miércoles, 13 de junio de 2012

Jugando a lo bruto

Ultimamente Daniel se decanta mucho por juegos violentos. Sobre todo si hay espadas por medio. Coge cualquier cosa que le recuerde al arma punzante y, ¡pim pam pum!, le arrea a todo lo que alcance. Hay que tener mucho cuidado porque puede hacer daño o tirar y romper muchas cosas. "¡Soy un pirata!" exclama mientras salta de un lado a otro de la casa buscando el tesoro y luchando contra tiburones, cocodrilos y "niños malos".

Menos mal que también le encanta convertirse en un bombero y ayudar a la gente. Una de cal y otra de arena.

El caso es que yo no le doy ninguna espada de juguete. Tiene las del disfraz de pirata de estos carnavales, pero no sé ni donde están.Tampoco tiene pistolitas de plástico. Sólo la de agua y no tiene forma de arma. De hecho, la usa como espada en ocasiones.

Tampoco me atrevo a coartar su imaginación ni decirle que no juegue a pegar, machacar, destruir... Recuerdo que de pequeña también jugaba con mis hermanos así. Mi hermano mayor nos hacía un entrenamiento militar, o peleábamos a la manera Kung Fu cuando vimos una película de Bruce Lee un verano, también hacíamos llaves de yudo inventadas que alguna vez nos causó más de una lesión poco grave, entre otras muchas actividades poco educativas...

A mi hijo mayor le riño si hace daño a otro niño, pero hay padres que opinan que estoy demasiado encima de él y que le estoy cortando en sus juegos. Según ellos, si no hay lloros, no hay que intervenir.

La verdad es que estoy un poco perdida con este tema y no sé cómo actuar o qué importancia darle. No me gusta que tenga la mano tan suelta, pero tampoco que le diga que no pegue y al minuto siguiente le estén cascando a él y me mire como si no supiera cómo reaccionar. En estos casos riño suavemente al amiguito, para que Daniel vea que sigue estando mal aunque lo haga otro. Pero me da miedo que le esté transmitiendo inseguridad a la hora de jugar.

¡Qué difícil es encontrar el término medio!

Y para terminar: una anécdota. Un día me fui a tomar café a casa de una amiga. Le di cancha libre a mi peque porque estábamos en una casa muyn pequeña y era casi imposible que la liara demasiado.

De repente oímos gritar a su amigo "¡Socorro, socorro!". Su madre y yo acudimos veloces a su lado. la escena que nos encontramos la protagonizaba Daniel blandiendo una espada de gomaespuma como un salvaje y Hugo debajo de la cama asegurando que mi hijo no le dejaba salir. Le explicamos al energúmeno de mi primogénito que si trataba así a los amigos ellos ya no querrían jugar con él más y no hubo ningún otro percance en toda la tarde. ¡Menos mal!

2 comentarios:

  1. Mi madre siempre ha dicho que las cosas de niños se resuelven entre los niños, si le pega a un niño de su edad no veo porqué tienes que intervenir, ahora, si es más pequeño pues ahí ya si, más que nada para que no se aproveche de los peques.

    Pero por otro lado el pegar, machacar y demás tampoco es un juego indispensable, si jugabas a eso de peque obviamente lo ves de otra perspectiva que yo, que jugaba sola y leía libros, y me pegaban constantemente a mí... que se defienda si, pero que sea un matón, creo que lo debes elegir tú, no los padres de sus amigos.

    Y no lo digo con mala intención, neni, que tu sabes que mis comentarios sobre maternidad es mi opinión, no mi experiencia, y si es mi experiencia es por ser hija y tener a Manzanita como hermana... osea, poquita jejeje.
    Besotes.

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  2. Eres libre de poner tu opinión. A mí los comentario con buena intención nunca me molestan. Te diré que mis hermanos y yo de buenos somos tontos a día de hoy. De pequeños jugábamos a juegos bélicos, pero luego éramos educadísimos en el día a día y por eso no creo que mi niño sea un adolescente violento por jugar a las espadas, pero por otro lado, me preocupa que se convierta en un niño matón y que tenga problemas para socializar.

    Yo, como tú, era un ratón de biblioteca, pero también era una niña muy grande (que luego se quedó en un pizco) con muy mal genio a la que había que pensarse si se le pegaba porque las devolvía dobladas. Cómo era tan buenecita nunca me castigaban a mí. Mi hermana dice que me aprovechaba de eso, pero yo no lo recuerdo. Cómo era tan sensible, pegaba y luego me sentía muy muy culpable.
    La verdad es que prefiero que juegue a las construcciones, a la pelota, con lo libros... Cosa que también hace, pero creo que no le puedo imponer mi criterio de una forma tan aplastante. No seeeeeeeee, que lío.

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