martes, 16 de enero de 2018

La cabalgata de Reyes

Y otra vez volvió el momento infantil infernal: la cabalgata de Reyes. Ojitos ilusionados en todos los niños y caras de horror y sacrificio en la de algunos padres. Porque también los hay que van superilusionados al evento. Adultos, digo.

Cargué mis reservas de paciencia a tope y seguí a mis tres hombres (todos superextrailusionados y gritando "Me he portado bieeeen, me he portado bieeeeen). A mí en cambio se me venían a la mente las imágenes de la guerra por la primera fila del año pasado y se me erizaban los pelos de la nuca. Ainssss...

Como siempre, llegamos temprano y los peques empezaron a dar botes y carreras para tensar aún más mis ánimos. También pedían a berridos sprays de hilos pringoso, que en esta ocasión también eran los protagonistas de la fiesta. Sinceramente yo se los hubiera metido por dónde el sol no calienta a alguno, estoooo... A sus padres, a sus padres me refiero. De hecho, hubo una de las que participaban en la cabalgata que a punto estuvo de soltar un buen guantazo a un infante cuando cuando le dirigió el spray a la cara y casi le mete la masa pringosa en un ojo. ¿Esto no se considera agresión?

Y que voy a decir de los pobres camellos. Salieron de allí pidiendo terapia a gritos y con niñofobia seguros. ¿De verdad que no se pueden prohibir esos sprays que atentan contra la seguridad ciudadana? Y mis hijos rogando por uno a voz en grito. Ni loca les compro uno en una cabalgata. A lo mejor sí para que se maten entre ellos y se pongan en el lugar de los pobres de la cabalgata.

En cuanto a la guerra por la primera fila… Desgraciadamente no nos libramos de ella, pero este año, en vez de ser entre niños impulsados por empujones de órdago de sus progenitores fueron entre los propios adultos, que se adueñaron de los mejores puestos sin importarles lo más mínimo si la gente bajita veía o no.

Mi hijos no se cortan ni un pelo y se buscan la vida para adelantar puesto de mejore y peores maneras. No estoy orgullosa de ello, la verdad. Pero prefiero verles pisar “sin querer” a un tipo que intenta ponerles su espalda en la cara, que llorar desconsolados porque no ven nada. Lo dicho, es la guerra. Y no me da la gana de llamarles la atención por algo que les va a dar desventaja frente a los cafres que les rodean.

Espero, supongo que en vano, que lo consideren una ocasión especial, y que entiendan que en otro momentos se la van a cargar pero gorda si les veo dar codazos y empujones de esa manera.

Por cierto, que majos fueron los romanos chocando las manos de todos los niños con grandes sonrisas. Al resto de los personajes les faltó la simpatía de estos soldados del antiguo imperio. Incluidos los Jedis y los soldados de asalto que iban a matacaballo entre voluntarios con chalecos amarillos que les mantenían alejados de la multitud enfervorecida. Presupongo que era algo de pánico a ser spraizado. Pobres... Que estrés.

Cuando los Reyes aparecieron la gente se volvió loca. TODA la gente. Alguno se hubiera merecido un mordisco del camello en la nariz, pero los pobres animales estaban demasiado aterrorizados como para pararse a masticar nada. Más bien aligeraban el paso intentando huir de los padres enfervorecidos que casi atropellaban a sus propios hijos con cartas en las manos y gritando “Una PlayStatioooooon cuatroooo”, “El Halcón milenarioooooo”, “ Un S seeeeis”… Pero a ver señores. Como les digo esto… ejem…. Los Reyes son los padres. Quién se encarga de esta tarea en sus casa ¿Los abuelos? Porque si es un paripé está muuuuy logrado.

Con ellos terminó, por fin, el infi… digoooo… la cabalgata y las unidades de limpieza se pusieron en marcha en el minuto cero. Me pareció genial que lo tuvieran tan bien preparado para no dejar la calle tan asquerosa. Eso sí, el pringue que dejaron los vándalos de spray no creo que lo pudieran quitar muy fácilmente.

Nosotros pusimos rumbo al hogar, unos soñando con los regalos que le iban a traer sus majestades al día siguiente y otra dando gracias por salir ilesa un nuevo año de las hordas, estooo… el público ilusionado, demasiado ejem, por la cabalgata y sus Majestades de oriente.




6 comentarios:

  1. Te lo pasaste bomba, por lo que veo. Jajajaja. Bendita paciencia tienes... Besotes!!!

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    1. Como odio las aglomeraciones de los eventos infantiles masivos
      Hay muy mala leche junta aaaarg
      A lo mejor soy yo ainss

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  2. Vaya mogollón jajaja se lo pasaron pipa seguro

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  3. Por algo yo sólo acudo a las cabalgatas de los pueblos pequeños. ¡Menudo descanso!
    Claro que cuando tenga al peque veremos como hacemos...
    Besos

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    1. Pues sí. Son mucho más pacíficas.
      A mí es que esa me queda al lado de la casa de mi madre, que es donde nos quedamos durante las vacaciones de Navidad, así que es muy cómodo andar una par de calles y ya. Ya veremos cómo te organizas con el pequeñín <3

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