jueves, 14 de septiembre de 2017

La mamá troll

Agosto ha hecho estragos en mis hijos. Acabaron el curso con grandes avances en su gestión de las emociones, su comportamiento y su espíritu movido e inquieto. No hablo de milagros ni cambios de personalidad. Me gusta cómo son mis hijos: intensos, inquietos, curiosos, inoportunos, de carácter fuerte, cabezotas, con su mala idea, sus momentos de empatía... Me gusta lo bueno y lo malo, pero no entiendo las transformaciones en vástagos del demonio que han tenido durante este verano: malencarados, mal hablados, irascibles, perretosos, caprichosos al extremo... Incluso, han alcanzados cotas insospechadas en el baremo de la maldad pura (creeis que exagero pero es porque no habéis sido testigos de la mala uva que pueden llegar a tener).

A todo esto, yo no es que sea una persona con poca paciencia, pero con este panorama, mis reservas se fueron agotando, agotando... y llega un momento en que ya estallo a la mínima. Es imposible hacerles entender que esto es consecuencia de no habernos dado ni una respiro a sus progenitores estas vacaciones. Peleas, discusiones, gritos, insultos, amenazas... Por ambas partes, of course, porque esta es una situación que se retroalimenta. Está claro que la debe cortar el adulto, que es más racional y cabal y blablablabla... ¡Pero también es humano! Y cuando sale el troll que tenemos dentro... ¡Sale desatado! Y pocas barreras pueden mantenerlo a raya.

La única suerte es que nos queremos y eso se nota muuucho. Normalmente, tras la tormenta vienen los abrazos, las disculpas por los excesos, los besos, los "No volveré a hacerlo" (por ambas partes evidentemente. Los adultos también erramos)... Pero está claro que ellos vuelven a hacerlo y yo vuelvo a estallar.

No es sólo que siempre anden a la gresca entre ellos por temas demasiado recurrentes como "Quiero el juguete que tiene el otro aunque hayan mil a mi alrededor", es que son demasiado proclives a regalarme reproches y críticas injustas con demasiada facilidad. En plan, "¿No me vas a comprar nada? Malaaaaaa", ¿Que no hay postre? Brujaaaa", "Que no puedes jugar conmigo más que diez minutos cada una de las setecientas veces que te he llamado porque tienes que poner dos lavadoras, recoger la cocina, hacer la cena, marcar mis libros... Eres la peor madre del mundooooo". Y no es que me duela ni que me crea sus palabras. Nooooo. Han usado demasiadas veces ese truco como para tocar mi corazoncito. El problema es la falta de respeto constante. Los "Callate", "Cierra la bocaza", "Estás tonta"... Es oír algo así de boca de mis churumbeles, se dirijan a quien se dirijan, y salida inmediata del troll.

Y mi troll da miedo, verdadero miedo. Sólo me creen los que me han visto en faena (¿Verdad mamá? ¿A que no miento hermanita ¿Usted que opina señora desconocida que se alejó disimuladamente de nosotros el otro día en Kiabi y no me extraña). Si fuera por Raúl encerraba al troll en un cofre de siete llaves y lo tiraba a las profundidades abismales hasta el fin de los tiempos, pero no es tan fácil.

Primero hago un intento de dialogar, de razonar, de llevarles a la zona de tranquilidad para que puedan pensar. Evidentemente, fracaso estrepitosamente. Entonces empiezo a ponerme nerviosa, a comerme palabras, a tartamudear... Y por fin a bramar de una forma espeluznante. Me cambia la voz, la cara y yo diría que se me ponen los ojos rojos, mi pelo se vuelve fuego y escupo lava, pero eso no lo aseguro con mucha firmeza. Cuando llego al nivel 10 troll es que me la han liado parda pardísima pardísima.

Entonces,  mi hijo mayor comienza con su discurso de "Tranquila mamá. Es normal que nos portemos mal. ¡Somos niños! Espera que te voy a hacer un masaje y ya verás que nos quitas esos siete castigos en un plis plas. Además, nos quieres. Eso es lo importante, Eeeeeeso". Y el pequeño por su parte empieza a soltar su versión del discurso que les he soltado yo en la primera etapa pretroll (por lo menos sé que me escucha, aunque no entienda lo que digo): "Es que desde que empezaron las vacaciones nos portamos mal y no sabemos por quéeeee. Ese es el problemaaaaaa. Pero esto se soluciona hablaaaaando. Porque nosotros cuando nos portamos bien somos bueníiiiisimos. Lo que pasa es que ahora no nos portamos bien porque estamos asalvajados. Y ese ¡ese! es el problema mamiiiii. No es nada justo que nos castigues. ¡La culpa es del verano! Castígale a él. ¿No? Yo te prometo, te promeeeeeto, que voy a intentar muchísimo, muchísimo portarme bien, pero si no lo consigo no es culpa mía. Eeeeeeh".

¿Seguro que la adolescencia es peor que esto?¡¡¡¿¿Segurooo???!



12 comentarios:

  1. ¡¡¡Cómo te entiendo!!! yo también llevo un troll dentro y también me arrepiento un montón de no saber mantenerlo a raya y no dejarlo salir :-( peeeero... mi caballo de batalla suele ser principalmente la comida, comen poco y mal, y tardan siglos, no hay manera de q les guste nada...
    Yo prefiero no pensar en la adolescencia, jajaja

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A Iván le pasa algo parecido. Sí que le gusta, pero se pasa siglos para comerse un cuarto del plato. Ya todos hemos acabado y ahí sigue a su ritmo. Y encima pierde mucho tiempo, se pone a hablar, a cantar, a hacer chistes buuuf Y yo come, come ¡Comeeeee! Ainsss que desesperación. Sí, será mejor que no pensemos en la adolescencia jajaja

      Eliminar
  2. La culpa es del verano. ¡Toma ya! La mejor excusa que he oído en tiempo jajaj
    La verdad que ha de ser desesperante, porque yo creo que no tendría tanta paciencia. Y entiendo perfectamente esas madres que están deseando que llegue el cole, es que todos necesitamos descansar los unos de los otros.
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La culpa es de cualquiera menos suya jajaja Son expertos en tirar balones fuera buuuf
      A mi me encanta estar con ellos, pero cuando se ponen así buuuf, me dan ganas de meterles en extraescolares aaarg

      Eliminar
  3. Sabe latín... Todas las madres se ponen hechas unos basiliscos de vez en cuando. Un besote y paciencia (toda la que las circunstancias te permitan...)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y griego y etrusco jajaja
      Yo últimamente me pongo hecha un basilisco tooodos los días ainss

      Eliminar
  4. Jajajaj ¡cómo te controlan!!! jajaja masaje y todo!
    Igual tienen razón y es el verano?? el prox vienes día 22 ya será otoño, así q... tendrán q portarse bien ¡se terminó el verano!
    ¡Suerte! ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Entonces culparan al otoño jajaja menos suya la culpa puede ser de cualquier cosa. Son unos pillos

      Eliminar
  5. Jajajajajajajaja! Me meo con sus discursos!! Has de reconocer que son la caña! XD
    Muas!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nooooo que yo soy la que los sufro. No te puedes imagimar como me marean con los argumentos mas disparatados jajaja
      Besos!

      Eliminar
  6. jajajajaja anda anda, pon a l verano cara a la pared y deja los críos, animalillos .... desde luego, mira que éres....

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues que se prepare el otoño porque el siguiente que va de cara a la pared va a ser él jajaja

      Eliminar

Me encanta saber lo que piensas.