La tarde de Halloween llevé a los chiquillos a una fiesta de disfraces en un parque de bolas a la que iban mucho amiguitos del mayor. Una de esas celebraciones en las que los niños se lo pasan genial y los padres no ven la hora de huir de allí. De vez en cuando saludaba o charlaba con un papá o mamá amiga, pero en general corría detrás del pequeño gato para que no me lo escachuflaran irremediablemente. El monstruo cara cambiante se buscaba la vida que para eso era ya mayor y estaba entre amigos. ¿Y quienes son estos monstruitos que me acompañaban? Pues Iván y Daniel convertidos en criaturas de la noche para estar a tono con la festividad yankie.
Daniel eligió su disfraz. Desde que lo vio en un libro de una cafetería con zona de juegos infantil no pudo quitárselo de la cabeza. Se trataba de una máscara con ventanita en la que asomaban diferentes caras según rotaras las cartulina que contenía dentro. Me pareció una idea tan original que cumplí los deseos de mi primogénito y le hice la máscara de monstruo cara cambiante. Evidentemente, en el parque de bolas iría sin la máscara, así que completé su atuendo con una camiseta de esqueleto muy graciosa. Pensaba pintarle la cara, pero salió de clase con maquilla de araña y tela de araña y así se lo dejé.
Al pequeño le vestí de gato porque llevaba una buena temporada imitando de forma recurrente a este animal, posiblemente, porque convivimos con dos felinos. Estaban muy graciosos.
Después de una velada bestial saltando entre bolas, toboganes, figuras acolchadas... Disfrutando de la actuación del mago, engullendo su merienda a base de sándwiches mixtos, chuches terroríficas y patatas fritas, de asustar a los allí reunidos con la máscara de cuatro caras y maullidos terroríficos... Pensé que dormirían toda la noche a pata sueltas, pero el destino quiso hacerme el "truco" y se pusieron los dos malos (curiosamente, en el parque de bolas estaban perfectamente). Daniel durmió fatal con una tos de ultratumba e Iván vomitó un par de veces al estilo niña del exorcista.
Tras cambiar las sábanas dos veces (haciendo trabajar a destajo a la lavadora) y restregar con la espuma antimanchas de tapicería para hacer desaparecer cualquier rastro de olor, decidimos que papá dormiría con Iván y mamá con Daniel para evitar más insomnio.
Tras una noche terrorífica, papá se levantó lo bastante bien como para decidir que no había motivo suficiente para cancelar el viaje al pueblo. Preparamos todo y nos metimos en el coche. Todo iba muy bien hasta que Iván volvió a hacer el numerito de niña del exorcista. Sin perder la calma (el padre, porque la madre sí que la perdió un poco) limpiamos el desaguisado con toallitas, cambiamos al bebé con ropa que sacamos de la maleta y pusimos el jersey del padre para no sentarlo sobre un asiento húmedo (recayó en él por tomar la decisión de irnos al pueblo).
Entre el atasco y la parada técnica llegamos tardísimo. Iván estaba derrotado, así que lo metí en la cama directamente. En cuanto comí, le seguí al mundo de los sueños. Mientras papá y Daniel fueron al encuentro de los primos para correr aventuras sin fin.
Al chiquitín le resguardamos en casa hasta el sábado por la tarde. Había comido bastante bien y estaba deseando pisar la calle, así que lo abrigamos muy bien y lo sacamos a que le diera el aire. Fuimos a buscar a Daniel, que se había quedado a comer son sus adorados primos. Iván había recobrado todas sus energías así que me quedé tranquila y por fin pude disfrutar de Covarrubias con tranquilidad. Daniel sigue con la tos asquerosa, pero no pierde ni un ápice de energía, así que tan mal no puede estar.
Ahora mismo la más damnificada soy yo con mis azuladas ojeras que dan verdadero miedo.
Ooooh me encanta el disfraz de Daniel :)
ResponderEliminarMe alegro que Ivan ya este bueno pero vaya par de dios os dio
Besos
Sí, menos mal que ya están recuperados y se puede pegar algo el ojo :D
EliminarMuchas gracias
ainsss estos niños, en el parque de bolas no les duele nada y es llegar a casa y ¡zas! todos los males juntos...
ResponderEliminarBesinos
Eso es lo que digo yo. En el parque nada y cuando toca descansar ¡alaaaaa!
EliminarEsas ojeras valen un imperio, que anda que no habéis disfrutado a pesar de los contratiempos!!!
ResponderEliminarUn besote!
¡Eso es verdad! :D
EliminarVaya¡ Al menos luego pudisteis disfrutar del pueblo a pesar de todo lo anterior¡
ResponderEliminarUn besote¡
Es que los niños se lo pasan muy bien allí :D
EliminarParque de bolas, no hay males. Casita, todos malos. Pueblo, no hay males...
Cómo mola la careta de las múltiples caras... Me alegro de que se lo hayan pasado bien, a pesar de las toses, los vómitos y tus ojeras. Jajaja. Besotes.
ResponderEliminarMuchas gracias. No puedo negar que ha sido un fin de semana muy Halloween jajaja
EliminarJaja las mías son ya negruzcas, las ojeras digo. Estoy mas que derrotada de la laringitis de la bichito. Pobres vaya tos se les queda.
ResponderEliminarAnimo y arriba el corrector!!!
Arriba el corrector!!! jajajaja
EliminarY que se mejore la bichito. Pobres, cogen una detrás de otra :S
Mola mucho la careta gorro con las caras y el otrro disfraz de gato de tu hijo está muy conseguido. A la espera como locos de la llegada de Halloween 2014 para seguir celebrando.
ResponderEliminarSaludos
Muchas gracias!!! Me alegro de que te gusten los disfraces. Mis hijos están deseando que vuelva el 1 de noviembre jajaja
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