Recientemente me llegaron por correo un par de sobres con actividades de Boolino. Me dieron una gran alegría porque últimamente, entre pitos y flautas, vamos muy poco al parque y juegos divertidos como los que me han enviado se agradecen muchísimo.
En uno encontré una cara de vaca y otra de caballo y dos palos de polo bastante grandes y en la otra dos páginas con viñetas en blanco y un montón de pegatinas para crear su propio comic. Esto prometía. Y mucho.
Cada actividad va ligada a un libro diferente. El de las caretas de animales a "¿Y si es...? de A.H. Benjamín y Jane Chapman. En él, el granjero Mantequilla se trae a un nuevo amigo a la granja de su viaje a Australia: nada más y nada menos que un canguro. Los animales esperan nerviosos al nuevo miembro de su comunidad mientras se preguntan si resultará un riesgo para las labores que desempeña cada uno. Me parece una forma encantadora de abordar un miedo muy común y muy difícil de explicar a los más pequeños. Hay muchas situaciones que podemos aclararles con este libro, por ejemplo la llegaba de un nuevo hermano. La conclusión es que todos tenemos nuestras capacidades y nuestros lugar en el esquema de la vida y la llegada de alguien nuevo no debe asustarnos. Lo mejor del libro es que todos los beneficios se van a destinar a proyectos de acogida de niños realizados por la fundación privada Putxet.
La otra actividad se basa en la Colección Dragonero, de Josh Lacey y Garry Parsons, tres novelas cortas repletas de humor y aventuras para niños de entre seis y ocho años sobre las vicisitudes de un niño al que le cae de mascota sin comerlo ni beberlo un dragón malencarado. Lo curioso de estos libros es que todo se cuenta a través de emails entre le niño y su tío.
Pero vamos a lo que vamos, una de esas tardes en la que los niños se la prometían muy felices delante de la tele, desplegué los materiales sobre la mesa del comedor como quien no quiere la cosa. Sabía que vendrían a preguntar sin perder un segundo y así lo hicieron.
Les dije que podían elegir empezar por cualquiera de las dos actividades descritas. Daniel tenía claro que él quería llenar la página del comic e Iván cogió las tijeras y la cara del caballo sin dudarlo. Cada uno se enfrasco en sus quehaceres pidiéndome ayuda o preguntándome dudas de vez en cuando. Al final las pegatinas fueron incrementándose escandalosamente porque sacamos las que teníamos guardadas de otras manualidades o de cromos e hicimos las nuestras propias con etiquetas de oficina.
Iván me pidió que le recortara los ojos al animalito de su careta porque a él le parecía extradifícil, así que le expliqué cómo se hacía. Se interesó mucho por el tema, pero declinó mi oferta de intentarlo él. Daniel también decidió delegar los ojos a su mami. Y a cambio nos regaló su truco de qué hacer cuando pegas mal la pegatina en la hoja y sobresale fuera del folio: lo doblas hacia atrás, lo pegas en el reverso del papel y ¡listo! Es un chico con recursos.
El mayor se lo estaba pasando tan bien con su cómic que intentó convencer a su hermano par que le cediera su página, pero ¡naranjas de la china! El más pequeño también quería trazar su historia a base de pegatinas y dibujos.
Lo que más les llamó la atención fueron los bocadillos de diálogo y los dragones, pero del resto de personajes no usaron nada. Bueno, miento, Daniel usó el chocolate para hacer una trampa en su historia de tres entregas. Porque no dudé en hacerle más viñetas en blanco en folios para que siguiera poniendo en práctica su creatividad.
Aluciné con lo que crearon ambos peques. Daniel inventó tres historas relacionadas.
En la primera, él y su amigo de aventuras iban a explorar una zona en la que de repente estallaba una bomba y aparecía un monstruo. Daniel le vencía de un derechazo y salvaba al perrito que se había comido. ¡Qué valiente! Una vez el deber cumplido se volvía a su casita.
En la segunda, el amigo encuentra una tableta de chocolate y se lanza a por ella, pero era una trampa. Unas tenazas retiran el chocolate en el último momento y el amigo le hinca el diente al brazo de Daniel en vez de a la deliciosa golosina. Mi hijo saca sapos y culebras por la boca y persigue a su amigo para darle un coscorrón por morderle. Con éste me reí muchísimo. Me encantan los pies en espiral para simular que corren y las líneas de movimiento. El amigo corre tan rápido que se convierte en una espiral sin forma humana en la última viñeta.
En la tercera historia descubren que detrás de todas las trampas y monstruos está el malo malísimo que tira lava y fuego. Daniel encuentra una espada brillante y cuando va a cogerla, le da sin querer al malo malísimo y lo mata. Desde luego, imaginación no le falta.
Su hermano quedó fascinado por las pegatinas del dragón y se montó la historia alrededor del mismo. Un caballero se encuentra con el dragón y va corriendo a por sus armas. Cuando las coge vuelva a buscarlo y empieza la lucha. El dragón es muy fuerte, pero él acaba venciendo. ¡¡Me encantaaaaaa!!! Se nos acabaron los dragones de las pegatinas y tuve que dibujarle un par porque los quería igual igual que los primeros. Hombre. Igual, lgual... no son, pero la menos parecidos jajaja
Lo pasamos genial. Sólo me faltó una foto de los peques con las caretas que se hicieron, pero es que no he podido pillarles. Qué difícil es hacerles fotos a estos chiquillos.
Qué actividades tan divertidas!!! Me encantan los comics, hay que ver la imaginación que tienen. Un besote!!!!
ResponderEliminarMolan un montón. Yo alucino con las técnicas típicas de comics que usan. Los veo tan pequeños!!!
EliminarQue divertido, a nosotras nos han enviado para hacer un gorro pirata y una espada, a ver si lo terminamos que ayer entre unas cosas y otras no nos dio tiempo.
ResponderEliminarEso también suena fenomenal :D
EliminarYa nos enseñarás foto!!
He entrado por primera vez en el blog: el nombre es tan sugerente.... para cualquier madre. Lo cierto es que prácticamente todas las madres de niños pequeños estamos "desesperadas" casi permanentemente.... Es alentador leer que no eres única y que todas tenemos días y momentos malos y buenos y muy buenos... Gracias a Dios, por mis peques, yo también les odio y les adoro!!!
ResponderEliminarMe alegro que te haya gustado :D
EliminarMuchas gracias.
Es como me sentía cuando parí al primer hijo: desesperada, perdida e incomprendida. Abrir el blog me ha ayudado mucho. Es como una terapia. Y encima encuentras muchas mamis como tú con consejos realistas jajaja
Y sí, yo también los adoro y los ahogaría a partes iguales Ainss