viernes, 9 de agosto de 2013

La extraña tarde

Todo estaba planeado al milímetro. Daniel iba a ir a un taller de Doraemon, una ludoteca gratuita en la que te cuidan al niño una hora, Iván se lo iba a pasar pipa en los juegos infantiles del Mc Donalds y mi madre y yo íbamos a disfrutar de un delicioso café acompañado de una charla sobre nuestras cosas. Nada podía fallar, pero falló todo.

Llegamos al lugar demasiado pronto, así que nos metimos todos en el Mc Donalds. Mi madre se fue a pedir los cafés mientras los peques se recorrían el castillito de juegos. De repente, Daniel salió por la puerta como un cohete al grito de "Mami, me hago piiiiiiis".  Me quedé noqueada un par de segundos, pero reaccioné enseguida. El carrito de lo endosé a mi vecina de mesa, cogí a los dos peques de la mano y volé hacia los aseos. Mi madre me vio pasar pasmada.

Encontrar el baño era misión imposible, cuando pregunté por ellos resulta que los tenían cerrados por obras y tenía que usar los comunes del centro comercial. Peregrinamos a los de fuera rezando porque Daniel aguantara. ¡Aguantó! Misión cumplida. Sin bajar el ritmo volvimos a nuestra mesa donde mi madre ya se había hecho cargo del carrito liberando a la señora que tan amablemente aceptó mi encargo.

Aliviada solté a las fieras, pero Iván ya no quería separarse de mí y me hizo levantarme doscientas veces, mientras la charla amigable de nuestras cosas con mi madre se la llevaba la vecina de mesa. Le recordé a Daniel lo del taller y le entraron unas ganas terribles de acudir a él. Dejé a mi madre con el bebé y llevé al mayor a la ludoteca que estaba en la misma puerta del restaurante de comida rápida.

Cuando volví a la mesa, me llegó un olor característico a la nariz, pero ¡a lo bestia! Lo que tenía Iván en el pañal no tenía ni nombre, así que dejé a mi madre tomándose otro café y atenta por si la llamaban al móvil desde la ludoteca, y yo volé a casa a arreglar el desastre escatológico.

Una vez limpito el peque volví de nuevo junto a mi madre para ver si por fin me podía tomar ese café que ya estaba tardando en llegar, pero tampoco pudo ser porque mi progenitora había cambiado el Mc Donalds por una cafetería al uso y se había sentado al ladito del lugar dónde tienen montadas las atracciones de feria todo el año. El bebé no tardó en escaparse puertas adentro para ver de cerca las lucecitas. Intenté convencerle para que cambiara el lugar de pago por el parque infantil gratuito que hay al lado, pero ¡Oh, sorpresa! Lo habían cerrado porque se había roto la casita de madera.

Cedí a la tentación infantil y compré las fichas de turno. A Ivan le encantó el trenecito típico y no paraba de pedir subir en uno u otro vehículo para dar vueltas y más vuelta saludándonos entusiasmado. Cuando llegó el momento de recoger a Daniel éste se sumó encantado a la diversión. Coches de choque, caballitos, el castillo hinchable, la piscina de bolas... Se nos fue una buena pasta en la tontería pero los peques salieron de allí con una sonrisa de oreja a oreja. Y lo que es más extraño, sin montarla parda. Debían estar agotados. Aunque he de reconocer que cuando llegó el momento de partir tuve que entrar en la piscina de bolas a buscar al bebé, que se escapaba de mí cómo podía y pataleaba rabioso para que su mami no le aguara la diversión.

Al final, ni café, ni paz, ni conversación...

12 comentarios:

  1. Los planes con niños nunca salen como los pensamos ;-)

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  2. Jajaja. Vaya... Si es que al final siempre se salen con la suya. ¿Cómo lo harán? Un besote!!!

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    1. En este caso en concreto estoy segura de que todo fue un cúmulo de casualidades ;)

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  3. cuanta razón tiene esa frase que tanto me gusta: "si quieres que Dios se ria, cuentale tus planes". ;-) Un besito

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    1. Es una frase buenísima. Y se amolda totalmente a lo que me pasó :D

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    1. Para los peques porque la mami y la abuela acabamos locas de la cabeza con tanto ruidos y luces intermitentes :D

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  5. Jjaja, seguro que si te pones a inventar, si planeas que te pasen muchas cosas, no se te ocurren tantas. Los niños son así, tu planeas y ellos se encargan de llevarte por otro lado. Espero que la charla con tu madre llegase, aunque fuera en casa.

    ¡Besos!

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    1. La charla llegó a trazos porque los niños ya sabes que siempre están en medio. Pero al menos algo conversamos. Vamos a ver que tal en septiembre :D

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  6. Si es que parece que cuanto más planeamos más nos desvaratan los planes..pero bueno al final ellos se entretuvieron mucho y vosotras aunque no fue la tarde que esperabais tampoco os aburririais jeje.
    Besossss!!

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    1. Cierto. Al final no lo pasamos mal, aunque no era la tarde que esperábamos. Iba a ser al gusto de los adultos y acabó siendo al gusto de los peques :D

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