jueves, 4 de enero de 2024

Navidades en Covarrubias

Las Navidades las pasamos en el pueblo de la familia de Raúl, Covarrubias, y estuvieron marcadas por frío, belenes y hojaldre. 

Y digo que estos días estuvieron llenos de hojaldre porque hicimos muchas recetas sacadas de Instagram y se ve que éste año es el ingrediente estrella: Langostinos con costra de hojaldre, sol de hojaldre de brie y jamón, corona de merluza... Todo buenísimo, porque, seamos sinceros, no se me ocurre nada que no pegue con hojaldre.

Las navidades en el pueblo siempre vienen acompañadas de belenes, todos maravillosos en sus diferentes estilos. Lo cierto, es que montan unas escenas preciosas llenas de detalles.

Desde luego no nos pudimos quejar de espíritu navideño porque se respiraba en cada rincón de las callejuelas medievales. Adornos, algunos muy curiosos como el árbol con boletos de lotería; árboles adornados, destacando el de la plaza del Ayuntamiento; villancicos a todo meter; y hasta un proyección en una de las combadas paredes que abundan en el tipo de arquitectura típica del pueblo.

Es una época en la que no hay mucha gente y el tiempo pasa más lento. Pero nada de Paz, porque aunque había poca gente era de la bulliciosa de charanga y pandereta.

No perdimos la oportunidad tampoco de ver las luces navideñas. A las de Madrid no se atrevió Raúl, a pesar de que a mí me hubiera gustado, pero las del pueblo no entrañaban ningún peligro de aplastamiento por multitud, aunque no fueran tan espectaculares como prometían ser las de la capital.

Al final lo importante son las ganas de pasarlo bien sin más.

Hasta nos dio tiempo a jugar una nueva aventura al Anillo único y probar un juego nuevo que nos hizo mucha gracia: La última meiga. Nos convertimos en brujas ante un tribunal de la inquisición y siguiendo las instrucciones de las cartas de la baraja tuvimos que defender nuestra inocencia con uñas y dientes. Qué risas. A Iván le encantó. Y eso que fue él la bruja que la inquisición mandó a la hoguera al final.

Por otro lado, con Decktective, rosas de sangre, nos metimos en una mansión a resolver un asesinato. Nos pareció muy curiosa la mecánica.

También estuvimos ocupados con el calendario de Adviento, que culminó allí con el apoteósico descubrimiento de los malvados que estaban detrás de todo el troleo y un final con mucho chocolate.

Y al día siguiente una Navidad llena de regalitos, aunque el más importante y esperado lo encontraron las fieras al volver a Madrid: su anhelada PS5.
































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