jueves, 27 de enero de 2022

Originales digitales y Sistershoop

Uno de los días que estuvimos en Gran canaria los dedicamos a recorres salas de exposiciones y museos de la zona antigua de Las Palmas. Fue una experiencia agridulce por ir con los niños, no os voy a engañar. Mis hijos han perdido las ganas de ir a Museos desde que comenzó la pandemia. Yo lo achaco al aumento de exposición a pantallas, pero no tengo pruebas definitivas (seguro que es por eso).

Cuando antes iban deseosos de sorprenderse, ahora hay que arrastrarlos por los pelos y, aunque vean la flipadez más grande del mundo, se ven en la necesidad de aparentar indiferencia y hastío solo para non contradecirse.

Sólo se permiten disfrutar cuando se les ignora y comienzan a bajar la guardia. Entonces, evidentemente, es cuando la lían y se monta la GUERRA. Y ahí se acaba todo. ¿Creéis que exagero? Ni un poco. ¿Que por qué los llevo entonces? Porque no pierdo la esperanza de recuperar a mis curiosos peques ávidos de conocimiento más allá de las idas de ollas youtuberas más peregrinas. Y eso sólo lo conseguiré con constancia, pero sin llegar a quemarles.

Así que sólo los rapto de vez en cuando, pero que les voy a raptar, les voy a raptar antes o después y ellos lo saben.

Pero ¡centrémonos! El caso es que nos echamos a la calle con la idea de tener un emocionante e intenso día cultural y ¡desde luego que lo conseguimos! Yo volví a casa echando humo de las orejas y espuma por la boca de tantas emociones fuertes. Y mis hijos con las orejas unos centímetros más largas (metafóricamente. No hubo ningún herido en este post. A lo mejor mi salud mental, esa un poquito sí).

Con tres niños de 12, 10 y 5 años, todo puede pasar. Eso lo sabíamos los tres valientes padres cuando comenzamos la aventura.


En nuestro caminos nos cruzamos con el Centro de Artes Plásticas del Cabildo grancanario. Arrastramos a los peques dentro. La exposición que íbamos a ver se llamaba Originales digitales. La primera sala les alucinó, aunque bien se guardaron los dos mayores de demostrarlo después de la que me habían montado al enterarse del plan. Estaba llena de robots e imágenes inquietantes de niños con armas. "Muy infantil, mamá. Bravo", me comentó con gran sarcasmo mi niño mayor mientras se paseaba por las obras expuestas sin querer perderse detalle.


El más pequeño, el sobrinito, iba de un sitio a otro con los ojos muy abiertos y preguntando mil cosas. ¡Aaay! Cuando los míos eran así... Iván, por su parte curioseaba pasando del enfado por no querer estar allí a la entusiasmo por una u otra pieza en cuestión de segundos. Tiene le superpoder de pasar de una emoción a otra en cuestión de segundos como una especia de bomba emocional. Ya os digo que es muy difícil lidiar con ese carácter.

La exposición era sorprendente. Te hacía pensar. Recorrimos las salas intentando comprender todas las piezas que encontramos y comentándolas. Hasta el peque de cinco años tenía sus teorías llenas de imaginación.

Salimos bastante felices todos y nos metimos en la siguiente parada: El Centro Atlántico de Arte Moderno. allí nos encontramos con la exposición Sistershoop. Otra oportunidad fantástica para reflexionar sobre la sociedad. También nos gustó mucho, aunque para los peques fue menos impresionante que la primera.

Al final estuvimos más tiempo del que pensábamos cuando decidimos entrar. Y sólo tuvimos que reñir a los peques unas 30 o 40 veces. Así que iban entre calentitos y con ganas de juerga.

De ahí fuimos al Museo Canario, pero lo voy a dejar para otro post, porque si no éste se va a alargar demasiado. 

miércoles, 26 de enero de 2022

Juegos a los que jugamos en Navidad

Estas navidades han sido muy jugonas. Nuestro pequeño sobrinito canarión ha salido tan ludofanatico como sus tíos y ha sido un gustazo seguirle el rollo. Admito que me lo he pasado bomba hasta con los juegos más sencillos.

Las únicas veces que no le hacía gracia vernos jugar era cuando sacábamos Unmatched: Battle of legends, que no es apto para niños tan pequeños (recomendado a partir de 9 años). Para su disgusto nos tenía enganchados a todos los demás.  Empezaré por ese juego porque es una pasada.



Les cayó a los niños de regalo de Navidad y los disfrutamos todos. Pueden jugar de 2 a 4 jugadores, pero para 3 funciona regular, porque uno de los jugadores tiene que controlar dos personajes y no es nada fácil. Ya tienes que estar muy atento sólo con uno.

El caso es que puedes elegir entre el Rey Arturo, Alicia (la del país de la maravillas), Simbad el marino o Medusa para participar en una batalla épica. Cada personaje tiene sus ventajas, sus inconvenientes, habilidades propias, características y ayudantes, que hay que saber jugar pensando muy bien las estrategias para ganar a base de echar cartas y avanzar por el tablero.

Si juegan cuatro se juega por equipos de dos contra dos. Y mola muchísimo pensar las estrategias entre dos, controlando cada uno sus cartas y teniendo cuidado de que el equipo contrario no se pispe de vuestras acciones futuras y os las revienten. En serio que mola un montón y engancha. 

Visión Imposible se lo regalaron a Iván por Navidad porque se encaprichó de él desde que lo vio anunciado en televisión (la magia de la publicidad) y la verdad es que pensé que sería una chorrada y ha triunfado. El caso es que se le puede sacar mucho jugo incluso fuera de lo que es el juego de mesa, que es una tontería, pero una tontería muy divertida. 

Te echas unas buenas risas intentando resolver las pruebas sin cerrar los ojos y viendo todo al revés. ¡Es imposible que el trazo te obedezca! En las pruebas de dibujar o escribir quieres hacer una línea hacia abajo y te sale hacia vete tú a saber dónde. 

Pero si cierras los ojos el cerebro manda las señales correctas a la mano. Es muy difícil no hacer trampas porque, aún con los ojos abiertos, a veces mi cerebro desconectaba de la vista para poder hacer algo coherente. Es muy curioso.

A Iván le gustaba mucho ponerse las gafas para pasear por la casa. Un deporte de riesgo. Pero mejor aún fue cuando llevamos las gafas a un parque de columpios. ¡Que estrés! Mucho peor que ir a ciegas.






Los vampiros es un sencillo juego en el que nos convertimos en cazadores de vampiros. Tenemos que matar a los monstruos que nos salgan a base de casar colores, pero cuidado ¡que muerden! Muy entretenido, aunque a veces es frustrante cuando no te sale ni una carta buena. o estás a punto de cazar a uno y tu contrincante te fastidia la jugada.



Otro juego sencillo, ideal para niños de todas las edades, es Mansión misterio. Se apagan las luces, se pone en marcha el farol, aparece el guardián y comienza la aventura. 

Vamos a tener que recorrer toda la casa a oscuras huyendo del monstruo y pasando divertidas pruebas, algunas imposibles para mi sobri, que tiene 5 años y no sabe leer, pero con ayuda adulta (o de sus primos mayores) lo acaba sacando, metemos al solución en el farol y si acertamos corriendo a otra habitación para pasar la siguiente prueba. 

Si logras sacar todos los retos y acertijos, damos con el monstruo (hay varios y te sale uno aleatoriamente). Toca resolver el enigma final, acabar con él y salir de la mansión con una gran victoria. Sólo el tema de la ambientación ya emociona a los peques.



Azul, pabellón de verano es otro juego que nos enganchó mucho durante las vacaciones. Sigue las mecánicas del Azul original metiendo novedades muy chulas. tenemos que conseguir las piezas que nos interesan para  construir nuestros rosetones, intentando obtener el menor número de penalizaciones y sin descuidar los comodines que cambian cada turno. También engancha. es de esos juegos en los que hay varias estrategias para ganar, nada está decidido hasta el final y, aunque tienes que estar muy concentrado en tu tablero personal, no puedes quitar ojo de lo que hacen tus contrincantes.



El siguiente no es un juego de mesa, pero nos ha molado mucho el juguete. Raúl y yo fuimos a una feria de artesanía acompañados por Iván y éste se enamoró de los juguetes de uno de los puestos. Eran de madera y estaban hechos con mecanismos que hacían que se movieran de una u otra forma. Tras estudiar todo lo que el artesano nos ofrecía, el peque se acabó decantando por un canguro que bajaba una rampa. Decidí comprar tres porque, si no, sé que iba a haber tortas por el canguro. Y fue una decisión acertada porque los tres niños se lo han. pasado bomba montando carreras e ingeniando nuevos circuitos más o menos efectivos. Ha dado mucho de sí la carrera de canguros.

El último juguete, que también triunfó durante las vacaciones, sobre todo con el más pequeño de los niños, fue uno de Experimentos con Peppa Pig. El kit trae experiencias muy sencillas, ideales para que puedan manipular los más pequeños. Eso sí, el adulto que los acompañe debe armarse de paciencia porque los chiquillos de esas edades no suelen tener el mejor pulso del mundo.

Sólo hicimos uno del juego, porque ya nos veníamos para Madrid y no daba tiempo de más, pero mis churumbeles me han hecho prometer que retomaríamos los experimentos caseros. Es que molan un montón y los hay muy sencillos y resultones. Al primito le hicimos el de la pimienta y el del vinagre y el bicarbonato. Éste último salió regulín porque había poco vinagre y aún así, lo flipó. No hay nada más bonito que la capacidad de sorprenderse de los niños pequeños <3.


lunes, 24 de enero de 2022

Galletas frikis: Star Wars y Los Vengadores

Este fin de semana tuvimos nueva sesión de cocina friki gracias a unos regalo de navidad muy chulos: Unos moldes para galletas de los Vengadores y de Naves de Star Wars.

Lo cierto es que la receta de galletas de mantequilla es muy fácil y resultona. Es una actividad genial para hacer con niños.

Yo usé la receta de Velocidad cuchara, pero hay opciones a patadas en internet, algunas con más mantequilla, otras con leche. algunas con levadura... Cada uno que elija la que más le convenza.

El caso es que la parte de la masa y el horno la hice yo sola, porque mis hijos no tenían muchas ganas de ensuciarse las manos ese día. Eso sí, lo de pintarlas y comérselas no lo perdonan.

A dos carrillos que se las comieron. Pensaba que se iban a poner enfermos. ¡Qué exageración! En un día había desaparecido toda la hornada y tuve que prometerles que pronto repetiríamos.

Con lo fácil que és a lo mejor les dejo solos en la cocina la próxima vez. Excepto en la parte del horno. Evitemos accidentes en la medida de los posible que mi horno está elevado y todavía no entiendo por qué no me pagan un plus de riesgo extremo cada vez que lo uso.





miércoles, 19 de enero de 2022

Belén de arena Navidades 21/22

Como cada Navidad que vamos a Gran Canaria a ver a la familia, aprovechamos un día de playa en Las canteras para ver el Belén de arena que montan. Me parece muy original e impresionante la forma en que esculpen el nacimiento y lo mantienen en pie todo el periodo vacacional.

El de este año me ha gustado especialmente, no sé si porque era más impresionantes que otra ediciones o por las ganas con las que he cogido este viaje.

Voy a dejar que las imágenes hablen por sí solas.














martes, 18 de enero de 2022

Magenta Velero y el misterioso cofre de madera

De la imaginación de Juan Carlos Rosa Casasola y del amor a sus sobrinas nace esta preciosa historia de piratas y grandes valores como el trabajo en equipo, la perseverancia y la capacidad de renunciar a ciertas cosas para poder avanzar: Magenta Velero y el misterioso cofre de madera.

En este sentido, también fomenta el feminismo, la diversidad y el optimismo a través de unos personajes que les harán pensar y trabajar la empatía.

La capitana pirata Magenta Velero ve cómo se hunde su barco, con todos sus tesoros, por una gran tormenta. Lo que más le duele es haber perdido un maravilloso y misterioso cofre del que sólo ella conocía su existencia. Le urge recuperarlo. Y para lograrlo buscará la ayuda de su tripulación y dos hermanas inventoras. A través de páginas repletas de coloridas y maravillosas ilustraciones con estilo infantil acompañaremos a esta intrépida pirata y a sus amigos a una viaje que les hará aprender sobre las cosas importantes de la vida.

Nos sumergimos en una aventura llena de mensajes maravillosos que buscan que los niños crezcan libres de prejuicios, de etiquetas limitadoras y con el convencimiento de que, si luchas por lo que deseas e inviertes todo tu esfuerzo en alcanzar tus metas, nada puede pararles: ni la ignorancia, ni la discriminación ni la incomprensión de aquellos que aún son esclavos de los prejuicios.

Su autor lo escribió al mudarse y ver con tristeza que se alejaba de sus sobrinas. Regalarles este libro fue una manera genial de seguir muy presente en la vida de las peques y transmitirles importantes valores con el fin de que crezcan libres, fuertes y valientes, como la protagonista de la historia.

lunes, 17 de enero de 2022

Navidades templadas en Las Palmas de G.C.

Las visitas a la playa no podían faltar. En Las Palmas hay una playa fabulosa, limpia y con todo tipo de servicios públicos muy bien gestionados (baños, atención médica, limpieza...): Las Canteras. Además, cuenta con una barra natural que hace que cuando la marea está baja sea casi una balsa y cuando está alta un aluvión de olas traviesas con las que jugar. El paraíso para mis hijos.

Teníamos claro que había que aprovechar los primeros días para el chapuzón de año nuevo, porque luego daban lluvias. Estos son capaces de meterse en el mar hasta con tormenta, si la temperatura se presta, pero a mí no me apetecía nada, la verdad. No soy mucho de playa, así que preferí calmar sus ansias de mar y arena en los días soleados.

Fuimos dos veces y ambos días lució un sol espectacular y la temperatura rozaba los 30 grados. La primera vez nos pilló el mar un poco picado y lleno de olas. Como les gusta a mis fieras que no perdieron la oportunidad de revolcarse a gusto.

También tuvimos una extensa jornada de jugar con la arena. Sobre todo, porque nos acompañó el primito pequeño que nos enganchó al arte de hacer montañas, volcanes, túneles, murallas y zanjas de protección para luego luchar contra las olas para que no se lleve nuestros esfuerzos en cada embate. Fue muy divertido, lo confieso. Y acabé como una croqueta, bien rebozada de arena.

El segundo día hubo llegamos con la marea baja y pudimos disfrutar de un mar muy calmado... para decepción de las fieras, que prefieren que les den caña. Aún así se lo pasaron pipa y tuvimos más arte a base de cubitos y palas.

Evidentemente, los niños acabaron enterrados. Es algo que les encanta, no se por qué. A mí es que la arena por cada centímetro de mi piel no me hace nada de gracia.

Y, por supuesto, también cayó el típico helado. Los niños no lo perdonan.

Ese día aprovechamos y nos acercamos al tradicional Belén de arena que montan cada Navidad en la playa. Esto os lo cuento en otro post ;)