lunes, 21 de noviembre de 2016

El Fiasco: Un accidente, desconcierto y un giro inesperado. Segunda parte.

Después de El fiasco: espiral de dados. Primera parte, volvemos con la segunda parte de este loco juego de rol. Los dados decidieron nuestra suerte...

"Maggie se acercaba con paso inseguro a la puerta 52 de Main's Street. En una mano llevaba una caja metálica llena de bombones y en la otra uno de los chocolates recubierto con papel plata para protegerlo, sin mucho éxito, del pegajoso sudor de sus palmas. Notaba su lengua hinchada y la boca seca, así que se sacó la petaca del bolso y le dio un largo trago antes de tocar salvajemente la puerta de su víctima.

Una voz nerviosa acabó con sus alocados golpes.

- ¿Quien anda ahí?- Preguntó el viejo Thomson con un pequeño deje de miedo en la voz.

- Sssoy Maggie.- Balbució la aludida.- Abre y cómprame bombonesss.- Gritó patéticamente.

El miedo se convirtió en desprecio y enfado. - ¡Lárgate Maggie! O llamaré a la policía vieja borracha.

Pero la vacilante mujer no parecía muy dispuesta a hacerle caso y subió el volumen de su voz.

- ¡Maldita sea, Thomson! Sólo intento ganarme la vida. Saca el puto dinero del colchón y cómprame los bombones. Me he pasado toda la tarde haciéndolos. Al menos prueba unoooo.- Aulló. Frustrada. Dió unos pasos hacia atrás sin acordarse del escalón que llevaba a la puerta. En cuestión de segundos se desplomó de espaldas sobre el asfalto dándose un fuerte golpe en la cabeza que la dejó inconsciente. La caja metálica se abrió con el impacto y los bombones se esparcieron de cualquier manera alrededor de la desmadejada figura femenina.

Desde un soportal, Murray la observaba atónito. Cómo se le había ocurrido contar con aquella vieja loca. Tenía que hacer algo antes de que todo se precipitara al desastre más absoluto. Dejó la seguridad de las sombres y se encaminó hacia la puerta del viejo Thomson hecho un manojo de nervios, pero con paso firme. Tocó el timbre y esperó oír de nuevo la cascada voz.

- ¡Largate de una vez! ¡Vete a dormir la mona lejos de mi puerta!- se oyó a través de la madera.

- Thomson, soy Stephen. Pasaba por aquí de camino a casa y me he encontrado a Maggie tirada delante de tu casa. Abre. Hay que ayudarla. - Intentó que su voz sonara enérgica, pero no pudo disimular un ligero temblor al finalizar la última frase. El viejo Thomson no parecía muy dispuesto a ceder, así que añadió.- ¿No querrás encontrarte con su cadáver en tu puerta mañana? ¿O sí?

La puerta se entreabrió dejando ver el arrugado rostro del anciano, que lo miraba con desconfianza. Su mirada se paseó hasta el cuerpo inerte de la mujer. Al verla en ese estado se decidió a salir y ayudar a su vecino a cargarla hasta su sofá. Maldita la gracia que le hacía, pero no veía otra salida. Entre gruñidos y maldiciones lograron tumbarla en el sofá. Maggie, abrió los ojos de repente e intentó enfocar la vista sin que pareciera que lo consiguiera. Se agarró con una fuerza inaudita a la chaqueta de Murray con una mano que más bien parecía una garra mientras agitaba la otra mano con uno de los bombones que traía para vender.

- ¡Prueba el bombón! ¡Cómetelo!- Aulló con la cara desencajada.- Me he pegado toda la maldita tarde haciéndolos y ahora te lo vas a comer.- El empresario se debatió intentando zafarse de la mujer inutilmente. En su mente resonó la palabra veneno y recordó su reciente conversación con la borracha. No podía estar seguro de que ese no fuera el bombón que tendría que haber causado la muerte del anciano.

- Por Dios Stephen. Cómete el maldito bombón si se va a quedar tranquila. - soltó Thomson a punto de perder la paciencia con sus inesperados visitantes nocturnos.- Voy a llamar al doctor Cheshire ahora mismo.

Murray se sintió acorralado. Se tragó el bombón rezando porque no le tocara la china. Inmediatamente, Maggie aflojó su presa y el robusto hombre pudo escapar. Sin pensar, agarró al viejo por un brazo y cogió un adorno de la mesa auxiliar, un recordatorio de hierro por dedicarle toda una vida a la fábrica de perchas de las afueras de Peks.

- No vas a llamar a nadie.- Aseguró entrecerrando los ojos. El anciano se debatió asustado, pero no pudo esquivar el certero golpe que le asestó su contrincante en la sien. Un chorro de sangre salpicó la estancia y la impoluta camisa del empresario, que se quedó se quedó paralizado por el terror. Le resultaba imposible asumir lo que acababa de hacer.

Mientras, la mujer balbuceaba incoherencias sobre bombones tumbada de cualquier manera en el sofá.

En la otra punta del pueblo el walkie talkie del sherif Parker chisporretéo antes de dar salida a la atemorizada voz de Terry.
- Jefe... ¿Jefe? ¿Está ahí?
John Parker se abalanzó hacia el cascado cacharro y apretó él botón que le daba la opción de contestar.
- Aquí el Sherif Parker. ¿Qué has visto Terry? Cambio.- Le preguntó ansioso.
- Aquí hay unos ruidos muy raros. T-tengo miedo. Me piro. Cambio y corto.
- ¡Espera!- La comunicación se cortó con un ruido sordo.
Parker agarró su chaqueta al vuelo y salió corriendo de su casa sin acordarse siquiera de cerrar la puerta a sus espaldas.

Terry había soltado de golpe el walkie talkie al oír el siniestro rugido. El cacharro se estampó contra el suelo dejando ver sus entrañas metálicas. El vagabundo no perdió el tiempo en comprobar de donde había salido aquel sonido gutural. Echó a correr hacia la única puerta en la que había visto luz por la ventanilla acristalada que coronaba la puerta. Se estampó contra ella dando desesperados golpes y gritando como un loco.
- ¡¡Abridmeeeee!! ¡¡¡Abridmeeee!!

Dentro, Stephen estaba en estado de shock con los nudillo blancos por la fuerza con la que seguía aferrando el adorno de hierro. A sus pies el charco de sangre que salía de la cabeza del viejo Thomson tenía ya un tamaño considerable. Maggie seguía murmurando frases inconexas y sin sentido. Los golpes y gritos pidiendo ayuda de Terry hicieron que ambos clavaran sus miradas en la puerta de la entrada que era claramente visible desde el salón. Pero ninguno se movió. De repente los gritos se convirtieron en alaridos que se entremezclaban con salvajes rugidos. Los golpes en la puerta se trocaron en terribles arañazos. La ventanita que adornaba la parte superior de la puerta se llenó de sangre y vísceras. Ambos asistían mudos de espanto al cruel espectáculo. Dos disparos resonaron en la noche y acabaron con la siniestra escena.

Stephen y Maggie casi no se atrevían a respirar. De repente, unos golpes resonaron en la estancia. Ambos siguieron inmóviles. Otro disparo hizo saltar la cerradura de la puerta. Alguien empujó ansiosamente la puerta. La figura del Sherif se hizo claramente visible para los dos criminales. A sus pies yacía el cadáver mutilado del vagabundo del pueblo y un poco más allá el cuerpo sin vida de lo que parecía ser una pantera. Los dos hombres se miraron con el terror y la angustia reflejados en sus rostros. Mientras, Maggie había vuelto a perder el conocimiento.

......

Stephen se frotó los brazos en un intento vano de darse calor. Pocas personas pasaban por las calles con ese frío. Se acercó a una pareja que se disponía a cruzar uno de los semáforos de la esquina en la que tenía su puesto ambulante de carcasas de móviles. Intentó poner su mejor sonrisa, pero sólo consiguió una mueca congelada, en parte amistosa, en parte inquietante. La pareja se alejó de él poniendo cara de pocos amigos.

Estaba claro que no iba a conseguir muchas ventas esa tarde. Tras el escándalo que protagonizó en Peks usó toda su influencia y fortuna para salir indemne del desastre culpando de todo a la desquiciada de Margaret. El Sheriff apoyó su versión por la cuenta que le traía, pero su reputación se vio afectada para siempre. Las ventas de sus grandes almacenes cayeron en picado y no le quedó otra que malvender e intentar empezar de nuevo en otra ciudad en la que fuera sólo otro ser anónimo de los miles que vegetan en las grises casas de adoquin y ladrillo naranja que le rodeaban. Miró a derecha e izquierda y decidió retirarse hasta la mañana siguiente. Si seguía mucho tiempo en esa esquina lo único que conseguiría sería un buen resfriado.

.......

Maggie tenía la mirada perdida en un punto más allá de la realidad. Las manos le temblaban convulsivamente en su regazo. Se pasaba los días murmurando frases ininteligibles y, de vez en cuando, le daban ataques furiosos en los que no paraba de gritar "El bomboon, el bombooon". Nadie había sido capaz de sacarla de ese estado para que pudiera explicarles su obsesión con los bombones.

Un enfermera con gesto adusto y ojos cansados se acercó a su silla de ruedas para empujarla hasta el comedor de la decrépita residencia. "Vamos Maggie". Le dijo segura de que la desgraciada mujer no saldría nunca del mundo interior en el que se había perdido. "Hora de dormir. Esta vez te ataremos desde el principio para que no la vuelvas a liar, vieja loca".

........

Las finas gotas de agua resbalaban por el petreo rostro del Sheriff Parker. El golpe de las paletadas de tierra contra el ataud de Terry resonaban en su cerebro como si se lo estuvieran taladrando. El entierro lo había pagado él. Pero ese gesto no había logrado acallar a su conciencia. Los enterradores eran los únicos que le acompañaban en su dolor. Lentamente fueron cubriendo el agujero de la tumba y abandonaron el lugar con un gesto de respeto al finado.

Parker aún tardó un poco más en abandonar la tumba. La lluvia le había calado por completo, pero si se había dado cuenta no lo demostraba. Condujo despacio hacia su casa. Abrió la puerta con mano temblorosa y se sentó frente a la botella de whisky vacía y la pistola y la placa que tendría que entregar al día siguiente.

Cogió el arma reglamentaria y la limpió metódicamente. Finalmente la cargó de forma mecánica. Introdujo friamente el cañón en su boca y apretó el gatillo."

4 comentarios:

  1. ¡Vaya final más trágico! Hay que ver lo que os ha dado de sí el jueguito ese. Besotes!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, jajaja

      Y ahora estamos inmersos en otra partida con más personajes y no veas cómo se está poniendo la cosa. esa ya no la escribo que da para un libro buuuf
      Todo lo que pasa lo deciden los dados y nuestra imaginación ;)

      Eliminar
  2. lo de la pantera no me lo esperaba, la verdad. Ya nos dirás como ha aparecido en escena jeje

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El juego tiene dos partes presentación de personajes y de trama, que se deciden con un listado que te viene en el libro y los dados, y el giro inesperado y desenlace que, también con una lista y lo que te salga en los dados surgen dos imprevisto, que en nuestros caso fue "Aparece un animal salvaje" y "dolor y confusión". A partir de ahí te inventas la historia y, también según los dados, se decide el final de los personajes. A nosotros nos salieron unas puntuaciones patéticas jajajaja

      Eliminar

Me encanta saber lo que piensas.