Tutoría con la profesora de Daniel

El jueves me reuní con la profesora de Daniel ¡la primera vez en este año! Qué diferencia con el curso pasado. El caso es que, de vez en cuando, me comentaba que todo iba bien y, como el niño va al cole feliz, no me preocupé por ahondar más. En primero de infantil me comía la preocupación por su adaptación y estuve más al tanto.

Cuando Gloria me propuso una tutoría al día siguiente acepté encantada. Aunque todo vaya bien, soy una madre deseosa de saber más sobre lo que el peque hace en el cole. Cómo ya me había anticipado en sus comentarios, todo entra dentro de la normalidad... ¡excepto su arrolladora imaginación! Pero, me temo, que eso es parte de su forma de ser. En su opinión, no es nada malo, al contrario. Si no derrochamos imaginación a los cuatro años ¿cuando? Aunque oyéndome hablar ha confirmado mis sospechas de que el peque está sobre estimulado. No se trata de dejar de jugar con él, sino de orientar los juegos a poner los pies en el suelo de vez en cuando. Y sobre todo, intentar que las actividades estén orientadas a su edad.

Lo cierto es que la filosofía que me presentó me pareció excepcional: motivar a los niños desde el optimismo, con halagos de sus logros y confianza en sus capacidades. Es justo el método que me gustaría aplicar en la educación de los peques, pero, como siempre digo, las mamás somos humanas y perdemos los nervios como cualquier persona. En eso estuvimos totalmente de acuerdo, así como en que los niños tampoco se traumatizan tan fácilmente. Son lo bastante listos como para entender que mamá también se equivoca, grita, castiga y, sin embargo, no deja de quererte ni un sólo segundo. Como ella misma expresó son lo que más queremos en el mundo y, al igual que tiene un sexto sentido para saber cuando estás nerviosa, lo que hace que pierdan confianza en si mismos, también lo tiene para captar el cariño y el amor que les profesas.

Me contó que les daba unos discursos en plan arenga para motivarlos de forma positiva animándolos a conseguir sus sueños. A estas edades, la profe es una figura muy importante en sus mundos y, estoy segura, de que con estas charlas los peques están haciendo grandes avances en reforzar la confianza en sí mismos.

Cómo veis nos enrollamos cosa mala en temas generales de crianza. La pobre intentaba volver al tema Daniel de vez en cuando, pero yo me dispersaba enseguida. ¡Tiene delito! Hablo demasiado, lo sé.

Centrándonos en mi primogénito, sigue perteneciendo a la media, ni sobresale, ni se queda atrás. Tiene algún problema de socialización porque su abundante imaginación y su deseo de controlar siempre la situación, bajo sus normas, hace que vaya de grupo de niños en grupo de niños cambiando de juego cada poco tiempo. Se sale mucho cuando colorea algo que no le motiva. Las tijeras se le dan fatal, así que tendremos que ponerle a recortar cosas que le gusten a ver si pasa lo mismo que con la acción de colorear.

Debemos trabajar en la "o". El rabito hace que la confunda con la "a". Buscaré actividades motivadoras y juegos en la tablet para afianzar este conocimiento. Le comenté que con la tablet lo veía difícil porque él siempre iba a preferir las tortugas Ninja a la "o" y me propuso que le diera a elegir entre una ficha o el juego de la "o" entre la tablet. A los peques hay que dejarles elegir, ¡pero entre las opciones que nosotros les damos!

Ya están haciendo dictados de vocales y el próximo trimestre empezarán con las consonantes. Hay que ver lo adelantados que van estos niños. Gloria afirma que va al ritmo que ellos le marcan para que no se aburran. Entre ficha y ficha, el manual de Letrilandia y lo que marca el programa educativo, les mete actividades que encuentra en internet, ¡y les encanta! Pero que no es fácil llevarlas a cabo por la falta de tiempo. Entre que van a gimnasia, a informática, inglés, religión y al patio, no le queda tanto tiempo con ellos.

En definitiva: Daniel es un niño normal con un desarrollo normal y una estupenda profesora.

¡Música para mis oídos!