Daniel había creado mucha espectación entre mi familia porque no le veían desde que tenía cuatro meses y había cambiado muchísimo. Cómo dijo mi madre cuando lo vio: "Parece otro niño". Ahora era más apretable, más gracioso, más interactivo... ¡Vamos! Que todos querían volver a verlo en persona.
La verdad es que mis hermanos, cuñadita y sobrina también estaban encantados de volver a ver al pequeñajo. Para Natalia, mi sobrinita de casi seis años, es su primo de verdad y le trata con mucho mimo. ¡Hay que ver como le da el biberón! Y cómo le coge de la manita para pasearlo de un sitio a otro. Lo trata como a un muñeco y disfruta mucho cuidando de él. Aunque Daniel de vez en cuando le haga malas pasadas como tirarle del pelo o meterle un dedito en el ojo. Ella enseguida comprende que lo ha hecho sin querer porque es muy pequeño y le perdona.
Daniel también está encantado con su primita. En realidad, con todos sus primos. Le encanta jugar con otros niños y los persigue para que le hagan caso.
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