lunes, 3 de febrero de 2014

Excursión a la nieve: una aventura casi imposible

Daniel llevaba desde Navidades diciéndonos que quería subir a ver la nieve, así que viendo que el tiempo nos prometía sol este Domingo decidimos darle el gusto y subir a Navacerrada. No teníamos equipo para la nieve, pero unas cuantas capas de ropa y mucha ilusión nos bastaron para ponernos en camino.

El año pasado llegamos a eso de las once, no encontramos sitios, aparcamos el coche como pudimos y... ¡multón! Así que le anuncié a mi señor marido que tocaba madrugar para evitar sorpresas. Pero Raúl me abrió los ojos diciéndome que dónde íbamos nosotros con dos niños pequeños en la madrugada. ¡Se nos iban a quedar pajaritos! Así que al final fijamos la hora de salida a las nueve de la mañana. ¡Pues ya estaban todos los aparcamientos de Navacerrada completos! Así nos lo desveló la pantalla de la carretera dejándonos a cuadros. Pero eso no era lo peor. Había que ver la cola de coches que subían por la carretera. Tardamos media hora en recorrer 500 metros.

Con ese panorama no lo dudamos y en cuanto vimos un hueco con sitio al ladito de la carretera aparcamos. Aunque sólo hubiera un centímetro de nieve. Los niños estaban encantados igualmente y nos metimos por un camino poco transitado.

Lo primero que hicieron los peques fue armarse de palos hasta los dientes para jugar hasta dónde las imaginación les permitiese. La insistencia de Daniel por volver a casa a jugar a un videojuego que le tiene fascinado desde hace una par de días me hizo fruncir un poco el ceño, pero, entre su padre y yo, logramos que le viera el lado divertido a la excursión. Hubo lucha de espadas, tormentas de nieve (ocasionadas por una servidora), peleas con la nieve, merienda sentados en un tronco caído, muchas risas y juegos... Pero lo que no hubo fueron muñecos ni bolas de nieve porque la nieve no se apelmazaba nada bien y desistimos enseguida. Aunque lo que sí hubo fue un corazón de nieve que me regaló mi niño mayor. Supongo que se lo encontró en el suelo con la forma ya hecha, pero me hizo una ilusión tremenda que me lo ofreciera.

Cuando ya nos íbamos a marchar encontramos una pendiente ideal para deslizarnos con el trineo de plástico. Raúl se acercó al coche a traerlo y empezó la parte más divertida de nuestra aventura. Teníamos que tener cuidado para que el terreno no tuviera ninguna irregularidad que hiciera volcar el trineo. Al final dominamos bastante bien la técnica. Incluso Raúl y yo probamos a deslizarnos una vez. Sólo una porque los chiquillos se peleaban por subirse ellos solitos. Sólo un par de veces les convencimos para que se tiraran juntos, pero preferían ser los protagonistas absolutos al timón.

Para subirlos al coche hubo lloros y protestas. Ninguno quería irse de la pendiente, pero se nos hacía tarde y todavía quedaba preparar la comida. Ambos se quedaron fritos en el coche con lo que fue imposible que durmieran ni una pequeña siesta.

12 comentarios:

  1. Pues se ve que os trajisteis la nieve para Madrid. Hay que ver cómo está cayendo ahora mismo... Besotes!!!

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  2. Esas dormiditas traicioneras en el coche que luego nos dejan sin siesta...jajajajaja!
    Os lo pasasteis de lujo! Me encantan los trineos! :)
    Muas!

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    1. Síiiiiii. El caso es que yo me tumbé como quien no quiere la cosa, pero no pude pegar ojo porque mi instinto de madre hizo que permaneciera atenta a los ruiditos que hacía Iván al trastear con los juguetes. Raúl estaba en el salón entreteniendo a Daniel y no se enteró de que Iván estaba despierto hasta una hora después jajaja

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  3. Que casualidad, yo estuve el sábado, y ya te digo que aunque el tiempo era bastante malo el parking estaba hasta arriba igualmente. Nosostros bajamos hacia el otro lado hacia Segovía y nos uqedamos en la granja donde nos cayo una nevada impresionante.

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    1. La próxima vez haremos los mismo que tú. Buscaremos una alternativa menos concurrida. Espero que la tremenda nevada no os impidiera pasarlo bien! Besos

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  4. Jo que envidia, yo estoy deseando llevar a cangrejito a que vea la nieve, pero cuando cae no es cerca. Anda que no habréis disfrutado todos.

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    1. Me has recordado el año que nevó en la cumbre de Gran Canaria. Yo tendría unos ocho años y nunca antes había pasado tal desaguisado meterológico, así que toooda la isla se fue a la cumbre con el consiguiente atascazo. Los pasamos genial tirándonos la poca nieve que había. Por la tarde estábamos en la playa dándonos una bañito para quitarnos de encima el frío que habíamos pasado por la mañana jajajaja

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  5. nosotros aun no hemos visto un copo!! frio hace, y lluvia toda pero nieve nadaaaa, que guapos estan tus hijos !!!

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    1. ¡Muchas gracias! Yo casi prefiero que no nieve en Madrid porque con lo patosa que soy fijo que acabo en el suelo despatarrada :S

      Siempre me caigo jajajaja

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  6. Aquí en Valencia imposible, tenemos días de 20 grados y otros con mucha humedad pero nevar nada. Jo que envidia

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    1. Ooooh!!! 20 graditos nada menos. Eso sí que da envidiaaaaaaa. Aquí nos estamos pelando del frío Brrrr

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