viernes, 30 de diciembre de 2022

Ideafix y los irreductibles ¡Abajo los romanos!

Llega una nueva colección ideal para los fanáticos de la mítica marca de Asterix y lo amantes de los animales, porque, esta vez, las aventuras las protagoniza el simpático Ideafix, el perrito de Obelix, y sus valientes compañeros, casi todos peludos. Ideafix y los irreductibles son una pandilla de animalillos encantadores que harán de las suyas en historias sencillas y graciosas llenas de gags recurrentes tal y como sucedía en la serie de origen. En mi opinión, es una de las fórmulas que tanto éxito le ha reportado a la serie original.

Esperemos que ocurra lo mismo con esta nueva serie que llega por fin en español y es perfecta para los más peques de la casa, que se lo pasarán bomba con la banda rebelde de Lutecia y los descacharrantes perritos romanos. Además, contamos con la pérfida Monalisa, una malvada y ultramimada gatita romana que sólo piensa con su ombligo felino. 

Por lo menos, por aquí ha gustado mucho. Está claro que poner animalitos como protagonistas siempre es un plus muy valorado por los niños. Y si encima los rodeas de situaciones llenas de acción, emoción y risas ya les has ganado de forma incondicional. 

Además, se trata de historias muy sencillas que siguen sin problemas y que no les va a dar ningún susto ni sorpresa desagradable. Todo lo contrario, los tendrá sonriendo de principio a fin.

El primer tomo lleva el sugerente título de ¡Abajo los romanos! y consta de tres aventuras la mar de graciosas. Curiosamente, nos trasladamos de la Galia a Lutecia, aunque no se explica por qué Ideafix acaba en esa región. Allí nos toparemos con algún personaje conocido, que nos hará rememorar la serie original, y un montón de nuevos amigos con personalidades muy definidas.

Si tenéis curiosidad aquí os dejo las primeras páginas del cómic para que le echéis un vistazo.

viernes, 23 de diciembre de 2022

Alora, la trampa para coches

Al finalizar la visita de El Caminito del Rey encontramos por todos lados carteles de un pueblo llamado Alora y decidimos acercarnos para ver si era tan bonito como en las fotos. Los niños no estaban nada convencidos porque clamaban por volver al Camping a descansar. No nos aguantan nada.

Pero como los padres a veces somos unos tiranos de cuidado, acabamos acercándonos. Sí que era bonito con todas esas casitas blancas. Nos bajamos del coche a las afueras y dimos un agradable paseo. Estaba de fiestas, así que nuestra idea de comer allí se fue al traste. ¡Estaba todo lleno! Pero, por otro lado, disfrutamos de muy buen ambiente.

Viendo el panorama decidimos dar una paseo corto por la población, ver el castillo (construido por los árabes, durante la Edad Media) y comer en el camping tranquilamente.

Para ahorrar tiempo nos subimos al coche y pusimos rumbo al castillo, que estaba, como el lógico, en la zona más alta del pueblo. Craso error. Pronto descubrimos que las estrechas, angostas e imposibles calles interiores eran una trampa mortal para los coches. Para más inri, la gente aparcaba en los lugares más inconvenientes, obstaculizando el paso hasta lo ridículo.

Logramos el objetivo de llegar al castillo, visitarlo alegremente y volver a salir del pueblo, pero me temo que el coche se llevó unos cuantos arañazos y algunos impactos en los bajos en el proceso.

El pueblo era bonito y alegre, pero la experiencia final acabó siendo un poco estresante.












jueves, 22 de diciembre de 2022

El Caminito del Rey

Una de las excursiones que más nos llamaba la atención era la programada para ir al Caminito del Rey, un paso construido en las paredes del desfiladero de los Gaitanes. Nos pareció un sitio muy curioso y no dudamos en comprar las entradas online reservando entre los días y horas que les quedaban libres, que eran bastante pocos.

Sufrimos hasta el último momento porque en la web ponía que podían cerrar avisando pocas horas antes de la visita por mal tiempo, ya que, en realidad, el sitio tiene su peligro por desprendimientos.

En realidad, allí nos explicaron que los derrumbamientos eran más por las patitas de las cabras de montaña, que por el viento y la lluvia, pero si lo hacen es por una razón de seguridad de peso, seguro.

Tuvimos mucha suerte porque el parte meteorológico nos lo ponía muy crudo y aún así, el día D no cerraron. ¡Menos mal! Allí estábamos nosotros bajo una suave lluvia y mucha ilusión por recorrer el acantilado.

Nos tocó un guía muy majo y que nos contó de todo sobre el sitio: desde la vida del que comenzó el proyecto, como las características de las rocas, porqué el agua adquiere ese tono verdoso esmeralda, la durísima vida de los obreros, curiosidades de la historia del lugar, leyendas... Fue extremadamente interesante.

Y encima el entorno era flipante. Es una excursión altamente recomendable. 

A medio camino, el guía nos informó que le habían comunicado que por un desprendimiento íbamos a tener que desviarnos a un recorrido alternativo por dentro de la montaña. ¡Y suerte teníamos! Que hace unos años, cuando sucedía algo parecido había que darse la vuelta y fin del trayecto (por lo visto estos desprendimientos son muy frecuentes e impiden el paso totalmente).

Nosotros pudimos atravesar por unos túneles muy chulos y acceder al puente colgante final que mola un montón.

La historia de este lugar comienza con la necesidad de una empresa hidroeléctrica de unir dos de sus centrales atravesando un cañón impracticable. Por lo visto, el lugar resultó ser tan impresionante que no sólo los trabajadores de la hidroeléctrica lo visitaban. Hasta fue el rey Alfonso XIII, aunque, según nuestro guía se cansó pronto y no lo cruzó ni de lejos. A pesar de ello, a la obra se le empezó a llamar El Caminito del Rey. Que la realidad no te estropee un buen nombre.

En los 90 el caminito estaba extremadamente deteriorado por la falta de mantenimiento y resultaba muy peligroso. Aunque esto no desalentaba a algunos excursionistas que se ponían en alto riesgo sólo para disfrutar de una paisaje maravilloso. Varios accidentes suscitaron una leyenda negra sobre este lugar que no pasaba de crecer y, contrariamente a la lógica, lo que hacía era aumentar las visitas.

Esta situación obligó a la Junta de Andalucía a cerrar los accesos. Eso tampoco frenó a los excursionistas (somos una plaga). Finalmente, la junta decidió rehabilitarlo con un proyecto muy ambicioso y abrirlo al público con todas las medidas de seguridad en 2015.

Y gracias a eso, los excursionistas precavidos como nosotros podemos disfrutarlo sin ningún miedo. Que nos gusta la aventura, pero no la que puede resultar mortal.

El recorrido se puede hacer con y sin guía. Aunque yo recomiendo la guiada porque es más pausada y te enteras de muchísimas cosas sobre lo que estás viendo y recorriendo. Se vive más.






miércoles, 21 de diciembre de 2022

La ciudad de Málaga

Que bien lo pasamos recorriendo las calles de Málaga. Es una ciudad preciosa, llena de azules y verdes, a pesar de que era invierno. Supongo que en verano será incluso brillante.

Alberga un montón de museos la mar de interesantes, pero las fieras alegaron que ya habían tenido suficiente con visitar el Castillo y la Alcazaba y se negaron a meterse en ninguno, para enorme desilusión de sus progenitores.

Con tal panorama, nos tuvimos que conformar con dar una largo paseo y admirar sus preciosos edificios y sus parques, rebosantes de palmeras y naranjos.

En realidad, los niños tenían muy claro su objetivo: la playa urbana. Tras un corto trayecto por el paseo marítimo bajaron como locos a la arena preguntando si se podían bañar. ¡¿Estamos locos?! La temperatura era agradable, sí. Pero un baño era resfriado seguro. 

Por supuesto nos negamos en redondo bajo pena de castigo. Que los conocemos y las palabras amables son ignoradas sistemáticamente.

Aún así no perdieron la oportunidad de jugársela jugando a tentar la suerte con las olas de la orilla. Se lo estaban pasando tan bien que los dejamos hacer. 

Si les pillaba la ola simplemente nos iríamos un poco más temprano de lo previsto y la felicidad que estaban sintiendo en ese momento bine valía el precio.

Afortunadamente, fueron más hábiles que el mar y la cosa quedó en victoria para ellos y los pies secos. Eso sí, el océano es muy rencoroso y se vengó poco después atrapándonos a todos en unas inesperadas arenas movedizas muy muy húmedas. Huimos de ahí entre risas y con las playeras llenas de agua y arena.

Ahora sí que tocaba volver al camping a cambiarse, pero que nos quiten los bailado.