Y al fin lo tenía en mis manos. La historia comienza donde lo dejaron (nada de spoilers, no cuento más). Volvemos a encontrarnos con el joven Skandar Smith y su panda de amigos en su afán por convertirse en los jinetes de unos unicornios que nada tienen que ver con las bondadosas criaturas de los mitos. Buenos, algo sí tienen en común: que tiene la forma de caballos con cuernos. Pero resulta que en este universo estas criaturas son terribles y muy peligrosas si no se vinculan a un jinete que controle sus ansias de sangre.
Los vinculados, siguen siendo fieros y sádicos, pero nada que ver con los salvajes, que tienen que aguantar morir en vida eternamente y eso les llena de furia ciega difícil de controlar.
En esta ocasión, los intereses y metas de cada uno de los personajes principales van a dar un giro sustancial a una trama trepidante y llena de misterio. Alguien está asesinando unicornios salvajes y eso está trayendo consecuencias desastrosas para la isla y todos sus habitantes. Hasta ahora se pensaba que era imposible acabar con un ser inmortal, pero, mira tú por dónde, que los cadáveres putrefactos y la ira de los elementos indican justo lo contrario. Este escenario catastrófico no es el mejor para traer paz a los cuatro amigos que conviven en su cabaña en el nidal y saltarán chispas tanto dentro como fuera del grupo.
Sospechas, traiciones, giros de argumento, nuevos personajes, antiguos conocidos, leyendas ancestrales, engaños, resentimientos, envidias, miedo... todo se mezcla a un ritmo salvaje en este nuevo tomo. Y ya os voy avisando que si el primero terminó emocionante, éste no se queda atrás.
Pero habrá que esperar al tercer tomo...
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