Estoy cansada de discutir con mis hijos para que se sienten a hacer las tareas más desagradecidas como son las de caligrafía y el inglés. Ante todo lo que no sea un juego tuercen el gesto, así que se me ocurrió gamificar un poco la cosa para tenerlos motivados. ¡Y vaya si he tenido éxito! Demasiado.
Mi primer error fue contarles mis planes. A partir de entonces los tuve exigiéndome resultados a cada segundo: "¿Empezamos ya el juego?", "¿Que has hecho hoy?", "¿Sólo eso?", "¿Cuando empezamos?", "¿Empezamos hoy?"... ¡Y ni siquiera habían terminado el cole!
Mi idea de comenzar en julio se fue totalmente al traste. A duras penas conseguí retrasar la cosa al primer finde de las vacaciones. Trabajé contrarreloj para tener preparado algo decentito. Y por fin les presenté los materiales básicos el último día de las clases.
En su poder tenían un diario de campaña, un estuche con lápiz y goma y libros de repaso. Se miraron todo muy entusiasmados.
Cuando les enseñé la tienda se volvieron locos y exigieron de nuevo empezar ya. Pero yo fui dura como una roca y no fue hasta el día siguiente que comenzaron a hacer cosas puntuables. Eso sí, con un descontrol tremendo porque yo también estaba hasta arriba de tareas y no pude estar encima de ellos.
Pero mejor empiezo por el principio...
A Danipurni y Gatonur, mis dos hijos, los ha raptado un malvado dragón, al que han bautizado Dragogato Cuchufleto, para obligarles a realizar tareas y misiones en su provecho. A cambio les da punto (en forma de dinero de juguete) que podrán intercambiar por objetos o bonos los días de Mercado. Pero la cosa no es tan fácil como trabajar y cobrar, porque el mal comportamiento resta puntos, e incluso puede cobrarse una de las diez vidas que tienen en sus fichas de personajes. Para derrotar al dragón y escapar, tendrán que encontrar los siete signos mágicos que se dan por extremado buen comportamiento o en misiones especiales.

Hacer tareas de repaso es lo que más puntos da, pero si llevamos a cabo misiones, talleres o excursiones también nos podemos llevar puntos, aunque muchos menos, que son cosas divertidas. Eso sí, hasta que la actividad no queda registrada en el diario de campaña, el dragón no suelta ni un céntimo, así intentamos mejorar ortografías, caligrafías, la expresión escrita etcétera. En este punto inicial me he dado cuenta de que nos queda muuuuucho camino que recorrer.
Las misiones consistirán retos, juegos de mesa, programación con code.org, trabajos de investigación... Los talleres serán de cocina, manualidades, experimentos... Y las excursiones tendrán que ser convenientemente plasmadas en los diarios de campaña con información previa, lo que han vivido y sus conclusiones.
Los puntos se pierden por no hacer caso, por mala educación, por portarse mal, etc. Con comportamientos extremos también se pierde una de las diez vidas que tienen inicialmente. Si mueren pierden el juego, pero tranquilos que hay bono para resucitar (por un módico precio, claro).
El juego se desarrolla en 30 días, que no tiene que ser seguidos. Tendremos días de descanso para que no se quemen.
Cada siete días trabajados tenemos día de Mercado, aunque le he puesto uno a dos días de comenzar porque si no les da un patatus. Durante ese día pueden comprar un objeto por cabeza y todos los bonos que quieran, que los hay de muchos tipos: poner a mamá contenta en cualquier situación, ganar cinco minutos más de videojuegos, convertir una tarea fallida en un éxito, me salto una ducha, poción de curación para una vida... Esta tienda nos está sirviendo para manejar dinero, hacer cálculos matemáticos, aprender a elegir y esperar por lo que uno quiere, a ahorrar... El primer día de mercado estuvieron más de una hora deliberando entre los dos qué comprar. Al final uno compró las anillas para la piscina y el otro un videojuego llamado Rider que te puedes bajar gratuitamente en la tablet. Así se pusieron de acuerdo para compartir sus nuevas posesiones.

El sábado, Iván se lo tomó tan en serio que ganó 6.000 puntos en un solo día. Daniel ganó menos porque sus fichas de repaso son más difíciles y se cansó antes de hacerlas. El pequeño se portó como una angelito y el mayor, pues el el mayor perdió una vida, ejem. El domingo perdieron más de 2.000 puntos por mal comportamiento ambas partes, pero una que es maja y simpática les redondeó a 2.000 (aaaainsss si es que soy muy blandita). Y ayer los recuperaron a base de fichas de repaso. Daniel está a saco con
MARS, una aplicación de SM. A pesar de que es para más mayores le está flipando. La hace con mi ayuda, pero es que muchas cosas las tiene que hacer con mi ayuda. Como los ejercicios de inglés.
También les he comprado unos cuadernillo de actividades de los Superpreguntones que les encantan porque son divertidísimos, pero que algunas hojas tengo que adecuarlas a la edad de Iván. En fin, que me estoy pegando un currazo tremendo y hemos tenido que poner horarios para que pueda dedicarme también mis labores.
En cuanto a los talleres, hemos hecho
shushi para la cena,
bizcotaza para merendar y hemos comenzado el experimento de los
huevos saltarines. Misiones hemos tenido algunas deportivas: huir del zombi ciego (la gallinita ciega), hacer un circuito con una pelota para acabar metiendo en la portería, buscar las anillas en las piscina... Voy improvisando. ¡No me pidais más!
Consejo importante: si vais a hacer el juego es muy muy muy importante llevar un excel detallado con los puntos que ganan, las penalizaciones y el por qué de todo para que cuando os vengan reclamando tengáis argumentos. No veáis que duros se ponen cuando se trata de sus puntos. Que si no me has sumado esta ficha, que de dónde sale esa penalización, que hay 100 puntos que no les cuadran... ¡Que mareo!
Os pongo el
link al archivo en Google drive por si alguien quiere el material que estamos utilizando. Si no os funciona mandadme un correo a dacilm@yahoo.es y os lo envío.