viernes, 31 de marzo de 2023

Interocio 2023

Ha vuelta la feria de juegos de mesa Interocio, en su segunda edición. La primera ya nos gustó y en la segunda se nota que han crecido y evolucionado porque traían más curiosidades y detalles que nunca. Los stands eran como para quedarse un buen rato en plan museo. Sobre todo la parte del rol y minis. Qué pasada lo que montaron en esa zona.

También llamaban la atención los juegos gigantes de Heroquest y del Monopoly, en el que los niños podían cumplir su sueño de mandar a sus padres a la cárcel; todas las mesas, ocupadas por emocionados jugones, la jirafa que se paseaba por los pasillos (no era de verdad, no flipeis)... y a todo esto se sumaba el  ambientazo, novedades alucinantes, prototipos sorprendentes, emoción, tensión, intriga y muchas risas. Yo diría que no se puede pedir más... ¡Ah sí! Dos Interocio al año. Por pedir que no quede.

Queríamos haber ido todo el fin de semana, pero la vida suele tener un humor peculiar y no nos dejó a nuestro libre albedrío: unas jornadas de puertas abiertas en el futuro insti de Iván por aquí, un examen de Daniel por allá, trabajo de Raúl, kilos de ropa sucia esperando su turno para la lavadora y la necesidad de llenar la nevera de comida cocinada para la semana sólo nos dejaron libre el sábado para disfrutar a tope del evento.

Y allí que nos presentamos con muchas ganas de jugar a todo lo que encontráramos con la mesa libre.

Estos son los juegos a los que jugamos:

Colonia felina

Un original y divertidísimo juego en el que unos gatitos con historias muy tristes a sus espaldas se lanzan a la aventura para llegar al refugio gatuno que les solucionará la vida. Para lograr ser el primero en llegar a la meta debes tener suerte con las patas del dado, que te permitirán avanzar según el número de ellas que aparezcan en la tirada y conseguir los peces que los compañeros irán escondiendo. 

Si sale pez en el dado te toca ir a otra habitación a esconder pez y si te sale lupa tendrás que ir a esa habitación a buscar un pez mientras el resto continúan jugando. Cuidado porque si te toca esconder cuando hay otro jugador buscando tendrás que hacerlo con mucho disimulo. Si ves que no hay manera de encontrar el pez puedes desistir de la búsqueda cuando quieras y volver al tablero a seguir tirando dados y moverte por las casillas rumbo a tu destino, al que hay que llegar con la tirada justa porque si no rebotas hacia atrás. Y, claro, con los cuatro peces que te piden de pago para admitirte.

Ojo, que no puedes buscar tus propios peces (son de tu color). Eso es trampa. Sólo puedes llevarte los peces de los otros o, si se les acaban, los neutros.

Te ríes un montón con las frenéticas idas y venidas y tiradas locas. Lo que más me gusta es que no sabes quién gana hasta el final porque depende de muchos factores. Y ya os digo que no es fácil encontrara lo peces. por lo menos si los esconden Raúl y las fieras. De hecho, el verdadero reto de este juego es recuperar los peces que no se han encontrado durante la partida cuando se acaba.

CoupX

Para ganar en este sencillo juego de roles ocultos sólo hay que saber mentir bien, tener una perfecta cara de poker, jugar al despiste y saber usar bien tus cartas. Cuando nos sentamos en la mesa, el voluntario que nos explicó las reglas nos preguntó si estábamos bien con eso de que mentir fuera un elemento importante de las reglas. Debimos poner una cara muy rara, porque se vio en la obligación de explicarnos que habían padres que no se decidían a jugar porque nunca mentían a sus hijos para dar ejemplo. ¡Pues yo no soy de esas! Llevo demasiado tiempo jugando al mentiroso con cartas y dados, me temo. 

Me flipan los juegos de roles ocultos, en los que está claro que la habilidad para fingir ser lo que no eres es imprescindible, y soy defensora de las mentiras piadosas. Demasiada sinceridad puede rayar la crueldad, desde mi humilde opinión. Así que le dijimos que de allí no nos levantaba ni dios hasta que no probáramos CoupX y con claras intenciones de darlo todo para ganar. 

Y así fue. La mecánica consiste en robar dos cartas de roles y hacer sus efectos o los efectos de otras cartas de roles que no tengas si te conviene. Cualquier otro jugador puede retarte si cree que estás mintiendo. Si dices la verdad enseñas el rol y lo cambias por otro del mazo. Si mientes pierdes unas de tus cartas de roles, es decir, una vida. ¡Y sólo tienes dos! Para matar a tus contrincantes tienes varias acciones de las que tengas que elegir una en tu turno. Puedes robar una moneda, pedir la ayuda callejera y robar dos, pero la ladrona puede pararte esa acción y dejarte sin ninguna de esas monedas. Además, si dices ser ella o lo eres de verdad, puedes robar tres monedas a la vez. Para matar a un jugador debes pagar siete monedas, aunque si eres el asesino, o dices que lo eres y cuela, sólo tienes que pagar tres. Pero cuidado que si al que intentas asesinar tiene al guardaespaldas esquiva tu intento de asesinato... etc, etc. Si vas controlando las cartas que salen y lo que dice cada uno puedes intentar deducir si alguien miente o no por las probabilidades de que tenga esa carta de rol, pero, or confieso que yo no tengo esa habilidad. Se me da mejor pillar mentiras por gestos de la cara, movimientos involuntarios de las pupilas o temblores en la voy. De hecho, gané yo las dos partidas que jugamos muahahahahaha

E Iván quería jugar una tercera de tanto que le gustó, pero le convencimos para probar otros juegos.

Tentricks

Este juego me moló mucho porque soy una gran fans del videojuego que lo inspira: ¡Ese fabuloso Tetris que te prepara para la vida! Gracias las horas invertidas en colocar fichas al ritmo de la estresante musiquita ahora no me amilano ante un armario, una maleta o un portabultos. Siempre cabe todo porque sé encajar piezas. No como las nuevas generaciones, que mucho 3D, mucho 3D, pero a la hora de la verdad no saben ni cómo hacer la mochila del cole de la forma más eficiente para que todo encaje.

En Tentricks, cada jugador cuenta con su tablero y según las líneas que logre el límite hasta donde pueden llegar sus fichas aumenta. Pero si sale la carta de bajar el límite disminuyo y hasta puede hacerte perder la partida. Robando la ficha que te salga en la carta que robes en tu turno y robando tokens de efectos para beneficiarte o machacar al contrario tu objetivo es ser el único que no acabe con el límite pisando sus piezas.

Nos gustó muchísimo. Aunque Iván salió mosqueado porque su padre le hizo perder con un token de efecto y por desgracia, ha heredado el mal perder de su madre.

Afortunadamente logré que dejara de amenazar a su progenitor de muerte cada tres frases con una sesión de achuchones y el siguiente juego que probamos.

Zombie Kittens

Al nuevo de Exploding Kittens, Zombie Kittens, le tenían muchas ganas las fieras, porque les gusta muchísimo el primero.

Básicamente la mecánica es igual, pero permitiendo que el que explote pueda seguir jugando, lo que me parece muy interesante y una estupenda variación. En esta versión si te quedas sin cartas salvavidas que te salven el pellejo cuando al gato se le ocurra hacer de las suyas y explotar, mueres, sí, pero puedes jugar las cartas con la etiqueta "Ahora" y puedes revivir cuando otro jugador juegue su carta salvavidas si te elige entre todos los jugadores muertos para que vuelvas a la vida.

Tiene nuevas cartas y unas ilustraciones graciosísimas, pero básicamente las mecánicas son las mismas que en su versión original, quitando la novedad de jugar como zombis revividos, que mola mucho.

Pandemia

Buscando mesa para probar otro juego, vimos un prototipo con una título molón: Pandemia. Milagrosamente la mesa estaba despejada y no dudamos en sentarnos. El chico que nos explicó el juego era muy simpático y estuvo muy atento  durante todo la partida para resolver las dudas. 

La mecánica es muy sencilla de entender y jugar, pero necesita de una gran estrategia para lograr la victoria. Lo primero que vamos a hacer robar dos cartas de territorio para ver dónde surgen los virus y en lo que salga colocamos los tokens correspondientes. Esos países están infectados. Lo siguiente es robar tres cartas de territorio y quedarnos con la dos que más nos gusten. Los pequeños son fáciles de defender, pero dan pocos puntos, y los grandes son difíciles de defender, pero si consigues aislarlos dan muchos puntos.

A mí no me quedó más remedio que  quedarme con china porque el país pequeño que me había tocado estaba justo al lado de uno de los países infectados y con mi suerte estaba claro que ese era el siguiente.

Además, se rebelaban otros tres países y quien lograra aislarlos primero se llevaba los puntos de victoria.

Durante los primero turnos de los jugadores los virus se quedan tranquilitos donde están, pero a partir de la segunda ronda, cada jugador tira un dado al comenzar su turno y según lo que salga el bicho se mueve a infectar alegremente o no, si tiene una barrera o un mar sin puerto en su camino.

En tu turno, tienes que robar tres cartas del mazo o hasta dos cartas del descarte y las que te queden por robar hasta tres del mazo. Esas cartas son colores que te permitirán hacer barreras con pagando los colores de los dos países fronterizos. Las barreras se las puede cargar el virus si le toca mover en esa dirección y a la siguiente que se mueva como no reconstruyas la barrera te infecta, pero si logras rodear toda la frontera accesible de un país logras aislarlo y el virus ya no puede entrar.

También puedes usar dos colores iguales para comprar cartas de acciones, que si tenías oportunidad era lo más aconsejable porque eran muy poderosas.

Al final si tus países están libres de virus, aunque no hayas logrado aislarlos te llevas también puntos.

El juego va de defender tus países mientras intentas jorobar a los demás. Sencillo y divertido. Lo pasamos muy bien.

Omerta

También nos pasamos por el stand de GdM a saludar a Paloma, de Refuerzo Divertido, y a Pack, que nos explicó las reglas de dos de sus novedades. 

Una de ellas fue Omerta, un juego de memoria y riesgo total ambientado en los tiempos de la ley seca. Se sentó a jugar con nosotros y nos metió una paliza tremenda. Cómo se nota la experiencia. Me quedé con las ganas de jugar otra para la revancha y ver si le había pillado el truco, porque todo el mundo sabe que la primera es para aprender y la segunda para GANAR muahahahaha, pero Iván no quiso porque se le dan mal los juegos de memoria y, claro, como ya he dicho, se parece a su madre y jugar sólo por divertirse si no ve posibilidades de coronarse no le llama mucho.

Pero vamos al Omerta, que me disperso. Empezamos con cuatro cartas frente a nosotros, de las que sólo podemos mirar dos. En tu turno puedes coger una carta del descarte o del mazo y soltar una de las cartas que tienes frente a ti, con lo que se supone que vas conociendo lo que tienes delante (no se pueden volver a mirar, tienes que memorizarlas). Cuando alguien eche un número de botellas concretos y tú tengas el mismo número puedes echarlo también sin obedecer al orden del turno. Si te equivocas te quedas con tu carta y encima robas otra. Si tienes un personaje puedes echarlo al mazo de descartes y activar su efecto.

Gana el que antes se quede sin cartas. Las reglas son sencillas, pero el juego exige poner los cinco sentidos y es un reto muy chulo. NECESITO OTRA PARTIDA PARA RESARCIRME. Porque sí, perdí horriblemente.

Festival

También probamos Festival, otro juego para romperte la cabeza, pero de una forma muy diferente. Ahora la memoria ya no tiene importancia, ahora toca encajar piezas a los Tetris para cumplir las condiciones de la carta que toque. Y si lo ves imposible la del turno siguiente, ya que tienes descubiertas las dos que vienen después. Además, puedes ganar cartas de objetivos (por ejemplo tocar 7 cervezas o tener cuatro piezas en uno u otro escenario) y ganar más puntos. Cuando se acaban las cartas de las condiciones o de los objetivos se acaba el juego y gana el que más puntos haya conseguido. Me moló mucho.

Tambores de guerra

Muy épicas fueron las partidas de Tambores de guerra. Nos apuntamos al torneo y combatimos a muerte humanos y orcos por la victoria. Me eliminaron en la primera ronda, pero seguí jugando porque me pareció una pasada de juego. Cada contrincante elige un bando o tira la ficha de jugador inicial para ver qué te toca. Cada bando tiene a sus tropas, monstruos y un jefe con una capacidad diferente. 

Para mí que estaba muy equilibrado. Si atacabas a saco con sed de sangre, como hacía yo, te quedabas muy rápido sin tropas en el campo de batalla y dabas la ventaja al enemigo hasta que te recuperabas con lo que se igualaba la contienda. Si ibas con más cautela, las batallas eran más igualadas entre ambos bandos todo el rato. Aquí es fundamental que el contrario tenga un error por mínimo que sea y que sepas aprovecharlo.

Me flipó. No me extraña que su kickstarter esté teniendo tanto éxito.

Por cierto, Raúl ganó el torneo :)

Incómodos invitados 2

Casi in extremis jugamos a Incómodos invitados 2, que ahora mismo está en Verkami, y también nos moló muchísimo. Es mucho más ágil y rápido que su predecesor, aunque con el mismo nivel de misterio y crimen. 

Tras una pantalla al más puro máster de rol, se construye la historia del crimen de una de las gemelas asesinadas y un duelo de ingenio entre los jugadores. Por un lado, cada jugador debe construir la trama del crimen y descubrir la trama de su contrario.

Y mucho más

No nos dio tiempo a jugar a más cosas. Y la verdad es que fuimos el día de más bullicio y hubo momentos en los que encontrar una mesa libre resultaba casi un milagro, pero tampoco te aburrías porque el recinto estaba lleno de cosas chulísimas como los juegos gigantes, la zona de las minis, los escenarios de rol, las tiendas llenas de ofertones muuuy tentadores, las estatuas de Spiderman y de thor, el monólogo de Carmelo (que vimos degustando tremendo perritos calientes), detalles increíbles en cada stand y, lo mejor, un ambientazo jugón de lo mejor. 

Encontrarse a tanta gente genial con tus hobbies en el mismo lugar es una pasada.


















jueves, 23 de marzo de 2023

Magic boardgame fest: El resort Magic Robin Hood

Lo cierto es que una de las cosas que nos convenció para comernos cinco horas de atasco hasta Alfaz del Pi y acudir al evento Magic Boardgames Fest fue el entorno en el que se celebraba: Magic Robin Hood. Porque eventos de juegos de mesa hay un montón en Madrid y torneos multijugador de Arkham Horror nos preparan de vez en cuando nuestros amigos de Archivos de Arkham y otras asociaciones como la Cofradía del Dragón, pero, he de decir, que a los niños los convencimos totalmente cuando les enseñamos la web del resort en el que se hacía el evento.

En verano, con todos los servicios abiertos, debe ser la leche, porque en temporada baja ya nos pareció un lujo. Y eso que funcionaba a medio gas y nunca sabías qué te iban abrir, cuándo o dónde. De hecho, en las condiciones ponía que la entrada al evento de juegos de mesa se incluía también un pase para la pista de patinaje sobre hielo y luego resultó que estaba cerrada. Nos quedamos con las ganas, pero al final nos dio un poco igual porque sólo teníamos un día y medio y muchísimas posibilidades de ocio frente a nosotros.

Sólo nos facilitaron el horario de tres actividades, que se pagaban aparte, y la piscina. A través de la aplicación te podías apuntar a las franjas horarias disponibles de multiaventura, laser tag y la sala game experience. Curiosamente, las fieras sólo se quisieron apuntar a lo primero, que contaba con un pequeño recorrido desde las alturas que nos moló un montón. Y digo moló porque yo también me apunté a pesar de mi esguince y las advertencias de Raúl, que en ese momento estaba en un torneo multijugador de Marvel Champion y no podía vigilarme.

Evidentemente, caí en la tentación y me subí a las alturas alegre e irresponsablemente. Las madres también tenemos derecho a hacer locuras de vez en cuando. Me lo pasé genial y me reí mucho cuando nuestra monitora se ponía a saltar o a balancearse para movernos el camino. Los dos monitores que nos atendieron eran encantadores.

De hecho, Iván repitió otro día con su hermano, de tanto que le gustó. Yo no me la quise jugar de nuevo. El mayor no había querido ir el primero día porque estaba enganchado al móvil (menuda lacra social los smartphones).

Tras jugármela en las alturas y jugar al pilla pilla con Iván por el camino de redes y el sendero rebotante más bajo acabé bastante acalorada así que aprovechamos para pasarnos por la piscina, a pesar de que hacía fresquete.

A mí me vino genial meterme en una de las zonas en las que el agua te llega por debajo de la rodilla para aliviar el dolorcillo de tobillo, pero cuando Iván me propuso meterme en la zona profunda bastó mojarme la barriguita para volver en razón y salir a secarme. En cambio el más peque hasta buceó. Otra vez se demuestra que estos niños ni sienten ni padecen.

Daniel nos acompañó, pero tampoco pasó de mojarse de cintura para abajo. En cambio, al día siguiente, que subieron las temperaturas sí que se dio un buen baño y disfrutó hasta de los toboganes, pero de los normales. Los superenormes, que ese día abrieron de sorpresa no nos animamos ninguno a probarlo, algunos por el vientecillo fresquito que estropeaba el día y otros por les daba respeto.

También se quedó la fiera pequeña con las ganas de acceder a un parque infantil muy chulo que tenían cerca de la piscina, pero cuando lo abrieron estábamos en el multiaventura y luego en la piscina, y cuando tuvimos la ocasión nos lo encontramos cerrado, así que no tuvimos la oportunidad, pero tampoco hubo falta de cosas que hacer.

El caso es que fuera del evento de juegos de mesa, también habían cositas chulas de las que disfrutar. Incluso si te quedabas en la cabaña, que molaba un montón. Sobre todo los niños estaban encantados con ella. 

Hasta reservamos un ratito para tumbarnos en la terraza a tomar uno de los tés que nos habían dejado de cortesía. También teníamos un calentador de agua, un microondas, una nevera y un fregadero, pero nada de fuegos. 

Algo que vimos de lo más comprensible en cuanto conocimos los buffets de superlujo que servía para el desayuno, comida y cena. ¡Quién se iba a poner a cocinar con esa oferta gourmet! Tenían de todo y todo buenísimo. Cada día variaban los platos principales, algunos postres, tapitas, entrantes... Incluso había una zona vegana. No os imagináis lo que lo estamos echando de menos. Sobre todo yo, que soy la que cocina normalmente.

Total, que salimos de allí con siete kilos más, pero que nos quiten lo bailao.

De hecho, puedo asegurar a ciencia cierta que fue un fin de semana aprovechadísimo entre le Magic Boardgames Fest y las instalaciones que pusieron a nuestra disposición  desde el resort. Nos dio tiempo a muchas más cosas de las que pensamos. Eso sí, se durmió más bien poco.