alrededor. Sobre todo, porque daniel está deseando jugar con todos ellos y no va a perder tiempo durmiendo cuando tiene tanta gente alrededor haciéndole monerías (eso sí, sin despegarse mucho de la mami).

Las comidas son una locura. No siempre estamos en casa justoa las doce de la mañana o a las cuatro de la tarde. Además, cada día se despierta a una hora diferente y alguna vez se ha levantado después de las ocho. Cómo no hay que llevarle a la guardería se le deja dormir.

Supongo que derivado de todo esto el niño duerme fatal por las noches. Se remueve, se despierta quejicoso, a veces hasta exige un biebrón extra de madrugada a voz en grito.

Por un lado, es terrible que en verano el niño se salte así lo horarios, porque está más nervioso y duerme peor, pero por otro, es normal que en la época vacacional se relaje todo y el niño también se tiene que acostumbrar a que a veces no hay guardería ni obligaciones apremiantes, pero que luego las vacaciones se acaban y hay que volver a la rutina. Es ley de vida y de nada le va a servir berrear en la puerta de la guardería el uno de septiembre, porque a mi no me vale de nada llorar a lágrima viva en la puerta de mi oficina. Sólo conseguiría que la gente me tomara por una loca.

lunes, 16 de agosto de 2010

Encuentro con la abuela Matilde y los bisas






Mi madre estaba deseando encontrarse conel pequeño Daniel. No le veía en persona desde que tenía cuatro meses y ahora, con once, había cambiado muchísimo. Como todos los bebés a esa edad, el niño empieza a hacer muchas cosas graciosas y a interactuar de verdad contigo. Las conversaciones que entablamos son la mar de interesantes: "mmmmm", "¡eh!", "ta, ta , ta", "paaaaaaa", "¡Daniel! Eso no", "snif, snif, ¡buaaaaaaaaaaaaaaa!".


Nada mas llegar a Elda nos dirigimos a la casa del pueblo dónde nos esperaban ansiosos la abuela y los bisabuelos del pequeñajo. Mi madre ya le esperaba en la puerta del ascensor. Nada más salir de él me lo arrancó de los brazos y lo llenó de besos con el entusiasmo que la caracteriza cuando se trata de bebés. Como no podía ser de otra manera el niño empezó a berrear e intentó escapar de su prisión. Me tendía los bracitos para que yo le ayudara. Los bisabuelos fueron más comedidos, pero también estaban emocionados por volver a encontrarse con el más joven de sus biznietos.


Al principio Danielillo miraba de reojo a mi madre con poca confianza, pero al rato hicieron buenas migas. Al menos todo lo que le dejaba la dichosa mamitis. Con el verano se le ha acentuado. la única solución, tanto en Elda como en Covarrubias, era que yo desapareciera del mapa. Entonces Daniel pasaba de brazo en brazo con total felicidad.


El enano no esperó una invitación para cotilear toda la casa, sacar las cosas de su sitio, tirarlo todo, arrancar plantitas de sus macetas, e incluso ponerse perdido de tierra alvaciarse una encima. A mis abuelos todo lo que hacía el pequeñín les parecía bien.


Como es un poco brutín corría hacia ellos y se les tiraba encima. O hacía un salto mortal de mis brazos a sus regazos. Es tan cariñoso que se los ganó enseguida. Así pudo hacer todas sus diabluras impunemente.


Al terminar el día nos fuimos a la casa de campo que era donde íbamos a pasar las noches en bien del niño. Allí hacía más fresquito y cuenta con jardín estupendo para que juegue.

domingo, 15 de agosto de 2010

Esto parece una guardería

La verdad es que se nos juntaron muchos chiquillos en la casa. Un día llegaron a venir ocho pequeñajos que revolucionaron el salón y el patio con sus correrías. Daniel estaba encantado con tanto chiquillo alrededor. Curiosamente a los niños un poco mayorcitos les suelen gustar los bebés. Supongo que se sienten un poco superiores.
Hubo un momento en el que pensé: "La guardería de Daniel debe presentar una aspecto parecido a este en alguna ocasión...¡Qué horror!

Menos mal que habían más adultos que niños, pero aún así la tarde se convirtió en un caos ensordecedor de gritos, lloros, risas... Los niños buscaban a los mayores para jugar y eso acabó siendo bastante cansado. Fue una jornada agotadora. ¡Qué pena que Daniel no me ponga fácil lo del descanso nocturno!

sábado, 14 de agosto de 2010

La piscinita




Al pequeñajo le encanta el agua en todas sus modalidades. Incluso cayendo del grifo. Cómo ha hecho días de mucho calor. Chari desempolvó unas piscinitas hinchables que tenía guardadas y que hicieron las delicias de Daniel. El bebé chapoteó allí muchos días de verano. Sólo o acompañado por sus pequeños amiguitos. Incluso su padre le acompañó en alguna ocasión.

Algún día intentó meterse cuando ya le habíamos vestido. ¡Qué sinverguenza!

Le llenamos la piscinita de juguetes de plástico y le remojamos la cabeza de vez en cuando. Es una forma de luchar contra el calor mientras el enano se divierte.

Eso sí, los que le rodeamos también acabamos bastante empapados, así que por mi parte, cada vez que decíamos de montarle todo el tinglado piscinero me ponía ropa cómoda y mojable.

viernes, 13 de agosto de 2010

El aniversario de bodas


El trece de agosto nos casamos Raúl y yo. Cómo caía viernes, decidimos adelantar nuestro aniversario al jueves para que el restaurante no estuviera agobiantemente lleno. Como nos pilló en Covarrubias, decidimos hacer una escapadita a Burgos y cenar en un buen restaurante. En un principio nos íbamos a ir a un hotel al Burgo de Osma, pero como al final mi pobre suegra tuvo que ciidar del enano más días de lo que habíamos pensado y este chiquitín es un revoltijo, decidimos cambiar los planes para pasar menos tiempo lejos de Daniel. Para empezar salimos más tarde de lo previsto, ya que teníamos la reserva a las nueve y queríamos llegar antes para dar una vuelta.

A mi me costó muchísimo despedirme del peque después de haber estado una semana sin verlo. Cuando me fui berreaba reclamando mi presencia. En el coche iba angustiadísima pensando en le berrinche de mi principito. Una vez allí, Raúl llamaba mi atención sobre uno u otro rincón por su belleza o interés visual y yo siempre me las arreglaba para volver al tema del chiquitín: "¿Estará bien?", "¿Tendrá problemas Chari para que deje de llorar?", "¿Crees que le dará buena noche a la pobre"... Al final Raúl tuvo que llamarme al orden. Ya está bien. Era nuestro aniversario. Y yo estaba arruinando todo el románticismo.

Menos mal que en el restaurante ya entré en ambiente y pudimos tener un rato para nosotros solos sin interferencias infantiles por mi parte. Fue una cena maravillosa. Todo estaba buenísimo. De principio a fin. Salimos más gorditos y felices a dar una vuelta por Burgos. No había casi nadie en la calle a esas horas, lo que incrementó la sensación de "hoy sólo somos una pareja y no papá y mamá". Aunque, he de confesar, que en mi cabeza aún daba vueltas Danielín. Al día siguiente, cuando le pregunté a Chari su respuesta fue: "Todo genial".

El obrerito


Un día se me ocurrió vestir a Daniel con una camiseta de tirantes blanca y unos pantalones azules comodísimos y llevarle a pasear por el pueblo de Raúl. Por el camino nos encontramos con unos primitos y el enano no tardó en exigirme que lo bajara del carrito para unirse a sus juegos entre piedrecitas, cesped y tierra.
Se puso como un cristo y con la ropa que le habíamos puesto parecía que lo habiamos disfrazado de obrero de la construcción, así que le pusieron un pañuelito en la cabeza para rematar el cuadro y le hicimos una sesión de fotos completísima. ¡Estaba para comérselo!

jueves, 12 de agosto de 2010

Juerga de Peques

Vaya follón que monta Daniel con sus primillos Miguel y Luis. Los dos niños le viene a visitar alguna tarde y entonces montamos la piscinita en el patrio y ya los tenemos a los tres corriendo, jugando y saltando como locos. Acabamos todos pasados por remojo entre las pistolas de agua, la regadera y la piscinita. Los adultos tampoco nos salvamos.

Miguel tiene ya tres años y se lo pasa genial jugando con la pelota y a buenos y malos con la pistola de agua. Ya tiene algo de conocimiento y puede entender las reglas de los juegos. Luis es un bebé como Daniel aunque cinco meses mayor. Lo curioso es que el chiquití elige un juguete y allá que va Daniel a quitárselo, como Luis no se deja, ya tenemos el lío montado. El truco es ofrecer otro jugoso juguete a cada uno de los niños, pero siempre acaban queriendo el mismo. Hay que andar con mil ojos porque el patio tiene un desnivel y dos escaleras, con lo cual tenemos mucho lugares propicios para accidentes y hay que tener muchísimo cuidado.

De hecho, el pobre Luis se dió en la cabeza queriendo bajar una de las escaleras y le salió un chichón enorme. Menos mal que, Chari, que está en todo, sacó una barra antichichones que venden en las farmacias. Mano de santo. Todo quedó en un susto.

A veces, cuando entro en la casa a por un juguete o una toalla o lo que sea necesario en ese momento oigo un lloro y juego a adivinar de quien se trata esta vez. Con tres pequeñajos tan activos es normal que uno u otro rompa a llorar. Afortunadamente aún no se nos ha dado el caso de que se pongan a berrear los tres a la vez.

A pesar de las llantinas ocasionales se lo pasan muy bien. Daniel se pone muy contento cuando les ve aparecer por la puerta.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Daniel no tiene fondo

Que manera de engullir la de este pequeño. Su comida y la de los mayores. Cómo disfruta con los cangrejos de la abuela paca, o con cualquier otra cosa que le pongas entre sus dos dientecitos. Ya los usa, a pesar de que no hace mucho que los tiene. Hay que ver con que gusto muerde las galletas o el pan. Hay que estar muy atentos, porque el muy sinverguenza se mete en la boca trozos enormes que luego hay que estar sacándole a la fuerza para evitar cualquier posible accidente.

Le asoman otros dos dientes en la parte de arriba y estoy segura de que está impaciente por masticar con ellos. No todo le sabe bien, pero insistiendo un poco se lo acaba comiendo. El yogur y la fruta no se cuentan entre sus manjares preferidos, en cambio, las natillas, las verduras y el helado le encantan. Vaya tonelillo nos ha salido el pequeñajo. Espero que con la edad no cambie y le dé por cerrar la boca a la hora de comer. Me encanta que coma tan agusto.

Aunque también tenemos al parte mala de tener un hijo glotón. Ya llevamos dos noches que se despierta de madrugada berreando como un loco porque tiene hambre. Nos despierta bruscamente a toda la la casa, vecinos y pueblos de alrededores. No cierra la boca hasta que no le ofreces un suculento biberoncito lleno de leche. Entonces se lo bebe tan a gusto y vuelve a cerrar sus ojitos, una vez acomodado entre sus agotados padres, que no le devuelven a la cuna, porque ni fuerzas tienen.

martes, 10 de agosto de 2010

Aprendiendo cosas nuevas



Le dejo solo una semana y ya me sorprende con gestos nuevos que hacen que se me caiga la baba. Ya camina mucho más derecho que cuando lo dejé y puede que por eso me da la impresión de que está más alto.

Además, ya dice adiós con la mano, aunque no parece tener claro lo que significa este movimiento. A veces el momento no coincide con ninguna despedida, pero no importa, porque todos los que le rodeamos le decimos adios al mico igual. Aunque no nos vayamos a ninguna parte. Es parte de las tonterías que hacemos los adultos con mucho gusto para contentar a los niños.

El otro día, me llevé una sorpresa mayúscula cuando el pequeñajo cogió la cuchara bien rellenita de comida y se la llevó el solito a la boca. Que pena que la siguiente decidiera desparramarla por le suelo. Debió decidir que era más divertido.

También le encanta bailar la canción de "Campeones, campeones, oe, oe, oeeeeeeee". Se mueve para alante y para atrás ritmicamente al son del tonillo musical. Resulta que tengo un hijo simpatizante de la Selección Española y a ninguno de sus progenitores les gusta el futbol. Cuanto menos resulta curioso.

lunes, 9 de agosto de 2010

El reencuentro


Estaba deseando abrazar a mi chico. Sólo habíamos estado separados una semana, pero me había parecido más de un mes. Salté del coche inmersa en mi felicidad y toqué al timbre con decisión. Daniel no tardó en asomar su cabecita por el muro de la terraza. Mi primer pensamiento fue: "Como se caiga me da algo". Y el segundo fue: "Será mejor que me coloque justo debajo por si hay que agarrarle al vuelo".

El enano me miró con extrañeza. ¡Ay! ¡ay! ¡ay! Que no sabe quien soy. Tenía el corazón en un puño, pero enseguida le asomó una gran sonrisa en la cara. En cuanto Raúl me abrió la puerta subí las escaleras de dos en dos, tras darle un fugaz beso a mi marido, y abracé muy fuerte a mi chiquitín, que se debatió como un poseso tras los minutos de sorpresa iniciales.

Enseguida me hizo saber que quería caminar. Algo que no me sorprendió en absoluto en mi polvorilla. Me resigné y cogí posición de tortura lumbar para que el enano se pudiera recorrer toda la casa con sus dos rechonchas piernecitas.

Había crecido un montón (o esa fue mi impresión). Lo llevé cogido de los bracitos a recorrer su pequeño mundo. De vez en cuando levantaba la cabeza, como para comprobar si yo seguía allí, sonreía y seguía su camino.

Pasé el día pegada al chiquillo y constaté que se había vuelto aún más terremoto que antes. Pensaba que eso era algo imposible, pero tenía la prueba delante de mis narices. Sólo estuvimos jugando unas horas hasta que llegó el momento de acostarle, pero fueron muy intensas. !Otra vez juntos!

sábado, 7 de agosto de 2010

¡¡Vacaciones!!


Por fin. Parecía que no iba a llegar este momento, pero... ¡Sí!


Mañana es mi último día de trabajo y parto rumbo a mi familia. A apretar y besar a Danielito, y a Raúl... Bueno, también lo apretaremos y besaremos un poquito.

¡Que ganas después de una semana sin mi niño! Se me ha hecho larguísima. Seguro que diré lo mismo de las vacaciones cuando estén terminando. Probablemente clame porque abran las puertas de la guardería y seré la primera en llegar a las seis de la mañana con un pequeñajo asalvajado destrozando el carrito. Pero por ahora estoy muy feliz con la idea del reencuentro. Pienso llevarle al río y de excursión. Jugaremos en el patio cuando no haga calor. En mi pueblo tiraremos piedrecitas como hacía yo de pequeña, la liará con la manguera y nos acercaremos a la playa para disfrute del más pequeño.

En otro momento de mi vida me hubiera faltado algo. Todos los años Raúl y yo hacíamos un viaje maravilloso los dos solos: La Selva Negra, Rumanía, París, Roma, un crucero por el mar báltico... Pero eso era antes del chiquitín. Ahora creo que Daniel se lo va a pasar mejor en los pueblos de cada uno que por ahí de picos pardos. Además de que no nos iba a dejar hacer el turismo intensivo al que estamos acostumbrados. Mientras estuvo en mi barriguita se recorrió Viena, Florencia , Nueva York y miles de lugares maravillosos de Portugal. Fue un embarazo muy movido. Así ha salido el niño. Surgieron oportunidades únicas de viajar y allá que nos fuimos los tres, Danielito dentro de mi barriga aún, a recorrer mundo.

Ahora que ha nacido creo que podemos aparcar nuestras ansias viajeras al menos un par de años. Primero porque el niño ni se entera de que está en otro sitio y segundo, porque lo que nos gastábamos en el viaje es menos que lo que nos gastamos ahora en el niño, con lo cual no se puede decir que nos sobre el dinero.

A pesar de todo estamos muy contentos con el primer verano de Daniel en perspectiva. A mí me apetece hacer mil cosas con el pequeñajo y a la familia de sus papis les apetece disfrutar del enano. La mía no le ve casi nada porque viven lejos, así que no ven el día en que le puedan coger de nuevo. No le van a reconocer. La última vez que vió a mi madre, hermanos, tíos, primos y abuelos fue cuando tenía cuatro meses. Ahora tiene más peso, más pelo y más pilas.

¡Ale! A recoger todo y a hacer la maleta que me voy de vacaciones.

viernes, 6 de agosto de 2010

Fotos, videos... reportajes a todo color

Con lo guapo que es mi niño cómo no me voy a hinchar a hacerle fotos y videos. En cuanto hace la más insignificante de las chorradas ya me entran ganas de correr a por la cámara (del tipo que sea, y en ocasiones cojo las dos: video y fotos). Encima me ha tocado vivir la era digital lo que facilita muchísimo las cosas. Aunque a veces me da una pereza terrible ir a buscar la máquina de fotografiar o grabar o no puedo por las circunstancias en la que me encuentre y se pierde ese momento especial de mi hijo para siempre.

Si el niño sonríe hay que retratarlo; si llora también, porque hasta así está guapo; si duerme, por supuesto, hay que inmortalizarlo cuando realmente parece un angelito; si hace maldades se debe guardar la imagen para la posteridad; las muecas son estupendas para los álbunes de fotos... Y así hasta el infinito.

Luego no me canso de ver las fotos, aunque los vídeos sí que son más cansinos. La diferencia radica en que la foto la contemplas todo el tiempo que quieres y, en cambio, los vídeos tiene su duración que a veces puede parecer eterna aunque la película no llegue a un minuto.

Supongo que esta locura no me durara mucho. Sobre todo si dentro de unos años me decido a traer al mundo a un hermanito para Daniel. Si hago esa locura no creo que me quede ni un segundo libre para hacer fotos. Tendré que hablar con Raúl para que se encargue él del reportaje audiovisual a todo color del segundo enano.