miércoles, 15 de agosto de 2018

Rol: El misterio de dama de Faris

Iván quería apuntarse a rol en mesa durante las TdN. El problema es que son actividades muy solicitadas porque tienen muy pocas plazas y casi nunca conseguimos entrar. Éste año habían puesto la mayoría de las partidas infantiles el domingo por la mañana, no sé si por casualidad o a posta, pero a mí me pareció una excelente idea. Así, si no logras plaza en una te puedes intentar meter en otra y hay más niños afortunados.

El caso es que dos partida de la sección de adultos llamaron poderosamente mi atención. Ambas eran de Ryuutama, un juego muy recomendado para niños, aunque no para muy peques, porque la mecánica no es tan sencilla como la de Magissa o Herokids.

Dudé muchísimo, pero en la descripción de las actividades no podía nada de límites de edad ni por arriba ni por abajo. ¡Jolín! Que hasta me podía apuntar yo con ellos. Ahora el tema estaba en elegir entre "Las cuatro estaciones: El misterio de los bastones ausentes" y "El misterio de la dama de Farys". Lo hablamos entre los tres y al final el elegido fue éste último porque la trama del primero nos sonaba mucho y nos temíamos que iba a ser una de las dos aventuras que jugamos en las Game On.

Cuando conseguimos la plaza casi saltamos de la alegría. A los peques les gustó mucho ese juego cuando lo probaron. Yo aún temía la reacción del máster cuando nos viera aparecer, pero nos acogió encantado. Nos advirtió que había cambiado por poco el juego añadiendo toques diferentes y que esperaba que nos gustara. ¡Nos flipó! Aunque es verdad que dejó poco de la estética zen y requetemonísima del juego.

Lo que nos pudimos reír con él. A mí se me saltaban las lágrimas. Era un crack caracterizando PNJs. Encima nuestro compañero de juego también era un experto en el juego y eso ayudaba mucho. Sobre todo en las tiradas. Siempre nos tenían que chivar la combinación de dados que teníamos que tirar.

En la aventura, que empieza en una taberna (¡Que raro!), el alcalde del pueblo nos contrata para escoltar a la sacerdotisa del Templo de Farys en su peregrinaje a renovar la luz que protege sus tierras. Resulta que algo malvado está sucediendo en el bosque y teme por su seguridad. ¡Y tanto! porque nada más empezar Iván se lía a hachazos con las raíces de una demoárbol y nos vemos todos envueltos en una cruenta lucha que acaba con un espadón en los huevos del pobre bicho por parte de Daniel y la niña a la que acompañábamos desaparecida.

Aquí quiero hacer un inciso para hablar de la profunda admiración de mis hijos hacia la colección de dados que el máster desparramó sobre la mesa. Sobre todo el de impactos, que tiras para saber dónde has dado al enemigo. Ya se lo tenemos encargado a una tienda del polideportivo que también viene para las Ludo Ergo Sum.

Menos mal que teníamos un cazador en el grupo que siguió su rastro hasta un campamento de Nekogoblins. Parecían pacíficos y revoltosos, pero Daniel confundió eso con hostilidad y no se le ocurrió otra cosa que meterle una patada en sus partes al más anciano del lugar para horror de sus compañeros de grupo que intentamos detenerlo en vano. Menos mal que nos perdonó con la lagrimilla en el ojo y dejó que liberáramos a nuestro curioso cazador, que en su incursión a buscar a la dama por el poblado había sido capturado por unos niños, que ya lo preparaban para que sirviera de cena. Puede que el anciano y su tribu no acabarán devorándonos gracias a que nuestro guía era uno de su especie. El jefe nekogoblin nos contó que un Archiduque les había pagado un montón de tartas a cambio de una dama, que acababan de secuestrar en el bosque y accedió a darnos las señas de dicho personaje. Finalmente nos ofrecieron pastel de ruibardo con la forma del cazador, que se levantó muy ofendido a buscarse la cena el mismo.

Iván le acompañó y encontraron un dulce conejito. El cazador apuntó con su flecha, disparó prometiéndoselas muy felices y el conejito le esquivó con un grácil salto respondiendo a sus perseguidores con el símbolo "Pro". Iván muy picado se subió a un árbol, alzó su espadón y dio un impresionante salto sobre el animal, que sin despeinarse dio otro salto grácil y comenzó a bailar el baile de la victoria. Ciego de la ira, el cazador apuntó a una robusta rama con una de sus flechas más contundente, la arrancó salvajemente del árbol a la iba unida y le aplastó la cabeza al bicho.

Muy ufanos volvieron al campamento nekogoblin con su presa. Dónde nos encontraron a Daniel y a mí intentando descifrar los dibujos que nos hacía un cuervo, que habíamos capturado por seguirnos y mirarnos mal, con su garrita en el suelo. El cazador enseguida desconfió de él y pensó en artes arcanas, pero el pájaro le enseñó su título de graduado en la universidad de Cuervos expedido por ACME y ya no dudamos más de él. Nos contó que el archiduque, su dueño era un gran amante de la comida y que era extremadamente malvado. Gracias a la tirada de los dados descubrimos que maltrataba a su mascota y casi no la dejaba comer. Con los ojos cuajados de la pena le di parte de mi pastel de ruibardo y nos ganamos su lealtad para toda la vida. Sobre todo Iván, que logró domesticarlo.

Antes de que pudieran asar al conejo que tanto les había costado cazar, se los arrebaté de las manos asegurando que nos serviría para traspasar las puertas del archiduque de forma pacífica. No veas lo que les fastidió.

Cuando llegamos al palacio un olor brutalmente asqueroso azotó nuestro olfato. Decidimos que yo me haría pasar por una gran gran dama que venía a presentar sus respetos a nuestro enemigo. Daniel e Iván serían  mi comitiva y el cazador se iría a ver si podía colarse por detrás y buscar a la dama mientras nosotros entreteníamos al archiduque.

Mientras un chimpamono nos conducía a la presencia de su amo por pasillos y salas llenas de basura y esculturas de popó, el cazador descubría una fila enorme de nekogoblins que no paraba de entrar por una pequeña puerta a las cocinas cargados de comida. Arreó a uno más o menos de su tamaño para quedarse con sus ropas y, aunque le costó un poco convencer el guardia de la puerta, logró acceder con el maltrecho conejo en sus manos. Tuvo la gran suerte de escuchar que había que llevar arroz a la prisionera y se presentó voluntario para tal tarea. "Toma, llévalo a la niña. Tienes que ir por el pasillo de la izquierda, luego girar dos veces a la derecha, pasar las dos columnas y girar de nuevo a la izquierda por debajo del mostrador, subir la rampa, girar a la izquierda, izquierda, derecha, izquierda, derecha, derecha, derecha, recto hasta la montaña de popó y debajo está la jaula de la dama". Tuvo que tirar los dados un par de veces para lograr encontrar el sitio, pero por fin lo encontró.

Una dama enfurecida surgió de las sombras, se agarró a los barrotes y empezó a amenazarlo con las muertes y castigos más horrendos si no la sacaba inmediatamente de allí. De repente se oyó un gran pedo y una lluvia de caca cayó del techo sobre ellos. El cazador observó que la cerradura podía abrirse con una llave o por medio de un hechizo y decidió venir a nuestro encuentro porque yo era la hechicera. Allí dejó a la pobre niña desgañitándose y sacudiendo los barrotes frenéticamente.

Nos encontró en la sala del archiduque a punto de morir del asco y asfixiados por los efluvios de tan ilustre señor, un personaje tan inmensamente gordo que ni se podía mover y que no paraba de zampar y pedarse mientras nos daba la bienvenida a su palacio. Le caímos tan bien que nos invitó al banquete de esa noche cuyo plato principal era guiso de Dama de Farys. Ya conocíamos sus motivos. Bueno, los conocía yo, porque mientras hablaba con él, Iván se dedicó a trepar por las paredes cual Spiderman y Daniel le metía tal ostia al chimpamono, sacando un crítico, por llamarle analfabestia que lo hizo rebotar contra las paredes. El mayordomo se levantó con dificultad canturreando: "Usted a estudiado en Harvard, Haaaaarvard". La verdad es que el máster se salía con sus explicaciones y personajes. Yo ya estaba casi llorando de la risa a esas alturas.

El cazador entró simulando ser un camarero nekogoblin y con intenso asco le acercó el arroz, que al final no le había dado a la niña, al archiduque, que lo engulló de un bocado. En cuanto lo vimos supimos que tenía algo que decirnos, así que inventé la excusa de que tenía que ir al baño y le seguimos cuando salió de la estancia. Nos lo contó todo. Nos dimos cuenta de que el archiduque tenía una llave alrededor de su carnoso y pringoso cuello, pero decidimos que sería más sano intentar lo del hechizo, así que nos llevó hasta la dama y yo hice un hechizo de congelar. Me salió tan bien que congelé la cerradura, la jaula, la montaña de popó y a la dama. Menos mal que era un hechizo sólo de congelar y no mataba.

Iván hizo saltar la puerta por los aires y pudimos sacar a la niña más tiesa que la mojama, pero tuvimos que hacerlo rápido porque con las reverberaciones del golpe la montaña de popó congelada se nos venía encima. Adivinad quien sacó una pifia, adividad. Pues sí, señores. Una menda, que acabó enterrada en el montón de mierda. Salí de allí traumatizada y agonizante. Cogí al primer nekogoblin que me crucé y le pregunté por un baño. Salí disparada en busca de agua limpia, arramplé con otro nekogoblin que pretendía pararme por el pequeño detalle de que se trataba de un baño sólo para nekogoblins y me tiré de cabeza en la enorme bañera llena de agua calentita. Froté y froté con jabón hasta que logré que desapareciera toda la inmundicia de mi cuerpo. No preguntéis todo lo que encontré por el camino (Aaaaarghhhh).

Cuando salí, un nekogoblin que entraba sacó un cucharón, probó el agua asquerosa y con una sonrisa llamó a algunos de sus compañeros asegurando que ya tenían sopa para el señor. Sólo teníamos una cosa en mente: salir de allí lo más rápido que nos permitieran los pies.

Tanta prisa nos dimos que llegamos al templo, que era nuestro destino, en un plis plas. Pero allí nos esperaba un desastroso ejército de Nekogoblins y el vomitivo archiduque montado en un palanquín. ¡Era imposible! Cómo podían haber llegado antes que nosotros. "Hemos venido por el camino corto jeeejeje", rió el malvado personaje. Todos nos giramos furibundos hacia nuestro guía que nos sonrió nerviosamente.

No nos quedó otra que luchar. De pronto un nekogoblin voló por nuestras cabezas. "Desde aquí veo mi casaaaaaaaaaa", decía. Los estaban tirando con una catapulta. El segundo impactó a Daniel en sus partes bajas dejándolo casi noqueado. Iván corrió a ayudarle para quitarle a espadazos a los nekogoblins que le saltaban encima y le pegaban con sus patitas peludas.

Mientras, el cazador le tiraba flechas al archiduque, no hacían más que rebotar en su mollas,  y yo le tiraba un hechizos de estrellas de fuego, pero ¡oye! que tampoco había manera. Jolín con las tiradas de dados. De repente, tuvimos la potra del siglo y nos salió un combo mortal. Una estrella de fuego se le metió en la boca al archiduque, el cazador también logró colar una flecha y eso sumado a los gases intestinales de la mole hicieron que estallara. Sus últimas palabras fueron "Aún no he probado el curry...".

Al ver a su amo muerto, los nekogoblins se dispersaron, no sin antes lanzar a un compañero con la catapulta por pura diversión: "No hacia faltaaaaaaaaaaa...".

Por fin logramos llevar a la Dama de Farys al templo para que completara el ritual de renovar la luz que guarda sus territorios.

Me faltan muchos detalles de la historia y por supuesto, la forma magistral como narraba nuestro máster, que en la web de las jornadas viene como Troile. Si conseguís que os dirija una partida seréis muy afortunados. Antes de irnos les regaló una par de dados de seis con calaveritas en vez de números a los críos, que lo guardan como oro en paño. Se han convertido en unos grandes coleccionistas de dados. Le agradecimos todo y le aseguramos que nos había encantado la partida. ¡Buenísima!

4 comentarios:

  1. No soy capaz de entender cómo haces para recordar cada detalle de la historia... Por lo menos esta vez Iván no se enrabietó. Jajajaja. Besotes!!!

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    1. Pues sí. Estaba demasiado interesado como para liarla jajaja
      Es que la aventura me sorprendió mucho. Como pra olvidarla!!

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  2. Fue un gran placer narrar a tan distinguidos peques

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    1. Analfabestias diría yo jajaja

      Muchas gracias por la partida de Ryuutama que te curraste. Lo cambios la mejoraron muchísimo. Los niños aún se parten recordando y contando ciertas partes. Sobre todo la de la emocionante caza del conejo jajaja

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