martes, 31 de enero de 2023

VII Feria de la Trufa de Burgos en Covarrubias

Este fin de semana nos coincidió que se celebraba la VII Feria de la Trufa de Burgos en Covarrubias. En realidad, es la primera vez que se celebra en el pueblo porque en ediciones anteriores se había montado en otros pueblos de Burgos. Nosotros encantados de tenerla más a mano y esperamos que la siguiente también se haga aquí porque nos ha gustado mucho.

Comenzamos la experiencia con el mercadillo de delicattesens y cultivo de trufa. En realidad, también había productos de otros tipos de alimento. Todo con una pinta extremadamente deliciosa y un tentación muy horrible para mi bolsillo. Al final salí de allí cargada de cositas ricas: paté de boletus, mermelada de trompetilla, harina de boletus, licor de trufa, queso de cabra... Y hubiera comprado más, pero me corté un poco.

Del mercadillo nos acercamos a uno de los bares del pueblo para ver si ya tenía preparada alguna tapa con trufa. Y tuvimos suerte, porque tenían ya unas croquetitas deliciosas y antes de irnos sacaron unas hamburguesitas riquísimas.

De ahí, pasamos por casa para dejar a los niños y nos dirigimos a la cata a la que nos habíamos apuntado y que no era para público menor de edad porque la cosa iba de vinos y trufas. Menudo festín nos metimos para el cuerpo mientras un sumiller y un chef magníficos nos explicaban curiosidades y detalles sobre los vinos, las recetas de lo que nos servían y las trufas.

Nuestro sumiller nos dirigía en la cata para que los sabores se potenciaran entre ellos y haciéndonos ver los cambios que podíamos notar al mezclar sabores en nuestro paladar.

Nos contaron sobre la historia de la trufa desde lo romanos; sobre el primer restaurante abierto con la intención de servir comida de calidad y buen servicio en Francia, tras la revolución francesa y el ascenso de la burguesía al poder; las diferencias entre las trufas negras y blancas; detalles sobre el adiestramiento de perros truferos y curiosidades sobre los cazadores de trufas, entre muchas más cosas interesantes. 

Las dos horas que duró la cata dieron para mucho. Mientras nos explicaban cositas nos iban sirviendo los vinos: un rosado, dos tintos y un blanco, éste último no estaba comercializado aún y estaba realmente delicioso.

Asimismo nos iban sirviendo los platos: pechugas de pollo en escabeche, crema de verduras y boletus con huevo, lechazo y bizcocho de zanahoria con crema de chocolate blanco. Todos con trufa como ingrediente principal y todo realmente delicioso.

Lo pasamos genial y al finalizar me fui a hablar con el organizador para ver si había alguna posibilidad de que estas catas, en las que la gastronomía de la zona tiene un peso tan importante, pudieran ser accesibles para menores de edad sustituyendo los vinos por mostos tintos y blancos. 

Mis hijos las disfrutarían muchísimo y, a la vez, aprenderían mucha cultura general. El organizador me aseguró que llevaría mi propuesta a los responsables a ver qué les parecía. ¡Ojalá prospere!

Llegamos a casa ya comidos y sólo quedó dar de comer a los que no habían asistidos. Yo estaba tocadísima porque no suelo beber de forma habitual y estaba claro que me había pasado. No sólo, no tiraba parte del vino que me servían a la escupidera, sino que les pedía a Raúl lo que tenía intención de tirar. De hecho, una compañera de mesa me dio uno de sus vinos entero porque ya no podía más. Y además repetí de uno de los vinos cuando el sumiller se pasó por nuestra mesa ofreciendo. Pongamos que salí de ahí con seis copas de vino no muy llenas.

Así acabé que me metí en la cama hasta el día siguiente.

lunes, 30 de enero de 2023

Nieve en Covarrubias

A los peques ya no les hace tanta gracia como antes de la pandemia ir al pueblo. Se me hacen mayores y tienen sus intereses en Madrid: amigos y play station, básicamente. Pero este finde venían un poco más motivados que otras veces. Primero porque se celebraba la Feria de la trufa, y eso significaba probar cosas nuevas y deliciosas, y segundo porque las previsiones daban nieve.

Y la nieve es muy motivadora.

Al final cayó muy poca y cuajó menos, pero lo suficiente para un rato de loca diversión en el patio para las fieras, que lo disfrutaron a tope. Así entraron en la casa de empapados y con ganas de arrimarse a la chimenea.

Cuando salimos a dar una vuelta nos nevó en la cabeza y eso le daba una patina de cuento irreal al pueblo que molaba mucho. La verdad es que lo pasamos muy bien recorriendo las calles y disfrutando de la feria, que trajo cosas y actividades muy curiosas.





martes, 24 de enero de 2023

El Asombroso Mauricio en Ocine

El sábado se iba al mayor de cumple, el padre a jugar con unos amigos y nos quedábamos Iván y yo solitos en casa, así que pensé en que nosotros también nos merecíamos una planazo. Pensando, pensando, me acordé de que habían abierto un centro comercial nuevo por el barrio este verano y que, cuando aún estaba en construcción, charlando con uno de los obreros, me comentó que el cine era una pasada de cómodo. Eso picó mi curiosidad. 

Investigué un poco y vi que se trataba de una cadena de cines, llamada Ocine, que hay por toda España. Lo curioso de esta cadena, aunque no sé si lo hacen en todos, es que las salas están diseñadas con sillones y sofás en vez de butacas, lo que lo hace cómodo y confortable.

Por hacer algo nuevo, le sugerí ir a ver una peli a este cine y accedió encantado. También le propuse la película, porque tenía muchas ganas de verla: El asombroso Mauricio, una adaptación del libro de Terry Pratchett extremadamente blanca comparada con la historia original.

Entre las páginas de El asombroso Mauricio y sus roedores sabios se respira la crítica, la sordidez, el miedo, la angustia... todo en tono de humor, como sólo este escritor podía lograr. Si no conocéis su universo de Mundodisco ya estáis tardando en haceros con toda la colección, bastante extensa, por otro lado, y llena de momentos para enmarcar.

En la película se hacen muchos guiños a este fantástico universo en el que el mundo es plano, descansa sobre los lomos de unos elefantes que a la vez se encuentran en el caparazón de la Gran A'Tuin, una tortuga inmensa que surca los confines del Espacio.

El libro lo recomiendo totalmente y la película también, aunque con salvedades. La historia original no es para niños y la película está claramente orientada a un público familiar. Esto ya debería darnos una pista de que no vamos a encontrar el mismo discurso.

La animación no es mi preferida ni de lejos, con esos diseños tan planos y con tan poca personalidad en sí mismos, pero la historia me atrapó desde el minuto uno. Bueno, puede que desde el minuto cinco, porque el comienzo también es muy típico, pero, el caso, es que las andanzas de los personajes, las situaciones que se plantean y el argumento (bastante edulcorado gracias a una gruesa capa de humor como constante que recubre el sarcasmo y la crítica original) te atrapan.

Y, encima, como ya dije, en un entorno muy cómodo, confortable y curioso: repanchingados en un sofá en la sala de un cine. Mola. Y el precio es alto, pero no exorbitado. Nos costó 9 euros y pico cada entrada. Teniendo en cuenta que las de cine normal suelen ser unos ocho euros no me parece  un sobre precio exorbitado. Lo que sí me hizo sudar fue el precio de las palomitas (5,75 euros el vaso mediano). Pero Iván es como mil veces más feliz con palomitas en la mano, así que nos permitimos el lujo.

Lo pasamos muy bien. Un acierto de peli y de cine para hacer algo un poco diferente.