Tardes en casa

Últimamente encuentro muchas buenas ideas por la blogosfera. Las dos últimas las cogí del Blog de La jirafa y son ideales para tardes que pasemos en casa por cualquier motivo, ya sea porque llueva, haga demasiado calor o estemos realmente agotados para ir a cualquier sitio.

Un día estaba navegando tranquilamente cuando me leí el post de los elásticos en el palito. La mamá de Jirafita había comprado gomitas de colores y había dejado que si hija experimentara mezclando varios juegos. Emocionada con el invento corrí a comprarlas al supermercado... ¡Pero se habían acabado! No podía creer en mi mala suerte. Así que desde entonces, cada vez que iba a comprar me pasaba por la sección papelería a ver si ya habían repuesto por fin. En cuanto me hice con el paquete puse en marcha el juego. A Daniel le encantó. Teníamos elásticos de todos los colores y todos los tamaños. Los grandes los metía el solito en el palo de las anillas y los pequeños le ayudaba yo. Al final acabó imaginando que el palo era un barco y tiraba de él por los elásticos. Me encanta la imaginación que tiene este chico.

La otra idea es todavía más divertida. La saqué del mismo blog. Compré espuma de pelo y llené un tupper gigante que regalaban con unas magdalenas. Rodeeé el recipiente con animales de plástico, recipientes y cubiertos de juguete. La diversión estaba servida. A mi hijo le encantó la propuesta. La espuma se iba consumiendo sola, con lo que al final sólo hay que fregar el tupper y los juguetes y pasar un paño y un fregona y... ¡Listo!

Mientras mi niño se lo estaba pasando en grande llegó su padre de trabajar. Más práctico que yo cogió la botella de espuma y empezó a leer las indicaciones: "No inhalar, no dejar al alcance de los niños, no ingerir..."

"Pero bajo supervisión no pasa nada" Me defendí yo. La verdad es que el chiquillo estaba emocionado pasando la espuma de un recipiente a otro, "bañando a los animales, dándoles de "comer"...

Otro descubrimiento ha sido la pintura de dedos. Despiertan la creatividad del niño y es facilísimo de limpiar, tanto de la ropa, como de los muebles. Lo malo es que el chiquillo metía toda la mano en el bote, se pringaba a más no poder y lo que le gustaba era notar la textura de la pintura en sus manos, así que era una bomba de relojería en potencia. "No toques nada" le suplicaba yo mientras le conducía al bidé para que se lavara las manos, la cara, las orejas... Creo que prefiero las acuarelas que mancha menos.

Mientras el mayor da rienda suelta a la imaginación, el pequeño va experimentando con diferentes texturas, colores y formas. Sacude los objetos, los rechupetea y los tira. También lo dejo un ratito en la mantita para que vaya cogiendo cada vez más movilidad.