Hemos comprado un colchón bueno para Daniel porque me parece importantísimo que descanse. Es un punto fundamental para su buena salud y la mía. Encontramos uno que nos gustó y lo encargamos al momento.
Cómo me lo tenían que traer esta tarde Daniel se iba a quedar irremediablemente sin parque o piscina, así que estimé que era un buen momento para preparale algunas actividades.
Me metí en internet y leí unas cuantas propuestas más que interesantes. Algunas en foros en los que las madres contaban sus experiencias. Siempre estupendas a la par que divertidas.
Qué pena que la realidad supere siempre a la ficción. Lo primero que me costó obtener fue la atención de mi hijo. Casi le tuve que arrastrar hasta la habitación de juegos porque estaba muy entretenido persiguiendo cruelmente a los gatos.
Cómo me lo tenían que traer esta tarde Daniel se iba a quedar irremediablemente sin parque o piscina, así que estimé que era un buen momento para preparale algunas actividades.
Me metí en internet y leí unas cuantas propuestas más que interesantes. Algunas en foros en los que las madres contaban sus experiencias. Siempre estupendas a la par que divertidas.
Qué pena que la realidad supere siempre a la ficción. Lo primero que me costó obtener fue la atención de mi hijo. Casi le tuve que arrastrar hasta la habitación de juegos porque estaba muy entretenido persiguiendo cruelmente a los gatos.
Cuando se cansó también de las pelotas, procedí a preparar el siguiente juego, que no era otro que el de los tuppers, la pasta, los garbazos y las lentejas, que él ya conocía de otro día. En ese momento llegó el chico que nos traía el colchón. Cómo todavía era relativamente pronto decidí llevar al niño a la piscina. A toda velocidad comencé a preparar las cosas: toallas, crema solar, pañales, pañal-bañador, ropa de recambio... Me pongo el bañador a toda velocidad. Me visto. Y cuando voy a coger al chiquitín para meterlo en el carrito... Me lo encuentro la mar de entretenido con los tuppers. Le intenté convencer para que nos fuéramos, pero prefirió seguir a lo suyo, así que desistí.
Cuando se cansó de pasar comida de un envase a otro ya se había hecho la hora de su baño. Así que le metí en el agua y para variar le ofrecí unos vasos de plástico para que jugara. ¡Le encantó la idea! Luego no había manera de sacarle.
En definitiva, creo que se lo pasó muy bien y fue un día diferente.
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